Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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OIA 3. Kncerróse en mía coldila lau pequeña que tenia que estar en ella en una posición molesta , y no salía mas que para lo preciso, no teniendo mas comunicación que con el cielo. Ocupábase en el trabajo de manos, la oración y la leclnra de los libros santos. Poseyó la gracia de !a contemplación en un grado tan perfecto, que los dias enteros pasados en esle ejercicio le parecian inslanles, y su corazón immdado de delicias espirituales, ardia siempre en amor ('e Dios. A pesar desús precauciones para vivir desconocido del mundo, su santidad lo descubrió, y pronto fueron algunas personas piadosas á ponerse bajo su dirección y se formó un monasterio numeroso. Un dia fueron á visitarle los principales obispos de Siria y algunos poderosos señores de la corte de Constanlinopla. Alaimada su bumildad con semejante visita , guardó por algún tiempo silencio; pero al fin , obedeciendo á las insinuaciones del prelado mas anciano, habló para cnlrelener á aquellas personas con una pintura de las delicias que concede el Señor á los que le sirven en espíritu y verdad. Los obispos quisieron ordenarle sacerdote; pero desislieron de su intento á vista de la repugnancia que opuso su Immildad. Algunos milagros aumentaron aun mas la veneración en que lodos lenian al siervo de Dios , que muño en su celda el afio 387. Sw AMBROSIO, CONFKSOR.—Fué abad del monaslorio de San Mauricio, en Valois. Su amor á la pobreza, á la bumildad , y parlicularmente la delicadeza de su conciencia por la cual conservo toda su vida la gracia bautismal, le hicieron digno de todas las gracias celestiales, DIA lí SAN MU.AOCUS, OIUSPO T CONFESOR.—El gran padre y devotísimo doctor san Bernardo fué muy grande amigo en esta vida de san Malaqufas, obispo de Irlanda , y se bailó á su muerte y le enterró , y se gloría de haber recibido ánles de ella ísu santa bendición, é hizo un sermón en su alabanza, y escribió su vida; de la cual nosotros lomaremos lo que referiremos aquí. Nació san Malaquías en IrJanda en la ciudad de Aidmaca, de nobles padres y generosos, y la madre era muy piadosa , y descosa que su hijo, creciese desde niño mas en devoción que en letras del siglo; aunque él era tan hábil y tan bien inclinado, (pie en lo uno y en lo olio lia- «a raya á sus iguales, y daba salisfaccion á su madre y a su tnaeslro. Grecia con la edad el seso y la ciencia , y no menos la santidad. Parecía en la tierna edad viejo; porque siendo muchacho aborrecía las travesuras propias de aquella edad, no solamente por su buena inclinación, sino tamben \ PripalmerUe por la unción del Espíritu Simio que le I,ab.a ya escogido para sí, ó interiormente le dispertaba y eslmiulaba , pan m á n-jCnmlo se |,]gunlugarsoI,tano a meditar la santa ley de Cristo, y hacer oración, y a m á raano on ^ ym¿ e sueño, y (cuando no podia ir á la iglesia) á levantar e) corazón al Padre eterno, y adorarle con humillaciones exlenores y guardarse de la vanagloria que es cicrlísimo veneno de la virtud. Con estos buenos principios pasó Malaquías su niñez, y llegó á la edad de mozo: y sintiéndose mover del Señor que le guiaba, se fué á un hombre sanio llamado imano, que encerrado en una celda cerca de la iglesia Mayor, hacia una penílencia y oración con(inua< NOVIEMBRE. 309 para ser enseñado y enderezado en el camino espiritual por un hombre de vida tan austera , y que vohmlariamente, siendo vivo, se habia condenado á la sepullura. El hecho de Malaquías causo grande admiración entre la gente , y cada uno hablaba de él, según su gusto y afición. Los mas, mirándolo con afecto humano, sentían mucho que un mozo bien nacido y bien quisto se hubiese obligado á tanta aspereza : oíros, alribuyéndolo á liviandad , le reprendían porque había lomado carga sobre sus fuerzas; pero eslos no entendían lo que dijo el Espíritu santo por el Profeta : que está bien al hombre llevar el yugo del Señor desde su mocedad. Y tanto mas se debe loar san Malaquías (dice san Bernardo), por haber abierto camino á los otros, y sido el primero que de aquella tierra dió ejemplo á los demás. Púsose á los piés de Imario, senlado en silencio y sumisión perfeetisima de su enlendimiento y voluntad, con entera obediencia y con una mortificación perpetua y con todas aquellas arles é industrias que llevan á una alma fervorosa y mansa á la cumbre de la perfección evangélica. Ordenó el arzobispo Celso, con consentimienlo de Imario , de diácono á Malaquías , y con esle órden sagrado se vistió de nuevo espíritu y comenzóá ejercilar todas las obras de piedad, y especialmenle aquellas que son mas asquerosas y molestas. Enterraba con particular cuidado á Jos pobres difuntos, pareciéndole que este oficio era juntamente de humildad y de humanidad. Tuvo en él gran contradicción de una hermana suya seglar, que tenia por afrenta ver á su hermano lan ocupado en aquel piadoso oficio ; pero él no hi/o caso de ella ni de sus dichos y contradicciones. Siendo ya de veinte y cinco años, le ordenaron de sacerdole con gran repugnancia suya: y el arzobispo le encomendó el oficio de predicar y de enseñar el catecismo á aquella gente ruda y salvaje ; y él se empleó tan de veras y con lanía ansia y diligencia en romper y cultivar aquella líeira inculta y por labrar, que habiendo arrancado do ella las malezas, abusos y vicios que la cubrían, sembró leyes y reglas llenas de justicia y de honestidad, y plantó las constituciones ajiostólicas, los concilios aprobados , y sobre todo las tradiciones y usos de la sania Iglesia romana, délo cual lodo ántes carecía. Y porque los sanios sacramenlos de la confesión, confirmación y malrimonio, ó por malicia ó por ignorancia do la gcnle , oslaban ya casi del todo olvidados , procuró que se restituyese y renovase el uso de ellos , y que se celebrasen con solemne música los oficios divinos. Para acertar mejor, y para que no se introdujese por descuido alguna cosa conlraria á los ritos é instílulos católicos , se fué en busca de un santo llamado Maleo , que era obispo de Lesimor , ciudad do Mumania, parte austral de Uibernía , el cual era anciano en los años, sanio en la vida, admirable en los milagros, adornado de celestial sabiduría, y por eslos dones divinos tenido por un común refugio de losaíligidos. Después que con este santo obispo estuvo algún tiempo san Malaquías y gozó de su familiaridad y doctrina, volvió á su lierra llamado del arzobispo Celso y de Imario, su maestro, y de oíros muchos que le t)eseaban. En esle tiempo sucedió la muerte de su hermana, la que llevaba mal que el santo se ocupase en enterrar los muerlos , y por esto y porque sus costumbres no le agradaban, hizo voto de no mirarla ni tratarla mas mientras viviese: pero después que pasó de esta vida , comenzó á ver con los ojos

