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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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326 LA LKYENDA. DE ORO.<br />

hecho violencia, 1c fué forzoso echarlo <strong>de</strong> la boca, sin po<strong>de</strong>r<br />

por enlonces comer olí a cosa alguna. Conoció su exceso;<br />

y nrrepeiilido, fué <strong>de</strong> los que en a<strong>de</strong>lante le obe<strong>de</strong>cieron<br />

con mayor rigor. Or<strong>de</strong>nó muchos sufragios por los difuntos<br />

<strong>de</strong> peste: procuró gran<strong>de</strong>mente que tuviesen en<br />

la memoria el castigo con que. Dios les hahia visitado, y el<br />

henefirio <strong>de</strong> haberles librado <strong>de</strong> aquella mortandad, para<br />

lo cual erigió unas compañías ó congregaciones, que llamó<br />

<strong>de</strong> las Cruces: porque como hubiese levantado varios<br />

aliares en diversas partes <strong>de</strong> la ciudad, don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>cia<br />

misa en las calles, mandó que en el mismo lugar <strong>de</strong> los altares<br />

se pusiesen altas y gruesas columnas <strong>de</strong> piedra sobre<br />

baías y pe<strong>de</strong>stales, en cuya altura se pusiese una cruz<br />

gran<strong>de</strong> con un Cristo enclavado, y se cercasen con rejas do<br />

hierro , labradas con primor, teniéndose las cruces con<br />

justa veneración : y para conservar perpetuo el culto <strong>de</strong>bido<br />

al instrumento <strong>de</strong> nuestra reparación , instituyó unas<br />

compañías ó bermanda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> personas pías, <strong>de</strong> la vecindad<br />

<strong>de</strong> cada cruz, con reglas particulares, y oficiales, cuyo<br />

gobierno aplicó á la congregación <strong>de</strong> los oblatos <strong>de</strong> San<br />

Ambrosio. Dióles por instituto hacer oración pública todas<br />

las lar<strong>de</strong>s <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la cruz : y los viernes, cerca <strong>de</strong> la<br />

oración, ir en procesión á la iglesia Mayor á visitar el santo<br />

clavo, y oir una plática <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong> nuestro Re<strong>de</strong>ntor.<br />

Fué obra <strong>de</strong> gran fruto, por ser <strong>de</strong> tanta piedad, y las muchas<br />

indulgencias, que alcanzó <strong>de</strong> la se<strong>de</strong> apostólica, á los<br />

que la ejercitaban. Oíanse cada tar<strong>de</strong> á un mismo tiempo<br />

en todas partes <strong>de</strong> la ciudad una casi infinita multitud <strong>de</strong><br />

voces, que alababan á Dios piiblícamenfe, y los viernes so<br />

veian por las calles procesiones <strong>de</strong> hombres compuestos,<br />

diciendo salmos é himnos con tanta piedad , que movían á<br />

<strong>de</strong>voción á todos.<br />

Siempre e^aba pensando este fervoroso santo trazas y<br />

modos con que a<strong>de</strong>lantar la piedad y <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> los bnmbres,<br />

no perdiendo la ocasión <strong>de</strong> buscar la mayor gloria <strong>de</strong><br />

Dios. Escribia muchas veces cartas pastorales, con que animaba<br />

al pueblo á las obras <strong>de</strong>l servicio divino que pretendía<br />

: publicaba varios libros con el mismo fin: promulgaba<br />

santísimos edictos, en que or<strong>de</strong>naba cosas muy conveniente*<br />

para las costumbres: redujo muchos herejes : quilo<br />

gran<strong>de</strong>s abusos : reformó , fuera <strong>de</strong>l clero y pueblo, algunas<br />

religiones y muchos conventos <strong>de</strong> monjas: fundó<br />

gran número d« monasterios, casas <strong>de</strong> religiones, iglesias<br />

colegiales, y otras infinitas obras <strong>de</strong> piedad que no se pue<strong>de</strong>n<br />

especificar todas : basta <strong>de</strong>cir, que no perdió ocasión<br />

en que pudiese a<strong>de</strong>lantar la honra y gloria <strong>de</strong> Dios, y bien<br />

<strong>de</strong> las almas, <strong>de</strong> cuyo amor estaba herido , y lo buscaba<br />

iníaliigablemenle cada día mas con nuevas invenciones y<br />

trazas pru<strong>de</strong>nlf«imas, sin tener respeto ni consi<strong>de</strong>ración á<br />

otra cosa. Visitó por ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l sumo pontífice los obispados<br />

sujetos á la metrópoli <strong>de</strong> Milán : fué igual el fruto que<br />

en ellos hizo y obró Dios por su siervo gran<strong>de</strong>» maravillas.<br />

A la entrada pontifical, que hizo en Bérgamo, ciudad<br />

<strong>de</strong>l señorío <strong>de</strong> Yenecia , apareció en el aire sobre la cabeza<br />

<strong>de</strong>l santo visitador una maravillosa corona , que Ic<br />

acompañó largo trecho por sus calles, cuando iba entrando<br />

moviéndose paso á paso perpendicularmente sobre el sanio,<br />

al modo,<strong>de</strong> la estrella do los Magos, como guirnalda<br />

gloriosa <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s y hechos heroicos, y prenda cierta<br />

<strong>de</strong> la laureola que le estaba preparada en el cielo.<br />

Con tan gran<strong>de</strong>s ocupaciones supo hallar logar á muchas<br />

<strong>de</strong>vociones , trasladando con gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>voción y so-<br />

