Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 1 I . grande itvlifercncin, para que haga de nosotros en (odas lo que fuere servido; y asi hablando san Bernardo de esla resignación de san Martin, dice estas palabras : « Ofrecido habéis, santo glorioso, á vuestro único hijo Isaac, que tanto aniábades, y de vuestra parle le sacrificastes. Habéis inmolado con piadosa devoción el gozo singular de vuestro corazón, eslamlo aparejado para volver otra vez á los peligros y pelear de nuevo, y tomar nuevos trabajos y alargar las tentaciones, y dilatar aquella tan gran felicidad y deseada compañía de los espíritus bienaventurados, y eslamlo ya á la puerta de vuestra gloria, tornar á las miserias de esla vida : y lo que es mas diGcultoso, estar en tiempo apartado de Cristo, sí el mismo Cristo lo hubiera querido.» Esto es de san líernardo. Estaba muy fatigado de una recia calentura, sin aflojar un punto el rigor de su oración, echado en el suelo, en aquella regalada cama de coniza y cilicio, suslenlando con la vehemencia del espíritu la flaqueza del cuerpo, aíirmando que de aquella manera habia de morir el cristiano, y el soldado con las armas en la mano : y como estuviese echado de espaldas, mirando con grande atención al cielo, le rogaron que á lo ménos se volviese sobre un lado, para descansar un poco; mas el sanio respondió: Dejadme, hermanos, que yo mire ánlcs al cielo que á la tierra, para que el alma por su camino derecho vaya á sn Criador. Después de esto, vió al demonio que se le puso delante; y él con grande espíritu y confianza, le dijo: ¿Qué haces aquí, ó bestia sangrienta? No hallarás en mí, traidor, cosa que sea tuya; el seno de Abrahan me recibirá; y con esla voz espiró. ¿Quién se tendrá por seguro á la hora de la muerlc do tan mal encuentro, si no lo estuvo san Martin? ¿A quién de nosotros no acometerá el que acometió al que tantas veces y tan gloriosamente le Labia vencido? Quedó el cuerpo del santo hermoso, con la cara resplandeciente, y lodos aquellos miembros mortificados, consumidos y secos, tan blancos, frescos y tratables, que parecía que se iban transformando en el estado de gloria. Y al mismo tiempo se oyeron en el aire voces desuavisima armonía que cantaban los ángeles, y no solamente fueron oidas donde murió san Martin y en su cámara, sino también en la ciudad de Colonia el bienaventurado san Severino, obispo, y un arcediano suyo, gozaron de aquella celestial consonancia: y el mismo san Severino (nvo revelación que habia durado aquella música, lodo el tiempo que los infernales ministros de la eterna justicia estaban al paso, para detener y examinar ( aunque en vano) á san Martin. De donde podemos sacar, con nunúo ngorse traíanlos pecadores en la otra vida; pues con los justos son examinados tan por menudo. En sabiendo el glorioso tránsito de san Marlin, fué increíble el sentnmcn o que todos aquellos pueblos recibieron por haber perdido un (al narlro ^.^i . . „ • )n ! f u . pí1slor y maestre, Y único refugio en todas sus tnbunciom.a ii i UI'1U0'IL.-!. vinieron llenos de tristeza y amargura a celebrar las exonniic ,i„ . l- I i í- K >ii i . ^tuas "e su santo obispo, en las cuales se hallaron dos mil monges todos criados con la doctrina de tan gran pastor, y un coro de e vírgenes castísi- mas y «na muchedumbre de ^ nmumevuhh, que viendo aquel cuerpo, y acordándose de las virmdes de aquel espirita, queántes le regia y ahora gozab e nios l-or una parte lloraban su pérdida, y por de sugananca, y con himnos, salmos y cánticos S - ticos, le levaron con mayor pompa y triunfo, que ningún emperador jamas triunfó. Hubo grande contienda entre los NOVIEMBRE. 