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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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256 LA LEYKiVDA DE ORO.<br />

privado <strong>de</strong> su estado , perseguido <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>udos y do. su<br />

propia madre y hermanos , y vivió lo restante <strong>de</strong> su vida<br />

<strong>de</strong>sterrado en un lugar lejos dé la corle, llorando sus culpas<br />

y el no haber cteido al santo padre, llevando sus 1rahajoscon<br />

mucha paciencia, y ejercitándose en las buenas<br />

costumbres que aprendió <strong>de</strong> su santo maestro.<br />

Concedió el Señor á san Pedro <strong>de</strong> Alcántara en eminonle<br />

grado el don <strong>de</strong> discernir espíritus , como se vióen la seguridad<br />

con que aprobó ol <strong>de</strong> santa Teresa <strong>de</strong> Jesús, y el<br />

<strong>de</strong> olí as siervas <strong>de</strong> Dios , que eran tenidas <strong>de</strong> muchos por<br />

ilusas, y aseguró que su espíritu era <strong>de</strong> Dios, como se comprobó<br />

<strong>de</strong>spués por los efectos. A los mancebos que ven¡;m<br />

á pedirle el hábito, les <strong>de</strong>cia la religión que les convenia,<br />

y para enfervorizarlos, solia profetizarles los sucesos <strong>de</strong>l<br />

liempo futuro. Conocia en todas las personas que le comuaicabun<br />

y consultaban cuál era su espíritu, y en qué grado<br />

estaban ; y solia <strong>de</strong>cir á sus discípulos, que era lanía la<br />

variedad <strong>de</strong> espíritus y grados <strong>de</strong> oración , como la <strong>de</strong> los<br />

rostros <strong>de</strong> los que la ejercitan , sin qué uno se parezca á<br />

otro. Kn varias ocasiones se conoció que Dios nuestro Señor<br />

le habia concedido don <strong>de</strong> interpretar las Escrituras sagradas<br />

; porque , consultado <strong>de</strong> varones doctos en lugares<br />

muy oscuros <strong>de</strong> la Escritura , que ellos no entendían , los<br />

evplicaba con tanta claridad y profundidad, (pie los <strong>de</strong>jaba<br />

no ¡nénos satisfechos que admirados <strong>de</strong> ver que el Espíritu<br />

santo le habia comunicado en la oración aquella sabiduría<br />

que ellos no habían podido alcanzar con el estudio. Otra<br />

gracia singular notaron en el santo cuando predicaba, que<br />

algunos hisloriadoi es <strong>de</strong> su vida llamaron don <strong>de</strong> lenguas,<br />

por la semejanza que tiene con él; y era que, predicando<br />

urta misma doctrina a diversos oslados y condiciones <strong>de</strong><br />

personas-que necesitaban <strong>de</strong> diversa enseñanza, cada uno<br />

la enlendia para si, como si á él solo se dirigiese la doctrina<br />

y en<strong>de</strong>rezase el sermón. Con estas y otras gracias lo enriqueció<br />

el Señor , y el que en tan favorecido <strong>de</strong> Dios, lo<br />

era también <strong>de</strong> la Madre <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> los ángeles y santos.<br />

Queriendo rezar una noche en el campo los maitines, se le<br />

apareció en un árbol la Reina <strong>de</strong>l cielo acompañada <strong>de</strong><br />

muchos ángeles, los cuales con hachas encendidas le alumbraron<br />

para que rezase, asistiendo la santísima Virgen todo<br />

el tiempo que duraron los maitines. Otras veces fué visi-<br />

Uulo do la Aladre <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong> los santos ángeles, (pío le<br />

trajeron <strong>de</strong> comer á él y á sus frailes , le hicieron música<br />

muy suave, é hicieron con el oíros olicios <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> amor.<br />

Dando san Pedro <strong>de</strong> Alcántara la sagrada comunión á sania<br />

Teresa en una misa, á que ella asistía, vióla santa virgen<br />

que le servian en el sacrilicio san rrancisco, su padre, <strong>de</strong><br />

diácono , y san Antonio <strong>de</strong> subdiácono : los cuales , acabada<br />

la misa, <strong>de</strong>saparecieron.<br />

Ouiso Dios coronar en su siervo sus favores, baciemlole<br />

el mayor, que era llevarle á gozar <strong>de</strong> sí, y un año ántes le<br />

avisó por medio <strong>de</strong> sania Teresa <strong>de</strong> Jesús ; porque estando<br />

la santa en altísima contemplación , la manifestó el Señor<br />

los gran<strong>de</strong>s merecimientos , virtu<strong>de</strong>s y excelencias <strong>de</strong> san<br />

Pedro <strong>de</strong> Alcántara , y la dijo: Tantos son ios méritos <strong>de</strong><br />

mi querido y amado Pedro <strong>de</strong> Alcántara , y tanlu pue<strong>de</strong>n<br />

conmigo, (pie cualquiora cosa que me pidieren en su nombre,<br />

no la legaré. Luego añadió, que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un año lo<br />

sacarla d'VMa * ida, para darle el premio <strong>de</strong> sus trabajos,<br />

y (pie para su conduelo podía avisárselo. Escribióselo la<br />

seráfica madre ; y el sanio rocibió e^la nueva con extraordinaria<br />

alegría, y comenzó á dispouorsé para la partida.<br />

DIA 19.<br />

ejercitándose con mayor fervor en las virtu<strong>de</strong>s, y ardiendo<br />

en llamas <strong>de</strong> caridad : y con haber sido su vida como una<br />

preciosa ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> santidad, en que se eslabonaban unas<br />

virtu<strong>de</strong>s con otras , y unas buenas obras con otras mejores<br />

