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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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20G<br />

nila oxci'Iencia. La lorcora osla gloria y bienav enlut anza <strong>de</strong><br />

los sanios: la cual, dado que en sí sea finita y lasada, porque<br />

los mismos sanios y bienavenluradoa lambien lo son;<br />

mas cu <strong>de</strong>rla manera se dice sor inímita; porque ven y<br />

gozan elernamcnle <strong>de</strong> aquel Bien que os inJiniio, y que<br />

los mismos sanios no pue<strong>de</strong>n onlera y perfectamente<br />

compren<strong>de</strong>r. Es tan gran<strong>de</strong> osla bienaventuranza, que el<br />

hombre que la posee, cnciorta manera.se hace Dios, no<br />

por naturaleza, sino por gracia y participación, á la manera<br />

que dice san Pedro: Ul e/fidamini divinw consones<br />

nalurec: Para |iw seamos particioneros tle la naturaleza<br />

divina: porque así como la bondad hace al hombre que la<br />

posee bueno, la justicia juslo, la sabiduría sabio, la loria<br />

loza fuerte, la hermosura hermoso y las otras calida<strong>de</strong>s<br />

le (aliíican y le dan el apellido<strong>de</strong> su nombre; así dice<br />

gravemente el alto y tilosólico teólogo Severino Boecio,<br />

que la propiedad do la divinidad es hacer divinos, y <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>idad hacer dioses: y que este es el premio que da Dios<br />

á los sanios en el cielo, que es hacerlos en cierta manera<br />

dioses; para que se cumpla aquello <strong>de</strong>l real profeta: Ego<br />

dixi: fici esiis, el (ilü excclsi omnes: porque así como los<br />

muy po<strong>de</strong>rosos reyes se sirven <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su reino,<br />

y muchas voces <strong>de</strong> los quo son do casia y sangre: así<br />

Dios nuestro Señor en aquella su imperial corle, don<strong>de</strong> todos<br />

los sanios y bionaveníurados ¡c sirven, para que m.-is<br />

rosplan<strong>de</strong>zca su soberana majoslad y gran<strong>de</strong>za, quiere<br />

que todos ellos sean reyes, y en cierto modo parientes<br />

suyos, comunicándoles por gracia, lo que él tiene por naturaleza,<br />

á cada uno conforme sn capacidad, y dándoles<br />

una cierta semejanza suya : <strong>de</strong> la cual dice el apóstol san<br />

Pablo: «Todos nosotros, doscubioi lo el rostro, contemplando<br />

la gloria <strong>de</strong>l Sefior, seremos transformados en la<br />

misma imagen y vestidos <strong>de</strong> su gloria y claridad, <strong>de</strong>rivada<br />

en nosotros <strong>de</strong> la claridad y gloria que él lione, y<br />

seremos como un espejo que recibe y representa la imagen<br />

<strong>de</strong>l que le mira:» y el discípulo querido <strong>de</strong>l Señor<br />

dice: «Cuando el Señor se apareciere, entonces seremos<br />

semejantes á él:» <strong>de</strong> suerte que, como una gota <strong>de</strong>agua,<br />

mezclada con gran cantidad <strong>de</strong> vino, loma el color y el<br />

sabor <strong>de</strong>l vino, y como el hierro encendido y hecho ascua<br />

en la fragua, quedando hierro, <strong>de</strong>ja las propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

hierro y so visto <strong>de</strong> las <strong>de</strong>l fuego, y como el aire investido<br />

y penetrado <strong>de</strong> los rayos <strong>de</strong>l sol, se viste <strong>de</strong> su luz y<br />

r^plan<strong>de</strong>cc con su claridad, y como el espejo que recibe<br />

<strong>de</strong>rechamente los rayos <strong>de</strong>l sol, nos représenla una semejanza<br />

<strong>de</strong>l mismo sol; asilos bienaventurados, alnmbrados<br />

<strong>de</strong> aquella lumbre divina, y veslidos <strong>de</strong> aquella inmensa<br />

luz <strong>de</strong> Dios, participan <strong>de</strong> su <strong>de</strong>idad y se transforman<br />

en sn semejanza é imagen. Esta bienavcnluranza<br />

<strong>de</strong> los santos, dicen los sagrados teólogos que se divi<strong>de</strong><br />

en dos parles: la primera es la gloria esencial, que es la<br />

mas principal y sustancial parte <strong>de</strong> su hionavenlnranza:<br />

la segunda es accesoria y acci<strong>de</strong>ntal, y menos principal,<br />

como mas abajo <strong>de</strong>clararemos. La gloria esencial es una<br />

total conjunción y unión <strong>de</strong>l alma con Dios,^purísima,<br />

amabilísima é inexplicable, colmada <strong>de</strong> todos los bienes,<br />

y apartada <strong>de</strong> todos los males. Esta conjunción y unión<br />

con Dios, consiste en la vista clara <strong>de</strong>l mismo Dios, <strong>de</strong> la<br />

cual dice san Agustín : Qum visio cst loía merces, que lodo<br />

el premio y toda nuestra bienavcnluranza es ver á Dios:<br />

porque aunque acá en la lion a, por ver un hombre al rey<br />

no es rey, ni por ver cosas hermosas es hermoso, ni ale-<br />

LA LEYENDA DE ORO<br />

DIA 1 .<br />

gre por ver cosas alegres (porque todas oslas cosas son<br />

bajas y limitadas, y fuera <strong>de</strong>l hombre que las ve); pero<br />

Dios es un bien tan inmenso, tan inlinilo o incomprensible,<br />

y tan lleno <strong>de</strong> infinitas perfecciones, que al que le ve,<br />

on la gloria, le arrebata y transforma en sí; y según sn<br />

capacidad le llenado sí mismo y <strong>de</strong> lodos los bienes que posee;<br />

yconosla gloiiosa vista daal alma dclbionavonlunulo<br />

una posesión eterna <strong>de</strong> si, y un gozo sobre lodos los gozos.<br />