357 pueblos de las ciudades de Poitiersy de Totirs, sobre cuál de ellas habia de poseer el cuerpo de san Martin y gozar de tan precioso tesoro, alegando cada una de las partes sus razones: pero al fin los de Tours (cuyo obispo el sanio habia sido), durmiendo los contrarios y velando ellos, llevaron á su ciudad el santo cuerpo de su obispo, y le sepultaron con grande honra, devoción y reverencia. Fué la muerte de san Martin, á los 11 del mes de novienibre, un domingo en la noche, el año del Seílor de 402, siendo emperadores los dos hermanos é hijos del gran Tcodosio, Arcadioy Honorio. Vivió san Martin ochenta y seis años; aunque en lo de sn edad hay varias opiniones: porque algunos le dan solos ochenta y un años; pero el cardenal líaronio prueba, que nació san Marlin el año de 31fi, y comenzó á militar de edad de diez y siete años, y que so bautizó de treinta y tres, y de cuarenta dede ser soldado, y que murió el año del Señor de S 02, siendo de óchenla y seis , como lo podrá ver el que quisiere, en las anotaciones del Marlirologio romano, que están enmendadas en esta postrera edición, y en el m, iv y v tomo de sus Anales. Y de esta verdad se sigue ser falso lo que algunos escriben, quesan Ambrosio, estando en el altar para decir misa, se arrobó y se halló presente en espíritu al entierro de san Martin; porque san Ambrosio murió cinco años antes que san Marlin, y no pudo hallarse á su entierro. La vida de san Marlin escribió san Severo Sulpicio, obispo, que (como dijimos) fué amiguísimo y discípulo suyo, y muy elocuente varón: san Paulino, obispo de Ñola (que también conoció á san Martin, y estando casi ciego do un ojo, por una nube que se le habia hecho en él, locándole san Marlin con una esponja, le sanó), escribió seis libros en verso de su vida; aunque otros hacen autor de estos seis libros á otro Paulino, que vivió en tiempo de Perpetuo, obispo de Tours, sesenta y cuatro años después déla muerle de san Martin; y san Gregorio Turonense, que asimismo por intercesión de san Martin recibió la salud algunas veces milagrosamente, comprendió en cuatro libros sus milagros. Lo mismo hizo Venancio Fortunato, obispo de Poiticrs, en otros cuatro libros en verso, en reconocimiento de hal)erle Dios librado de un dolor de ojos gravísimo'por las oraciones de san Martin, untándose con el agua de su lámpara. San Odón, abad, escribió la historia de la traslación del cuerpo de san Marlin á Borgoña y un tratado de sus alabanzas; y otros muchos santísimos varones ejercitaron sus ingenios y eslilo en escribir la vida y milagros de este santísimo varón, comollerberno, obispo turonense, Riquerio Melense, Giberto Genablacensc, Honorio Augustodunense; y de los griegos, Sozomeno y Nicéforo Calixto. En todo el mundo ha sido celebérrima la memoria do este santo, y hoy día lo es, y mas en el reino de Francia, donde algunos escritores que escribieron después de la muerte de san Marlin, cuentan los años desde su muerle como cosa tan señalada y notable. Todos los que hablan de él encarecen sobremanera sus virtudes, hazafias y milagros. El gran patriarca san Benito tuvo tan gran devoción á san Marlin, que le ediücó un oratorio en el monte Casino; y san Mauro, abad, su discípulo, siguiendo las pisadas de su santo padre, junio á su monnslerio le hizo una iglesia y se retiró á una casilla cerca de ella para aparejarse á morir y darse con mas fervor á la contemplación, y allí estuvo dos años y medio hasta que dió su espíriiu al

