Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 31. OCTUBRE. 291
legos mándalos del jaez, sufrieron varias (onuenlos y después
fueron degollados, el afio 230 do Jesucrislo.
SAN SATUUMNO, slÁurm.—Fué de Cailer, en Ctírdeña,
Cüya ciudad ¡lustró con su predicación y regó con su sangre,
siendo emperador Diocleciano, y gobernador de Cordela
un lal Bárbaro.
SAX CENOBIO Y SANTA CENOBIA, MÁUTIIUV?.— San Cenobio
era obispo de Egea, en Gilicia, y santa Cenobia, hermana
suya, se ocupaba en servir á los peregrinos, á los pobres
y enfermos que acostumbraba tener siempre en su casa el
santo pastor. Ambos hermanos vivian en la paz de Dios,
siendo la admiración de lodos los fieles por el resplandor
de sus virtudes; pero en el año 304, esta paz fué turbada
para proporcionarles otra mas estable y sólida en la patria
de los santos. El gobernador Lisias los hizo comparecer á
su tribunal y les mandó sacrificar á los dioses, y negándose
á ello, fueron los dos juntos degollados.
SAN TEONESTO, OBISPO Y MÁRTIR.—Gobernaba la Iglesia
deAltino, en Italia, y empleaba todo su zelo contra los
herejes arnanos. Un dia estos promovieron tumulto en dicha
ciudad, y obligaron al santo obispo á separarse de su
Iglesia. Teonesto se fué entonces á ROflM á consultar con
el papa san Dámaso, acerca de la conducta que debia observar,
y el pontífice le indicó que se viese con san Ambrosio,
su metropolitano. Marchó pues á Milán, donde concibió
el designio de empezar á recorrer la Europa predicando
contra los nuevos errores, y disputando en todas
partes con los arríanos. Su misión dió á la Iglesia ópimos
frutos, porque muchos de aquellos sectarios abandonaron
sus extravíos, después de haberle oido. Recorrió toda la
Italia, la Francia y la Alemania, y después volvió á Allino,
encargándose oirá vez del gobierno de su diócesis, la cual
dirigió con igual zelo que antes, hasta que un dia los arríanos,
no pudiendo ya sufrir los males que les cansaba y
la deserción que causaba entre sus partidarios, volvieron
á excitar un tumulto popular, en medio del cual le quilaron
la vida.
SAN LUGANO, MÁRTIR.—Según una antigua tradición,
san Lucano fué martirizado en Logny, lugar del pais de
OrleanSj al principio^del siglo V. Sus reliquias fueren después
trasladadas á la catedral de París, cuyos habitanles
lenian.á esle santo en grandísima devoción, y en las calamidades
públicas acostumbraban sacar en procesión su
sagrado cuerpo, junto con los de san Marcelo y de santa
Genoveva.
SAN GERMÁN, OBISPO Í CONFESOR.— El afío 519 fue este
santo enviado por el papa Hormisdas, en calidad de legado,
al emperador Justino. El objeto de la legación era
persuadir á los orientales que pusiesen fin al cisma que
contaba ya cuarenta años, y que babia sido fomenlado por
os emperadores Zenon y Anastasio, ambos unidos al par-
0 ?e}os ^jes, lo mismo que Acacio y otros patriarcas
de Constantínopla. Las negociaciones de Germán, que
ja eia a la sazón obispo de Capua, tuvieron el mas feliz
esuitado, pues los bet ejes fueron ondeuados y el cisma
«esaparecio. San Gregorio el Grande cuenta que Gorman
elrifu U Yf^1-diácono de la Iglesia de Roma,
." 'at 2aSde,PUrS;UürÍ0' ^ ^'^-se adherido al
usina de Lorenzo contra el papa Simaco, de las cuales le
Idm, con sus oraconos. El mis.no auto,- C t n.. ,
el alma del sanio obispo de Capua, que al mimo memento
de morir, era llevada por coros de ángeles al seno de
la dichosa eternidad. La muerte de este santo sucedió el
año íiiO.
SAN SERAPION, OBISPO Y CONFESOR.—Subió á la silla patriarcal
de Anlioquia, siendo consagrado el año i 99.. g]
Martirologio romano dice, que fué insigne en dodrinn:
Ensebio y san Gerónimo alaban mucho su sabiduría y su
zelo por la defensa de la verdad. Escribió y publicó un libro
contra la herejía de Montano, y otro para refutar el supuesto
Evangelio del apóstol san Pedm. Serapion murió
en paz, durante el reinado del emperador Caracalla, el
año 211 de Jesucristo.
SAN MÁXIMO, MÁRTIR.—Padeció martirio en Apamea de
Frigia, en tiempo del emperador Diocleciano.
SAN GERARDO, OBISPO Y GONf—Solo sabemos que
fué obispo de Potensa, en la Lucania, cuya Iglesia gobernó
en paz por muchos anos.
DIA 31.
SAN QUI.NTINO, MÁRTIR.—Quinliiio, mártir gloriosísimo-,
aunque fué romano noble de senatoria eslirpe, que era la
mayor nobleza romana, con todo fué muchísimo mas noble
por la fé, que como valeroso soldado tuvo á su rey soberano
Cristo Señor nuestro, por cuya confesión dió gloriosamente
la vida, y por cuyo amor dejó la patria, los parientes,
amigos, riquezas^ faustos y pompas mundanas.
Salió, pues, de Roma Qtúnlíno con Fusciano, Viclorino,
Crispino y Crispiniano y oíros piadosos y devotos crislianos,
lodos los cuales con deseos de propagar la fé de Jesucristo
se encaminaron á Francia : llegaron á París, y de
allí se dividieron, eligiendo cada uno su ciudad ó provincia,
donde ir á predicar. Quinlino, predicando y haciendo
prodigiosos milagros, dió vuelta á una y olra parte, basla
que llegó á la ciudad de Amiens. A este tiempo era tanta
la sangre de cristianos que el cruel tirano Rieciovaro babia
derramado, que con ia un río de aquella provincia llamado
Mosela, mascón la abundancia déla sagrada sangre
de los invictos mártires, que de sus propias aguas, las
cuales dejando su color nativo, habian tomado el rojo de
la sangre-. Luego que el glorioso Quintino llegó á Amieiis?
comenzó á predicar y ganar almas para el cielo, cuya
noticia llegó á oidos del impío Rieciovaro, que al inslimle
lo mandó poner con lodo rigor en la cárcel, adonde fué
muy gozoso y alegre, y loda la noche gastó en oración y
cánticos divinos.
El dia siguiente, sentado on su tribunal Rieciovaro, hizo
traer á su presencia á san Quintino. Puesto el santo á su
vista, le preguntó: ¿Cómo le llamas? Crisliano, dijo Quintino;
porque soy crisliano, y creo á Cristo con el corazón
y le confieso con la boca; pero mis padres me llamaron
Quintino. ¿De qué linaje eres? añadió el prefecto. Soy,
dijo el santo, ciudadano romano, hijo de Zenon, senador-
Pues ¿qué cosa es, dijo el prefecto, que persona tan noble,
é hijo de un varón tan ¡lastre, se haya dejado eogaftaí
con una superstición lan grande, como adorar por Dios
á aquel que los judíos crucificaron? No hay mas nobleza,
dijo Q&inlino, que conocer á Dios y obedecer sus santos
mandamientos. Por esta eattik* religión y fé que profeso,
se conoce á Dios omnipotente, Criador de cielo y tierra, y
ásu Hijo Jesucristo nuestro Señor, por quien fueron borhas
todas las cosas visibles e invisibles, el cual en