Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

338 LA LEYENDA DE ORO.
Florencio, donde vieron inuchlsimas ciervas y oirás fioras,
todas á la puerta mirándosela con lauta atención y
tan quietas y fijas como si estuviesen presas con cadenas.
Vieron venir al santo varón , y no conociendo su santidad
se indignaron contra é!, juzgando que por algun arle de
encantamiento tenia presas las fieras y reducidas todas á
la puerta do su casa. Tratáronle mal do palabras ; y con
violencia y furor le quitaron la túnica que traia y se fueron.
El sanio sin responderles palabra ni resistirse , se
dejó desnudar; y viendo que se iban y dejaban una azada
ó hacha que tenia, con que labraba la tierra y bacia lefia,
la tomó y les fué siguiendo dando voces y diciendo se esperasen
y se llevarían también aquella sola alhaja que
tenia.
Tomáronla y prosiguieron su camino, y al llegará una
laguna que hablan de pasar, los caballos no pudieron moverse:
ellos los apretaban mas y mas las espuelas ; pero
era en vano berilios. Reconocieron cpie sin duda era casligo
del cielo por las injurias qne hablan hecho á aquel
santo varón (que aunque malos, ya habían conocido lo
era, en su silencio y sencillez); y así volvieron las riendas
y fueron á buscarle : pidiéronle perdón y restiluyéronle
lo que le habian quitado: con que partieron gozosos
con su bendición , y los caballos no se pararon mas
en todo el camino. Van á la presencia del rey Dagoberto
y le cuentan lo que Ies habla sucedido; cuando al instante
mandó enjaezar ricamente su caballo, y se lo envió
al varón de Dios, suplicándole se sirviese de montar en él
y venirse á su palacio. El santo por no parecer desagradecido,
ya que no admitió la oferta del caballo, por parccerle
no decia bien á su humildad, vino á visitar al rey.
JU llegar al palacio una hija del rey, ciega y muda desde
su nacimiento , de repenle vió y habló llamando á Florencio
por su nombre, siendo así que todos lo ignoraban. No
fué solo osle prodigio: porque subiendo el sanio á ver al
rey á su cuarto, como no tenia criado que le guardase el
manto ó capa , mientras entraba á hablar al rey (cortesía
eiilonces usada) se quitó su capa y la colgó de un rayo
desoí que entraba por una ventana, la cual se esluvo
colgada como si estuviera de una estaca ó clavo , lodo el
tiempo que esluvo con el rey hablando. Estos milagros
tan portentot'üs movieron tanlo el ánimo del rey, que le
hizo donación al sanio de aquella selva y de las villas y
aldeas adyacentes , para que fabricase en aquella parte
que tenia su celda, un monaslerio, el cual se fabricó
luego con toda sunluosidad y real magnificencia, y se
llamó y llama hoy el monasterio dellaslé, y posee las dichas
posesiones.
Murió el bendito Arbogaslo; y el rey obligó al santo varon
Florencio á que aceptase afyuel obispado de Argentina:
y el bendito siervo de Dios por no resislir á la divina voluntad,
humilde lo aceptó y gobernó santísimamGHte por
espacio dedoceaílos, ejrcilándose de dia y do noche en
actos heroicos de caridad, humildad, paciencia, oración,
contemplación, ayunos, penitencias y en todas las demás
virtudes, escogiendo varones sencillos, santos y virtuosos
que habitasen siempre en su monasterio de Ilaslé y allí
sirviesen á Dios: con lo cual, dando divino olor y fragancia
de virtudes, virgen, puro y casto, echó buen olor
de Cristo, como dice el Apóstol, y habiendo adornado é
ilustrado la Iglesia de Dios con dichos y hechos heroicos,
y sufi ida con gran paciencia inmensos trabajos como fiel
DIA
y prudente siervo, descansó en paz en su Iglesia, y fuó á
poseer el premio eterno de la gloria donde con Cristo reina.
Fué su glorioso tránsito á los 1 de noviembre (dia en
que la Iglesia le celebra) por los aíiosdel Señor de 613.
Fué sepultado su santo cuerpo en su misma Iglesia de Argentina,
y allí estuvo mucho tiempo ilustrándola con milagros,
hasta que el bendito Ralo, obispo de Argentina,
tuvo órden del cielo por divina revelación, para trasladarlo
al monasterio de Ilaslé, y colocarlo en el mismo lugar
en que él se habia fabricado su primera celdila y habitación,
y allí permanece el dia de hoy, haciendo Dios por su
intercesión muchos milagros. Escribieron su vida Surio, en
el tomo iv; Dcmocaro m Tabulis Eccles. Argenl.; Molano;
w Aádit. ad Usuardum; el Martirologio romano; y Baronio
en sus anotaciones.
* SA\ PHOSDOCIMO, OBISPO T CO>FKBOR.—Era natural do
la Grecia y fué convertido á la religión cristiana por c'
apóstol san Pedro, marchando después á Roma con dicho
apóstol, quien lo consagró obispo y lo mandó á Pavía.
Lleno del Espíritu Santo, y dedicado al minislerio de la
divina palabra, convirtió á la fé á innumerables personas,
lasque bautizó, contándose entre ellas á Vilaliano, prefecto
de la ciudad, su mujer y toda su familia. Uízose célebre
:por el don de milagros, y habiendo gobernado con
gran celo la Iglesia do Pavía por muchos afios, murió
á los noventa y tres años de edad y á principios del segundo
siglo.
SA\ AMARANTO MÁRTIR.—Ignoramos los detalles de su
vida, y solo sabemos qne dió su sangre por Jesticrislo.
Unos creen que murió durante la persecución de Decio, y
otros atribuyen su martirio á la barbarie de Crocos, rey
do los alemanes, que devastó las Gallas en tiempo de los
emperadores Valeriano y Galieno. Amaranto, según Godescard,
confesó lafécn el pueblo de Vians, cerca de Albi.
Sus reliquias estuvieron mucho tiempo escondidas; pero
el Seilor manifestó después su sepulcro, y junio á él so
obraron grandes milagros. San Eugenio de Carlago, que
fué desterrado de las Gallas, quiso morir junto al sepulcro
de este santo mártir. Sus reliquias se guardan ahora en la
catedral de Albi.
LOS SANTOS lIlEUON, NICANDRO, EsiQUlO V OTROS TREINTA
MÁRTIRES.—En la turbulenta tempestad que excitó contra
la Iglesia el emperador Diocleciano, fueron evueltos
estos gloriosos santos y dieron su sangre en ella. Prendiéronlos
en Militina de Armenia, y por órden de su gobernador
Lisias los azotaron de un modo horrendo, después
los hicieron correr por un carril de fuego, y óltimamenle
los degollaron.
SAN ENGELBERTO, OBISPO X MÁRTIR.—Descendiente este
santo de los condes de Berry y de Gueldrcs, mostró desde
su infancia felices disposiciones para la virtud. Abrazó
el estado eclesiástico, renunció varias ricas prebendas y el
obispado de Munster, para consagrarse al Señor en la penitencia
y la humildad. Pero al fin Invoque acoplarla
dignidad de preboste de la Iglesia de Colonia, y por el
interés que manifestó siempre en la defensa de los derechos
de la Iglesia, el sumo pontífice le nombró para el arzobispado
de la misma ciudad de Colonia, siendo consagrado
el año 1213. Casi lodo el empleo que hizo el santo
de su dignidad, fué para continuar manteniendo los derechos
do la Iglesia para proteger á los débiles contra el
despotismo del mas fuerte, para hacer cesar las calami-