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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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LA LEYENDA DE ORO. J>IA 27.<br />

Hizo donación di; lodos los bienes <strong>de</strong> sn patrimonio parli-<br />

Ctriar al monasterio <strong>de</strong> San Miguel qne había ínrulado, y<br />

en el que lomo el hábito monástico el último año <strong>de</strong> su vida,<br />

y murió en él santamente el dia 20 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>l<br />

año 1021. El papa Celestino 111 le canonizó solemnemente<br />

on 119ti y poco <strong>de</strong>spués se hizo la solemne traslación <strong>de</strong><br />

sus reliipiius á la catedral <strong>de</strong> su diócesis, don<strong>de</strong> se conservan.<br />

SA\ GAIDIOSO, OBISPO Y CONFESOR. —ES el mismo san<br />

Gaudiosoque hemos puesto en el dia 28 <strong>de</strong> este misino<br />

mes, y que, en opinión <strong>de</strong> liáronlo , fué duplicado en distintos<br />

dias por los antiguos Martirologios.<br />

SAN FCLCO , onisro y CONFESOR. — Floreció siendo obispo<br />

do Pavía en el siglo VI, y murió en paz en medio <strong>de</strong> su rebaño,<br />

al cual santiíicó con sus instrucciones y ejemplos.<br />

SAN ConuAfiÉsiHO, CONFESOR.—Fué subdiácono déla<br />

Iglesia <strong>de</strong> Roma, y admiró á aquella ciudad por sus virtu<strong>de</strong>s<br />

y milagros, entre los cuales se cuenta la resurrección<br />

<strong>de</strong> un muerto. San Gregorio, papa, en su libro <strong>de</strong> los Diálogos<br />

habla <strong>de</strong> él con elogio, y da cuenta do algunos <strong>de</strong><br />

sus portentos.<br />

DIA 21.<br />

<strong>Los</strong> SANTOS VICENTE , SABINA Y CRISTETA, MÍKTIRES. —<br />

Andando el presi<strong>de</strong>nte Daciano por las ciuda<strong>de</strong>s y pueblos<br />

<strong>de</strong> Espafia , <strong>de</strong>rramando sangro <strong>de</strong> cristianos y como una<br />

tíera tigre , relamiéndose en ella, para dar contento á los<br />

emperadores Diocleciano y Maximiano, que le hablan enviado<br />

, para que con todas sus fuerzas procurase extinguir<br />

y arrancar <strong>de</strong>l mundo nuestra santa religión ; llegó á Klvora<br />

, que algunos dicen quo es Evora, ciudad do Portugal,<br />

y otros (y es lo mas probable) que es Talavera do la<br />

Reina, villa bien conocida, doce leguas <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Toledo.<br />

Entrando, pues , el presi<strong>de</strong>nte Daciano en Elvora,<br />

supo que hahia «Rj un mancebo que se llamaba Vicente,<br />

criMiano y <strong>de</strong> loables costumbres: mandóle llamar: y<br />

como le vió dotan gentil disposición y presencia, aíicionósole,<br />

y movido do una falsa compasión lo comenzó á hablar<br />

blandameníe , y á persuadirlo que se doliese <strong>de</strong> sí<br />

mismo, y no quisiese per<strong>de</strong>r la vida por Cristo, que por<br />

pública sentencia habia sido sacriíicado. No pudo el sanio<br />

mozo sufrir las palabras <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte, por ser blasfemas,<br />

ó injuriosas contra Cristo nuestro Re<strong>de</strong>ntor.- y encendido<br />

<strong>de</strong> un fervoroso zelo, le respondió gravemente, por hablar<br />

<strong>de</strong> aquella manera contra aquel Señor que dobla adoiür y<br />

reconocer por Dios, si no estuviera ciego y poseído <strong>de</strong>]<br />

<strong>de</strong>monio. Respondióle Daciano, que porque era mozo, y<br />

no tenia perfecta pru<strong>de</strong>ncia, le perdonaba aquel <strong>de</strong>scomedimiento;<br />

pero quo como padre le advertía quo sacrificase<br />

á los dioses, para no morir. El glorioso mártir le dijo<br />

: Aquellos carecen vordadoramcnle <strong>de</strong> pru<strong>de</strong>ncia y do<br />

juicio, que adoran á las estatuas do piedra , <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra y<br />

<strong>de</strong> metal, y <strong>de</strong>jandá adorará Dios vivo y verda<strong>de</strong>ro, que<br />

os uno solo, y Criador <strong>de</strong>l cielo y tierra. Enfadóse el presi<strong>de</strong>nte<br />

, y entró en cólera por las palabras que le <strong>de</strong>cia el<br />

santo, y mandó que se lo quitasen <strong>de</strong> <strong>de</strong>lante, y que ó sacrificase<br />