Di A i,<br />

lemnidad muchos cuerpos <strong>de</strong> santos, ficciieutando lugares<br />

sagrados, é iglesias <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong>voción particular. Emprendió<br />

en traje <strong>de</strong> peregrino vkijes largos por caminos asperísimos<br />

, para visitar templos <strong>de</strong> la fantisima Virgen.<br />

Mostró la misma <strong>de</strong>voción en la visita <strong>de</strong> las iglesias <strong>de</strong><br />

Milán, haciendo oración en todos los altares , y no parece<br />

podía <strong>de</strong>sasirse <strong>de</strong> los lugares sagrados; tan gran<strong>de</strong> era el<br />

afecto <strong>de</strong> piedad, que allí le tenia dulcemente aprisionado.<br />

Solía estar cinco horas en oración en Roma en la capilla<br />

<strong>de</strong> la Columna <strong>de</strong> Santa Práxe<strong>de</strong>s: y habiendo oslado<br />

una noche entera en las catacumbas do San Sebastian,<br />

fuera <strong>de</strong> los muros <strong>de</strong> Roma , la mañana siguiente , dia do<br />

santa Inés, fué á pié á la iglesia <strong>de</strong> esta sania , fuera <strong>de</strong> la<br />

puerta Pía, don<strong>de</strong> dijo misa, y estuvo largo tiempo en oración;<br />

y volvió <strong>de</strong> allí á Santa Práxe<strong>de</strong>s á pié , cerca <strong>de</strong> las<br />

tres <strong>de</strong> la lar<strong>de</strong>. Hacia la oración <strong>de</strong> las cuarenta boins,<br />

sin salir jamás <strong>de</strong> la iglesia en todo aquel tiempo : y solía<br />

<strong>de</strong>cir que sus <strong>de</strong>licias eran estar en la iglesia. Ardía en un<br />

gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ir en peregrinación á la Tierra Santa pava<br />

visitar el sepulcro <strong>de</strong>l Señor, y lugares sagrados <strong>de</strong> la Palestina;<br />

mas por hallarse cargado <strong>de</strong>l peso <strong>de</strong> lanías almas,<br />

y no <strong>de</strong>jar su resi<strong>de</strong>ncia, no pudo satisfacer á tan pía<br />

<strong>de</strong>voción; á mas que el sumo pontífice no venia en darlo<br />

licencia.<br />

Fué á Roma el año <strong>de</strong>l jubileo , y para ganarle se previno<br />

muy <strong>de</strong>spacio con los ejercicios espirituales. Hizo confesión<br />

general, é inmediatamente comenzó á visitar las<br />

iglesias señaladas, siempre á pié y algunas veces <strong>de</strong>scalzo.<br />

Llevaba consigo su familia <strong>de</strong> dos en dos, con singular<br />

mo<strong>de</strong>stia y <strong>de</strong>voción, rezando por todo el camino preces,<br />

letanías y salmos , recogiéndose á ralos á oración interior.<br />

Iba san Carlos con el espírilu tan elevado en Dios y tan recogido,<br />

que nada podía distraerle. Si acaso encontraba<br />

príncipes ó prelados, continuaba sus <strong>de</strong>vociones, saludándoles<br />

con solo <strong>de</strong>scubrir la cabeza, é inclinarla sin mas <strong>de</strong>tención.<br />

Este tenor <strong>de</strong> cortesía usó con el duque do Parma<br />

Octavio Farnesio, su <strong>de</strong>voto: quedó edificadísimo <strong>de</strong> esto<br />

ejemplo, y dijo, sabia ya cómo <strong>de</strong>bían visitarse las iglesias;<br />

y con los que eran mas domésticos, no daba á enten<strong>de</strong>r<br />

que los había visto, y encontrándole un día Marco Antonio<br />

Colona en el camino <strong>de</strong> San Pablo, fuera <strong>de</strong> los muros<br />

, salió <strong>de</strong> la carroza con don Fabricio, su hijo , á hacerle<br />

reverencia : el santo no se paró á recibir su agasajo<br />

y apenas dió muoslras <strong>de</strong> saludarlos, ni aun bajó la cabeza<br />

á dona Ana, su querida hermana, mujer <strong>de</strong> don Fabricio,<br />

que eslaba en la carroza; y como si no los viera,<br />

prosiguió su viaje sin interrumpir su oración por aquel<br />

breve momento. Era admirado <strong>de</strong> lodos, y muchos nobles<br />

le acompañaron por <strong>de</strong>voción á estas estaciones, guardando<br />

el ór<strong>de</strong>n mismo que la familia, con gran consuelo suyo.<br />

A mas <strong>de</strong> lasiglesias señaladas para el santo jubileo, visito<br />

las <strong>de</strong> mayor nombre , ó don<strong>de</strong> hay señalada reliquia ó<br />

<strong>de</strong>voción particular <strong>de</strong>l pueblo. Visitó á pié las siete iglesias<br />

muchas veces, y casi todos los días hacia genuflexión<br />

á la escala santa. Acompañó la oración con larguisim.is<br />

limosnas: ejercitó la hospitalidad , dando acogida en las<br />

casas <strong>de</strong> su titulo <strong>de</strong> Sania Práxe<strong>de</strong>s á sus milanescs. y á<br />

los <strong>de</strong> otras naciones. Estas obras tan ejemplares fueren<br />

testimonio claro y firme confirmación <strong>de</strong> la fama <strong>de</strong> su santidad<br />

, con que adquirió lan gran veneración y amor <strong>de</strong>l<br />

pueblo, que pasando por las calles salían á verle, y todos<br />

le reverenciaban, hincando las rodillas, y besando quien

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