Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 19. mosna un pobre hábito, para enterrarse. El guardián, queriendo condescender con el gusto del santo, buscó el hábito masp»bre que habiu en el convento, y no se halló entre los frailes otro mas pobre que el que ti aia el que era padre de todos , y así le volvió su misino hábito con título de limosna, y él lo recibió con grande alegría. Estaba helado ; y llegando un fraile á cubrirle los piés, le dijo : Padre, por amor de Dios, que se abrigue; que ya está mas muerto que vivo. Respondió: Déjame, hijo, no abrigues mi cuerpo; que aun tengo peligro. Finalmente, habiendo recibido todos los sacramentos , y díchole la recomendación del alma, y dicho el mismo santo algunos salmos con mucha devoción, estando presento la soberana Virgen María, san Juan evangelista, con otros muchos santos y ángeles, empezando aun en esta vida á ver, como en una imágen ó ugura , á la santísima Trinidad; su espíritu , libre de las prisiones de la carne mortal, voló al cielo á la libertad de los hijos de Dios, donde goza y gozará por toda una eternidad el premio de sus grandes virtudes y merecimientos, domingo 18 de octubre de 1S62, á las seis do la maíiana, como el santo lo babia proíelizado. A la hora que espiró, se apareció muy resplandeciente á santa Teresa, que estaba muy distante de allí, é ignorante de la muerte del santo ; y saludándola con mucha afabilidad y alegría , le dijo ella admirada: ¿ Qué es esto, padre ? Respondió : Vóime á descansar. Declaróle la grande gloria de que gozaba ; y al despedirse exclamó como admirado I ¡ O bienaventurada penitencia, qug tanto premio has merecido 1 Como lo dice santa Teresa en el capítulo 27, por estas palabras, que me ha parecido poner aquí , por ser testimonio do tan grande sania. «Fué su fin ( dice, hablando de san Pedro de Alcántara ) como la vida , predicando y amonestando á sus frailes : y como vió que se acababa, dijo el salmo : Lwlatus sum in /its, qua dicta sunl mihi : ó hincado de rodillas murió. Después ha sido el Señor servido tenga yo mas en él , que en vida, aconsejándome muchas cosas: hele visto muchas veces con grandísima gloria i díjome la primera vez que me apareció : Qué bienaventurada penilencia, que tanto premio habia merecido, y otras muchas cosas. Un atio ánles que muriese, me apareció estando ausente, y supe que se habia de morir, y se lo avise osando algunas leguas de aquí. Cuando espiró me apareció, Y me dijo que se iba á descansar: yo no lo creí: díjeselo a algunas personas, y después de ocho dias vino lá nneva, como habia muerto , ó comenzado á vivir para siem- P1'», por mejor decir, Uéle aquí acabada esta aspereza de vida con tan grande gloria.» Quedó el cuerpo hermosísimo con admiración de cuantos lo vieron ¡ los ojos tantos años cerrados, se abrieron y aparecieron claros, como si fneran dos estrellas resplandecientes ; y toda el rostro era mas propio de un ángel, que de un hombre muerto, üho Dios muchos milagros en este tiempo por los méritos de su siervo ; porque muchos enfermos, que fueron á venerar sus reliquias, hallaron ta salud : otros que no podían levantarse de la cama, 1M fué á buscar la salud á su casa , encomendándose al santo. Queriendo llevar el cuerpo desde el pueblo al concento, para sepultarlo ; después de haberse detenido la procesión, esperando que cesase la lluvia que era muy grande, viendo que no dejaba de llover , se determinaron á salir; y fué cosa maravillosa , que saliendo el sagrado TOMO OCT UBRE. 2;>7 cuerpo á lo descubierto , cesó la lluvia en el camino por donde iba la procesión , lloviendo á un lado y á otro sin cesar, y todo el pueblo iba en medio cercado de agua, sin mojarse, como los israelitas cuando caminaban por medio del mar Bermejo , viendo á un la(!o y á otro altagua que se detenia de respeto ó temor á aquella vara que llamaban «i obradora de maravillas. » Duró este milagro, hasta que entró la procesión en el convento , porque luego empezó á llover igualmente por todas partes. Otra maravilla fué, con correr tan grande aire , que hacia temblar los árboles mas firmes á una y otra parte del camino, no apagó en él ninguna luz , ni turbó su llama , y después de haber ardido las hachas y velas muchas horas , no se consumió ni una gota de cera , y hallaron que pesaban lo mismo que ántes que empezasen á arder. Enterrarónle en un sopulcro común, atendiendo mas sus hijos á su modestia y humildad, 6á la inclinación del santo padre , aun en el cielo humilde, que á lo que se debía á tan sagrado cuerpo, y abriendo la tierra, encerraron en ella aquel tesoro, que nunca la tierra de las Indias supo guardar en sus minas. Después de cuatro años , abriendo el sepulcro para tomar del cuerpo alguna reliquia , lo hallaron sin corrupción, entero, hermoso, y que destilaba un licor preciosísimo de suavísima fragrancia. Aun después de ver cuánto le veneraba la tierra, no lo sacaron sus hijos de aquel sepulcro, hasta pasados casi veinte años, que lo colocaron en otro lugar mas decente ; y últimamente en la capilla del convento de Arenas, donde hoy es muy veneiado por las continuas y grandes maravillas que Dios obra, para honrar y glorificar al que tan bien supo en esta vida honrarle y glorificarle con su vida y doctrina , y con los hijos que dejó para tanto ejemplo y provecho de todo el mundo. Resta que, pues el Señor dijo á santa Teresa qie cualquiera cosa que le pidan en nombre de su siervo Pedro de Alcántara, la concederá, pidamos' á nueslroScñor muchos beneficios por los méritos de este gran santo , y te supliquemos nos haga en esta vida imitadores de sus virtudes para que en la vida eterna seamos compañeros de su gloria , la cual nos conceda el Señor por su intercesión. Amen. Escriben y hacen honorífica mención de san Pedro de Alcántara santa Teresa de Jesús, que en muchas partes alaba y engrandece su santidad ; san Francisco de Sales, que escribió á un discípulo , mandándole que se gobierno por el libro de la Oración , que escribió san Pedro de Alcántara, si quiere aprovechar en la perfección; el apóstol de Andalucía, el maestro Avila, contemporáneo del santo padre ; Fr. Diego de Tepes, confesor de Felipe II , y quo lo fué de santa Teresa, obispo de Tarazona j el padre Baltasar Alvarez, dé la Compañía de Jesús; y el padre Ribadeneira, déla misma Compañ a ; el siervo de Dios don Fr. Francisco Goninga, arzobispo de Manín;! ;! \, P. Fr. Juan de Sania María, confesor do la em^éiii nz María, gran'imitador del santo padre en penilencin y reo: H- ciardignidades, pues renunció tre?obispados; el v.nci ..b.e Fr. Juan Bautista Moles; Fr. Martin de San José ; Fr. Juan de la Trinidad, íH C/)roiu> ,• Barezolib. toi Hilar. Acostn, Calhal., lib. u, png. 321 ; Daza, 4 part. Chron. cap. íi2; Rapineo, Hislor. gen. remllcet. decad. S ; Ribera in Hislor. S. Teresia Silvest. Labanense, Dejustit. magnilud. Mcéltt, rom., lib. m, cap-12; Gualter., tn Tabula chron. scecut^ Algecira, in Arbor.; Epilot. Poitco.; iract, 3, Triplic. c¡m. 33

