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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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ai I.A LEYENDA DE 0110. DIA 11.<br />

seis legMIM ilela ciudad <strong>de</strong> Alejandi ía , don<strong>de</strong> con gran<strong>de</strong><br />

humildad y disimulación <strong>de</strong> quién era , suplicó al abad que<br />

la admitiese en aquel convenio, para servir eo él mas al<br />

Seilor. Hiciéronla aguardar, para prueba <strong>de</strong> suconslancia,<br />

toda aquella noche fuera <strong>de</strong> la puerla <strong>de</strong>l monastorio al sereno<br />

, y no con pequeño peligro <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>spedazada y comida<br />

<strong>de</strong> las bestias fieras ; y á la maílana , vista su constancia,<br />

la admilieron, <strong>de</strong>clarándola lo que habia <strong>de</strong> hacer<br />

en aquella santa casa , la regla que habia <strong>de</strong> guardar , y<br />

cómo habia <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer y servir á todos en ios mas bajos<br />

y viles oficios, y tenercuenla con la luieila, y traer ag;:a,<br />

y hacer todo lo <strong>de</strong>más que fuese menester en el convenio y<br />

fuera <strong>de</strong> él, y no por eso olvidarse <strong>de</strong>l ayuno, oración,<br />

horas canónicas , y otras obras penales , en (pie los santos<br />

mongesse ejercitaban. Todo lo aceptó Teodora con gran voluntad,<br />

y todo le parecía poco, por satisfacción y castigo<br />

<strong>de</strong> su pecado. Ejercitóse ocho aíios en todos los oficios bajos<br />

<strong>de</strong> la casa , y en los <strong>de</strong>más , que habernos dicho , con<br />

tan gran<strong>de</strong> fervor y espíritu <strong>de</strong>l cielo , que ponia admiración<br />

á los otros monges. Mas cuando el marido halló menos<br />

á su mujt'r , no se pue<strong>de</strong> fácilmente creer las obras y pen.<br />

samientos varios que embistieron su corazón, porque habia<br />

<strong>de</strong>saparecido: por una parte temía que no fuese alguna liviandad<br />

; y por otra se aseguraba con la honestidad y<br />

recalo que siempre habia conocido en su mujer. Estando<br />

con esta congoja muy fatigado y lloroso , pidiendo á Dios<br />

que le <strong>de</strong>scubriese dón<strong>de</strong> estaba Teodora , le apareció un<br />

ángel que le dijo, que la mañana siguiente fuéseá la iglesia<br />

<strong>de</strong> San Pedro, apóstol , y que allí mirase atenlamente<br />

el rostro <strong>de</strong> la primera persona que se le pusiese <strong>de</strong>lante.<br />

Mandó el abad á Teodora que fuése con los camellos á<br />

la ciudad á comprar aceite , que fallaba en el convento.<br />

Fué , y encontróse á la puerta <strong>de</strong>-la iglesia <strong>de</strong> San redro<br />

con su marido ; saludáronse los dos; y ella le conoció y<br />

no fué <strong>de</strong> él conocida : porque comola vió veslida <strong>de</strong> hombre<br />

y <strong>de</strong>monge, y tan trocada y atenuada en el gesto con<br />

los ayunos, no cayó en su imaginación que podía ser ella,<br />

especialmente que se habia olvidado ( por permisión <strong>de</strong><br />

Dios) <strong>de</strong> lo que el ángel le habia dicho ; pero quedó sosegado<br />

entendiendo <strong>de</strong>l mismo ángel, que le volvió¿ aparecer<br />

, que su mujer estaba en salvo , y -no habia echado<br />

por mal camino.<br />

Pero santa Teodora , no contentándose <strong>de</strong> la vida común<br />

d« los otros monges, aunque era tan austera, y ella la<br />

hacia con suma exacción, siempre aíiadia nuevos rigores y<br />

nuevas asperezas <strong>de</strong> ayuno y dcotras penitencias para macerar<br />

su cuerpo y vengarse <strong>de</strong> él, por la flaqueza que habia<br />

cometido. Dióso tanto á la abstinencia, que vino á no comer<br />

sinouna vez cada semana, trayendo á raiz <strong>de</strong> suscarnes un<br />

áspero cilicio, pareciendole todo poco para su pecado. Mas<br />

resplan<strong>de</strong>ciendo Teodora con tan gran<strong>de</strong> ejemplo y sanlidad<br />

, el <strong>de</strong>monio , que llevaba muy mal el ser vencido <strong>de</strong><br />

uwa mujer , á quien 61 al principio habia rendido y <strong>de</strong>rribado<br />

; viendo que no le sucedían los medios secretos y<br />

ocultos que babia tomado para hacerle guerra, se 1c apareció<br />

un día, y la amenazó que la babia <strong>de</strong> pereeguir y acosar<br />

hasta que cayese; y luego buscó la ocasión para hacer<br />

lo qne aquí diré. Mandó el abad <strong>de</strong>l monasterio á Teodora<br />

que fuése con los camellos á la ciudad por trigo , y que si<br />

no pudiese vo'ver á tiempo , se quedase aquella noche cu<br />

un monasterio, que eiitaba en el camino , llamado Nono.<br />

Hízolo ¿(H Teodora i y por ser ya <strong>de</strong> noche , quedóse en<br />

el convento y ftiéseá dormir al establo, don<strong>de</strong> estaban sus<br />

camellos. Instigó el <strong>de</strong>monio á una moza que la vió y creyó<br />

que era hombre , para que se enamorase <strong>de</strong> él, y le<br />

solitase á mal: y como no hallase enlrada para lo que<br />

quería y esluviese abrasada <strong>de</strong>l fuego infernal <strong>de</strong> concupiscencia<br />

