Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

m
LA LEYKNDA DE ORO.
DIA 2
aquel tiempo florecia con gran fama de varón celestial, y
Anlioquía el año 302, y en visla de la acusación y do la
vínole deseo á Hilarión de verlo : fué al yermo donde estaba
; y en viéndole, se encendió tanto en amor de Dios
confesión del santo, mandó que fuese decapitado en la
misma ciudad en el mes de junio del mismo afio 362.
con deseo de imitar á san Antonio, que luego mudó su
LAS SAXTAS MABTA Y SAULA, VÍIU;E\ES V MÁRTIRES —Estas
santas fueron martirizadas con otros muchos cristianos
traje y se vistió de mongo, y estuvo con él dos meses,
aprendiendo el modo de su vida para imitarle. Consideraba
la gravedad de sus costumbres, su continua oración,
en la ciudad de Colonia, durante los primeros siglos de la
Iglesia.
la humildad con que recibía á los huéspedes, la severidad
en corregir á los culpados, el fervor en exhortar á
SAN FELICIANO, OIUSPO v MÁUTIU.—Gobernó la Iglesia de
Minde con admirable sabiduría, propagó las verdades de
los libios, la benignidad en consolar á los flacos, la aspereza
en el tratamiento de su persona, así de comida como
Ja fe entre los infieles y después selló con su sangre su
apostolado. El emperador Otón desenterró las reliquias
de sueño y vestido. Pasados los dos meses volvió á su
del santo obispo, y el año. 969 las hizo colocar en una
tierra y halló que eran muertos sus padres : vendió su
suntuosa capilla de la misma ciudad de Minde. No se sabe
palrimonio y repartiólo entre pobres y sus hermanos ; y
la época del martirio de este santo, pero se cree que fué
quedando él pobre de sustancia y rico en Cristo, siendo á
durante la persecución de Diocleciano.
la sazón de quince años, se fué á un lugar solitario para
Los SANTOS JORGE Y AURELIO, MÁRTIRES.—El primero fué
comenzar su milicia y entrar en campo con todo el poder
diácono y ambos españoles por nacimiento, según la opinión
de los antiguos Martirologios. San Eulogio, en el Me­
del infierno. Era aquel lugar frecuentado de salteadores:
y diciéndole sus amigos el peligro en que se ponia, no
morial de los santos, habla de ellos como tales españoles
hizo caso de ello; no temiendo la muerte corporal para librarse
de la eterna.
y mártires de nuestra Iglesia, y se cree que la notación de
París, que pone junto á ellos el Martirologio romano, es
porque sus reliquias fueron trasladadas á la capital de
Francia durante la dominación de España por los moros.
SAN SINDCLFO, CONFESOR.—Era un presbítero de Rheims
que inflamado del deseo de la perfección cristiana dejó
su patria, Aquitania, y buscó un retiro en la diócesis de
Klieims, á principios del siglo VII. Escogió para su residencia
el lugar de Aussonce, á cuatro leguas de h ciudad
, donde juntaba la continua oración á grandes ansleridades.
Era muy versado en las sagradas Letras, y daba
mucha instrucción á cuantos iban en busca suya para consultarle,
y murió en su soledad , famoso on milagros, el
dia 20 de octubre á mediados del siglo VIL Su cuerpo fué
Era Hilarión delicado de complexión, muy sujeto á
cualquier injuria del tiempo, de calor y frió, y mas en
tierna edad; y con todo esto se vistió de solo un pobre
saco, y sobre él un cobertor tejido de pelos ásperos de
animales, como de camello, que le había dado san Antonio,
cuando se partió de él. Gomia después de puesto el
sol quince caricas, que era una fru'.a propia de Siria, á
la manera de higos: y por razón do muchos salteadores
que habia en aquel desierto, nunca paraba en un lugar.
Mucho sintió Satanás verse desafiar de un muchacho que
antes que supiese tomar las armas ya le habia vencido,
acoceado y hollado, y determinó hacerle guerra. Fatigábala
enterrado en el mismo sitio de su retiro, y después, en
con diversas lenlacioncs: representábale muchas
pl siglo IX lo trasladaron con gran pompa á la abadía de cosas torpes, por donde el santo mozo era forzado á pensar
Hautevillers , cerca de Rheims.
SANTA FORTUNATA , VIRGEN Y MÁRTIR. — En una de las
mas crueles persecuciones de los primeros siglos de la
Iglesia, la inocente Fortunata, doncella do preclara estirpe,
de sentimientos caritativos y de fó ardiente, fué
una de las victimas escogidas por los enemigos de nuestra
religión santa. Parece que su cuerpo se conserva en un
oratorio particular de Gherta,
lo que no sabia, y traer en su imaginación lo que
nunca habia experimentado. Enojábase contra sí: heria
sus pochos pensando vencer á puñadas aquellos feos pensamientos.
Airábase con su cuerpo, y decíale: Yo te haré,
asnillo, que no tires coces; porque te quitaré la cebada,
y solamente te daré paja: matarte he de hambre y de
sed, echarte he cargas pesadas , fatigarte he con calores
y frios; para que así tengas solo cuidado de la comida, y
nó de la lascivia. Esto docia el santo mozo, y como lo
DIA 21.
SAN HILARIÓN, ABAD Y CONFESOR.-La vida del glorioso
san Hilarión, sacada de la que de él escribió el gran doctor
de la Iglesia san Gerónimo, es de esta manera. Nació
san Hilarión en un lugar llamado Tabatha, cinco millas
de la ciudad de (iaza en Palestina. Sus padres fueron idólatras,
y el hijo nació de ellos , como la rosa de las espinas.
Fué enviado de sus padres, siendo niño á la ciudad
de Alejandría, pora que allí estudiase : y él lo hizo con
tanto cuidado que en pocos años aprendió el arle de bien
hablar; y por su modestia agradable condición y vivo ingenio
, era amado de la gente; y Dios nuestro Señor también
lo amó; pues teniendo allí noticia de la fé de Cristo,
se bautizó y se hizo cristiano, y de tal manera so dió á la
piedad y devoción, que en tan tierna edad no se deleitaba
sino en eslar en la iglesia 6 con los ministros de ella.
Oyó decir las grandezas de san Antonio abad , que en
decía así lo hacia; porque se estaba tres y cuatro dias
sin comer, ejercitándose en este tiempo muchas horas en
cavar la tierra, nó porque pensase sembrar en ella alguna
semilla , sino para quitar las espinas y malezas que
echaba su propio cuerpo. Hacia también cestillas de mimbres
, imitando á los mongos de Egipto, y empleábase en
la oración la mayor parte de la noche y del dia. Cuando
ya se sontia muy cansado y como desfallecido del trabajo
tomaba la refección ordinaria con algunas yerbas silvestres
; y hablando con su cuerpo, mientras comía le decía
: Mirad , cuerpo, que si no Irabajáredes, no oomereis;
y pues coméis ahora , aparejaos á trabajar. De esta manera
se consqmió y enflaqueció tanto que ya solo parecía
quedar en solos los huesos.
Estaba el santo mozo una noche en oración, y oyó
como lloros de niños, lamentaciones de mujeres, balidos
de ovejas, mugidos de toros, bramidos de leones, silbos
de serpientes y varias voces de diversos monstruos para