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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m<br />

3Ins admiraljle cosa es la que 1c sucedió con un con<strong>de</strong><br />

que se llamaba Adiciano, bombre cruel y áspero <strong>de</strong> condición,<br />

y que mas parecía (lera que bomhre. Esteenlró en<br />

la ciudad <strong>de</strong>Tcursuna vez con ánimo <strong>de</strong> <strong>de</strong>slruirla, alormentando<br />

á muchos <strong>de</strong> ella con varios géneros <strong>de</strong> penas<br />

y suplicios. La noebe ánles <strong>de</strong>l dia en que el con<strong>de</strong> habia<br />

<strong>de</strong> ejecutar su crueldad, siendo san Maríin avisado <strong>de</strong><br />

su mal intenlo, estando todos reposando á su sueño suelto,<br />

se fué solo á la puerta <strong>de</strong>l p«lacio <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> y se puso<br />

en oración. Dormia Adiciano muy sosegado y oyó un i voz<br />

que le dijo: El siervo <strong>de</strong> Dios está tendido en el suelo á tu<br />

puerta, ¿y tú duermes? Despavorido con esta voz saltó <strong>de</strong><br />

la cama, y llamando á sus criados les dijo, que san Martin<br />

estaba á su puerta, y les mandó que luego le buscasen.<br />

<strong>Los</strong> criados (como suelen) apenas salieron <strong>de</strong> los primeros<br />

aposentos y volvieron á su señor, baciendo burla <strong>de</strong> lo que<br />

les habia dicho, porque habia sido sueño y no babia tal<br />

bombee á su puerta. Creyólo Adiciano: tornóse adormir,<br />

y <strong>de</strong> nuevo se sintió repren<strong>de</strong>r con mayor fuerza y espanto.<br />

Levantóse luego, y él mismo salió fuera <strong>de</strong> su casa y<br />

halló a! santo que buscaba. Echóse ásus piés, y díjoleque<br />

no tenia necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle palabra, porque él baria lodo<br />

lo que le mandase: que le rogaba que se partiese luego<br />

para que la ira <strong>de</strong> Dios no viniese sobre él. Partióse el sanio;<br />

y el con<strong>de</strong> llamó luego á los oficiales y mandóles soltar<br />

todos los presos que tenia para atormentarlos, y él se<br />

salió déla ciudad, quedando toda muy alegre y como respirando,<br />

y alabando alSefior, porque la babia librado por<br />

medio <strong>de</strong> su pastor, <strong>de</strong> los dientes <strong>de</strong>aquel lobocarnkc o.<br />

Éralo tanto, que no se hartaba <strong>de</strong> sangre humana, y solamente<br />

parecia hombreen no ser tan cruel, cuando estaba<br />

presente san Martin : el cual vio un grandísimo <strong>de</strong>monio<br />

á las espaldas <strong>de</strong> Adiciano, y con el soplo le ahuyentó y le<br />

echó <strong>de</strong> allí ; y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella hora comenzó Adiciano á<br />

ser mas blando y benigno. No es <strong>de</strong> menor admiración lo<br />

que acaeció á san Martin con el emperador Valeníiniano,<br />

el mayor, que <strong>de</strong> condición era severo , y tenia una mujer<br />

íuTí'je arriana, que le instigaba contra los católicos. Por<br />

esto habiendo sabido que san Martin iba á tratar con él algunos<br />

negocios <strong>de</strong> que él no gustaba, mandó (pie no te <strong>de</strong>jasen<br />

entrar en palacio , por no tener ocasión <strong>de</strong> negarle<br />

lo que le venia á pedir. Fué san Martin una y dos veces, y<br />

no pudo haber audiencia : y no por eso perdió el ánimo,<br />

antes se armó <strong>de</strong> oración, cilicio, ceniza y ayuno. El séptimo<br />

dia <strong>de</strong> su oración y penitencia, vinoun ángel <strong>de</strong>! cielo<br />

que le dijo, que se fuese á palacio ; porque hallaría<br />

las puertas abiertas, y al príncipe mas blando y humano.<br />

Hizo el santo lo que el ángel le or<strong>de</strong>nó ; y halló la entrada<br />

tan <strong>de</strong>sembarazada, que sin que ninguno le pusiese estorbo,<br />

entró hasta el aposento don<strong>de</strong> estaba el mismo emperador<br />

t el cual, en viéndole se enojó, y con rostro severo<br />

reprendió á los criados que le hablan <strong>de</strong>jado entr ar,<br />

sin hacer algún género <strong>de</strong> cortesía y <strong>de</strong> buena crianza<br />

con el santo obispo; y él se estaba quedo, sentado sin respon<strong>de</strong>rle<br />

: mas súbitamente cercó la silla en que estaba<br />

sentado una llama <strong>de</strong> fuego, y comenzó á llegarse al cuerpo<br />