2o8 virg., cap. 13 ; Mariano, lib. iv, cap. 1. Chron. reform.; Gravian, tu. Voc. Turt. , pag. 2, cap. 13 el 2í; Arturo, m Marlhirulog., lilt. E; Yislorin, Tract. deanliq. etmodern. uso canon sancl.; c. 28; Lucas Caslcllino, in Elucid, iheo- ¡og. ccrliludinc glorias sanct. canonizat.;Tmmyo], Martyroí. hispan., 18 oclob.; y copiosamente tV. Juan de Sisn Bernaiulo , su hijo, y cronista y procurador en Roma en la causa de su canonización. * SAN VAKO, Y SUS COMPASAROS, MÁUTIRES.—En el imperio de Uiocleciano servia este santo en clase desoldado en Egipto. Lleno de fó y piedad iba todos los dias á vi.silar, consolar y llevar alimento á siete santos monges que por no querer ofrecer incienso á los ídolos se hallaban en la cárcel. Como hubiese muerto uno de ellos , Varo se puso en su lugar, sujetándose gustoso á correr la misma suerte que ellos. Sacáronlos después déla cárcel, y degollados los seis monges, á Varo lo atormentaron cruelmente, pues no solo io azotaron con inhumanidad sino que le abrieron las carnes con uñas de hierro, pasando cinco horas en maltratarle , en cuyo martirio enli egó su espíritu al Criador, alcanzando así la palma del martirio. Los SANTOS TOUIMEO Y Lucio, MÍUTUIES.—El primero era un crislianu lleno de zelo, que con sus exhorlaciones convirtió á la fé á una mujer romana que tenia nn marido brutal y desarreglado. El cambio de religión expuso á esta mujer á los mas bárbaros tratamientos de parte de su esposo, que renegaba casi continuamente del divino Autor del cristianismo. Ella , usando de las facultades que las leyes divinas y humanas conceden ep semejantes casos, procedió á un divorcio legal ; y en este lance el marido por venganza acusó de cristiano á Tolomeo. El santo estuvo mucho tiempo en un oscuro calabozo, y habiendo sido al üu conducido ante ürbicio, prefecto de Roma , confesó animosamente su fé en Jesucristo , y sin mas examen fué condenado por el juez á ser decapitado. Lucio, que estaba presente, dijo al procónsul: ¿ Dónde hay justicia para castigar á una persona sin ser convencida de crimen alguno ? El prefecto preguntó á Lucio si también era cristiano', y habiendo contestado afirmativamente, Urbicio, colérico y enfurecido, pronunció contra él la misma sentencia. Otro cristiano, que declaró profesar la misma fé , y cuyo nombre nos es desconocido, fué también decapitado con ellos. Reciliieron, pues, sus inmarcesibles coronas, en Uoma, el año 1G6, reinando Marco Aurelio. SAN YEBANO , OBISPO Y CONFESOR.—Por san Gregorio de Tours sabemos que Verano no fué obispo de Orleans, como dice el Martirologio romano, sino de Cavilone, antigua ciudad de las Galias. Según el autor citado , estaba este s;inlo dolado de tan singulares virtudes y favor del cielo, que daba la salud á los enfermos con solo hacer sobre ellos la señal de la cruz, floreció cu tiempo de Childeberlo, rey de los francos, y muño por los años de líSS. SAN EUSTERIO, OBISPO Y CONFESOR.—Lo fué de Salerno en el siglo Vi, cuya Iglesia purgó de las infecciones de la herejía. Asistió á todos los concilios celebrados en su tiempo, fué infatigable en promover la reforma de las costumbres públicas, y después de haber sufrido con admirable resignación las persecuciones de sus enemigos, murió en paz en medio de su rebaño. SAN AQUILINO, OBISPO Y CONFESOR.