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DIA I 1 . NOVIEMBRE. 353<br />
lágrimas <strong>de</strong> la madre, los sollozos y la intercesión <strong>de</strong> todo<br />
aquel pueblo: y san Martin , juzgando que aquel milagro<br />
seria ocasión para que se convirtiese á la fé <strong>de</strong> Cristo,<br />
hizo oración, y le resucitó y le volvió vivo á su madre<br />
íque estaba pasmada y como alónila y fuera <strong>de</strong> sí <strong>de</strong> alegría),<br />
en presencia <strong>de</strong> toda aquella gente^ que movida <strong>de</strong><br />
lo que habia visto, alzando un grito al cielo, corrió con<br />
gran<strong>de</strong> ímpetu y so echó á los piés <strong>de</strong>l santo, pidiéndole<br />
que los hiciese cristianos, quedando él mas contento por<br />
haber ganado aquellas almas al Señor, que si hubiera<br />
conquistado un reino ó alcanzado cualquiera otra cosa<br />
temporal. Con este mismo celo procuró <strong>de</strong>sarraigar la memoria<br />
<strong>de</strong> toda gentilidad y culto profano, sin tener cuenta<br />
con la dificultad <strong>de</strong> la empresa, ni con el odio <strong>de</strong> los genliles,<br />
ni con su peligro, ni con la magnilicencia y sunluosidad<br />
<strong>de</strong> los templos y edificios que se ponia á <strong>de</strong>rribar:<br />
y Dios nuestro Señor le favorecía visiblemente, para que<br />
saliese con su intento y acabase cualquiera cosa en que<br />
ponia su mano, por mas difícil é imposible que pareciese.<br />
Ouiso <strong>de</strong>rribar una torre alta y <strong>de</strong> ricas piedras, labrada<br />
con gran<strong>de</strong> arte y costo; porque habia sido <strong>de</strong>dicada á un<br />
ídolo: y habiéndolo encomendado á un clérigo llamado<br />
Marcelo, y entendiendo que él no lo habia hecho ¡porque<br />
no tenia aparejo para <strong>de</strong>rribar una máquina y un edificio<br />
tan fuerte ); san Martin gastó toda la noche en oración, y<br />
luego á la mañana vino un torbellino <strong>de</strong> vientos, truenos,<br />
relámpagos y rayos sobre ella, y la arrancó sus cimientos,<br />
y la asolú con espanto y admiración <strong>de</strong> lodos. En otro<br />
lugar estaba una columna altísima, y encima <strong>de</strong> ella un<br />
ídolo: y queriendo el santo arruinarlo y no teniendo forma<br />
para hacerlo, acudió ásus acostumbradas armas, que<br />
era la oración, y súbitamente apareció en el cielo, á vista<br />
<strong>de</strong> todos los que allí estaban, otra columna, la cual, cayendo<br />
con grandísimo ímpetu sobre esta otra <strong>de</strong> piedra,la<br />
<strong>de</strong>smenuzó éhizo polvos el ídolo que sobre ella eslaba. En<br />
otro lugar habia asolado un templo <strong>de</strong> los gentiles, y quiso<br />
echar en tierra nn alto pino que allí estaba, <strong>de</strong>dicado al<br />
<strong>de</strong>monio. Opusiéronsele los gentiles, y uno <strong>de</strong> ellos, mas<br />
atrevido y agudo, alzando la voz le dijo: Si tú tienes tanta<br />
confianza en tu Dios, nosotros mismos cortaremos ese<br />
árbol, con tal que tú, cuando cayere, lo sostengas y sustentes<br />
con tus hombros. Aceptó el partido: cortaron el árbol,<br />
y alaron al santo pontífice por los piés para que no<br />
pudiese huir; y él, como una estalua so estuvo quedo sin<br />
moverse, con gran seguridad, hasta que inclinándose el<br />
árbol, y viniendo con gran ruido á caer sobre él, sin turbarse<br />
alzó el brazo é hizo la señal <strong>de</strong> la cruz, y luego a|<br />
momento el pino se revolvió á la parte contraria, y faltó<br />
poco que no oprimiese y matase á los mismos gentiles que<br />
le habían cortado: los cuales por un prodigio tan extraño<br />
y tan repentino, alzando las manos y las voces al cielo, se<br />
rindieron a la voluntad <strong>de</strong> san Martin y se convirtieron á<br />
Cristo : y <strong>de</strong> esta manera en poco tiempo, por la diligencia<br />
y vigilancia <strong>de</strong>l santo prelado, se <strong>de</strong>sarraigó <strong>de</strong> toda<br />
aquella tierra la idolatría y no quedó lugar que no fuese<br />
<strong>de</strong> cristianos, y Heno <strong>de</strong> iglesias y monasterios, porque solia<br />
el siervo do Dios, en arruinando un templo <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios<br />
edifleer luego en el mismo sitio una iglesia <strong>de</strong> Dios verda<strong>de</strong>ro,<br />
ó un convento do religiosos para que en él fuese<br />
adorado. Otra vez, habiendo pegado fuego á un aniiguo y<br />
noble templo <strong>de</strong> ídolos, se levantó un aire recio que llevaba<br />
el incendio á las casas á él vecinas, con peligro <strong>de</strong><br />
exten<strong>de</strong>rse en las <strong>de</strong>más, y se lemia que con el senlimien.<br />
