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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 4.<br />

snnlo roy Esteban junlomoá la ddsnnlo príncipe Enrerico,<br />

sn hijo; pues no es ménosen sit manera Bilioii able, que la<br />

<strong>de</strong> su padre; y auiKpn! el dia <strong>de</strong> su translación en que la<br />

Iglesia le celebra, es á los i <strong>de</strong> noviembre; todavía es!as<br />

dos vidas juntas aquí irán mastrahadns y la una dará luz h<br />

la otra, y por ellas alabaremos al Sefior, que hizo santos al<br />

rey su padre y al principo su hijo, y los puso en su Iglesia<br />

para ejemplo <strong>de</strong>sanlidad.<br />

\;)ció san Emerico <strong>de</strong> Esteban y <strong>de</strong> Gisela, reyes <strong>de</strong><br />

Ilungi ía : <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ruño fué tan inclinado á la virtud y á ledas<br />

inscosas do piedad, que comunmente, dui miendo los otros,<br />

se levaniüba <strong>de</strong> su cama h hacer oración y recilar los salmos<br />

<strong>de</strong> David, pidiendo al Bfi <strong>de</strong> cada salmo perdón á Dios<br />

<strong>de</strong> sus culpas; y en esle santo ejercicio gastaha buena parte<br />

<strong>de</strong> la noche: y aconleció algunas veces que el rey su<br />

padre le estaba acechando maravillado <strong>de</strong> la virtud <strong>de</strong> su<br />

hijo, y regalándose en él, alabando al Señor que se le había<br />

dado, sacando <strong>de</strong> aquellosprincipioscnán gran príncipe<br />

habia <strong>de</strong> ser. Acrecentóse masesla opinión y esperanza<br />

al rey, por lo que o'va vez le sucedió. Ouisoir un dia al<br />

monasterio <strong>de</strong> San Martin, que el mismo rey hahia fundado<br />

ricamente y poblado <strong>de</strong>gran número <strong>de</strong> monges. Determinó<br />

llevar consigo á su hijo Emerico, y envióle <strong>de</strong>laule para<br />

que lodo el recihimienlo que los monges lequerian hacer<br />

á él, se lo hiciesen á su hijo,y el hijo les conociese y<br />

traíase mas familiarmente. Llegado Emerico al monaslerio,<br />

fué recibido <strong>de</strong> lodo el convento como hijo y here<strong>de</strong>ro<br />

<strong>de</strong>lrey: y é!,á la usanza <strong>de</strong> latierra abrazóconbenignidad<br />

á todos los monges, y á cada uno <strong>de</strong> por sí dándoles ósculo<br />

dé paz en el rostro. Pero notó el rey su padre que no hacia<br />

esto igualmente con todos sino que á unos hesaba en<br />

el rostro dos á oíros tres, á otros cuatro y cinco veces, y<br />

que á uno solo que se llamaba 3!auro, le había besado siete<br />

veces: <strong>de</strong> lo cual admirado el rey quiso <strong>de</strong>spués saber<br />

<strong>de</strong> Emerico por qué lo haliia hecho, y cuál era- la causa<br />

<strong>de</strong> aquella variedad. Confesó el hijo a! padre que la causa<br />

había sido la revelacicn que habia tenido do Dios, délos<br />

gra<strong>de</strong>s <strong>de</strong> casti ladque cada uno <strong>de</strong> los monges tenia, y que<br />

conforme á ellos él habia regalado con aquel ósculo <strong>de</strong>paz<br />

mas ó menos á cada uno; y que aquel monge á quien habia<br />

hecho aquclsingiilar favor, y besádole siete voces era virgen<br />

y varón porfecüsimo.<br />

Espantóse el rey que su hijo (uviesc lanta luz <strong>de</strong>l ciclo:<br />

y para averiguar si era verdad, volvió otro dia al monasterio<br />

solo con dos criados, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haher estado los<br />

monges en sus maitines, noló que solos aquellos se quedaban<br />

en el coro, ó.se recogían en algún rincón <strong>de</strong>l lemplo<br />

á hacer oración, á quienes Emerico habia dado muchos<br />

besos, y que lo» <strong>de</strong>más so iban á reposar. El rey los<br />

^filudo á cada uno por sí; y ellos le respondieron: y solo<br />

Mauro nunca quiso respon<strong>de</strong>r al rey ; porque estaba muy<br />

puesto en su oración y no se quería diverlir. Mas para<br />

hacer otra prueba mayor, al dia siguiente le hizo llamar<br />

<strong>de</strong>laule. <strong>de</strong> ¡esotros frailes y le reprendió <strong>de</strong> muchas cosíis,<br />

que <strong>de</strong>ciá haber hecho como mal religioso ; y Mauro<br />

estuvo tan en sí y tan seguro en su conciencin, que no<br />

habló palabra, ni so excusó, remitiendo su inocencia al<br />

juicio d^'1 Sefior; y el rey Eslébau conoció que era verdad<br />

lo que el príncipe su hijo le habia dicho, y <strong>de</strong>claró al convento<br />

la causa porqué habia venido allí, alabando á Mauro,<br />

a quien poco <strong>de</strong>spués hizo obispo <strong>de</strong> la ciudad llamada<br />

