Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

1)1 A 4.
prefecto de los estudio Diputó en cuda dormitorio algunos
clérigos de mayor virtud , y costumbres aprobadas
y talo de la observancia de las reglas, con títulos de prefectos
: era su cargo velar dia y noche sobre lodos, así en
casa como fuera. Fué este un poderoso freno para contener
aquella juventud apartada de inconvenientes , y un
estímulo grande para apresurarse al bien. El mismo santo
cardenal visitaba sus seminarios , y se informaba de la
virtud y aprovechamiento do cada uno. Vacaba á estas
visitas con tan exacta atención y diligencia , que ocupaba
quince dias, sin querer atender á otros negocios. No salia
del seminario en este tiempo, y se quedaba con un solo
familiar que le sirviese. Decia el primer dia misa en la
capilla del seminario : predicaba después del Evangelio:
comulgaban de dos en dos de su mano : comia en el refectorio
la porción común como uno de ellos; y el regalo
mayor eran las oraciones , letanías , sermones y actos de
letras al tiempo de la comida. Tenia en estos dias una
junta particular con los diputados temporales, para que el
gobierno fuese conforme á las reglas y su intención santa.
A mas de las visitas ordinarias , muchas veces en el ano,
para alentar aquella juventud , pasaba á sus seminarios.
NOVIEMBRE.
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ó en hojas de árboles, ó pajas , dejándolas camas á bus
ministros y familiares. Lo mismo hacia en la comida : tomando
lo peor para sí, dejaba lo mejor á los suyos. Sustentábase
de castañas y leche, y otros frutos groseros de
las montañas , mostrando gusto grande del uso de estos
manjares viles , como uno de los pobres que habitan en
aquellas sierras. Prohibió expresamente á sus criados llevar
provisión alguna de alhajas ó cosas de comer: y advirtiendo
en la valle Leventina, que un gentilhombre suyo
llevaba una cuchara de latón (porque solo se hallaban
de palo entre, aquella pobre gente) , le reprendió de hombre
demasiadamente delicado. Soba prevenir á los curas
de los lugares adonde ¡ba , le enviasen minuta de los desórdenes
del pueblo, y pecados mas graves y frecuentes.
Hacia después los sermones conforme á la necesidad, aplicando,
como uiíbuen médico, el remedio que la enfermedad
pedia. Eran con esto los sermones de gran fruto , con raros
y maravillosos efectos ; mas , como buen pastor, no
contento con las exhortaciones del púlpito , hacia llamar
secretamente los pecadores mas graves , y hacíales tan
fervorosas y eficaces amonestaciones , que los convertía
á Dios, y muchas veces con súbita y total mudanza de
vida.
Tenia gran cuenta de visitar todo su arzobispado , no
solo por visitadores prudentísimos y zelosos , sino por su
misma persona. Andaba todas las villas y aldeas, muchas
puestas en selvas y lugares asperísimos, visitando con
gran particularidad todas las iglesias, oratorios, cofradía.^
hospitales y monasterios de monjas, que reformó con grande
froto de innumerables almas. Por estar dilatada la
diócesis de Milán por muchos valles y montañas asperísimas,
le fué forzoso pasar en estas visitas increíbles incomodidades;
porque no pueden pasar caballos (en que caminaba
el santo) en muchas partes, por la dificultad y peligro
de los caminos y montañas inaccesibles. Veiafe obligado
á andar á pié muchas millas con un báculo en la mano,
como uno de los pobres montañeses, aun en tiempo de
fríos y calores excesivos. Veian correr de su rostro muchas
veces gran copia de sudor , y el semblante como de
persona que pasaba gran fatiga. Llevaba tal vez parle de
bagaje, por nodejarlotodo ásus criados (aquí llegaba su caridad
y humildad rara); porque á caballos decarga no dan
paso aquellas asperezas. Muchas veces era forzoso valerse
de las manos, y con manos y pies pasar con seguridad algunos
lugares peligrosos, llevado de un ardentísimo zelo
de la sal ud de las almas de aquella miserable gente, y de
un vivo deseo de la reformación de toda su Iglesia.
Llegó á muchos lugares donde jamás se habia visto la
persona del prelado , con admiración y espanto de quien
lo consideraba. No tomó jamás reposo en los caminos: aun
yendo á pió , los continuaba sin interrupción. Llegado al
lugar, sin parar, iba via recta á la iglesia, y hecha oración,
comenzaba luego á entender en la visita. Era este
un trabajo continuo ; porque acabada la visita de un lugar,
pasaba sin detenerse á otro , y de ordinario hacia
jornada cada dia, excepto en las villas y poblaciones mayores,
donde las cosas obligaban á mayor tardanza. Aumentaba
estos trabajos el tener por costumbre alojarse
siempre en las casas de los curas (deordinario pobrisimas),
huyendo de las comodidades del hospedaje , que á porfía
le ofrecían los ricos : con que en lugares pobres muchas
veces dormia sobre unas tablas desnudas , ó en la liona,
TOMO Hf.
Enviaba adelante , antes de entrar en los pueblos, padres
de la Compañía y otros sacerdotes, con facultad de
casos reservados, que dispusiesen el pueblo á la santa comunión.
Hacia llamar los curas circunvecinos, para mayor
comodidad de los confesores : el cardenal comulgaba á
todos de su mano ; de manera, que todos los dias que duraba
la visita habia comunión general, y esta era muy
numerosa ; porque los pueblos, por la gran devoción que
con el santo pastor lenian, procuraban recibir de su mano
el divino pasto : íbanle siguiendo de unos lugares á otros,
de que él recibía cordial contento , pareciéndole era parle
del fruto de sus caminos. Era este un trabajo sin duda
grande, siendo necesario á ratos enjugarse la frente con un
lienzo, de demasiado sudor.: admiraba pudiese tolerar
aquella inclinación continua tanto tiempo : y por inflamar
los corazones, para que recibiesen tan gran Señor con devoción
y reverencia, habia hallado una devotísima invención.
Yendo por la iglesia comulgando al pueblo, llevaba
al lado un sacerdote que con voz tierna y llena de
admiración decia algunas oraciones jaculatorias, para moverlos
ánimos á reconocer la gran bondad de Dios en dársenos,
ó de acción de gracias, ó para causar temor de llegar
á tan tremendo misterio.
Tal era la solicitud de este gran prelado con sus subditos,
que á mas del estado general de las almas de cada
parroquia , lodos los años en un libro intilulado ; « Las
Necesidades de las almas de los feligreses,» tenia notadas
todas las almas que estuviesen en particular necesidad
corporal ó espiritual, ó en peligro de caer, ó en estado de
pecado , para procurar remediarlas, socorriéndolas de su
hacienda, ó apartando la ocasión; ó poner mano al castigo
ú otros medios eficaces : y á sus visitadores advertir el
caso ó necesidad, para que con exactísima diligencia procurasen
remediarlo y se asegurasen si había cesado el
peligro, y jamás desistía de la empresa hasta haberse remediado
ó quitado el escándalo. Algunos años bizo las visitas
á caballo : después, herido de un ardentísimo espíritu,
determinó hacerlas á pié. Era de gran ejemplo ver esto
gran cardenal,caminar de uno á otro lugar , seguido de
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