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302 LA LEYENDA DE ORO<br />
la fama y reputación ile sus prójimos: compensaba las in <br />
jurias que le hacían con oraciones y con llorar marhas lágrimas<br />
por los que se las bacilo, dando siempre bien por<br />
mal á los que le agraviaban ¡ minea le vieron rcir vanamente<br />
ni estar triste, sino siempre con im mismo semblante<br />
y con la misma paz <strong>de</strong>l alma y gravedad <strong>de</strong> rostro, en<br />
cualquiera variedad <strong>de</strong> cosas, prósperas y adversas, alegres<br />
y tristes: la misericordia y limosna para con los pobres<br />
parece que había nacido con él, y que no estaba en<br />
su mano <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> socorrer á cualquiera menesleipso <strong>de</strong> la<br />
manera que podía. Una vez, yendo á la iglesia á <strong>de</strong>cir misa<br />
una maflana <strong>de</strong> íinierno, lopóá un pobrecüo dosamparado<br />
que se moría <strong>de</strong> frío: mandó al arcediano que le vistiese;<br />
entró en la iglesia, y hecha oración al Señor, se recogióá<br />
Ja sacristía para vestirse. El arcediano, ó por <strong>de</strong>scuido ó<br />
por no tener con qué, no remedió al pobre, el cual se entró<br />
en la sacristía y se puso <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l santo obispo, quejándose<br />
<strong>de</strong> que no le hubiesen proveído como él Jo liabia<br />
mandado. Sinltólo mucho: y haciendo apartar al pobre, se<br />
quitó la túnica y se la dió, sacándola como pudo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />
la casulla (pie ya tenía vestida; y saliendo <strong>de</strong>spués á <strong>de</strong>cir<br />
misa, quiso nuestro Sefíor honrarle y mostrar cuán grata<br />
le habia sido aquella caridad que había usado con el pobre,<br />
haciendo que <strong>de</strong> la cabeza <strong>de</strong>l santo, al tiempo que<br />
oslaba en el aliar, saliesen rayos <strong>de</strong> luz y una como llama<br />
<strong>de</strong> fuego, la cual vieron (entre innumeral)le pueblo que allí<br />
estaba) solos tres monges, un clérigo y una santa doncella.<br />
¿Pues qué diré <strong>de</strong> la paciencia, snlVimienlo y mansedumbre<br />
do este santo varón? ¿Y <strong>de</strong> los modos que tenia Dios<br />
para manifestarle, honrarle y magnificarle en la tierra?<br />
Iba una vez visitando su diócesis (lo cual hacia con sumo<br />
cuidado y edilLacion), y los que le acompañaban se quedaron<br />
atrás. Topóse el santo con una carroza <strong>de</strong> soldados<br />
que caminaba muy aprisa: espantáronse los caballos viéndole,<br />
y embarazáronse <strong>de</strong> manera que los soldados se embravecieron,<br />
y con el enojo salieron <strong>de</strong>l coche y juntamente<br />
fuera <strong>de</strong> sí, y dieron muchos palos á san Marlin, sin conocerle,<br />
y le maltrataron <strong>de</strong> suerte que cayó en tierra medio<br />
muerto, sin abrir el santo la boca para quejarse , ni <strong>de</strong>cir<br />
palabra, ni mostrar sentimiento ni amaignra. Halláronle<br />
los compañeros que le seguían, lleno <strong>de</strong> heridas y ensangrentado,<br />
y con gran dolor le pusieron sobre el jumento<br />
en que iba, mas el Señor castigó aquellos soldados que<br />
con tanta impiedad habían puesto las manos en su siervo;<br />
porque los caballos, como si fueran <strong>de</strong> piedra, quedaron<br />
inmobles, sin po<strong>de</strong>rlos mover ni hacerles dar un paso: y<br />
conociendo que era castigo <strong>de</strong> Dios, preguntaron quién era<br />
un pobre caminante <strong>de</strong> tales y tales sefias; y entendiendo<br />
(pie era san .Maríin (cuyo nomlre era mas conocido que<br />
la persona), se echaron á sus piéí, pidiéndole bumil<strong>de</strong>men'.c<br />
perdón <strong>de</strong> su alrevimienlo y locura : y el santo, que<br />
había tenido revelación <strong>de</strong> lo que habia <strong>de</strong> suce<strong>de</strong>r y lo habia<br />
dicho ántesásus compañeros, los recibió amorosamente,<br />
y alcanzó con sus oraciones <strong>de</strong> Dios que pudiesen partirse<br />
libremente. No es menos notable la paciencia y mansedumbre<br />
que usó con Bi icio, uno <strong>de</strong>sns clérigos, el cual habiendo<br />
sido ántes criado loablemente envida religiosa, <strong>de</strong>spués<br />
que se hizo clérigo comenzó á <strong>de</strong>smandarse y á darse<br />
á gustos y entretenimientos y vanida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l siglo. Avisóle<br />
san Martin, como padre, <strong>de</strong>l escándalo que daba con<br />
su vida : y el pobre bombre, no solamente no se enmendó<br />
