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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DI \ 19.<br />

luM-vir el eslnmiuo, como sucio una caMci-a pnesla ai fue<br />

go. Vov los excesos da su ainor con que suspiraba, sequejaba<br />

lasliiDosamenle y daba voces por los campos, convidando<br />

ú todas las crialuras á alabar á Dios, le leuian por<br />

loco los que no le conocían : « Y <strong>de</strong> verdad k» estaba ídicc<br />

sania Teresa) á lo divino <strong>de</strong> aquella locura y embriaguez<br />

que tenia el sanio Profela, cuando convidaba á todas las<br />

criaturas <strong>de</strong>l cielo y <strong>de</strong> la tierra á las alabanzas <strong>de</strong> Dios,<br />

cantando aquel admirable cántico <strong>de</strong>l Denedieite omnia.<br />

¡Olí qué buena locura si nos la diese Dios á todos!» De un<br />

fuegfl se encendió otro fuego, <strong>de</strong> la caridad con Dios la caridad<br />

con los prójimos. A lodos sus prójimos amaba con<br />

mi verda<strong>de</strong>ro amor, á todos procuraba su mayor bien,<br />

qne es la salvación y perfección, procurando sacar á los<br />

pecadores <strong>de</strong> sus pecados, y a<strong>de</strong>lantar á los justos en la<br />

justicia con sus serinoucs, pláticas, conversaciones familiares,<br />

consejos, ejemplos, penitencias, oraciones y cuantos<br />

medios bailaba que conducian para aprovecbar á alguna<br />

alma.<br />

Su paciencia fué invencible en los trabajos <strong>de</strong> cualquiera<br />

p¡ii te que le viniesen. Afligíale Dios con enfermeda<strong>de</strong>s,<br />

los hombres con injurias, los <strong>de</strong>monios con tentaciones, la<br />

carne le hacia guerra, el mundo le perseguía, el intierno<br />

lo maltrataba, y él <strong>de</strong>seaba que creciesen las penas y se<br />

aumentasen los trabajos; porque <strong>de</strong>cía, que el pa<strong>de</strong>cer<br />

muchas tribulaciones por amor <strong>de</strong> Jesucristo es el camino<br />

mas cier lo y seguro para alcanzar la perfección : y aunque<br />

es estrecho, áspero y lleno <strong>de</strong> espinas, llega hasta las<br />

puertas <strong>de</strong>l cielo. Su pru<strong>de</strong>ncia ora admirable para enca-<br />

"duar los negocios <strong>de</strong>l servicio divino, como su constancia<br />

I'ara empezarlos y proseguirlos hasta conseguir el log^o<br />

<strong>de</strong> ellos. El con<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>Oro</strong>pesa don Juan Alvarez <strong>de</strong><br />

Toledo, no niénos pru<strong>de</strong>nte que piadoso y religioso principo,<br />

venérala todas las palabras <strong>de</strong>l santo , admirando en<br />

ellas una pru<strong>de</strong>ncia mas que humana, y <strong>de</strong>cía que eran<br />

como las palabras do la Escritura que encierran cada una<br />

muchos inislerios, y halla cada uno en ellas lo que ha<br />

menester. Estando un dia el con<strong>de</strong> con el santo, lamenlán-<br />

^ose <strong>de</strong> la perdición <strong>de</strong>l mundo le dijo: ¿Qué le parece,<br />

Pr Er. Pedro, cuál está el mundo con lautas culpas? "So sé<br />

cómo nos sufre Dios y no llueve rayos sobre nosotros. Res-<br />

Pendió el santo : ¿De eso se aflige V. S. ? No tenga pena;<br />

Que remedio tiene. Admirado el con<strong>de</strong> do que hallase reniedio<br />

en un mal tan <strong>de</strong>sesperado, le preguntó: ¿Y qué<br />

'"oincdio? Eácil, señor: con quékV. S. y yo seamos ¡os<br />

'pie <strong>de</strong>bemos, podremos tanto con Dios que lo remedie; y<br />

cuando nó, ya oslará el mundo remediado cuanto es <strong>de</strong><br />

nuestra parte, y habrá méuos que remediar. Su penitencia<br />

fué increiblc: no comía sino <strong>de</strong> li es en tres dias una vez,<br />

) < gmiaa veces se le pasaban seis v ocho dias sin comer ni<br />

beber cosa alen* ; ,<br />

"'buna. comía un poco <strong>de</strong> pan con unas yerbas,<br />

y para (potarla el poeo sabor que pedia loner esla comida,<br />

echaba sobre ella ceniza y agua fría, ó polvos <strong>de</strong> ajenjos<br />

u otras yerbas amargas, vino no lo probó en suvida,<br />

aunque le aconsejaron nmchos que lo bebiese para templar<br />

los coulmuos dolores <strong>de</strong> estómago que le aíligían. Al<br />

<strong>de</strong>ca él que aborrecía mas que á la muerte, y en<br />

cuarenta años no durmm enlre noche y día mas que íiora<br />

5 "iod,a, y nunca tuvo mas cama que el suelo duro : y<br />

cuando estaba enfermo, ponía por regalo un pedazo <strong>de</strong><br />

Pell&O sobre que se senlaba; porque en su celda no podia<br />

estar eslondido, por ser la celda <strong>de</strong> cuatro pies y medio<br />

OCTUBRE<br />

2o3<br />

larga y el sanio <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> eslalura. Cuando dormía fuera<br />