(o <strong>de</strong> su daño particular, aquellos gentiles se armarían<br />
para vengar la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l templo y la ruina <strong>de</strong> sus<br />
dioses. Entonces san Martin armado con la fé <strong>de</strong> Cristo<br />
nuestro Re<strong>de</strong>ntor, subiendo al tejado, se opuso contra la<br />
llama que venia con gran furia, la cual, en viendo al varon<br />
<strong>de</strong> Dios, en un momento volvió alrás y se retiró contra<br />
la violencia <strong>de</strong>l viento; y <strong>de</strong> esta manera quedáronla.;;<br />
casas libres <strong>de</strong>l fuego y <strong>de</strong>l peligro, y san Martin con su<br />
sola presencia hizo lo que todo el pueblo con el agua y<br />
con otros remedios no pudiera hacer. Otra vez, queriendo<br />
asolar otro templo <strong>de</strong> ídolos muy famoso, por las muchas<br />
riquezas que habia en él, y por la gran superstición<br />
con que era venerado; los gentiles le resistieron y le echaron<br />
con ignominia y afrenta. Retiróse el santo á hacer oración<br />
en un lugar allí cerca, don<strong>de</strong> estuvo tres días continuos<br />
ayunando, vestido <strong>de</strong> cilicio y cubierto <strong>de</strong> ceniza; y<br />
al cabo <strong>de</strong> ellos le aparecieron dos soldados <strong>de</strong> la celestial<br />
milicia, armados con un escudo y lanza, y le dijeron que.<br />
venían á ayudarle en el nombre <strong>de</strong>l Señor, contra toda<br />
aquella muchedumbre <strong>de</strong> paganos: que volviese seguramente<br />
á su empresa y no temiese. Volvió san Martin y asoló<br />
el templo: <strong>de</strong>struyó los altares y <strong>de</strong>shizo los ídolos,estando<br />
toda la gente alónila, pasmada é inmóvil: y conociendo<br />
que aquella no era obra <strong>de</strong> hombre sino <strong>de</strong> Dios, se<br />
covirlíó á aquel Señor, que por medio <strong>de</strong> su siervo la habia<br />
obrado, confesando que no eran dioses los que no habían<br />
podido resislir á un solo hombre, y que solo era verda<strong>de</strong>ro<br />
Dios el que predicaba san Martin. No es menos <strong>de</strong><br />
maravillar lo que sucedió otra vez en la provincia <strong>de</strong> Borgoña,<br />
don<strong>de</strong> queriendo el santo <strong>de</strong>struir un templo <strong>de</strong> paganos,<br />
una gran<strong>de</strong> muchedumbre <strong>de</strong> labradores le hacían<br />
resistencia, y uno <strong>de</strong> ellos, <strong>de</strong>senvainando la espada vino<br />
para herir el sanio, y el, sin turbarse, súbitamente echó<br />
el manto y tendió el cuello <strong>de</strong>snudo para que le hiriese:<br />
y alzando el impío brazo para hacerlo, cayó allí <strong>de</strong> espaldas<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos, y quedó tan <strong>de</strong>spavorido y asombrado,<br />
que se postró á sus piés y le pidió perdón. Otra vez<br />
en otro semejante caso, queriendo un hombre malvado<br />
matarle, se le cayó la arma que tenia en las manos y no<br />
pareció mas.<br />
De esta manera andaba san Marltn ejercitando su gran<br />
celo en <strong>de</strong>sarraigar la idolatría <strong>de</strong>l mundo y amplificar el<br />
nombre y gloria <strong>de</strong> Dios, y el mismo Señor le iba á el amparando<br />
y <strong>de</strong>fendiendo por una parte, y por otra ilustrándole<br />
y ensalzándole con tantos y tan gran<strong>de</strong>s milagros, y<br />
haciéndole glorioso, no solamente en los ojos <strong>de</strong> la gente<br />
común, sino también <strong>de</strong> los príncipes <strong>de</strong> la tierra, como se<br />
vió en lo que acaeció con un señor principal y procónsul<br />
llamado Tetradio, que era gentil y tenia un criado gravísimamentc<br />
atormentado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio. Este rogó á san Martin<br />
que pusiese las manos sobre su criado y le sanase. Mandó<br />
el santo que se lo trajesen; mas el <strong>de</strong>monio se hizo fuerte,<br />
y no fué posible sacar al criado fuera <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> su<br />
amo. Entonces Tetradio suplicó á san Martin que fuése á<br />
su casa y curase aquel pobre hombre; pero el santo no lo<br />
quiso hacer, diciéndole que no quería entrar en casa <strong>de</strong><br />
hombre gentil y profano; y con esto Tetradio prometió <strong>de</strong><br />
hacerse cristiano si libraba á su criado <strong>de</strong>l maligno espíritu<br />
que le atormentaba, y san 3Iartm entró y le sanó, y Tetradio<br />
se bautizó y reconoció siempre á san Martin por padre<br />
<strong>de</strong> su alma y como á tal le reverenció.<br />
TOMO IH.<br />
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