m LA LEYKNDA ÜE ORO. Señor, y san Willi'bronio, ¡n /obispo, y san Suviberlo, obispo en la ciudad de Uíreclit, consiigraron la iglesia tatcdral en honra de san Marlin; sanGregoi io Turonensi; ilice de él: «O Im-navenlnrado varón en cuyofránsilo cantan los sanios, y ios ángeles se alegran, y loda la córtc celestial le salea recibir y el demonio se confunde y la Iglesia toma fuerzas y los sacerdotes tienen revelación de su gloria. San Miguel con los ángeles le recibió y la Virgen sacratísima con un coro de innumerables vírgenes y lodo el paraíso le tiene gozoso en compañía de los bienaveiilurados. Pero ¿(pié podemos nosotros decir de él? La alabanza de Martin es aquel Señor, á quien él nunca ceso de alabar.» San Bernardo dice de él, que fué mucbas veces mártir con el afecto de una voluntad devotísima y ensalza sus virtudes en gran manera. El beato Pedro Damián le llama noble confesor, gloria de los sacerdotes, perla preciosa de los obispos, regla de los clérigos y lumbre y ornamento de tos monges: de cuya fama eslá lleno el mundo, y creció tanto su virtud que parece que llegó á igualar con la de los apóstoles: «Por toda la redondez dé la tierra (dice) se lia extendido la memoria de tan gran ponlüice, y do quiera que resuena la fé de Cristo suena también la vida de Marlin. El emperador es glorificado en su soldado; y el soldado es alabado en el emperador: y la Iglesia de Tours, por tener e! cuerpo de Marlin, ha sidoenriquecida de los reyes y adornada de los príncipes, y sublimada con prerogativas y privilegios de los romanos ponlílices:)) y añade, que algunas iglesias catedrales se han fundado á honra y nomlre de san Martin. Pero no solame ¡te se han fundado muchas iglesias en nombre de san Marlin, sino también muchos pueblos han lomado esle nombre por devoción y honra de este santo. Odón, primer abad cluniacense, escribió un tratado délas alabanzas de san Marlin, cuyo título es: Qaódbealissimus Mariinus pardicitur aposlolis: Que el beatísimo Marlin se dice que es igual á los apostóles : y valo probando por la santidad de la vida, por la dignidad de obispo, por el zelo de las almas, y por las innumerables que convirlió, y por la muchedumbre de milagros que hizo : guardando siempre el respeto á la cumbre y majestad apostólica, á la cual reconocen lodos los santos. I'iiialmenle, todas las naciones, provincias y reinos han sido ilustrados con la vida esclarecida de este santi-imo ponlíüce y favorecidos con sus milagros; y los príncipes en la paz y en la guerra han experimentado cuánio vale delante de Dios su intercesión: y especialmente ios reyes de Francia, que cuando sallan á la guerra llevaban consigo el mánto de san Marlin, pareciéndoles (pie con tal prenda y defensor estaban seguros de la vicloria. De san Martin, á mas de los autores arriba referidos ^escribe el cardenal Baronio en sus anotaciones del Marlbologio romano, y en el m, iv, v, vi, VÜ y WU tomo de sus Anales. SAN KsinfJf, SOLDADO Y MÁRTIH. —Fué san Menna egipcio de nación, soldado éiluslrisimo mártir: el cual hallándose de guarnición en una ciudad de la provincia de Frigia, o Asia Menor, llamada Cólico, y hoyólo que dicen, Cute, entendiendo (pie se publicaba un edicto de los emperadores Diocleciano y Maximiano, muy riguroso coniia los cristianos; dejando el cinto y dignidad militar y el servicio de los emperadores se ictiró á nn desierto donde estuvo cinco años, haciendo vida solitaria y de grande aspereza como ensayándose con ayunos, oraciones y penitencias, DIA i I . para entrar en la batalla (pie esperaba y dar su s&tgrti por el Señor. Pasados los cinco años, inspirado por Dios, volvió á la ciudad un dia en que se celebraban Gestas y lodo el pueblo oslaba junio en el teatro para ver ciertosejercicios militares como j islas ó lorneos. Entró Menna en medio de esle espectáculo con vestido roloy vil, y como nn hombre despreciado: y con voz alia y rostro alegre y grave, comenzó á decir aquellas palabras de Isaías: « He sido hallado de ios que no me buscan, y manifestado á los que no me pregunlan;') para dar á entender que no venia forzado sino de grado y por sn volnnlad seofrecia al marlirio. Todos los circunstantes pusieron Juego los ojos en Menna, maravillados de su Iraje, osadía y libertad. Echaron mano de él: lleváronle á Pirro presidente, y confesando que antes habia sido soldado de los emperadores y que era crisliano, le mandó llevará la cárcel, y por no interrumpir las fiestas que se hacían, que el dia siguienle le presentasen delante de su Irihunal; Procuró ei juez con blanduras y palabras halagüeñas, ofrecimientos y promesas tentar el pecho del sanio márlir y atraerle á qne negando á Jesucristo, adorase á sus falsos dioses: y como no le aprovechasen (odas sus arles y mafias, y el santo mártir le respondiese con gran brio y libertad, convirtió toda aquella falsa blanduraen crueldad y mandóle tender en el suelo y azotar con nervios crudos; hasta que obedeciese á los mandatos de los emperadores. Hiriéronle nmy crudamente, y saüan de sus heridas rios de sangre (pie regaban el lugar en que le atormentaban. Levantáronle en el ecúleo: rasgaron con uñas de hierro sus carnes: quemaron con hachas encendidas sus costados: fregaron con nn cilicio áspero sus llagas, arraslraron su ccerpo por tt suelo sembrado de abrojos : quebrantáronle de nuevo con varas y con plomadas: diéronle grandespufindas y golpes en su rostro; y el valeroso caballero de Crislo estaba con un cora/on esforzado y quieto, con un semblante sereno, con una teca llena de risa (como si no fuera él, sino otro el que padecía) haciendo burla de sus tormentos y pidiendo álos impíos ministros que se los acrecentasen; porque decia que era poco todo loque habia sufrido y lodo loque podia sufrir para lo que Dios merece y él deseaba sufrir por él; de manera que el juez y sus ministros y los mismos alormentadores estaban alónilos de verían exlrcmada constancia y tanta alegría en lan graves penas, (juisieroo algunos antiguos amigos suyos persuadirle que dejase aquella queellos llamiiban obslinacion y locura, y que no perdiese la vida que es lan deseable y las comodidades, honras y regalos que podia tener: y él, como si fueran silbos de una venenosa serpiente, así tapó sus oidosá 1; s palabras que le decian teniendo por enemigos capitales á lodos los que con la esperanza de esta vida frágil y transitoria lepielendian apartar de la perdurable y elerna Finalmenle el presidente, vista la constancia del soldadodcl Señor, pronunció sentencia de muerte contra él, mandando que fuese degollado y quemado. Lleváronlo á nn lugar llamado Polemia : concm rió mucha gente á aquel especlácu'o; y él con su vestido pobre como persona que lenia en poco lo de acá, levantando los ojos al cielo y puesto su corazón cu Dios, hizo oración y suplicó con grande alec o al Señor, que en aquella hora le favoreciese y le diese vicuña por Jesucristo, su Hijo, para que libre de las miserias de esta vida le pudiese ver y adorar, y gozar para siempre de su gloriosa presencia. Acabada esla oración fué de-