<strong>de</strong>l convento en la casa <strong>de</strong> algún seglar, nunca se echaba<br />

en la cama, aunque la <strong>de</strong>scomponia ordinaríamenle<br />

para disimular su penitencia, sino en un rincón <strong>de</strong>l aposento^fodas<br />

las noches tomaba dos disciplinas <strong>de</strong> sangre,<br />

una antes <strong>de</strong> maitines y otra ánlcs <strong>de</strong> amanecer, unas veces<br />

con cor<strong>de</strong>les nudosos, oirás con ortigas, otras con ca<strong>de</strong>nas<br />

<strong>de</strong> hierro, variando los iiislrmnentos para renovar<br />

el dolor. Siempre Iraia <strong>de</strong>scubierta la cabeza al sol, aire,<br />

lluvias, nieves y hielos, y no pocas veces se ponía en oración<br />

en los campos cuando oslaba nevando ó lloviendo : y<br />

congelándose la nieve, ó el agua en su cabeza , para limpiarla<br />

se arrancaba los cabellos, <strong>de</strong>seando pa<strong>de</strong>cer <strong>de</strong> alguna<br />

manera la corona <strong>de</strong> las espinas <strong>de</strong>l Señor. En tiempo<br />

<strong>de</strong> inviei no abría la ventana y puerta <strong>de</strong> su celda, y<br />

quitándose el mantillo se pouia en medio <strong>de</strong> rodillas, basta<br />

que con el airo bolado que pasaba, quedaba el cuerpo<br />

pasmado <strong>de</strong>l frío, y entonces corraba la ventana y lo <strong>de</strong>cía<br />

á su cuerpo, como burlándose do el: Bien (o regalas, cuorpecillo<br />

; pues cierro la ventana porque no sientas el frío.<br />

De allí á un rato cerraba la puerta, y <strong>de</strong>cía lo mismo; y<br />

<strong>de</strong>spués se ponía el manto y le <strong>de</strong>cía: Ahora, hermano<br />

cuerpo, bueno estás y acomodado: bien pue<strong>de</strong>s perseverar<br />

en la oración. Otras veces so salía do noche á la huurla<br />

en el tiempo mas riguroso, y se estaba <strong>de</strong>snudo al hielo,<br />

basla que no lo podia sufrir; y enlonces, como por alivio<br />

se arrojaba en un estanque helado, quebrando el hielo con<br />

el golpe, y perseveraba en esto tormenlo muchas horas, y<br />

(¡es|!ues salía á buscar el calor <strong>de</strong> la oración que templase<br />

los rigores <strong>de</strong> aquel frío. <strong>Los</strong> piós traía siempre <strong>de</strong>scalzos<br />

y ordínariamenló Henos do heridas: porque yendo por los<br />

campos abslraido do los sentidos, se herían con las piedras<br />

y espinas; y estas <strong>de</strong>cía que eran flores y rosas<br />

paia el. Cuando las heridas oran gran<strong>de</strong>s, las curaba<br />

ochando on ellas un poco <strong>de</strong> tierra, y <strong>de</strong>cía (pie no era<br />

meneslor otra medicina. Andaba vestido <strong>de</strong> un asperisimo<br />

cilicio, el cual no se quitaba <strong>de</strong> día ni <strong>de</strong> noche, sino para<br />

ponerse otro mas áspero, ó á lo menos por la novedad<br />

mas penoso. Invenló é hizo fabricar uno do hoja <strong>de</strong> lata<br />

agujereado á manera <strong>de</strong> rallo, con las puntas hacia <strong>de</strong>ntro,<br />

que le cogía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cuello hasta la cintura y lo cenia<br />

estrechamente al cuerpo, y trujólo veinte años continuos,<br />

y solamonic se <strong>de</strong>snudaba <strong>de</strong> él, para cargar <strong>de</strong><br />

azotes sus espaldas, y luego se lo vestía sobre las llagas<br />

con mayor dolor. Einalmente, él habia hecho do la peuíteucia<br />

como un vcslido <strong>de</strong> que nunca se <strong>de</strong>snudaba, para<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir con san Pablo, que andaba cercado <strong>de</strong> la<br />

mortificación <strong>de</strong> Jesucristo. Parecían á algunos sus rigores<br />

temeridad, y aconsejábanle que los mo<strong>de</strong>rase, á (pie<br />

respondía el santo: liemos hecho un pacto mi cuerpo y<br />

yo, que mientras viva en este mundo, nunca ha <strong>de</strong> loner<br />

inle¡ misión on el pa<strong>de</strong>cer ; mas en llegando al cielo, lo <strong>de</strong>jaré<br />

para siempre <strong>de</strong>scansar. Y así lo cumplió en cuereóla<br />

y siete años que vivió, <strong>de</strong>spués que entró en la religión;<br />

y llegó á ponerse tan llaco <strong>de</strong>l exceso <strong>de</strong> sus rigores,<br />

que nú tenia mas que la piel sobro los huesos, y esta tan<br />

pálida y <strong>de</strong>negrida, que mas parecía sombra do algún cadáver,<br />

que figura do hombre vivo. Santa Teresa dice, (pie<br />

cuando en su vejez lo conoció, paiecia por su extremada<br />

flaqueza, hecho do raices <strong>de</strong>. árboles- Conservóle Dios milagrosamente<br />

la vida para que viviese muriendo, y fiavc<br />

ejemplo <strong>de</strong> una penitencia sobre todas las fuerzas bum;;-

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