<strong>de</strong> Valeníiniano ; y él conociendo que aquella no era<br />

cosa humana, se levantó <strong>de</strong>spavorido , y se humilló y reverenció<br />

al santo ; y sin esperar mas, le concedió todo lo<br />

que <strong>de</strong>seaba , y <strong>de</strong>spués le trató con mucha familiaridad<br />

y ic convidó á comer, y le ofreció varios y ricos presentes<br />

: los cüales san Martin (como fiel amigo <strong>de</strong> la pobreza)<br />

LA LKYF.XDA DE ORO.<br />

DIA 1 1 .<br />

no quiso aceptar ; y con mucha edificación <strong>de</strong>l emperador<br />

y <strong>de</strong> su córte, se. volvió á su Iglesia.<br />

Así como no se <strong>de</strong>jaba vencer délas dificulta<strong>de</strong>s y agravios<br />

en las cosas que pretendia por servicio <strong>de</strong>l Señor, así<br />

tampoco se <strong>de</strong>svanecía en las prosperida<strong>de</strong>s y favores <strong>de</strong><br />

los príncipes : antes siempre guardaba un mismo ler.or<strong>de</strong><br />

vida, y con una apostólica majestad ajustaba la religiosa<br />

mo<strong>de</strong>stia, como parece, en lo que le sucedió con el emperador<br />

Máximo. Habiendo ido san Martin , para (ralarcon<br />

él <strong>de</strong> aigimos negocios <strong>de</strong> gran caridad y gloria <strong>de</strong>l Señor<br />

, fué recibido <strong>de</strong> Máximo con suma veneración , y regalado<br />

y servido como un hombre venido <strong>de</strong>l cielo. Entro<br />

otras cosas que hizo el emperador , para favorecer á san<br />

Martin, fué convidarle á comer consigo : y habiendo finalmente<br />

alcanzado <strong>de</strong> él , con muchos ruegos é inslancia,<br />

que lo haría, se sentaron á la mesa, primero el emperador,<br />

luego el santo obispo á su lado y otros tres gran<strong>de</strong>s , el<br />

uno cónsul, el otro hermano y el tercero lío <strong>de</strong>l emperador<br />

: entre los cuales se sentó el clérigo que san Martín<br />

llevaba en su compañía. Yendo el convite a<strong>de</strong>lante, trajeron<br />

una copa gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> vino á la usanza <strong>de</strong> la tierra , y<br />

pusiéronla <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l emperador para que bebiese : él,<br />

por el respeto que tuvo á san Martin , mandó que se la<br />

diesen á él ia copa para que bebiese primero, pretendiendo<br />

<strong>de</strong>spués recibirla <strong>de</strong> su mano : mas el gran prelado,<br />

gustado que hubo el vino, luego dió la copa á su clérigo,<br />

juzgando que en la mesa no habia persona (aunque fuese<br />

la <strong>de</strong>l emperador) que se <strong>de</strong>biese anteponer al sacerdote:<br />

y aunque pareció cosa nueva y no usada <strong>de</strong> otros obispos<br />

(que algunas veces con andar indígnamenle en las corles,<br />

y procurar la gracia do los ministros <strong>de</strong> los príncipes,<br />

apoci n y envilecen su dignidad), todavía el haber sido en<br />

tal caso como <strong>de</strong>spreciados, dió su edificación al emperador<br />

y á los otros señores que allí estaban , porque tenían<br />

á san Martín por un hombre mas divino que humano, ISo<br />

fué <strong>de</strong> menos estima y admiración la honra que le hizo la<br />

emperatriz, mujer <strong>de</strong> Máximo. Hallóse esta princesa muchas<br />

veces con su marido áoir los razonamientos <strong>de</strong>l bienavenlurado<br />

obispo, y las palabras <strong>de</strong> vida que les <strong>de</strong>cía,<br />

para <strong>de</strong>spertarlos al menosprecio délas cosas inciertas <strong>de</strong><br />

este siglo, y enamorarlos y encen<strong>de</strong>rlos al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> las<br />

eternas : y reverenciando con viva fé y afecto castísimo<br />

en Martín la persona do Cristo ( á mas <strong>de</strong> estar muchos<br />

ratos á su piés, como otra María Magdalena á los <strong>de</strong> Cristo),<br />

quiso ejercitar con él también el oficio <strong>de</strong> Marta: para<br />

eslo le suplicó y le importunó, que se <strong>de</strong>jase servir, y tomase<br />

una sobria refección do su mano : y habiéndoselo<br />

negado muchas veces el sanio ( porque no gustaba <strong>de</strong> semejantes<br />

regalos <strong>de</strong> mujeres), interpuso la autoridad <strong>de</strong>l<br />

emperador, al cual se rindió el santo prelado, por tenerle<br />

mas grato para lascosas<strong>de</strong>l servicio divino que <strong>de</strong> él pretendía.<br />

La <strong>de</strong>vota emperatriz ella misma por sí le hizo<br />

sentar á la mesa y le dió aguamanos , y trajo la vianda<br />

que ella misma habia a<strong>de</strong>rezado, y le sirvió la copa, y estuvo<br />

en pié mientras que duró la comida , baciendo oficio<br />

<strong>de</strong> humil<strong>de</strong> criada, con los ojos bajos, y con el corazón gozosa<br />

y atenta á servir al santo obispo. Después levantó la<br />

mesa y recogió las sobras , hasta las migajas <strong>de</strong> pan, teniéndolas<br />

por preciosas reliquias y por un gran tesoro. Raro<br />

ejemplo por cierto en una princesa tan gran<strong>de</strong>, <strong>de</strong> la reverencia<br />

que se <strong>de</strong>beá los santos, y <strong>de</strong>l respeto con que<br />

se han <strong>de</strong> tratar los sacerdotes y prelados; y mucho para

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