DIA 1 I .<br />

gran<strong>de</strong> itvlifercncin, para que haga <strong>de</strong> nosotros en (odas<br />

lo que fuere servido; y asi hablando san Bernardo <strong>de</strong> esla<br />

resignación <strong>de</strong> san Martin, dice estas palabras : « Ofrecido<br />

habéis, santo glorioso, á vuestro único hijo Isaac, que tanto<br />

aniába<strong>de</strong>s, y <strong>de</strong> vuestra parle le sacrificastes. Habéis inmolado<br />

con piadosa <strong>de</strong>voción el gozo singular <strong>de</strong> vuestro<br />

corazón, eslamlo aparejado para volver otra vez á los peligros<br />

y pelear <strong>de</strong> nuevo, y tomar nuevos trabajos y alargar<br />

las tentaciones, y dilatar aquella tan gran felicidad y<br />

<strong>de</strong>seada compañía <strong>de</strong> los espíritus bienaventurados, y eslamlo<br />

ya á la puerta <strong>de</strong> vuestra gloria, tornar á las miserias<br />

<strong>de</strong> esla vida : y lo que es mas diGcultoso, estar en<br />

tiempo apartado <strong>de</strong> Cristo, sí el mismo Cristo lo hubiera<br />

querido.» Esto es <strong>de</strong> san líernardo. Estaba muy fatigado<br />

<strong>de</strong> una recia calentura, sin aflojar un punto el rigor <strong>de</strong> su<br />

oración, echado en el suelo, en aquella regalada cama <strong>de</strong><br />

coniza y cilicio, suslenlando con la vehemencia <strong>de</strong>l espíritu<br />

la flaqueza <strong>de</strong>l cuerpo, aíirmando que <strong>de</strong> aquella<br />

manera habia <strong>de</strong> morir el cristiano, y el soldado con las<br />

armas en la mano : y como estuviese echado <strong>de</strong> espaldas,<br />

mirando con gran<strong>de</strong> atención al cielo, le rogaron que á lo<br />

ménos se volviese sobre un lado, para <strong>de</strong>scansar un poco;<br />

mas el sanio respondió: Dejadme, hermanos, que yo mire<br />

ánlcs al cielo que á la tierra, para que el alma por su camino<br />

<strong>de</strong>recho vaya á sn Criador. Después <strong>de</strong> esto, vió al<br />