y compungió con la palabras blandas <strong>de</strong>l santo, ántes lo-<br />
TA A 1 I .<br />
mandolas por afrenta é injuria, vino al monasterio ecliando<br />
llamas <strong>de</strong> fuego por los ojos, y con el rostro turbado y<br />
como fuera <strong>de</strong> sí, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> miiclia gente dijo mil irtjarjaa<br />
y bakbmes á san Mai lin, y falló poco que no pusiese en él<br />
las manos. Había visto el santo, ántes que Bricio llegase al<br />
monasterio, dos espíritus malignos que le llamaban y le<br />
atizaban para (pie se vengase <strong>de</strong> él: y por esto y por su<br />
acostumbrada suavidad, le trató con !an gran<strong>de</strong> mansedumbre,<br />
que Biicio quedó confuso y le pidió perdón, y<br />
con sus oraciones alcanzó <strong>de</strong>. Dios que se encomendase y<br />
le sucediese en el obispado; y asi se lo dijo él misino,<br />
y que en él pa<strong>de</strong>cería mucho: y aunque cuando él lo dijo<br />
pareció cosa <strong>de</strong> risa, y Bricio hizo burla teniendo á san<br />
Martin por insensato; mas, muerto que fué, se cumiilió<br />
todo lo que él habia profetizado, y con gran concordia<br />
<strong>de</strong>l clero y <strong>de</strong>l pueblo fué elegido Bricio por prelado do<br />
aquella iglesia, y él la gobernó tan santamente, y pa<strong>de</strong>ció<br />
lanías y tan graves persecuciones, que se cumplió bien lo<br />
que san Martín le había pronos'.icado, y fué sanio, y como<br />
á talle celébrala Iglesia á los (8 <strong>de</strong> noviembre. Todo esto<br />
buen suceso alcanzó san Martin con singular paciencia y<br />
mansedumbre, con la cual sufrió á Bricio y le gan6 para<br />
Dios. Nunca se pudo acabar con él que le privase <strong>de</strong>l grado<br />
que tenia ni le castigase como muchos se lo persuadían:<br />
á los cuales respondió el santo : Jesucrís'o sufrió á<br />
Judas; ¿y vosotros no queréis que yo sufra á Bricio? Con<br />
esta misma mansedumbre nunca se vengaba <strong>de</strong> las injurias<br />
y agravios que se le hacían : con esta perdonaba muy<br />
fácilmente á los que se reconocian, y admitía á reconciliación<br />
y penitencia á los pecadores que lloraban sus culpas,<br />
y él perpetuamente se olvidaba <strong>de</strong> ellas, en tan!o<br />
grado, (pie el <strong>de</strong>monio, como enemigo <strong>de</strong> nuestra salud,<br />
una vez le reprendió <strong>de</strong> ello y le dijo, que Dios no perdonaba<br />
á los que le volvían las espaldas y caían en graves<br />
pecados: al cual el sanio respondió con gran seguridad y<br />
confianza en Dios: Si tú, <strong>de</strong>sventurado, <strong>de</strong>jases <strong>de</strong> tentar<br />
á los hombres y le arrepintieses; yo, confiado en la bondad<br />
<strong>de</strong> Dios, con gran seguridad le prometería su misericordia.<br />
¿Qué diré <strong>de</strong> las oirás heroicas y esclarecidas virtu<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> este santísimo varón? ¿Ksperialmente <strong>de</strong>l celo ar<strong>de</strong>ntísimo<br />
que tuvo <strong>de</strong> conservar y amplificar en todas parles la<br />
fé católica? ¿Y <strong>de</strong> aquella sed insaciable <strong>de</strong> ilustrar y exten<strong>de</strong>r<br />
la crisliana religión, y extinguirlas reliquias <strong>de</strong> la<br />
gentilidad, que en su tiempo aun duraban en algunas parles?<br />
Yendo una vez á la ciudad <strong>de</strong> Charlres, hubo <strong>de</strong> pasar<br />
por una al<strong>de</strong>a que era toda <strong>de</strong> genliles: los cuales por h<br />
fama <strong>de</strong>l santo salieron lodos á verle, y concurrió tanta<br />
gente, qu; los campos estaban cubiertos <strong>de</strong> labradores<br />
idólatras y sin coiuin:i:iento <strong>de</strong> Dios verda<strong>de</strong>ro. Cuando<br />
los vió el sanio prelado enternecióse en gran manera, y<br />
con enlrañableafecto, poniendo los ojos cnel cielo comenzó<br />
á predicarles la palabra <strong>de</strong> Dios, y convidarlos á la salud<br />
eterna, con un senlimicnlo y con unas palabras, voz y<br />
energía tan gran<strong>de</strong>, que se veía bien que no era él el que<br />
hablaba, sino Dios en él: el cual para dar eficacia á las<br />
palabras <strong>de</strong> san Martin, y confu mai las cen su brazo po<strong>de</strong>roso,<br />
para bien <strong>de</strong> toda aquella genio rústica y ciega,<br />
or<strong>de</strong>nó que una mujer le trajese allí <strong>de</strong>lante un hijo único<br />
que poco ánles se le había muerto, suplicándole que lo<br />
resliluyese la vida ; pues era amigo <strong>de</strong>.Dios y tan fácilmente<br />
lo podía hacer. Juntáronse con los ruegos y con las