Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 20, OCTlinilE. 289
niilénlicamentetlichoporloiilo y singularísimo uiiliigrOíqne
sin dudu fnó querer el santo animar á sus palridos, dándolos
a eníender que aun lenia moscas (Hechas de su celeste
aljaba) con que flechar y abatir el orgullo de los enemigos,
cuando las fuerzas de sus hijos faltasen, como lo
experimentaron bienios franceses; pues dejaron por despojos
y trofeo glorioso del santo (como hoy se ven en su
sagrada capilla) siete reales cslandarlcs, después de rendidos
sus capitanes, muerlos los mas de sus soldados y
eiili'ogndo8 los que quedaron vivos, á la vil fuga; para
que conozca España el amparo tan grande que siempreha
tenido y tiene en san Narciso; y Francia sepa como ha de
venerar sus sagradas reliquias.
Atento á e^le tan señaladísimo socorro y milagro, ha
conseguido la majestad del católico monarca Carlos II, de
la santidad de nuestro beatísimo padre Inocencio XI, e\-
lensiondel rezo delglorioso san Narciso para todos losreinos
de Kspaña y fuera de ella, sujetos á su real corona, á
cuyos piadosos y caiólicos ruegos asistieron también las
dos católicas reinas, reinante y madre. Y asimismosucalóiica
majestad le hizo muchos presentes en su capilla,
íi^ndo el de eterna memoria una riquísima lámpara de
plata, que perpelnameiUe arde ante su sagrado cuerpo.
También el concilio tarraconense determinó so guardase,
como fiesta principal, el día 29 de octubre, qne es el del
bendito santo, para memoria eterna de su continua protección
en todo el principado de Cataluña.
Con san Narciso fué martirizado san Félix, que era diácono
suyo; pero adviértase que este san Félix, aunquefué
martirizado on Gerona, no es aquel insigne mártir que en
ella diú su vida por Cristo, y es tenido en la misma ciudad
en gran veneración: porqueeluno fué diácono de sanNarciso,
y el olio hermano ó compañero de san Cucnfale,
como lo dijimos en su vida. San Narciso y Félix, su compañero,
murieron en tiempo del emperador Aureliano, que
comenzó á imperar el año del Señor de 271; y esle otro en
el de Diocleciano y Maximiano, siendo Daciano presidente,
de España.
También se ha de advertir queba habido dos Narcisos,
los cuales algunos confunden, y dedos hacen uno. El primer
Narciso fué obispo deJerusalen, y santo varón y esclarecido
en milagros. Este siendo acusado falsamente, y
habiendo castigado Dios los acusadores; con deseo de
quietud se retiró á la soledad, y estuvo muchos años en
ella: y siendo ya de anciana edad, volvió á su Iglesia, y
admitió (por divina revelación) por coadjutor y compañero
á san Alejandro, obispo; y habiendo vivido mas de
ciento y diez y seis afios, acabó santísimamente su peregrinación.
Oli o Narciso es el obispo y mártir de Gerona, de quien
aquí tratamos, cuya Desla se celebra á los 18 de marzo, y
en este dm hace mención de él el Martirologio romano, y
la Iglesia de Augusta á los 29 de octubre; y esta por ventura
ha sido la causa de pensar que estos dos Narcisos son
uno; porque en el mismo día de los 29 de octubre cae la
hesla del glorioso san Narciso, obispo de Jen s den y en
• él hacen de él conmemoración los Martirologios romano,
delíeda, Usuardo y Adon; pero la verdad es que fueron
dos: y no obsta el celebrarse la gesta de ambos en un
mismo día, como tampoco es argumento batíanle para
creer que son diversos el celebrarse en Augusta de san
Narciso, mártir, á los 29 de octubre, y en Gerona á los i 8
de marzo, y por nuevo decreto el mismo dia 29; puoepuede
haber muchas causas deesfa diversidad.
* Los SANTOS JACINTO, QUIETO, FFXICIANO, Y IXCIO, MÁII-
TIUES.—Lo único que sabemos de estos sanios es lo que nos
refiere el Martirologio romano y el de, Galosino, á saber,
que vertieron su sangre por la fé enlaBasilicata; provincia
de Lucania.
SAN NAUCISO, OSISPO Y OONPESOR.—Esle santo nació por
los últimos años del siglo I, y pasó su vida en el retiro,
hasta que á la edad de óchenla años fué elegido y consagrado
obispo de Jerusalen. La severidad de su conducta le
acarreó, dice Ensebio, el odio délos malvados, que áfuerza
de calumnias le obligaron á huir. El pueblo, no sabiendo
el lugar de su retiró, colocó en su puesto á Dio, cuyo
episcopado fué muy breve. Habiendo vuelto á aparecer
Narciso, llenos de gozo sus hermanos, le inclinaron á que.
volviese á subir á la silla que habia dejado, y al lin cedió.
El año 190 asistió al concilio congregado en Cesárea con
motivo de la celobracion de la Pascua por Teólilo, obispo
de la misma ciudad, y melropoliiano de la Faleslina. E|
mismo Kusebio cuenta una porción de ruidosos milagros
obrados por el vonerable anciano, que ántes dejnorir elevó
al sacerdocio al celebre Orígenes. El padre Le Quien
dice que Narciso murió en Jerusalen el año 212, de edad
de ciento y diez y seis anos, recomendable por su exactitud
y vigilancia en cumplir los deberes del ministerio
apostólico.
SAN TEODORO, ABAD.—Natural de Valencia enel Delíinado,
era aun muy jóven, cuandose sintió interiormente llamado
por el Espíritu Santo á dejar el mundo. Después de
haberse ejercitado por muchos aflos en la observancia de
la vida religiosa, volvió á su patria, donde se le reunieron
gran número de discípulos, y mandó edificar aUí cerca un
monasterio. En él estableció el santo la práctica ya bastante
admitida de que el religioso, que ejerciese las funciones
de hebdomadario, permaneciese durante sn oficio
encerrado en una pequeña celda, orando de continuo para
presentarse con mas pureza y fervor á celebrar los santos
misterios. San Teodoro tuvo esle encargo algunos años, y
no aflojó nunca cu sus mortificaciones y en su fervor, y en
aquel retiro logró del cielo el don de lágrimas, con las
cuales se derramaban sobre su alma consolaciones inefables.
El don de milagros lo hizo célebre en su patria, donde
murió el año 373.
SAN CENOBIO, MÁivm.—Nació en la Fenicia, y habiendo
abrazado la religión cristiana y eslndiado las sagradas Letras,
fué elevado al sacerdocio. Cuando la última persecución,
que excitó contra la Iglesia el emperador Diocleciano,
hacia mas estragos en Fenicia, Cenobio se ocupaba en
visiiar y consolará los cristianos detenidos en las cárceles,
y animarlos para el martirio, y antes .que se acabase la
persecución mereció también él la corona de mártir.
SAN DONATO, CONFESOR.—Lo único que sabemos de esle
santo es por san Gregorio, papa, qne en su libro de Epístolas
habla desús reliquias, y cuenta algunos milagros obrados
por su intercesión.
Los SANTOS MAXIMILIANO Y VALENTÍN.—Solo sabemos
,jlK. el primero es venerado por la Iglesia como mártir, y
el segundo con el título de confesor. Ambos fueion obispos
de distintas ciudades de Oriente, cuyos nombres ignoramos,
como también la época en que los santos florecic-
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