<strong>de</strong>monio que se le puso <strong>de</strong>lante; y él con gran<strong>de</strong> espíritu<br />

y confianza, le dijo: ¿Qué haces aquí, ó bestia sangrienta?<br />

No hallarás en mí, traidor, cosa que sea tuya; el seno <strong>de</strong><br />

Abrahan me recibirá; y con esla voz espiró. ¿Quién se<br />

tendrá por seguro á la hora <strong>de</strong> la muerlc do tan mal encuentro,<br />

si no lo estuvo san Martin? ¿A quién <strong>de</strong> nosotros<br />

no acometerá el que acometió al que tantas veces y tan gloriosamente<br />

le Labia vencido? Quedó el cuerpo <strong>de</strong>l santo<br />

hermoso, con la cara resplan<strong>de</strong>ciente, y lodos aquellos<br />

miembros mortificados, consumidos y secos, tan blancos,<br />

frescos y tratables, que parecía que se iban transformando<br />

en el estado <strong>de</strong> gloria. Y al mismo tiempo se oyeron en el<br />

aire voces <strong>de</strong>suavisima armonía que cantaban los ángeles,<br />

y no solamente fueron oidas don<strong>de</strong> murió san Martin y en<br />

su cámara, sino también en la ciudad <strong>de</strong> Colonia el bienaventurado<br />

san Severino, obispo, y un arcediano suyo, gozaron<br />

<strong>de</strong> aquella celestial consonancia: y el mismo san Severino<br />

(nvo revelación que habia durado aquella música,<br />

lodo el tiempo que los infernales ministros <strong>de</strong> la eterna justicia<br />

estaban al paso, para <strong>de</strong>tener y examinar ( aunque<br />

en vano) á san Martin. De don<strong>de</strong> po<strong>de</strong>mos sacar, con<br />

nunúo ngorse traíanlos pecadores en la otra vida; pues<br />

con los justos son examinados tan por menudo. En sabiendo<br />

el glorioso tránsito <strong>de</strong> san Marlin, fué increíble el<br />

sentnmcn o que todos aquellos pueblos recibieron por haber<br />

perdido un (al narlro ^.^i . . „<br />

• )n ! f u . pí1slor y maestre, Y único refugio<br />

en todas sus tnbunciom.a ii i<br />

UI'1U0'IL.-!. vinieron llenos <strong>de</strong> tristeza y<br />

amargura a celebrar las exonniic ,i„ . l-<br />

I i í- K >ii i . ^tuas "e su santo obispo, en<br />

las cuales se hallaron dos mil monges todos criados con la<br />

doctrina <strong>de</strong> tan gran pastor, y un coro <strong>de</strong><br />

e vírgenes castísi-<br />

mas y «na muchedumbre <strong>de</strong> ^ nmumevuhh, que<br />

viendo aquel cuerpo, y acordándose <strong>de</strong> las virm<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

aquel espirita, queántes le regia y ahora gozab e nios<br />

l-or una parte lloraban su pérdida, y por<br />

<strong>de</strong> sugananca, y con himnos, salmos y cánticos S -<br />

ticos, le levaron con mayor pompa y triunfo, que ningún<br />

emperador jamas triunfó. Hubo gran<strong>de</strong> contienda entre los<br />

NOVIEMBRE. 357<br />

pueblos <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Poitiersy <strong>de</strong> Totirs, sobre cuál <strong>de</strong><br />

ellas habia <strong>de</strong> poseer el cuerpo <strong>de</strong> san Martin y gozar <strong>de</strong><br />

tan precioso tesoro, alegando cada una <strong>de</strong> las partes sus<br />

razones: pero al fin los <strong>de</strong> Tours (cuyo obispo el sanio habia<br />

sido), durmiendo los contrarios y velando ellos, llevaron<br />

á su ciudad el santo cuerpo <strong>de</strong> su obispo, y le sepultaron<br />

con gran<strong>de</strong> honra, <strong>de</strong>voción y reverencia. Fué la<br />

muerte <strong>de</strong> san Martin, á los 11 <strong>de</strong>l mes <strong>de</strong> novienibre, un<br />

domingo en la noche, el año <strong>de</strong>l Seílor <strong>de</strong> 402, siendo emperadores<br />

los dos hermanos é hijos <strong>de</strong>l gran Tcodosio,<br />

Arcadioy Honorio. Vivió san Martin ochenta y seis años;<br />

aunque en lo <strong>de</strong> sn edad hay varias opiniones: porque algunos<br />

le dan solos ochenta y un años; pero el car<strong>de</strong>nal<br />

líaronio prueba, que nació san Marlin el año <strong>de</strong> 31fi, y comenzó<br />