, juntóse con otro pasajero <strong>de</strong> los que allí estaban<br />

y concibió <strong>de</strong> él; y creciéndole el vientre y siendo preguntada<br />

<strong>de</strong> quien habia concebido , dijo, que <strong>de</strong>l monge Teodoro<br />

, en el monasterio Nono, seílalando la noche y el lugar<br />

<strong>de</strong> aquella maldad. <strong>Los</strong> monges , que esto oyeron,<br />

acudieron al monasterio don<strong>de</strong> estaba Teodora y dieron<br />

parle <strong>de</strong>l caso al abad y á los otros monges; y <strong>de</strong>spués que<br />

parió la mujer, llevaron al niño , que habla parido, al<br />

mismo monasterio, acriminando aquel hecho. Y eomo<br />

Teodora no lo negase por pa<strong>de</strong>cer mas; el abad le mandó<br />

echar <strong>de</strong>l monasterio con el niño, para que le criase como<br />

padre, é hiciese la penitencia <strong>de</strong> tan grave culpa. Salido<br />

<strong>de</strong>l monasterio, sustentó al niño con leche <strong>de</strong> ovejas, y<br />

crióle por espacio <strong>de</strong> siete años , con gran paciencia y alegría<br />

, comiendo ella algunas yerbas <strong>de</strong>l campo y bebien ­<br />

do un poco <strong>de</strong> agua, ó por mejor <strong>de</strong>cir, las muchas lágrimas<br />

(pie <strong>de</strong>rramaba , y por ei calor <strong>de</strong>l sol traia su cuerpo<br />

tostado y requemado, que parecía un etíope. Pero siempre<br />

se quedó pegada al monasterio en una choza que allí<br />

junto había armado para ser mas notada <strong>de</strong> los monges<br />

que entraban y salían. No coulento el <strong>de</strong>monio con esta<br />

tela que habia urdido; pai'a tentarla y afligirla mas, lomaba<br />

nunhas veces la figura <strong>de</strong> su marido, y se llegaba<br />

á ella díciéndola los requiebros y dulzuras que solía cuando<br />

estaban junios, y <strong>de</strong>rramaba muchas lágrimas, rogándola<br />

que so las enjugase, quitándole la causa <strong>de</strong> ellas , y<br />

volviéndose á su casa : otras veces venían los <strong>de</strong>monios á<br />

embestir con ella en forma <strong>de</strong> bestias lleras , ó <strong>de</strong> soldados<br />

y do oq gran<strong>de</strong> ejército, en que venia un gran príncipe,<br />

que por no haberle querido adorar la mandó azotar; y<br />

los <strong>de</strong>monios lo hicieron con tanta fuerza y vehemencia,<br />

que la <strong>de</strong>jaron por muerta; y algunos pastores que la<br />

vieron, avisaron <strong>de</strong> ello á los monges para que la enterrasen;<br />

pero ella volvió en sí, 6 hizo oración, suplicando<br />

á nuestro Señor que la confortase; y con esto la <strong>de</strong>jaion.<br />

Pareciendole al abad que ya Teodoro había pagado<br />

.bien el <strong>de</strong>lito cometido, con los siete anos <strong>de</strong> tan dura peuilencía,<br />

le mandó recibir <strong>de</strong> nuevo en su monasterio;<br />

pero con condición que esluviese cerrado en una celda,<br />

sin ocuparle en cosa alguna: y <strong>de</strong> esta manera estuvo<br />

otros dos años. Después <strong>de</strong> esto oyeron un día á Teodoro<br />

que estaba hablando en voz alta con el niño <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su<br />

celda: y algunos monges, áquienes el abad habia mandado<br />

que estuviesen atentos para ^ír lo que le <strong>de</strong>cía , le<br />

oyeron <strong>de</strong>cir estas palabras: Hijo mió, ya se llega el fin<br />

<strong>de</strong> mi vida, yo te encomiendo á aquel que, estando en<br />

el cielo, es Padre <strong>de</strong> lodos los huérfanos; y en la tierra,<br />

al que lo fuere <strong>de</strong> este monasterio. Tendrás por hermanos<br />

á loa monges <strong>de</strong> él. No procures ser honrado <strong>de</strong> los hombres<br />

, sino <strong>de</strong> Dios : y para serlo, el medio mejores ser<br />

<strong>de</strong>shonrado en el mundo , y pa<strong>de</strong>cer afrentas y falsos leslimouíos.<br />

Si quitres ser honrado , honra tú primero á los<br />

otros. Aborrece el <strong>de</strong>masiado <strong>de</strong>rmir : abraza la aspereza<br />

en el comer y en el vestir, y huye <strong>de</strong> todo regalo. No te<br />

<strong>de</strong>scui<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la oración , ni <strong>de</strong>jes <strong>de</strong> asistir con los mongos<br />

á las horas canónicas, así <strong>de</strong> noche como <strong>de</strong> día. No<br />

acuses á tus prójimos, Cuando te preguntaren, respon<strong>de</strong>

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