—Nació el año 620, de padres nobles, que le dieron esmerada educación. Cuando estuvo en edad de tomar estado, casó con una mujer dig- LA LEYENDA DE ORO DIA 19. na de él. Sirvió en el ejércilo durante las guerras que hizo Clodoveo II á los bárbaros que amenazaban pasarlas fronteras de sus estados, y cuando so concluyó la paz, y volvió á reunirse con su esposa, ambos dieron gracias á Dios por los favores que les habia dispensado, é hicieron voto de pasar el resto de sus dias en la continencia. Retiráronse á Evreux, de cuya Iglesia era entonces obispo san Eterno, y se dedicaron exclusivamente á la práctica de las buenas obras, haciendo construir una especie de hospital, al cual dedicaron todos sus bienes. Habiendo vacado poco después la silla episcopal de Evreux, Aquilino fué nombrado para ocuparla, y desde luego se vieron resplandecer en él todas las virtudes de su predecesor, cuya memo • ría era bendecida por lodos. Desempeñó con fidelidad todos los deberes del episcopado, y temiendo que las funciones de su ministerio debilitasen su espíritu de retiro y compunción, nuindó construir una pequeña celda junto á su iglesia, y con frecuencia se retiraba á ella, fiara entregarse libremente á la penitencia y oración. Se habia propuesto por modelos de su conducta á san Martin deTom s y á san Germán de Auxerre, y en sus eminentes virtudes, fueron recompensadas con el don de milagros. El año OSO asistió á un concilio en Unan. En los últimos arlos de su vida, se vió afligido con la pérdida déla vista, desgracia que consideró como gracia del Señor, que sin duda quería preservarle de muchos peligros. A pesar de este accidente, continuó trabajando con un zelo incansable, y murió santamente, después de un pontificado de cuarenta y dos años, á fines del siglo VII. LOS SANTOS VERÓMCO Y PELAYA, CON OTROS COMPAÑEROS, MÁRTIRES.—Estos santos eran y vivían en la ciudad de Anlioquía, en tiempo del emperador Valeriano. Habiéndose encendido la persecución contra los cristianos, fueron acusados, y no habiendo podido vencer su constancia toda la fuerza de los mas atroces tormentos, dieron al fin su sangre por Jesucristo. SAN ETVINO, ABAD.—Fué bretón por nacimiento; pero pasó muy jóven á Francia á estudiar bajo la dirección de Sansón, obispo de Dole, estuvo muchos años dedicado a! servicio de esta Iglesia, y oyendo un dia en la misa aquellas palabras del Evangelio: '< El que no renuncia á lodo cuanto posee, no puede ser mi discípulo, » formó la resolución de abandonar el mundo y cuanto en él le pertenecía. No era entonces mas que un diácono : consultó su determinación con su prelado, y se fué al monasterio de Taurac, donde después pronunció los votos solemnes , el año íioi. Habiéndose dispersado los monges de aquel monasterio cuando la irrupción de los bárbaros, Etvino se dirigió á Irlanda, donde permaneció veinte años en una celdita en el centro de un bosque. La austeridad de su vida y algunos milagros que obró, hicieron célebre su nombre, y murió á los ochenta y tres años de su edad, por los de 597, el dia 19 de octubre. SANTA FREDESVINDA, VÍNGEN.—Fué hija de un prínc ipe de Oxford y nació en esta ciudad. Prevenida con todas las gracias del cielo, mostró desde su tierna edad ser vaso de elección y digna esposa del Señor. Las riquezas, el nacimiento, la belleza y todas las ventajas que puede ofrecer eliüundo,no los miró nunca sino como otros tantos escollos contra la virtud, y por esta razón, después que su piadoso padre hubo fundado un monasterio en su patria, lomó Fredcsvinda el velo religioso, y fué nombrada abadesa de

