Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 21.
OGTÜimE.
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De las doncellas , unas iban de buena gana, y oirás
contra su voluntad ; pero como era fuerza y mandato de
Máximo (que ya era empcnidor, ó como, por mejor decir,
tirano); que quisieran, ó quenó , hubieron de obedecer.
Kmltarcúronse en algunos navios , que, para pasarlas á la
nueva porvincia de Bielafia, estaban aprestados. Fué
nuestro Señor servido, que en saliendo las naves del
puerto , tuvieron los vientos tan contrarios, que en lugar
de llevar aquella armada y bienaventurada compañía hacia
Bretaña, la arrebataron y llevaron á la parte contraria,
con tan grande ímpetu, que pasando delante délas islas de
Zelanda y Holanda , embocó por el rio Rhin, que es
muy caudoloso, ancho y profundo, y llegó á aquellas parles
donde el mar se esplayacon crecientes y menguantes.
En el mismo tiempo que esto sucedió, el emperador Graciano
sabiendo lo que Máximo habia becbo en Inglaterra
y en Francia, y que se trataba, como emperador y señor,
y nó como capitán y criado suyo ; para reprimirle y casligarle,
habia llamado á su servicio á los pidones y á los
hunos , gente feroz, cruel y bárbara, que habia vencido á
los godos, y hecho cosas hazañosas y espantosas en las armas.
Estos, debajo de Melgo , capitán de los pidones, y
do Gauno, general de los hunos, y con una armada poderosa
, comenzaron á infestar el mar, y correrle como
corsarios, robando y arruinando todo lo que podian, con
intento de pasar á Inglaterra, para echar deella á Máximo,
tirano , y servir al emperador Graciano, que para eslo les
daba el sueldo. Halláronse los bárbaros á la misma sazón
que llegaron las vírgenes, en aquel paraje : y conociendo
que eran naves enemigas , y de Máximo , contra quien
son coronados de eterna gloria. Los cuerpos de las santas
vírgenes fueron recogidos de los líeles con gran devoción,
y llevados á la ciudad de Colonia, que está sobre el mismo
llhin, donde se fundó un célebre monasterio de monjas, y
en él hoy dia se ven muchas de las cabezas de estas santísimas
vírgenes, y son reverenciadas con singular devoción,
aunque por muchas partes de toda la cristiandad se
han repartido. Muchos creen que el lugar donde ahora están
los sagrados cuerpos délas vírgenes, es el mismo donde
las mataron; porque la tierra de aquella iglesia no admite
ningún cuerpo muerto, aunque sea de niño recien bautizado,
si lo entierranen ella, y antes déla noche lo echa de
sí, como lo escribe el obispo Lindano: tomando esto por
señal que no quiere Dios que ningún otro cuerpo esté enterrado
donde están los de tantas y tan ilustres vírgenes y
mártires, esposas suyas, que allí dieron su purísima sangre
por la confesión de su fó y defensa de su castidad.
También se dice que santa Ursula y sus santas compañeras,
á la hora de su muerte favorecen á los que en vida
tienen con ellos devoción y se les encomiendan. El martirio
de estas vírgenes fué, según Baronio, el año del Señor
de 383, imperando Graciano y Valentiniano, su hermano,
y Teodosio el mayor, á quien Graciano habia hecho compañero
suyo en el imperio, por verse tan apretado por lodas
parles de las armas de inllniios bárbaros, y necesitado
de socorro de un tan valeroso capitán; y fué á los 21 de
octubre, y aquel dia lo celebra la santa Iglesia. De las once
mil vírgenes íá mis de los autores que habemos referido)
escribieron Wandalberto, que floreció por los años del Señor
de 850; Sigibcrfo, mongo del monasterio gemblaccnse,
que há casi quinientos que escrihió; Rogerio Cister-
^"os venian, embistieron con ellos. Cuando vieron que ve-
"ii'n cargadas de dcncellas : como eran tan deshonestos
ciense; Ricardo Premonslratense; Claudio de Bota; BonQnio,
en la Historia de las cosas de Hungría; Pedro de
y lascivos, como crueles y feroces , pretendieron hacerlas
fuerza y afrentarlas : mas las santas doncellas , animándolas
su capitana y maestra santa Ursula, se determina­
Natalibus; Polidoro Virgilio, en la Historia de Inglaterra,
y mas copiosamente el P. Fr. Lorenzo Surto en el lomo V
ron á perder antes Ja vida,quela castidad. Ycomocon obras
de las Vidas de los santos.