á militar <strong>de</strong> edad <strong>de</strong> diez y siete años, y que so<br />

bautizó <strong>de</strong> treinta y tres, y <strong>de</strong> cuarenta <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser soldado,<br />

y que murió el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> S 02, siendo <strong>de</strong> óchenla<br />

y seis , como lo podrá ver el que quisiere, en las anotaciones<br />

<strong>de</strong>l Marlirologio romano, que están enmendadas<br />

en esta postrera edición, y en el m, iv y v tomo <strong>de</strong> sus<br />

Anales. Y <strong>de</strong> esta verdad se sigue ser falso lo que algunos<br />

escriben, quesan Ambrosio, estando en el altar para <strong>de</strong>cir<br />

misa, se arrobó y se halló presente en espíritu al entierro<br />

<strong>de</strong> san Martin; porque san Ambrosio murió cinco años antes<br />

que san Marlin, y no pudo hallarse á su entierro.<br />

La vida <strong>de</strong> san Marlin escribió san Severo Sulpicio,<br />

obispo, que (como dijimos) fué amiguísimo y discípulo<br />

suyo, y muy elocuente varón: san Paulino, obispo <strong>de</strong> Ñola<br />

(que también conoció á san Martin, y estando casi ciego do<br />

un ojo, por una nube que se le habia hecho en él, locándole<br />

san Marlin con una esponja, le sanó), escribió seis libros<br />

en verso <strong>de</strong> su vida; aunque otros hacen autor <strong>de</strong><br />

estos seis libros á otro Paulino, que vivió en tiempo <strong>de</strong><br />

Perpetuo, obispo <strong>de</strong> Tours, sesenta y cuatro años <strong>de</strong>spués<br />

déla muerle <strong>de</strong> san Martin; y san Gregorio Turonense,<br />

que asimismo por intercesión <strong>de</strong> san Martin recibió la salud<br />

algunas veces milagrosamente, comprendió en cuatro<br />

libros sus milagros. Lo mismo hizo Venancio Fortunato,<br />

obispo <strong>de</strong> Poiticrs, en otros cuatro libros en verso, en reconocimiento<br />

<strong>de</strong> hal)erle Dios librado <strong>de</strong> un dolor <strong>de</strong> ojos gravísimo'por<br />

las oraciones <strong>de</strong> san Martin, untándose con el<br />

agua <strong>de</strong> su lámpara. San Odón, abad, escribió la historia<br />

<strong>de</strong> la traslación <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> san Marlin á Borgoña y un<br />

tratado <strong>de</strong> sus alabanzas; y otros muchos santísimos varones<br />

ejercitaron sus ingenios y eslilo en escribir la vida y<br />

milagros <strong>de</strong> este santísimo varón, comollerberno, obispo<br />

turonense, Riquerio Melense, Giberto Genablacensc, Honorio<br />

Augustodunense; y <strong>de</strong> los griegos, Sozomeno y Nicéforo<br />

Calixto.<br />

En todo el mundo ha sido celebérrima la memoria do<br />

este santo, y hoy día lo es, y mas en el reino <strong>de</strong> Francia,<br />

don<strong>de</strong> algunos escritores que escribieron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

muerte <strong>de</strong> san Marlin, cuentan los años <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su muerle<br />

como cosa tan señalada y notable. Todos los que hablan<br />

<strong>de</strong> él encarecen sobremanera sus virtu<strong>de</strong>s, hazafias y milagros.<br />

El gran patriarca san Benito tuvo tan gran <strong>de</strong>voción<br />

á san Marlin, que le ediücó un oratorio en el monte<br />

Casino; y san Mauro, abad, su discípulo, siguiendo las pisadas<br />

<strong>de</strong> su santo padre, junio á su monnslerio le hizo una<br />

iglesia y se retiró á una casilla cerca <strong>de</strong> ella para aparejarse<br />

á morir y darse con mas fervor á la contemplación,<br />

y allí estuvo dos años y medio hasta que dió su espíriiu al

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