DÍA 19.<br />

mosna un pobre hábito, para enterrarse. El guardián, queriendo<br />

con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r con el gusto <strong>de</strong>l santo, buscó el hábito<br />

masp»bre que habiu en el convento, y no se halló entre<br />

los frailes otro mas pobre que el que ti aia el que era<br />

padre <strong>de</strong> todos , y así le volvió su misino hábito con título<br />

<strong>de</strong> limosna, y él lo recibió con gran<strong>de</strong> alegría. Estaba helado<br />

; y llegando un fraile á cubrirle los piés, le dijo : Padre,<br />

por amor <strong>de</strong> Dios, que se abrigue; que ya está mas<br />

muerto que vivo.<br />

Respondió: Déjame, hijo, no abrigues<br />

mi cuerpo; que aun tengo peligro. Finalmente, habiendo<br />

recibido todos los sacramentos , y díchole la recomendación<br />

<strong>de</strong>l alma, y dicho el mismo santo algunos salmos<br />

con mucha <strong>de</strong>voción, estando presento la soberana<br />

Virgen María, san Juan evangelista, con otros muchos<br />

santos y ángeles, empezando aun en esta vida á ver, como<br />

en una imágen ó ugura , á la santísima Trinidad; su<br />

espíritu , libre <strong>de</strong> las prisiones <strong>de</strong> la carne mortal, voló al<br />

cielo á la libertad <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios, don<strong>de</strong> goza y gozará<br />

por toda una eternidad el premio <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s virtu<strong>de</strong>s<br />

y merecimientos, domingo 18 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1S62,<br />