310 LA LEYENDA DE ORO del alma , á la que ánlos ni habin querido ver con los ojos del cuerpo. Eílando una noche durmiendo, le pareció que un hombre le avisaba que su hermana estaba vestida de lulo fuera de la Iglesia, y que en treinta dias continuos no habia comido. Despertó luego san Malaquías: y acordándose que en aquellos treinta (lias no habia dicho misa por su licrmana, entendió que la hambre que la atormentaba no era corporal, sino espirilua!, y tornóá hacer por ella los sufragios que habia interrumpido, y poco después Ja difunta, que estaba en el umbral de la puerta delalglcsia, se apareció vestida como de antes de negro, y que no la dejaban entrar. Mas perseverando el santo hermano en ayudarla, sin dejar pasar mañana ninguna queno ofreciese alguna misa por ella, le tornó á aparecer con hábito blanquecino, y dentro de la iglesia; mas no la dejaban llegar al aliar. Finalmente, no dedecelebrarpor su hermana hasía que le apareció dentro de la iglesia y junto al aliar, vestida de blanco entre un coro de espíritus bienaventurados, que con la blancura y claridad daban á entender que aquella alma estaba purificada y admitida á la compafiía de los cortesanos del cielo. De donde claramente se ve cuan gran fuerza y valor tiene el sacrosanto sacrificio de la misa para borrarlos pecados y librar de las penas del purgatorio las almas que purgan sus culpas en él y llevarlas al cielo á gozar de Dios. Grande alegría recibió san Malaquías,por saberque su hermana habia llegado á puerto de salvación; y no fué menor la que recibió por haber un lio suyo determinado hacerse religioso. Tenia este lio una abadía rica, que habia sido de un monasterio, fundado en un lugar llamad© Doncor, y destruido el monasterio por los bárbaros, y muerto en él y martirizado novecientos monges, había quedado la renta en manos de seglares, y últimamente venido á las manos del lio de Malaquías: el cual se resolvió á dejarse á sí y su abadía en manos de Malaquías, para susleolo de los religiosos que tenia consigo, que eran muchos. DlA Minera de vivir no eran hombres; sino (quitando el bautismo) bestias indómitas: pero no por esto se espantó, ni dede avisarlos, como padre en público, ni de exhorlarlos con lágrimasá cada uno en particular para domesticarlos, y de lobos hacerlos ovejas. Usaba de blandura con unos y de severidad con olios: y cuando eslo no bastaba volvíase á Diosen la oración, y acompañábala con profunda hiimildad y con rigurosas penitencias. Iba á pié y con mucho trabajo por los pueblos y por las aldeas, para apacentar y curar aquel ganado, padeciendo en la vista de su obispiu!o iníinitas tribulaciones, afrentas é injurias de aquellos malos hijos, hambre, sed, frió, desnudez y otras mil incomodidades, bendiciendo al que le n alriccia y resistiendo con la paciencia á los malos Irafamienlos, rogando á nuestro Señor por los mismos que le perseguían : y tanto perseveró en llamar á la puerta de la misericordia de Dios, que al lin se la abrió, y por virtud del Todopoderoso se ablandaron las piedia«y la barbaridad se mitigó, y pocoá poco aquellos corazones rebeldes y emperdenitfos se rindieron, y comenzaron á recibir los rayos de luz, y ¡adoctrina evangélica que el santo Ies predicaba. Después sucedió, que los bárbaros aquilones entraron poraquelta fierra, y la ciudad deConerefch engran parle quedó .irruinada; de manera, que san Malaquías con sus religiosos (que eran ciento y veinte) se partió para el reino de Momonia, donde hizo un lindo monasterio á costa del rey Comarco, con el cual (habiendo sido echado de su reino) el santo habia tenido antes grande amistad. En esle monasterio, siendo san Malaquías obispo y maestro, como era para dar ejemplo á los demás, era el primero y el que iba delante de lodos en el trabajo y en la observancia déla regla. Servia, cuando lo tocaba, en la cocina y en el refectorio: y en el corono (pieria privilegio alguno haciendo su parle en cantar las antífonas, lecciones y en las ceremonias, como el menor del convento. Moslrábase fan fervoroso zelador de la pobreza volunlaria, que puesto caso que habia juzgado ser conveniente que el convento tuviese bienes en común para su sustento; no permitía que los particulares tuviesen cosa propia ni contraria ala santa pobreza. Mas oslando san Malaquías ocupado en las cosas quehasta aquíhabemosreferido, sucedió la muerte de Celso, que era arzobispo de Ardamaca, madre de todas las Iglesias de üibernia, y la mas ilustre y reverenciada de todas en la cual estuvo ^au Patricio, primer apóstol y padre de todas aquellas naciones, á cuyos sucesores, no solamente el resto del clero y pueblo obedecía,sino lodoslosolrosscñores, hasta losmismos reyes. Pusieron los ojos en Malaquías, para encomendarle aquella Iglesia de tanta preeminencia y dignidad; y el mismo Celso en vida le nombro.senaló y ordenó qne fuese Malaquías su sucesor, para corlar el hilo de un abuso que se habia introducido doscientos años ántes, con que aquella suprema dignidad sedaba siempre á los hombres de una familia; y cuando en ella no habia persona eclesiástica que la mereciese, dábanla á hombre lego de la misma familia. Por eslo juzgó Celso, que para corlar del todo aquella mala raíz, y arrancar cosa tan perjudicial de la Iglesia, no habia otro remedio, sino que Malaquías se encargase de aquella Iglesia. El santo rehusó cuanto pudo aquella carga, y nunca la quiso aceptar, hasta que le prometieron que después de haber allanado las muchas y gravísimas dificultades que en aquel negocio se le ofrecian, le dejarían volver á su primera Iglesia, y renunciar esta otra Aceptó el santo varón al lio debajo de su disciplina, y el sitio de la abadía, para edificar en él. Mascomo'era amigo déla pobreza de Cristo, y en aquella sazón así convenia para la ediíicacion de los Geles, no quiso aceptarlas posesiones y fierras, sino que el pueblo diputase otro que tuviese cargo de aquella hacienda. En este lugar comenzó Malaquías con diez religiosos y algunos oficiales á poner mano en la obra ; lo cual se continuó, dando el santo maravi- }|oso ejemplo á sus companeros, de toda virtud, y siendo en vida y coslumbres una perfecta regla y claro espejo y libro abierto de gloriosa conversación. No pudo sufrir esto el común enemigo, é incitó á un familiar de su casa por nombre Maleo, que estaba enfermo, para que entrando san Malaquías á visitarle (como solia), le atravesase uncuchillo por el cuerpo y le quitase la vida. Tuvo aviso de ello o! sanio padre, é hizo oración. Entró en el aposento del enfermo^ con la señal de la cruz le sanó déla enfermedad del cuerpo, y de los malos pensamientos de su alma. Yacó la Iglesia de Conerelch, que estaba cerca del monasterio de Doncor, y de común consentimiento eligieron á san Malaquías por obispo: y aunque él lo repugnó, é hizo cuanto pudo para no serlo, alcabo bajó la cabeza y obedeció á sus legítimos superiores, Celso é Imario, que se lo mandaron siendo ya de casi treinta años. Comenzó á ejercitar el oficio pasloral con grande espírilu, fervor y vigilancia; mas halló que aquellos hombres en súfralo y ma-