Cinco Iglesias.<br />

NOVIEMlíUE.<br />

331<br />

Crecía en la edad el piwipe Emerico, y-no méiros en<br />

la virlud y perfección. Estando en Yesprin, llevando con^<br />

sigo un solo criado, se fué una noche á la Iglesia antigua<br />

<strong>de</strong> San Jorgeá hacer oración: y postrado dolante <strong>de</strong>l altar,<br />

comenzó á pensar qué ofrenda ó qué sacrificio podría<br />

él ofrecer á Dios, que le fuese mas acepto y pgra(feble ; y<br />

ostando en esto pensamiento, vió una luz clarísima, que<br />

alumbraba toda la iglesia, y oyó una voz <strong>de</strong>l cielo, que le<br />

<strong>de</strong>cía: I.a viiTÍuidad os cosa preciosísima : y loque le pi ­<br />

do, es, que la guar<strong>de</strong>s entoramen'e en-el cuerpo y en ct<br />

alma, hasta la nmorle. Muy consolado quedó Emerico con<br />

esté regalo y mandato <strong>de</strong>l cielo, y suplicó á nuestro Sefior<br />

que le diese gracia y espíritu para guardarlo que lo mandaba,<br />

como lo proponía do hacer, y no <strong>de</strong>scubrió á nad:<br />

este secreto; áutos mandó al criado que allí estaba, qu<br />

callase mientras él viviera.<br />

Mas el rey Estéban, queriendo proveerá su reino, mando<br />

á su hijo que se casase: lo cual él hizo con mucha R><br />

pugnancia por el propósito <strong>de</strong> guardar virginidad que tenia,<br />

conforme á la divina revelación. Pero obe<strong>de</strong>ció ai padre,<br />

y lomó por mujer á una doncella <strong>de</strong> sangre roa!,<br />

muy hermosa y honesta y digna <strong>de</strong> tal esposo; poro no<br />

la locó: ántos la persuadió que guardase ella también su<br />

virginidad, y los dos viviesen como hermano y hennann;<br />

y así lo bacian. Y como él era mozo y le hervia la sangre<br />

y se criaba con lanta abundancia y regalo, y con l¡;s ocasiones<br />

que los palacios <strong>de</strong> los reyes traen consigo; para no<br />

per<strong>de</strong>r en un punto la preciosa joya <strong>de</strong> la castidad, maceraba<br />

su cuerpo con ayunos, penitencias y oraciones, suplicando<br />

continuamente al Señor que le tuviese <strong>de</strong> su mano<br />

y apagase las llamas déla concupiscencia con el rocío<br />

<strong>de</strong>! cielo, y el Señor le guardó porpoluamenlc virgen con<br />

su esposa: que es un ejemplo raro y admirable, y propio<br />

do la po<strong>de</strong>rosa mano <strong>de</strong>l Señor, que mandó al fuego quo<br />

no quemase, y conservó á Emerico en medio <strong>de</strong> las liamas,<br />

como á los tres mozos <strong>de</strong>l horno <strong>de</strong> Babilonia, para<br />

que no se abrasase, y nos enseñase con tan iluslrc ejem^plo<br />

lo que pue<strong>de</strong> nuestra ffácá naturaleza aj miada y<br />

alentada con el favor <strong>de</strong>l Señor. Y porque la vida <strong>de</strong> esto<br />

santo príncipe era mas digna <strong>de</strong>l cielo, que no <strong>de</strong> la tierra,<br />

se la cortó en la flor <strong>de</strong> su edad,,y le Iransfadó á otro<br />

reino mas seguro y perpetuo. El arzobispo afirmó que habia<br />

visto subir su alma al cielo, y Dios 1c ilustró con muchos<br />

y gran<strong>de</strong>s milagros que hizo por su intercesión en<br />

Alba Real, don<strong>de</strong> sepultaron su sngrado cuerpo.<br />

Entre estos milagros fué uno muy insigne, el qiie sucedió<br />

siendo ya roy Ladislao, <strong>de</strong> esta manera, Vn hombre<br />

aloman, llamado Conrado, habia sido <strong>de</strong> una vida muy<br />

perdida y abominable, y locándole Dios al corazón, se<br />

compungió, y so <strong>de</strong>terminó á ir á Roma y ocharse á los<br />

piés <strong>de</strong>l papa, y confosarse <strong>de</strong> todos sus picados con él y<br />

pedirle penitencia <strong>de</strong> ellos. El papa le oyó: y espantado <strong>de</strong><br />

la abominación <strong>de</strong> su vida, le mandó traer una loriga do<br />

hierro á raíz <strong>de</strong> las carnes, apretada con cinco ca<strong>de</strong>nillas<br />

<strong>de</strong> hierro, y un papel en que oslaban escriíos sus enormes<br />

pecados, y que visitase los lugares don<strong>de</strong> habia reliquias<br />

<strong>de</strong> santos y trajese aquella loriga, hasta que aquellas ca<strong>de</strong>nas<br />

<strong>de</strong> suyo se <strong>de</strong>satasen , y se borrasen los pecados<br />

eserilos en el papel. Todo lo hizo el hombre como le fué<br />

mandado, y visitó los sagrados lugares <strong>de</strong> Jerusalen, y<br />

<strong>de</strong>spués vino á llnngria; y postrándose <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l sei<br />

pulcro <strong>de</strong>l rey san Estéban, <strong>de</strong>terminó no levantarse do

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