á Júpiter, ó que muriese con diversos y atroces<br />

lormenlos. Arrebataron luego los sayones al santo mártir<br />

y lleváronlo dolante <strong>de</strong> un altar do Júpiter, para que<br />

allí sacrificase. Estaba dolante <strong>de</strong>l altar una gran piedra !<br />

y en poniendo san Vicente los pies en ella, luego se ablandó<br />

sa dureza, como si fuera do barro, <strong>de</strong> mauera, que las<br />

plantas <strong>de</strong>l santo mártir quedaron señaladas en olla. Con<br />

este milagro hizo nuestro Señor otro: porque, viendo los<br />

gentiles y ministros <strong>de</strong> Daciano , como por virtud <strong>de</strong>l Dios<br />

que Vicente confesaba, aquella piedra se habia ablandado<br />

; ablandaron ellos sus duros corazones y comenzaron á<br />

<strong>de</strong>cir, que sin duda aquel <strong>de</strong>bia ser verda<strong>de</strong>ro Dios, pues<br />

obraba tan gran<strong>de</strong>s maravillas: y con este murmullo y algún<br />

alboroto, <strong>de</strong>jaron do dar la muerte á san Vicente , y<br />

le pusieron en la cárcel, y dijeron á Daciano, que aquel<br />

mancebo habia podido tres dias para pensar y <strong>de</strong>terminar<br />

lo que habia <strong>de</strong> hacer; y Daciano lo tuvo por bien. Estando<br />

el santo en la cárcel, convirtió á la fé <strong>de</strong> Cristo nuestro<br />

Señor á muchos gentiles, y <strong>de</strong> piedras duras que ántes<br />

eran, los hizo el Señor hijos <strong>de</strong> Abrahan y <strong>de</strong> su Iglesia,<br />

por medio <strong>de</strong>l sanio encarcelado : el cual tenia dos<br />

hermanas, llamadas Sabina y Ci islela , doncellas y huérfanas,<br />

y que tenían puesta toda su confianza y amparo en<br />

Vicente, su hermano. Vinieron á la cárcel: lamentáronse<br />

con él: representáronle su soledad y <strong>de</strong>samparo, y el peligro<br />

en que quedaban do per<strong>de</strong>r sus honras y sus almas,<br />

si él las faltaba : rogáronle con muchas lágrimas que saliese<br />

<strong>de</strong> la cárcel, y se huyese con ellas á parle, don<strong>de</strong> pudiensen<br />

escapar y eucubrirse <strong>de</strong> aquel cruel tirano, y vivir<br />

crislianamentc con alguna paz y quietud. Él <strong>de</strong>terminó<br />

hacerlo así; y con la buena disposición y voluntad que le<br />

tenían sus guardas, lo hizo una noche con tanto recato y<br />

secreto , que el presi<strong>de</strong>nte no lo supo, ni por buena diligencia<br />

que usó, los pudo alcanzar basta la ciiulad do Avila<br />

,' don<strong>de</strong> fueron presos lodos tros por su mandado. Mas<br />

en el camino do tal manera san Vicente habla encendido en<br />

el amor <strong>de</strong> Cristo á sus dos hermanas , que ninguna cosa<br />

mas <strong>de</strong>seaban que morir con él, como lo mostraron en los<br />

tormenios que pa<strong>de</strong>cieron ; porque primeramente fueron<br />

<strong>de</strong>scoyuntados, estirados en la garrucha, y <strong>de</strong>spués azota ­<br />

dos cruelísimamente, alabando en medio <strong>de</strong> los azotes y<br />

tormentos todos tres con una voz á Jesucristo, y haciéndole<br />

gracias por la merced que les hacia. Fué tanto el coraje<br />

y la saña quo 'tuvieron aquellos impíos ministros,<br />

viendo la constancia y alegría <strong>de</strong> los santos mártires, y<br />

oyendo las voces y loores quo daban á Dios , que parecieudolesgran<br />

<strong>de</strong>sacato <strong>de</strong> sus dioses, y afrenta suya, tomaron<br />

á los sanios y pusieron sus cabezas sobre piedras,<br />

y con nuevo género do crueldad se las machacaron con<br />

otras piedras, esparciendo los sesos por aquel campo ; y<br />

con osle género <strong>de</strong> muerte acabaron gloi iosamenle su martirio.<br />

Quedaron los sagrados cuerpos allí tendidos, para<br />

que los perros y aves se los comiesen , sin que los cristianos<br />

osasen darles sepultura. I'ero para que se vea la provi<strong>de</strong>ncia<br />

que Dios tiene <strong>de</strong> sus siervos , y qne no cae un<br />

cabello <strong>de</strong> su cabeza sin su voluntad, proveyó que viniese<br />

á guardarlos una gran<strong>de</strong> y disforme serpiente, que, estaba<br />

entro las peñas cerca <strong>de</strong> la ciudad , <strong>de</strong> don<strong>de</strong> habia hecho<br />

daño á muchos, y puesto miedo á lodos los moradores <strong>de</strong><br />

ella. Esta serpiente se puso cerca délos cuerpos santos<br />

con notable asistencia y vigilancia , para <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rlos <strong>de</strong><br />

cualquiera injuria , como lo hizo con un judío rico do la<br />

misma ciudad : el cual con mal intento y menosprecio <strong>de</strong><br />

la religión cristiana, vino á los cuerpos que estaban tendidos<br />

en aquel suelo: mas al tiempo que se llegaba á ellos,<br />

la serpiento embistió con él, y le ro<strong>de</strong>ó y enroscó <strong>de</strong> tal<br />

manera, que le ahogaba y apretaba fuertemente : y aunque<br />

con sus silbos y su lengua mostraba ferocidad, estuvo

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