Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

280 LA LEYENDA DE ORO.
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personas que querían vivir bajo su dirección. Después tocón las palabras blandas, avisadas y amorosas, preíendiendo
fundó un monaslerio llamado Verfon, á diez leguas de Nantcs
, célebre por la regularidad de disciplina que en él se
observaba, y en el cual san Marlin murió el dia ti de octubre
del afio COI.
persuadirle que se apartase de la fé de Cristo y se
casase con ella : mas el Señor detuvo á Crisanto, y le
dió tal gracia del cielo y tan buenas y eficaces razones,
hablando con Daría, que ella cayó en el lazo que armaba
á Crisanto, y favocerida de Dios, se rindió y dijo que seria
DIA r¿.
cristiana. Concertaron entre sí los dos de guardar fielmente
virginidad y publicar que eran casados; y con este
Los SAXTOS CRISANTO Y DAUÍA, MAUTIRES—Fué san Crisanto
de la ciudad de Alejandría , hijo de un caballero
ilustre^del órden senalorio , llamado Polemio, el cual había
venido á vivir á Roma con loda su casa y familia, y habia
sido recibido amigablemente del senado y muy honrado del
emperador Nmnei iano. Procuró Polemio que su hijo Crisanto,
que era de delicado y alio ingenio, se ejercitase en
jos esludios de todas buenas letras. Revolviendo , pues,
Crisanto libros para sus esludios; por particular providencia
del cielo , halló uno en que estaban escritos los Evangelios.
Leyólos del principio al cabo , y conoció las tinieblas
en que andaba, y que la verdadera luz era Jesucristo.
medio fué libre Crisanto de la prisión y guarda en que
su padre le tenia. Daría íe bautizó, y los dos vivian como
hermano y hermana, en toda honestidad. Y como es propio
del virtuoso desear y procurar que todos lo sean,
aconsejaban á la personas con quienes trataban , que recibiesen
la fé de Cristo nuestro Salvador y guardasen
virginidad ; y en efecto lo persuadieron á muchos , Crisanto
á los hombres y Daría á las mujeres. Súpose esto
en Roma ; y Celerino, prefecto, los mandó prender y entregar
á Claudio, tribuno, para que examinase la causa
y los castigase si fuesen culpados. Mando Claudio llevar á
Crisanto al templo de Júpiter ; y por no haberle querido
Para mejor entender aquella doctrina que habia descubierto,teniendo
adorar, le azotaron cruelmente. Hiciéronlo los verdugos
noticia que un cristiano llamado Carpóforo,
bien enseñado en las divinas Letras, por temor de la persecución
estaba escondido en una cueva, se fuéá él, y le
pidió con grande instancia le declarase la ley de Jesucrislo
y su Evangelio. Ilizolo Carpóforo con gran voluntad :
ensenóle, bautizóle y confirmóle en la fé de tal manera,
que de allí á siete dias, públicamenle Crisanto predicaba
por Roma que Jesucristo era verdadero Dios. Supo Polemio
lo que d isanto, su hijo, habia hecho y lo que predicaba
: y parle por el zelo de su falsa religión, y parte por
temor que no cayese sobre el la pena eslublecida por ley
contra los cristianos, se ensañó fuertemente conlra su hijo,
y le puso en una oscura prisión , mandándole dar de comer
por tasa. Pero viendo que este castigo y rigor no lo
sucedía bien, tomó otro camino de blanduras y regalos, y
por medio de unas mujeres hermosas , ó criadas suyas,
pretendió pervertirle y solicitarle á mal, para que perdiendo
la castidad, perdiese mas fácilmente la fé de Jesucristo.
Sacaron , pues , de la prisión á Crisanto : vistiéronle
muy ricamente : pusierónle en un aposento muy bien aderezado
con colgaduras de sedas y lelas: entraron las mujeres
á hacer su mal ofrio ; y el sanio en viéndolas (temiendo
su flaqueza ), volvió los ojos al cielo, y pidió socorro
al Señor. Él se lo dió de manera, que diceWelafraste,
que luego dió á aquellas mujeres un profundo sueño,
y se apoderó de ellas de tal suerte , que sino era sacándolas
de aquel aposento, no despertaban : y por este medio
cpn tanta crueldad, que por las heridas y golpes que
le dieron, se descubrían sus huesos y se parecían las entrañas.
De alli le llevaron á la cárcel y lo echaron en un
oscuro calabozo, y le cargaron de hierros y cadenas , esparciendo
por el suelo cosas sucias y de mal olor : mas á
la vista de los verdugos se tornaron polvo las prisiones,
y en lugar del mal olor se sintió un olor y fragrancia suavísima.
Desollaron un becerro, y pusieron á Crisanto desnudo
dentro de él y tuviéronle todo el