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Kncerróse en mía coldila lau pequeña que tenia que estar<br />

en ella en una posición molesta , y no salía mas que<br />

para lo preciso, no teniendo mas comunicación que con<br />

el cielo. Ocupábase en el trabajo <strong>de</strong> manos, la oración y<br />

la leclnra <strong>de</strong> los libros santos. Poseyó la gracia <strong>de</strong> !a contemplación<br />

en un grado tan perfecto, que los dias enteros<br />

pasados en esle ejercicio le parecian inslanles, y su corazón<br />

immdado <strong>de</strong> <strong>de</strong>licias espirituales, ardia siempre en<br />

amor ('e Dios. A pesar <strong>de</strong>sús precauciones para vivir <strong>de</strong>sconocido<br />

<strong>de</strong>l mundo, su santidad lo <strong>de</strong>scubrió, y pronto<br />

fueron algunas personas piadosas á ponerse bajo su dirección<br />

y se formó un monasterio numeroso. Un dia fueron<br />

á visitarle los principales obispos <strong>de</strong> Siria y algunos<br />

po<strong>de</strong>rosos señores <strong>de</strong> la corte <strong>de</strong> Constanlinopla.<br />

Alaimada su bumildad con semejante visita , guardó por<br />

algún tiempo silencio; pero al fin , obe<strong>de</strong>ciendo á las insinuaciones<br />

<strong>de</strong>l prelado mas anciano, habló para cnlrelener<br />

á aquellas personas con una pintura <strong>de</strong> las <strong>de</strong>licias<br />

que conce<strong>de</strong> el Señor á los que le sirven en espíritu y<br />

verdad. <strong>Los</strong> obispos quisieron or<strong>de</strong>narle sacerdote; pero<br />

<strong>de</strong>sislieron <strong>de</strong> su intento á vista <strong>de</strong> la repugnancia que<br />

opuso su Immildad. Algunos milagros aumentaron aun mas<br />

la veneración en que lodos lenian al siervo <strong>de</strong> Dios , que<br />

muño en su celda el afio 387.<br />

Sw AMBROSIO, CONFKSOR.—Fué abad <strong>de</strong>l monaslorio <strong>de</strong><br />