De esta vista dice el glorioso san Agustín estas palabras:<br />

«Ahí'veremos, amaremos y alabaremos: veremos<br />

en nuestra lumbre; ¿y qué lumbre veremos? Tna lumbre<br />

inmensa, incorpórea, incorruptible, incomprensible, (pie<br />

nunca se apaga, inaccesible, increada, verda<strong>de</strong>ra, divina,<br />

que alumbra los ojos do los ángeles, y alegra y conserva<br />

en su vigor á todos los santos, y es lumbre <strong>de</strong> todas las '<br />

lumbres y fuenle do vida, que sois vos, mi Dios: porque<br />

vois sois aquella lumbre on cuya luz vemos la luz, á vos<br />

en vos; y con el resplandor <strong>de</strong> vuestro rcslro os veremos<br />

cara acara. Ver la cara <strong>de</strong> Dios vivo es ver el sumo bien,<br />

el gozo <strong>de</strong> los ángeles y <strong>de</strong> todos los sanios, el premio do<br />

la vida eterna, la gloria do los espíritus Lienaveníurados,<br />

júbilo sempiterno, corona <strong>de</strong> hermosura, palio <strong>de</strong> felicidad,<br />

<strong>de</strong>scanso abundantísimo, hermosura <strong>de</strong> paz interior<br />

y e\lei ior alegría, paraíso <strong>de</strong>Dios, Jcrusalen celestial, vida<br />

beatífica, cumplimienlo do toda bienaventuranza, gozo do<br />

eternidad y paz <strong>de</strong> Dios, que sobrepuja todo sentido.» Todo<br />

esto es <strong>de</strong> san Agustin. ¿Qué será ver aquella (s.Micn<br />

lanadmirable, tan simplicísima y lan conumkablo, y velen<br />

ella <strong>de</strong> una vista el misterio <strong>de</strong> la beatísima Trinidad?<br />

¿Ver al padre on el Hijo, y al Hijo en el Padre, y en el<br />

Padre y en el Hijo al Espíritu Santo? ¿Ver sin sombras ni<br />

figuras, cómo el Hijo elernamcnle es engendrado <strong>de</strong>l Padre:<br />

cómo el Espíritu Santo proce<strong>de</strong> <strong>de</strong>l Padre y <strong>de</strong>l Hijo,<br />

como <strong>de</strong> un principio: cómo ninguna <strong>de</strong> las tres personas<br />

es mayor, ni menor, ni mas noble ni ménos noble que la<br />

otra: cómo el Padre no fué antes <strong>de</strong>l Hijo, ni el engendrado<br />

os <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l que le engendró; mas todas las tres<br />

personas son en todo iguales, coclernas y <strong>de</strong> infinita excelencia<br />

y dignidad? Allí ven aquel nudo indisoluble con<br />

que la divina naturaleza se junló con la humana, en una<br />

persona <strong>de</strong> Jesucristo: y <strong>de</strong> lal manera se unió el (pie es<br />

infinito con lo linilo, y Dios con el hombre, que se pue<strong>de</strong><br />

con verdad <strong>de</strong>cir, hablando <strong>de</strong> Cristo: Dios os hombre y<br />

el hombre es Dios. En esta visión <strong>de</strong> la santísima Trinidad<br />

y <strong>de</strong>l misterio <strong>de</strong> la Encarnación <strong>de</strong>l Verbo eterno, censisle<br />

principalmente la bienaventuranza. Pero no solamente<br />

los santos ven á Dios en Dios, sino también ven á<br />

sí en Dios y todas las cosas en Dios: porque como dice<br />

san Eulgencio, así como el que lione un espojo <strong>de</strong>lante,<br />

ve el espejo y ve á sí mismo en el espejo, y ve todas las<br />

otras cosas que están <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l espejo; asilos santos<br />

teniendo aquel espejo sin mancilla <strong>de</strong> la majestad <strong>de</strong> Dios,<br />

ven á él, y se ven en él y todo lo que está inora <strong>de</strong> el,<br />

según el conocimienlo mayor ó menor que tienen <strong>de</strong> él:<br />

porque así como acá todas las criaturas son como un espejo<br />

(aunque oscuro é imperfecto) quo nos represenlan á<br />

Dios; así allá el mismo Dios es como un espejo lucidísimo,<br />

clarísimo y perfectísimo, que con una simplicísima vista<br />

representa á los bienaventurados todas las excelencias y<br />

propieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las criaturas mucho mas perfectamente<br />

que no están on ellas : y los secretos y misterios escondidos<br />

<strong>de</strong> Dios, que los mas sabios y altos ingenios, quemáu-

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