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25i<br />
ñas. Levantóle Dios al sinpremo grado <strong>de</strong> la contemplación<br />
; y así se le pasaban, no solo muchas horas, sino muchos<br />
días, sin interrumpir su oración, ni <strong>de</strong> dia ni <strong>de</strong> noche,<br />
sin acordarse <strong>de</strong> comer ni <strong>de</strong> dormir, teniendo por<br />
sustento las palabras (pie proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> Dios, y<br />
por sueño el <strong>de</strong> la Esposa, cuando no quiso el Esposo que<br />
}jp<strong>de</strong>spertasen, hasta que ella quisiese. Pa<strong>de</strong>cía en su oración<br />
continuos éxlusis. Todo lugar era para él lugar <strong>de</strong><br />
oración, y en todo lugar hallaba abierta la puerta <strong>de</strong>l cielo<br />
y puesta la escala para subir á la casa do Dios. Nada<br />
podia embarazarle el unirse con Dios, ni los hombres ni<br />
los <strong>de</strong>monios. ¡Cuántas liazas inventaron los <strong>de</strong>monios,<br />
para hacerle <strong>de</strong>jar el puesto don<strong>de</strong> oraba 1 ; Qué invenciones<br />
no Imscaron para divertirle! [ Qué figuras no tomaron<br />
para espanlarle y amedrentarle! Unas veces lo apedreaban<br />
y herían : otras hacian estruendo <strong>de</strong> formados y<br />
contrarios ejércitos que trataban la batalla, oyéndose el sonido<br />
<strong>de</strong> los clarines y tambores, los relinchos <strong>de</strong> los caballos,<br />
el ruido <strong>de</strong> las armas y la gritería <strong>de</strong> los soldados:<br />
otras arremetían á él, como que le querían dar la muerte;<br />
y habiendo luchado con el santo, huian corridos y avergonzados<br />
por no haber podido hacerle retirar ni <strong>de</strong>jar el<br />
campo, ni per<strong>de</strong>r el puesto <strong>de</strong> la batalla. En todas parles<br />
miraba á Dios presente, como si le viera con los ojos <strong>de</strong>l<br />
cuerpo; y <strong>de</strong> aquí le nacia traer siempre la cabeza <strong>de</strong>scubierta<br />
; porque <strong>de</strong>cia, que los que están <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los<br />
reyes, están <strong>de</strong>scubiertos; y así lo estaba él <strong>de</strong>lante <strong>de</strong><br />
su Rey. Con el ejercicio continuo <strong>de</strong> la oración y contemplación<br />
y luz que Dios lo comunicaba en ella, vino á ser<br />
tan gran maestro <strong>de</strong> espíritu, que los mas cminenlos varones<br />
<strong>de</strong> su tiempo se preciaban <strong>de</strong> ser sus discípulos;<br />
y <strong>de</strong>l libro que escribió <strong>de</strong> la Oración, tomó ocasión el incomparable<br />
varón, el venerable P. Fr. Luis <strong>de</strong> Granada,<br />
para escribir sus celebrados libros, en los cuales corre el<br />
espíritu en un rio <strong>de</strong> elocuencia, <strong>de</strong> cuyas aguasaos que<br />
beben, reciben salud. Como san Pedro andaba tan <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> sí, no veia ni percibía lo que estaba fuera <strong>de</strong> sí, y mejor<br />
le llamaremos ciego que mo<strong>de</strong>sto, y muerto que mortificado.<br />
En el aposento que le dieron al entrar en la religión<br />
estuvo un año, y en todo él no miró al techo, ni supo<br />
si estaba á leja vana, ó era <strong>de</strong> tablas: en la iglesia y coro<br />
asistía muchas horas en oración y otros ejercicios, y no<br />
sabia si el cielo era <strong>de</strong> bóveda ó ma<strong>de</strong>ra : en la mesa buscaba<br />
el cuchillo y el pan por el liento : no sabia los lugares<br />
don<strong>de</strong> se suelen juntar los frailes; y así, se iba tras ellos<br />
cuando habían <strong>de</strong> hacer algún acto <strong>de</strong> comunidad. Habiendo<br />
estado Ires años en un convento, saliendo <strong>de</strong> él para<br />
otro, no pudo dar razón <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> lo que en él había: en<br />
otro convenio estuvo por espacio <strong>de</strong> cuatros afios ; y habiendo<br />
un árbol junto á la puerta <strong>de</strong>l claustro, por la cual<br />
entraba y salía cada dia muchas veces, nunca levantó los<br />
ojo3 á mirarlo; así los hombres como mujeres, así religiosos<br />
como seglares, no los eonocia mas que por el habla, y<br />
ninguna persona podía <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> qué color eran sus ojos;<br />
porque ni ellos veían ni se <strong>de</strong>jaban ver, y particularmente<br />
cuando hablaba con alguna mujer, los cerraba y apretaba<br />
<strong>de</strong> manera los párpados, como si por ellos le hubiera<br />
<strong>de</strong> entrar la muerte. Kn ningún lugar, ni en su celda, ni<br />
en el campo, dispensaba con sus ojos, ni les permitía algún<br />
alivio: solo miraba el lugar don<strong>de</strong> poníalos piés, para<br />