San Mauricio, en Valois. Su amor á la pobreza, á la bumildad<br />

, y parlicularmente la <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su conciencia<br />

por la cual conservo toda su vida la gracia bautismal, le<br />

hicieron digno <strong>de</strong> todas las gracias celestiales,<br />

DIA lí<br />

SAN MU.AOCUS, OIUSPO T CONFESOR.—El gran padre y<br />

<strong>de</strong>votísimo doctor san Bernardo fué muy gran<strong>de</strong> amigo en<br />

esta vida <strong>de</strong> san Malaqufas, obispo <strong>de</strong> Irlanda , y se bailó<br />

á su muerte y le enterró , y se gloría <strong>de</strong> haber recibido<br />

ánles <strong>de</strong> ella ísu santa bendición, é hizo un sermón en su<br />

alabanza, y escribió su vida; <strong>de</strong> la cual nosotros lomaremos<br />

lo que referiremos aquí.<br />

Nació san Malaquías en IrJanda en la ciudad <strong>de</strong> Aidmaca,<br />

<strong>de</strong> nobles padres y generosos, y la madre era muy<br />

piadosa , y <strong>de</strong>scosa que su hijo, creciese <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño mas<br />

en <strong>de</strong>voción que en letras <strong>de</strong>l siglo; aunque él era tan<br />

hábil y tan bien inclinado, (pie en lo uno y en lo olio lia-<br />

«a raya á sus iguales, y daba salisfaccion á su madre y<br />

a su tnaeslro. Grecia con la edad el seso y la ciencia , y<br />

no menos la santidad. Parecía en la tierna edad viejo; porque<br />

siendo muchacho aborrecía las travesuras propias <strong>de</strong><br />

aquella edad, no solamente por su buena inclinación, sino<br />

tamben \ PripalmerUe por la unción <strong>de</strong>l Espíritu Simio<br />

que le I,ab.a ya escogido para sí, ó interiormente le dispertaba<br />

y eslmiulaba , pan m á n-jCnmlo se<br />

|,]gunlugarsoI,tano a meditar la santa ley <strong>de</strong> Cristo, y<br />

hacer oración, y a m á raano on ^ ym¿<br />

e sueño, y (cuando no podia ir á la iglesia) á levantar<br />

e) corazón al Padre eterno, y adorarle con humillaciones<br />

exlenores y guardarse <strong>de</strong> la vanagloria que es cicrlísimo<br />

veneno <strong>de</strong> la virtud. Con estos buenos principios pasó Malaquías<br />

su niñez, y llegó á la edad <strong>de</strong> mozo: y sintiéndose<br />

mover <strong>de</strong>l Señor que le guiaba, se fué á un hombre sanio<br />

llamado imano, que encerrado en una celda cerca <strong>de</strong> la<br />

iglesia Mayor, hacia una penílencia y oración con(inua<<br />

NOVIEMBRE. 309<br />

para ser enseñado y en<strong>de</strong>rezado en el camino espiritual<br />

por un hombre <strong>de</strong> vida tan austera , y que vohmlariamente,<br />

siendo vivo, se habia con<strong>de</strong>nado á la sepullura. El<br />

hecho <strong>de</strong> Malaquías causo gran<strong>de</strong> admiración entre la<br />

gente , y cada uno hablaba <strong>de</strong> él, según su gusto y afición.<br />

<strong>Los</strong> mas, mirándolo con afecto humano, sentían<br />

mucho que un mozo bien nacido y bien quisto se hubiese<br />

obligado á tanta aspereza : oíros, alribuyéndolo á liviandad<br />

, le reprendían porque había lomado carga sobre sus<br />

fuerzas; pero eslos no entendían lo que dijo el Espíritu<br />

santo por el Profeta : que está bien al hombre llevar el<br />

yugo <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su mocedad. Y tanto mas se <strong>de</strong>be<br />

loar san Malaquías (dice san Bernardo), por haber abierto<br />

camino á los otros, y sido el primero que <strong>de</strong> aquella<br />

tierra dió ejemplo á los <strong>de</strong>más. Púsose á los piés <strong>de</strong> Imario,<br />

senlado en silencio y sumisión perfeetisima <strong>de</strong> su<br />

enlendimiento y voluntad, con entera obediencia y con<br />

una mortificación perpetua y con todas aquellas arles é<br />

industrias que llevan á una alma fervorosa y mansa á la<br />

cumbre <strong>de</strong> la perfección evangélica. Or<strong>de</strong>nó el arzobispo<br />