á las seis do la maíiana, como el santo lo babia proíelizado.<br />

A la hora que espiró, se apareció muy resplan<strong>de</strong>ciente<br />

á santa Teresa, que estaba muy distante <strong>de</strong><br />

allí, é ignorante <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l santo ; y saludándola<br />

con mucha afabilidad y alegría , le dijo ella admirada:<br />

¿ Qué es esto, padre ? Respondió : Vóime á <strong>de</strong>scansar.<br />

Declaróle la gran<strong>de</strong> gloria <strong>de</strong> que gozaba ; y al <strong>de</strong>spedirse<br />

exclamó como admirado I ¡ O bienaventurada penitencia,<br />

qug tanto premio has merecido 1 Como lo dice santa<br />

Teresa en el capítulo 27, por estas palabras, que me ha<br />

parecido poner aquí , por ser testimonio do tan gran<strong>de</strong><br />

sania.<br />

«Fué su fin ( dice, hablando <strong>de</strong> san Pedro <strong>de</strong> Alcántara<br />

) como la vida , predicando y amonestando á sus<br />

frailes : y como vió que se acababa, dijo el salmo : Lwlatus<br />

sum in /its, qua dicta sunl mihi : ó hincado <strong>de</strong> rodillas<br />

murió. Después ha sido el Señor servido tenga yo<br />

mas en él , que en vida, aconsejándome muchas cosas:<br />

hele visto muchas veces con grandísima gloria i díjome la<br />

primera vez que me apareció : Qué bienaventurada penilencia,<br />

que tanto premio habia merecido, y otras muchas<br />

cosas. Un atio ánles que muriese, me apareció estando<br />

ausente, y supe que se habia <strong>de</strong> morir, y se lo avise osando<br />

algunas leguas <strong>de</strong> aquí. Cuando espiró me apareció,<br />

Y me dijo que se iba á <strong>de</strong>scansar: yo no lo creí: díjeselo<br />

a algunas personas, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ocho dias vino lá nneva,<br />

como habia muerto , ó comenzado á vivir para siem-<br />

P1'», por mejor <strong>de</strong>cir, Uéle aquí acabada esta aspereza <strong>de</strong><br />

vida con tan gran<strong>de</strong> gloria.»<br />

Quedó el cuerpo hermosísimo con admiración <strong>de</strong> cuantos<br />

lo vieron ¡ los ojos tantos años cerrados, se abrieron<br />

y aparecieron claros, como si fneran dos estrellas resplan<strong>de</strong>cientes<br />

; y toda el rostro era mas propio <strong>de</strong> un ángel,<br />

que <strong>de</strong> un hombre muerto, üho Dios muchos milagros<br />

en este tiempo por los méritos <strong>de</strong> su siervo ; porque muchos<br />

enfermos, que fueron á venerar sus reliquias, hallaron<br />

ta salud : otros que no podían levantarse <strong>de</strong> la cama,<br />

1M fué á buscar la salud á su casa , encomendándose al<br />

santo. Queriendo llevar el cuerpo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el pueblo al concento,<br />

para sepultarlo ; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse <strong>de</strong>tenido la<br />

procesión, esperando que cesase la lluvia que era muy<br />

gran<strong>de</strong>, viendo que no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> llover , se <strong>de</strong>terminaron<br />

á salir; y fué cosa maravillosa , que saliendo el sagrado<br />

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cuerpo á lo <strong>de</strong>scubierto , cesó la lluvia en el camino por<br />

don<strong>de</strong> iba la procesión , lloviendo á un lado y á otro sin<br />

cesar, y todo el pueblo iba en medio cercado <strong>de</strong> agua, sin<br />

mojarse, como los israelitas cuando caminaban por medio<br />

<strong>de</strong>l mar Bermejo , viendo á un la(!o y á otro altagua que<br />

se <strong>de</strong>tenia <strong>de</strong> respeto ó temor á aquella vara que llamaban<br />

«i obradora <strong>de</strong> maravillas. » Duró este milagro, hasta que<br />

entró la procesión en el convento , porque luego empezó<br />

á llover igualmente por todas partes. Otra maravilla fué,<br />

con correr tan gran<strong>de</strong> aire , que hacia temblar los árboles<br />

mas firmes á una y otra parte <strong>de</strong>l camino, no apagó en<br />

él ninguna luz , ni turbó su llama , y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

ardido las hachas y velas muchas horas , no se consumió<br />

ni una gota <strong>de</strong> cera , y hallaron que pesaban lo mismo<br />

que ántes que empezasen á ar<strong>de</strong>r. Enterrarónle en un sopulcro<br />