que <strong>de</strong> esta manera, no mirando las cosas lícitas, estuviesen<br />
mas seguros <strong>de</strong> no mirar las ilícita?, y estando cerra-<br />
LA LEYIíNDA DE ORO.<br />
DIA 19.<br />
dos los ojos <strong>de</strong>l cuerpo á las cosas <strong>de</strong> la tierra, estuviesen<br />
abiertos los ojos <strong>de</strong>l alma para mirar las <strong>de</strong>l cíelo.<br />
Des<strong>de</strong> niño fué arnantísimo <strong>de</strong> la castidad: y con ser tan<br />
recatado y vigilante en la guarda <strong>de</strong> la pureza, y tener el<br />
cuerpo tan flaco y atenuado con las penitencias, aun vivía<br />
en la carne casi muerta el ardor déla concupiscencia, avivando<br />
el <strong>de</strong>monio las llamas, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse coronado<br />
por muchos años <strong>de</strong> perpeluas victorias, no cesaba<br />
la guerra; porque el Señor, que veia á su soldado vencer<br />
lan gloriosamente, permilia al <strong>de</strong>monio que combatiese<br />
con él, para que multiplicándose las batallas, se multiplicasen<br />
los triunfos. ¿Qué (razas no usó el infierno para vencerle?<br />
hasta aparecórsele los <strong>de</strong>monios en figura <strong>de</strong> mujeres<br />
hermosas y <strong>de</strong>senvueltas, que le daban tenililes<br />
asaltos, y por mas que cerraba los ojos <strong>de</strong>l cuerpo, las<br />
veia claramente en la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> su mente, dibujadas con colores<br />
<strong>de</strong> sensualidad. Hacíase la guerra á sí mismo para<br />
vencer al <strong>de</strong>monio, multiplicando los rigores <strong>de</strong> ayunos,<br />
disciplinas y cilicios, y tal vez se arrojó á estanques <strong>de</strong><br />
agua helada, como san Bernardo, y se revolvió en la<br />
nieve como san Francisco, y se arrojó en las espinas como<br />
san Benito, para templar con el hielo el fuego <strong>de</strong> la lujuria,<br />
y apagar con su propia sangre las llamas <strong>de</strong> la sensualidad.<br />
De esta manera, con rigores, cautela, oración,<br />
<strong>de</strong>sconfianza <strong>de</strong> sí y confianza en Dios, <strong>de</strong>fendió y conservó<br />
entera su virginidad (oda la vida, como un castillo<br />
fuerte cercado <strong>de</strong> armas y enemigos: y en una ocasión<br />
que alcanzó <strong>de</strong>l iníierno una insigne victoria, vinieron los<br />
ángeles á cantarle la gloria <strong>de</strong>l vencimiento, con una música<br />
tan suave y armoniosa, que olvidado <strong>de</strong> que estaba<br />
en la tierra, le pareció que vivía ya en el cielo entre los<br />
coros <strong>de</strong> los bienaventurados. No se si hé <strong>de</strong> llamar á esto^<br />
santo pobre, ó la pobreza misma ; porque lodo lo <strong>de</strong>spreciaba<br />
y tenía <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> los piés: todas las cosas <strong>de</strong>jó, como<br />
los apóstoles, y á todas las tenia por basura como san Pablo,<br />
para ganar á Cristo, y tomó forzado <strong>de</strong>l mundo lo<br />
qne apenas bastaba para vivir en el mundo, como quien lo<br />
tenía por <strong>de</strong>stierro, y <strong>de</strong>seaba salir <strong>de</strong> él, para caminar á<br />
la patria celestial; y solo admitía <strong>de</strong> buena gana los <strong>de</strong>sprecios<br />
qne le ofrecía el mundo; porque su humildad no<br />
fué inferior á ninguna <strong>de</strong> sus virlu<strong>de</strong>s. Mas como el mundo<br />
je daba honras,n | e ensoberbecía con ellas, antes se bumiilaba<br />
mus, teniendo las honras por un gravo peso que !o<br />
hacia hundir y sumir en el abismo <strong>de</strong> su nada. Primero no<br />
se <strong>de</strong>jaba honrar; mas viendo <strong>de</strong>spués que no podía excusarlo,<br />
se armaba contra la vanagloria, con piadosas y discretas<br />
consi<strong>de</strong>raciones. ¿No eres ( <strong>de</strong>cia) muerto al mundo?<br />
Pues déjate tratar como muerto, el cual, por reverencias<br />
y genuflexiones que le hagan y alabanzas que le<br />
digan, no se mueve ni envanece; antes se queda seguro en<br />
la corrupción y polvo don<strong>de</strong> camina. ¿No corres cada instante<br />
al sepulcro? ¿Estas honras, no son viento y vanidad<br />
que pasa? Pues estáte y persevera en lo que eres;<br />
que estas honras, como el vienlo pasarán, sin que te puedan<br />
dar la virtud que no tienes.<br />
Habiendo concedido Dios á san Pedro <strong>de</strong> Alcántara (odas<br />
las virtu<strong>de</strong>s en tan eminente grado, no es mucho qne le.<br />
concediese las otras gracias menores, que no son santidad<br />
sino señal <strong>de</strong> santidad,con que suele honrar y favorecer á<br />
los mayores santos. Hizolo admirable en lodos los elementos;<br />
porque en lodos hizo por sus merecimientos gran<strong>de</strong>s<br />
prodigios. Habiéndose pegado fuego en un convento, sin