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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA í.<br />

cipio tuvo contradicción en esto, no pai eciendo convenieuíes<br />

concursos \ apreturas en tiempo lan contagioso; con<br />

lodo eso el sanio prelado siguió el ejemplo <strong>de</strong> san Gregorio,<br />

(pieen el mayor incendio déla peste or<strong>de</strong>nó aquella<br />

memorable procesión con que inclinó á Dios á misericordia.<br />

El dia primero, junta la clerecía y pueblo en la melropolitana,<br />

el car<strong>de</strong>nal les puso ceniza bendita en las cabezas,<br />

según el rito <strong>de</strong> la iglesia. Usó en esta ocasión <strong>de</strong> esta<br />

ceremonia, aunque no era su tiempo, para moverá mayor<br />

humillación y dolor <strong>de</strong> pecados, y que aquel aclo exterior<br />

<strong>de</strong> rendimiento y penitencia pública aplácasela indignación<br />

<strong>de</strong> Dios, para que mitigase el castigo. Fué cosa<br />

<strong>de</strong> gran<strong>de</strong> admiración ; porque atendiendo el santo arzobispo,<br />

todo inflamado en interior espíritu á esta santa acción,<br />

parecíale haber enviado el ciólo una lluvia sobre los<br />

corazones, (pie les hizo resolveren lágrimas amargas por<br />

la dolorosa memoria <strong>de</strong> sus pecados; <strong>de</strong> manera que así<br />

ios magistrados como el pueblo partían do los pies <strong>de</strong>l santo<br />

con las cenizas sobre las cabezas y los ojos bañados en<br />

abundantes lágrimas: cosa que causó bonísimos efectos<br />

generalmente en toda la multitud. Acabada esta ceremonia<br />

se encaminó la procesión á la iglesia <strong>de</strong> San Ambrosio<br />

él Mayor í llevaba el santo pastor hábito tan triste y doloroso<br />

que movia á sentimiento y llanto. Iba <strong>de</strong>scalzo, cubierta<br />

la cabeza con capa morada, echada la capilla sobre<br />

los ojos, la falda ten lida, arrastrando por la tierra con una<br />

gruesa soga al cuello, llevaba por las manos un Cristo<br />

crucificado <strong>de</strong> gran peso, fijos en él los ojos, vertiendo<br />

continuas y copiosas lágrimas por lodo el camino como si<br />

fuera el mas facineroso malhechor <strong>de</strong>l mundo, llevado por<br />

ms <strong>de</strong>litos á justiciar públicamenle, é imaginando cargar<br />

sobre sus espaldas los pecados todos <strong>de</strong> su pueblo, se ofrocia<br />

á Dios en saci iflcio , sujetándose á recibir el castigo<br />

que tenia merecido, procurando aplacar la ira divina en<br />

favor <strong>de</strong> quien habla <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer la pena; y la pobre<br />

ciudad quedase libre <strong>de</strong>l azote que tan gravemente la<br />

ÍI (ligia.<br />

Movió este espectáculo á lan gran<strong>de</strong> amargura y compasión,<br />

viendo á su amado padre y santo pastor en hábito<br />

tan doloroso, que al pasar por las calles prorumpio el<br />

pueblo en voces lastimosas que llegaban al cielo, clamando<br />

misericordia como si se Ies arrancara el corazón <strong>de</strong> dolor.<br />

Aumentaba esta tristeza ver los canónigos <strong>de</strong>scalzos<br />

caminar con el mismo hábito, una cruz en la raano, soga<br />

al cuello, y <strong>de</strong> esta manera lo reslante <strong>de</strong>l clero y muchos<br />

legos para imitar á su sanio arzobispo, el cual iba tan embebido<br />

en Dios sin mirar don<strong>de</strong> pisaba, que topó con el<br />

<strong>de</strong>do grueso <strong>de</strong>l pié <strong>de</strong>recho en oí hierro <strong>de</strong> la reja <strong>de</strong> una<br />

cantina con tanta fuerza, que el golpe levantó toda la uña,<br />

saliendo lan gran copia <strong>de</strong> sangre que <strong>de</strong>jaba sefial por<br />

don<strong>de</strong> caminaba : y aunque pa<strong>de</strong>cía el dolor que pue<strong>de</strong><br />

imaginarse siendo la herida grave y en parte tan sensible,<br />

no so lo advirtió en el semblante <strong>de</strong>l rostro y acción<br />

la mas lijera sefial <strong>de</strong> sentimiento, como si no le huliicra<br />

sucedido; ni quiso <strong>de</strong>tenerse á reparar en parle el mal,<br />

aunque sentía gran tormento, locando cada paso las vesti-<br />

«luras largas la parte ofendida. No se excusó los <strong>de</strong>más<br />

dias <strong>de</strong> ir á las procesiones como muchos temian: fué en<br />

todas <strong>de</strong>scalzo, <strong>de</strong> modo que en la primera, aunque curaban<br />

la herida vuelto <strong>de</strong> la procesión, la mañana siguiente<br />

quitaba el medicamento <strong>de</strong>jando <strong>de</strong>scubierto el <strong>de</strong>do herido.<br />