y con palabras mostrasen su valor y constancia, y que por
no ofender á Dios, estaban aparejadas á cualquier pena y
tormento ; convirtiendo los bárbaros el amor en furor
y en aborrecimiento déla fó cristiana, dieron en ellas,
como lobos en un rebaño de corderas, y á lodas las pasaron
á cuchillo , para no detenerse allí, y llegar presto
;i Inglaterra que enlendian estaba sin gente por ^haber
sacado Máximo lós sodados de ella. De toda aquella santa
y virginal compañía no quedó con vida sino una doncella
SAN MALCO, MOXGE Y CONFESOR. — Habiendo el gran padre
y doctor san Gerónimo escrito las vidas de san Pablo,
primer ermitaño, y de san Hilarión, abad, y puéslolas en
la Iglesia como un vivo retrato y modelo de los santos
anacoretas y monges, y como vidas mas de ángeles que
de hombres en cuerpo mortal; escribió también la vida de
otro santo monge, llamado Malco, que tuvo algunas imperfecciones
y tentaciones, y con la gracia del Señor salió
, llamada Cordula, que con temor mujeril al bien de ellas, para ejemplo de los religiosos que pasaren
'lempo de la matanza , se escondió ; mas visto lo que por semejantes tentaciones. Y dice san Gerónimo que el
pasaba , y quo lodas las otras sus compañeras habían mismo Malco, siendo ya muy viejo, le refirió á él, siendo
s«w martirizadas , animada por el Señor , que las había
todas escogido para sí, al otro dia se descubrió, y fué
marlinzada , como dice el Martirologio romano. Las mas
principales yiigenes que a]lj derramaron su sangre por
la fe de Cristo y por w iimpieza , fueron (como dice
mozo, su vida; y fué de la manera que aquí diré.
Fué Malco de una aldea llamada Maronio, como diez leguas
de Antioquía, ciudad de Siria. Fué hijo único de sus
padres, que eran labradores. Cuando Malco tuvo edad,
como era solo, desearon sus padres casarle; y el padre con
Adon ) santa Ursula , guia % cabeza c;iudil[o de ^ amenazas y espantos, y la madre con caricias y blamlnras,
Sentía, Grcgona, Pmnosa, Mardina, Saula, Brilula, Salurnma,
Salurn.a, Rabacia, Paiadia, clemencia y Grata. El
^'a que .nuneron triunfó Cristo, su dulce Esposo, en las
MirtM doncellas, de la infidelidad y de la carnalidad del
Pecado y del infierno, y declaró cuánto mas poderosa es
^ v",l«d del cristiano para sufrir la muerte, que la crueldüd
del demonio y de sus ministros para dársela, v que
sus soldados cayendo se levantan, y muriendo v '
procuraban que tomase mujer; mas el Señor te ha­
blaba al corazón, y le daba otros intentos y deseos da
guardar castidad. Finalmente, viéndose apretado de sm
padres, determinó dejarlos, y huyendo se partió de su casa
solo, sin decirles nada, y se fué á un desierto hácia la
parte do Occidente, y entró en mi monasterio, en el cuai
con el trabajo de sus manos ganaba sus pobre comida, y
con los ayunos refrenaba la lascivia do su carne. Estuvo
'encen y muchos años en aquel monasterio con mucha paz y quie-