común, atendiendo mas sus hijos á su mo<strong>de</strong>stia y<br />

humildad, 6á la inclinación <strong>de</strong>l santo padre , aun en el<br />

cielo humil<strong>de</strong>, que á lo que se <strong>de</strong>bía á tan sagrado cuerpo,<br />

y abriendo la tierra, encerraron en ella aquel tesoro, que<br />

nunca la tierra <strong>de</strong> las Indias supo guardar en sus minas.<br />

Después <strong>de</strong> cuatro años , abriendo el sepulcro para tomar<br />

<strong>de</strong>l cuerpo alguna reliquia , lo hallaron sin corrupción,<br />

entero, hermoso, y que <strong>de</strong>stilaba un licor preciosísimo <strong>de</strong><br />

suavísima fragrancia. Aun <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ver cuánto le veneraba<br />

la tierra, no lo sacaron sus hijos <strong>de</strong> aquel sepulcro,<br />

hasta pasados casi veinte años, que lo colocaron en otro<br />

lugar mas <strong>de</strong>cente ; y últimamente en la capilla <strong>de</strong>l convento<br />

<strong>de</strong> Arenas, don<strong>de</strong> hoy es muy veneiado por las continuas<br />

y gran<strong>de</strong>s maravillas que Dios obra, para honrar y<br />

glorificar al que tan bien supo en esta vida honrarle y<br />

glorificarle con su vida y doctrina , y con los hijos que<br />

<strong>de</strong>jó para tanto ejemplo y provecho <strong>de</strong> todo el mundo.<br />

Resta que, pues el Señor dijo á santa Teresa qie cualquiera<br />

cosa que le pidan en nombre <strong>de</strong> su siervo Pedro <strong>de</strong><br />

Alcántara, la conce<strong>de</strong>rá, pidamos' á nueslroScñor muchos<br />

beneficios por los méritos <strong>de</strong> este gran santo , y te supliquemos<br />

nos haga en esta vida imitadores <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s<br />

para que en la vida eterna seamos compañeros <strong>de</strong> su gloria<br />

, la cual nos conceda el Señor por su intercesión.<br />

Amen.<br />

Escriben y hacen honorífica mención <strong>de</strong> san Pedro <strong>de</strong><br />

Alcántara santa Teresa <strong>de</strong> Jesús, que en muchas partes<br />

alaba y engran<strong>de</strong>ce su santidad ; san Francisco <strong>de</strong> Sales,<br />

que escribió á un discípulo , mandándole que se gobierno<br />

por el libro <strong>de</strong> la Oración , que escribió san Pedro <strong>de</strong> Alcántara,<br />

si quiere aprovechar en la perfección; el apóstol<br />

<strong>de</strong> Andalucía, el maestro Avila, contemporáneo <strong>de</strong>l santo<br />

padre ; Fr. Diego <strong>de</strong> Tepes, confesor <strong>de</strong> Felipe II , y quo<br />

lo fué <strong>de</strong> santa Teresa, obispo <strong>de</strong> Tarazona j el padre Baltasar<br />

Alvarez, dé la Compañía <strong>de</strong> Jesús; y el padre Riba<strong>de</strong>neira,<br />

déla misma Compañ a ; el siervo <strong>de</strong> Dios don<br />

Fr. Francisco Goninga, arzobispo <strong>de</strong> Manín;! ;! \,<br />

P. Fr. Juan <strong>de</strong> Sania María, confesor do la em^éiii nz<br />

María, gran'imitador <strong>de</strong>l santo padre en penilencin y reo: H-<br />

ciardignida<strong>de</strong>s, pues renunció tre?obispados; el v.nci ..b.e<br />

Fr. Juan Bautista Moles; Fr. Martin <strong>de</strong> San José ; Fr. Juan<br />

<strong>de</strong> la Trinidad, íH C/)roiu> ,• Barezolib. toi Hilar. Acostn,<br />

Calhal., lib. u, png. 321 ; Daza, 4 part. Chron. cap. íi2;<br />

Rapineo, Hislor. gen. remllcet. <strong>de</strong>cad. S ; Ribera in Hislor.<br />

S. Teresia Silvest. Labanense, Dejustit. magnilud. Mcéltt,<br />

rom., lib. m, cap-12; Gualter., tn Tabula chron. scecut^<br />

Algecira, in Arbor.; Epilot. Poitco.; iract, 3, Triplic. c¡m.<br />

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