Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

nos LA LEYENDA DE ORO. DIA 2.
queDa que sea, se cómelo contra su divina Magestad, que
no se pague con pena proporcionada á la misma culpa;
y que no es menor desaliño , pudiendo redimir nuesfras
culpas con las penas lijerasde esta vida, dejar la penitencia
para la olra, en donde á bien librar, serán castigadas
con las penas del purgatorio, qm; exceden lanío á (odas las
de acá, como lo vivo á lo pintado : y así dice san Agns-
Un: « Dirá alguno: poco me importa que yo me detenga
en el purgatorio, con tal que ¡legue al cielo. Ninguno
( hermanos carísimos) diga esto; porque aquel fuego del
purgatorio es mas duro, que lodas las penas que en este
Nglo se pueden ver, ó pensar ó sentir: y como está escrito
del dia del juicio , que será un dia como mil años, y mil
años como un dia: ¿ quién sabe si el tiempo que pasará
por aquel fuego, será de dias ó de meses, ó quizá de
afios? Bl que ahora no quiere poner ni un solo dedo en
el fuego, ¿c^mo no teme (aunque sea para poco tiempo 1
ser atormenlado de aquel fuego excesivo y espantoso?
Por tanto,cada tino procure con todas sus fuerzas huir los
pecados mortales, y redimir y satisfacer por los veniales
con las buenas obras, para que no quede nada de ellos,
que el fuego del purgatorio haya de consumir. » Todas
estas son palabras de san Agustín. Procuremos pues, ajustar
nuestra vida con la ley de Dios , y llorar nuestras culpas
y satisfacer por ellas, mientras que el Señor nos da
tiempo : aceptemos las tribulaciones y trabajos, que nos
envia, como enviados desn bendita mano , en penitencia
de nuestros pecados ; ayudemos y socorramos á nuestros
hermanos con las buenas obras que pudiéremos, para que
saliendo puros, acendrados y afinados del fuego del purgatorio,
y gozando de Dios, nos ayuden con sus oraciones
y nos den la mano , para que lleguemos al puerto de salud,
y gocemos juntamente con ellos de aquella bienaventuranza
y gloria sempiterna que es tan grande é inmensa,
que por excesivos que .sean los tormentos del
purgatorio, les parecen haber sido lijeros y nó equivalentes
del bien que poseen.
*SAN VICTORINO, OBISPO Y MÁRTIR.—San Gerónimo hace
nn grande elogio de este santo que considera como una
de las columnas de la Iglesia en razón de las obras muy
útiles que compuso en lalin. Era naltiral de Grecia y habla
ensenado retórica con mucha aceptación en im;i ciudad
de aquellos paises. Conociendo io que es el inundo y
sus vanidades lo despreció todo, consagrando desde entonces
sus tíllenlos á la gloria de la religión. Tué consagrado
obispo de Pelím en la alta Pannonia. Sufrió el
martirio durante la persecución de Diocleciano , el
año 30í.
SÜH JUSTO, MÁRTIR.—Sufrió martirio en Trieste durante
la misma perseieucion de Diocleciano. Habiendo sido cruelmente
azotado, y permaneciendo constante en su fe, por
órden del gobernador Manacio fué arrojado al mar donde
consumó su triunfo.
LOS SANTOS CARTERIO , EsTIRlACO , TOBÍAS, EünOXIO,
AGAPIO Y sus COMPAÑEROS MÁRTIRKS.—En tiempo del ejnpei
ador Licinio servían estos santos en los ejércitos romanos
, y se hallaban en Sebaste, cuando fueron puestos
presos por ser cristianos , y conducidos á la cárcel por
disposición del gobernador Marcelo. Al cabo de algunos
dias los sacaron de ella para ser azotados con nervios y
descoyuntados. Sujetóseles además á otros suplicios, el
úllimo de los cuales fué meterlos en una hoguera, donde
alegres y generosos los invencibles alíelas recibiéronla
palma del martirio.