No quiso que se corlase la uña hasta acabar las pro-<br />

NOY1KMBIUÜ. 325<br />

cesiones, por tener ocasión <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer mayor dolor lodos<br />

los dias, y en el acto mismo <strong>de</strong> quitar la uña no mostró ni<br />

un lijero sentimiento <strong>de</strong> dolor, ú bien el cirujano temblaba<br />

<strong>de</strong>l horror <strong>de</strong> haber <strong>de</strong> hacer el corte en parte tan sensible.<br />

Or<strong>de</strong>nó que la clerecía <strong>de</strong>l Domo fuese lodos los lunes<br />

en procesión á San Ambrosio, y los <strong>de</strong>más capítulos<br />

con el resto <strong>de</strong>l clero, distintamente los <strong>de</strong>más dias acompañados<br />

<strong>de</strong>l pueblo á ta metropolitana. Dispuso lo mismo<br />

en los conventos <strong>de</strong> religiosos, y dió el modo <strong>de</strong> hacer eslas<br />

procesiones con los salmos y oraciones que se <strong>de</strong>bian<br />

<strong>de</strong>cir conforme á la necesidad presente: con que cada dia<br />

habia su procesión, y él iba <strong>de</strong>scalzo con su cabildo, aun<br />

en tiempo <strong>de</strong> nieves y hielos, venciendo el fuego interior<br />

<strong>de</strong> su caridad el excesivo frió que pa<strong>de</strong>cía por el gran <strong>de</strong>seo<br />

<strong>de</strong> ver alivio en aquella adversidad. <strong>Los</strong> dias do fiesta<br />

se cantaban las letanías en todas las iglesias: ántes <strong>de</strong> la<br />

misa mayor tenia oración mental todo el pueblo por algún<br />

espacio, proponiéndoles los puntos <strong>de</strong> la meditación sacerdotes<br />

diputados en cada iglesia, con otras oraciones<br />

que se hacían cada dia en todas las casas, á la mañana, á<br />

medio diay á la lar<strong>de</strong>. Este ór<strong>de</strong>n mandó observar en toda<br />

la diócesis en hacer procesiones y <strong>de</strong>más rogativas: lo<br />

mismo se guardaba en los conventos <strong>de</strong> religiosos y claustrales:<br />

con que. la ciudad y arzobispado oslaba en un continuo<br />

ejercicio <strong>de</strong> oración pública y particular. Fué tenido<br />

por milagro, (pie no creciese la peste por causa <strong>de</strong> estas<br />

procesiones, como sucedió en la pestilencia <strong>de</strong> Rema, en<br />

tiempo do san Gregorio, que en una procesión murieron<br />

odíenla personas.<br />

Alzada aquella larga reclusión <strong>de</strong> los cunrenta dias, publicó<br />

un gran jubileo; porque na perdía el fervoroso sanio<br />

ocasión en que hubiese <strong>de</strong> sacar alguna ganancia espiritual.<br />

Hizo hacer para ganarle, las procesiones ordinarias<br />

que fueron frecuentadas <strong>de</strong>l pueblo, como libre <strong>de</strong> la prisión<br />

<strong>de</strong> tantos dias. Fué en ellas san Cárlos con los piés<br />

<strong>de</strong>snudos, con aquel hábito <strong>de</strong> penitencia que en las primeras,<br />

aunque era tiempo <strong>de</strong> invierno con excesivo frío,<br />

estando lascalles llenas do nieve y hielos. Arrojábase postrado<br />

en tierra con sus canónigos, mientras se cantaban<br />

las letanías en las iglesias por humillarse á Dios cuan profundamente<br />

podía, todo inflamado en <strong>de</strong>voción ar<strong>de</strong>ntísima,<br />

para que la divina Majestad aceptase aquellos ruegos<br />

y fuese propicio á su pueblo; y movia á gran compunción<br />

en todos ver persona tan gran<strong>de</strong> en tan profunda humillación.<br />

Subió al púlpito todos tres dias, y predicó con l.inlo<br />

fervor <strong>de</strong> espíritu, que sacaba lágrimas <strong>de</strong> los mas inexorables<br />

corazones.<br />

Cesó finalmente la peste á un mismo tiempo en toda la<br />

diócesi, como el santo car<strong>de</strong>nal habia profetizado. ISo fué<br />

menos agra<strong>de</strong>cido al Señor por este beneficio, procurando<br />

aprovccharcspiritualmenle á su pueblo. Hizo hacoi solemnes<br />

y <strong>de</strong>votas gracias á Dios con muchas procesiones que<br />

or<strong>de</strong>nó: mandó ben<strong>de</strong>cir las casas, sino es las <strong>de</strong> los quo<br />

tenían tablas <strong>de</strong> juego y <strong>de</strong> públicos pecadores; y aprovechóse<br />

<strong>de</strong> la ocasión, para introducir muchas costumbres<br />

santas y quitar abusos. Inlrodujo que so guardase cuaresmal<br />

mente la primera dominica do cuaresma; porque autos<br />

se comía en ella carne en Milán, mostrando Dios nuestro Señor<br />

cuánto le agradaba el servicio (pie lo hacia cu oslo san<br />

Cárles, castigando á los inobedientes Queriendo un ciudadano<br />

noble comer carne en osle dia contra el precepto<br />

<strong>de</strong>l santo arzobispo, no pudo tragar bocado, y habiendose

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