Celso, con consentimienlo <strong>de</strong> Imario , <strong>de</strong> diácono á Malaquías<br />

, y con esle ór<strong>de</strong>n sagrado se vistió <strong>de</strong> nuevo espíritu<br />

y comenzóá ejercilar todas las obras <strong>de</strong> piedad, y<br />

especialmenle aquellas que son mas asquerosas y molestas.<br />

Enterraba con particular cuidado á Jos pobres difuntos,<br />

pareciéndole que este oficio era juntamente <strong>de</strong> humildad<br />

y <strong>de</strong> humanidad. Tuvo en él gran contradicción<br />

<strong>de</strong> una hermana suya seglar, que tenia por afrenta ver<br />

á su hermano lan ocupado en aquel piadoso oficio ; pero<br />

él no hi/o caso <strong>de</strong> ella ni <strong>de</strong> sus dichos y contradicciones.<br />

Siendo ya <strong>de</strong> veinte y cinco años, le or<strong>de</strong>naron <strong>de</strong> sacerdole<br />

con gran repugnancia suya: y el arzobispo le encomendó<br />

el oficio <strong>de</strong> predicar y <strong>de</strong> enseñar el catecismo á<br />

aquella gente ruda y salvaje ; y él se empleó tan <strong>de</strong> veras<br />

y con lanía ansia y diligencia en romper y cultivar aquella<br />

líeira inculta y por labrar, que habiendo arrancado do<br />

ella las malezas, abusos y vicios que la cubrían, sembró<br />

leyes y reglas llenas <strong>de</strong> justicia y <strong>de</strong> honestidad, y plantó<br />

las constituciones ajiostólicas, los concilios aprobados , y<br />

sobre todo las tradiciones y usos <strong>de</strong> la sania Iglesia romana,<br />

délo cual lodo ántes carecía. Y porque los sanios<br />

sacramenlos <strong>de</strong> la confesión, confirmación y malrimonio,<br />

ó por malicia ó por ignorancia do la gcnle , oslaban ya<br />

casi <strong>de</strong>l todo olvidados , procuró que se restituyese y renovase<br />

el uso <strong>de</strong> ellos , y que se celebrasen con solemne<br />

música los oficios divinos. Para acertar mejor, y para que<br />

no se introdujese por <strong>de</strong>scuido alguna cosa conlraria á los<br />

ritos é instílulos católicos , se fué en busca <strong>de</strong> un santo<br />

llamado Maleo , que era obispo <strong>de</strong> Lesimor , ciudad do<br />

Mumania, parte austral <strong>de</strong> Uibernía , el cual era anciano<br />

en los años, sanio en la vida, admirable en los milagros,<br />

adornado <strong>de</strong> celestial sabiduría, y por eslos dones divinos<br />

tenido por un común refugio <strong>de</strong> losaíligidos. Después que<br />

con este santo obispo estuvo algún tiempo san Malaquías<br />

y gozó <strong>de</strong> su familiaridad y doctrina, volvió á su lierra<br />

llamado <strong>de</strong>l arzobispo Celso y <strong>de</strong> Imario, su maestro, y<br />

<strong>de</strong> oíros muchos que le t)eseaban. En esle tiempo sucedió<br />

la muerte <strong>de</strong> su hermana, la que llevaba mal que el santo<br />

se ocupase en enterrar los muerlos , y por esto y porque<br />

sus costumbres no le agradaban, hizo voto <strong>de</strong> no mirarla<br />

ni tratarla mas mientras viviese: pero <strong>de</strong>spués<br />

que pasó <strong>de</strong> esta vida , comenzó á ver con los ojos

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