, repetía muchas veces al fin <strong>de</strong> sus días con fnlimos<br />

suspiros : ¡ Ay <strong>de</strong> mí, que soy siervo inútil y sin provecho<br />

! Sobr e sus continuos achaques y dolores, que le afligían<br />

toda la vida, lo envió Dios nuestro Señor una calentura<br />

, que conoció luego era la que bahía <strong>de</strong> ser fin <strong>de</strong> los<br />

males que pa<strong>de</strong>cía, y principio <strong>de</strong> los bienes (pie esperaba.<br />

Estaba en el convenio <strong>de</strong> la Viciosa, en el estado <strong>de</strong><br />

<strong>Oro</strong>prsa , y fué llamado <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>s con muchas instancias<br />

á <strong>Oro</strong>pesa y á su palacio ; pero no quiso acostarse en<br />

la cama que le lonian prevenida, sino en una que le hicieron<br />

sobre unas tablas; conforme á su pobreza y espíritu , y<br />

aun <strong>de</strong> esta manera no pudo sufrir la honra y regalo que<br />

le hacían aquellos príncipes; y prosiguiendo la enfermedad<br />

y conociendo que se acercaba su fin, se hizo llevar á<br />

su convento <strong>de</strong>.Arenas : porque <strong>de</strong>seaba morir entre sus<br />

hermanos con la pobreza y humildad que habia profesado.<br />

Llevóle el médico <strong>de</strong> aquella villa á su casa para curarle,<br />

por conocer era rmiy grave su enfermedad ; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

algunos días <strong>de</strong> su curación , le preguntó el santo : Señor<br />

doctor, ¿ cuándo partiremos? lí respondiendo el médico,<br />

que presto, porque era sin remedio su enfermedad ; con<br />

extraordinaria alegría cantó con el profeta David : Lcelalvs<br />

sim in his, qua dicla sunl mihi: indomum Dommibimus:<br />

Heme alegrado con tales nuevas : iremos á la casa <strong>de</strong>l Señor.<br />

Hacíanle remedios mas penosos que la misma enfermedad<br />

; y el santo los admitía : porque, aunque eran sin<br />

provocbo para su cuerpo, eran <strong>de</strong> fruto para su espíritu,<br />

en lo que le daban (pie pa<strong>de</strong>cer por amor <strong>de</strong> Dios nuestro<br />

Señor. Pa<strong>de</strong>ció en su última enfermedad , fuera <strong>de</strong> insufribles<br />

dolores, gravísimas tentaciones, especialmeníe <strong>de</strong><br />

ira, para que basta el fin <strong>de</strong> la vida alcanzase insignes victorias<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios. No admilia regalo ninguno, ni do<br />

led religiosos, ni <strong>de</strong> los seglares, para pa<strong>de</strong>cer sin alivio,<br />

diciendo : que , pues , hasta la miiorle dura el peligro,<br />

hasta la muerk1 <strong>de</strong>be durar tí cuidado y la mortificación.<br />

Viendo llorar á sus hijos , los consolaba con santas palabras<br />

: y como ellos mostrasen gran<strong>de</strong> sonlimienlo, porque<br />

los dojaba y <strong>de</strong>samparaba en tiempo que tanto necesilaban<br />

<strong>de</strong> su asistencia y dirección ; dijo, con humildad y resignación<br />

en la divina voluntad , las palabras <strong>de</strong> san Martin,<br />

obispo : Señor y Dios mió, si todavía soy necesario para<br />

aumento <strong>de</strong> este pequefio pueblo vuestro, y gustáis do quo<br />

viva para nuevos trabajos, hágase en mí vuestra santísima<br />

voluntad, que no rehuso el pa<strong>de</strong>cer si es gusto vneslio.<br />

Exhortó á sus religiosos á todas las virtu<strong>de</strong>s, y especialmente<br />

á la pobreza, diciéndoles, que la pobreza era el mayorazgo<br />

que les habia <strong>de</strong>jado Jesucristo , naciendo en un<br />

pesebre y muriendo en una cruz, y que se tratasen en esta<br />

vida como pobres y peregrinos. Profetizó el día y hora en<br />

que habia do morir: y viendo que ya se acercaba ; para<br />

mostrar en aquella hora el amor que habia tenido á la santa<br />

pobreza, se <strong>de</strong>snudó <strong>de</strong> su hábito y lo renunció en manos<br />

<strong>de</strong>l guardián <strong>de</strong>l convento, mirando sus hijos con veneración<br />

y compasión aquel cuerpo , que ya parecía cadáver,<br />

en que duraban aun las llagas que el rigor <strong>de</strong> las disciplinas<br />

y asperezas <strong>de</strong> los cilicios habían causado. Hincóse<br />

luego <strong>de</strong> rodillas, como pudo, y pidió perdón do sus<br />

faltas á lodos los frailes, y al guardián, que le diese <strong>de</strong> li-

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