LOS SANTOS ACI.VDINO, PEGASIO, AFTOMO , ELPÍÜLFOBO,
A.NKMPODtSTO , CON OTROS MUCHOS COMPAÑEROS MÁRTIRES.
—Vivían ios dos primeros en Persia como ermitaños, en
celdas separadas, y se juntaban tan solo para cantar las
divinas alabanzas , y sallan de su reliro para ir á instruir
á los pueblos vecinos en las verdades evangélicas. En
medio de sus piadosas tareas fueron presos por órden del
rey de Persia. Los azotaron y los metieron en una caldera
llena de plomo derretido , de la cual sallan ilesos por
divina virtud. A la vista de este milagro el soldado Aflonio
se convirtió á la religión y fué al!í mismo degollado,
y los dos sanios anacoretas , metidos en sacos de cuero,
fueron arrojados al mar. Los soldados que los habían custodiado
y que hablan sido testigos de su constancia, abrazaron
también la fé, y habiéndoles corlado las manos alcanzaron
la palma de la victoria. Entonces Elpidéforo del
órden senatorio , fué tocado de la gracia de Dios, y confesando
de repente el nombre de Jesucristo , reprendió al
rey por su crueldad, y á su ejemplo abrazaron el cristianismo
unos siete mil hombres; y él y ellos fueron al dia
siguiente degollados. Esta horrible carnicería sucedió en
gj siglo IV.
LOS SANTOS PCBLIO, VÍCTOR, lÍERMETO Y PAPIAS, MÁB-
TIRES,—Padecieron martirio en defensa del Evangelio, en
África , durante la persecución del emperador Decio, en
el sUlollI.
SANTA EUSTOQLIA, VÍRGEN Y MÁRTIR.—Fué de Tarsis,
en Gilicia , y conoció la religión cristiana desde sus primeros
años. Vivió consagrada á Jesucristo, renunciando
á los placeres y halagos del mundo, y pensando lan solo
en santificarse para hacerse digna de la gloría eterna. En
tiempo do Juliano Apóstata , quisieron obligarla a ofrecer
incienso á los Idolos del paganismo, pero ella se resistió
á semejante sacrilegio con un valor heroico, por cuyo motivo
después de padecer graves tormentos, puesta en oración
entregó su alma al Criador, por los anos de 362.
SAN TEODOTO OBISPO Y CONFESOR.—Hallándose vacante
la silla episcopal de Laodicea, en Siria, fué este sanio designado
milagrosamente para ocuparla , y de aquí le vino
el nombre de Teodolo (dado por Dios) , que los escritores
han confundido después con e! de Teodoro. Fué ins-igne eo
caridad , pureza de costumbres, clemencia , conmiseración
y gran zelo por la gloria de Dios. Dotóle el Señor de
pasmosa sabiduría y de poderosa elocuencia , y con sus
obras y palabras hizo mucho fruto en la Iglesia de Dios, y
min ió saniamente en el siglo VI.
SAN JORGE, OBISPO Y CONFESOR.—Floreció siendo obispo
de Vicna en Francia , cuya Iglesia gobernó en paz y santidad.
Parece que murió el año 699,
SAN VCLGANIO, CONFESOR.—Fué de nación inglés ó bretón
, y floreció en el siglo VII. Predicó la fe en el territorio
de Lens, en el condado de Artois, y murió en una pequeña
celda que se habia construido en el territorio de Arras.
SAN MARCIANO, CONFESOR.—Nació en la ciudad do Ciro,
en Siria , de familia patricia , y su padre era un alto empleado
de la córte imperial, en la cual el santo niño se
crió. Así que conoció la vanidad del mundo, se retiró dejando
su patria y amigos para vivir enteramente desconocido
de los hombres. Los desiertos de Caichis en los
confines de la Arabia, fueron testigos de su penitencia.