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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA t9.<br />

Dios. Fundó su primer convento cérea <strong>de</strong>l l'edroso , como<br />

diez legnns <strong>de</strong> Plasencia, trayendo él mismo consuscomj;afieros<br />

los materiales. Todo el ámbito <strong>de</strong>l convenio, medido<br />

por la parte <strong>de</strong> afuera, lenia <strong>de</strong> largo treinta y dos<br />

pasos, y <strong>de</strong> ancho veinte y ocho. Dentro <strong>de</strong> esta cerca<br />

hahia una iglesia con su capilla mayor , que dividía una<br />

reja <strong>de</strong>, ma<strong>de</strong>ra : en la capilla mayor cabla el sacerdote<br />

que <strong>de</strong>c'ia misa y el ayudante; si entraba otro, embarazaba<br />

: el cuerpo <strong>de</strong> la iglesia era proporcionado á la capilla.<br />

Ilabia también celdas, refeclorio, cocina, claustro,<br />

y las otras oficinas necesarias: y nada <strong>de</strong>. esto habia;<br />

porque las celdas aun eran estrechas para sepulturas: la<br />

iglesia apenas podia servir <strong>de</strong> celda ; y lodo el ediíu io<br />

mas parecía planta <strong>de</strong> edificio dibujada en un papel, que<br />

fábrica ejecutada <strong>de</strong>l arle. Las puertas <strong>de</strong> la celda eran<br />

lan bajas y estrechas, que era necesario entrar <strong>de</strong> lado,<br />

y bajar la cabeza: y preguntado el sanio por qué hacia<br />

lan estrechas las puertas; respondió: Porque los homhres<br />

que han <strong>de</strong> vivir en ellas son muertos al mundo, y caminan<br />

al cielo : y como el camino <strong>de</strong>l cielo es estrecho y<br />

la puerta angosta, es menester que se enseñen, entrando<br />

por estas puertas á entrar por la puerta <strong>de</strong>l cielo. Cuando<br />

vió acabada la obra, dió muchas gracias á Dios y á la<br />

santísima Virgen, y dijo: Esto basta para frailes pobres:<br />

no mas, no mas. ¡Ay <strong>de</strong> los qne en a<strong>de</strong>lante buscaren<br />

mas y quisieren mejorarse en edificios ; que hallarán mucho<br />

menos <strong>de</strong> lo que vinieron á buscará la religión! En<br />

esta casa vivía el sanio con doce compañeros, en quienes<br />

se veía copiado su espíritu. Ocupábanse <strong>de</strong> día y <strong>de</strong> no-<br />

^he en alabanzas divinas y en la con'emplacion <strong>de</strong> lascosas<br />

celestiales : el cuerpo juzgaban carga pesada; porque<br />

'os embarazaba subir al cielo , y obligaba á tener a'go <strong>de</strong><br />

ta tierra : ei comer tenían por martirio , el (loi inir no solo<br />

por imagen <strong>de</strong> la imieríc , mas aun por la misma muerte:<br />

el ayuno era su regalo , la oración su reposo y la mortificación<br />

sus <strong>de</strong>licias. Suslentáhanse lodos los días con pan<br />

y agua, y á las fiestas anadian unas legumbres: los hábitos<br />

pobres, estrechos y remendados, mas parecian<br />

mortajas para escon<strong>de</strong>r el horror <strong>de</strong> los muertos que vestiduras<br />

para cubrir la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los vivos : no habia<br />

diferencia enlre subditos y prelado: lodos querían obe<strong>de</strong>cer<br />

y ninguno ser obe<strong>de</strong>cido; cada uno se tenia por el<br />

menor, y lodos le miraban como superior suyo: la caridad<br />

hacia qne no pareciesen hermanos, sino un mismo<br />

cuerpo alentado <strong>de</strong> un mismo espíritu. Aquí parecía vivir<br />

como en propia casa , la humildad, pobreza, caridad,<br />

paciencia , mortificación y todas las virtu<strong>de</strong>s qne se miraban<br />

en cada uno como en espejo , y dcél las copiaban<br />

los <strong>de</strong>más para la imitación ; pero quien resplan<strong>de</strong>cía cnb'c<br />

lodos , y oscurecía á los <strong>de</strong>más con su claridad , era<br />

san Podro <strong>de</strong> Alcántara: cuya santidad <strong>de</strong> vida era mayor<br />

<strong>de</strong> lo que se pue<strong>de</strong> encarecer con las palabras.<br />

A la fama <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> san Pedro y sus companeros,<br />

ven¡an al Pedroso gran número <strong>de</strong> gente do todos estados<br />

Y condiciones, hombres y mujeres , gran<strong>de</strong>s y pequeños,<br />

nobles y plebeyos, eclesiásticos, religiosos, títulos y gran-<br />

C ^' J loüos quedaban pasmados <strong>de</strong> ver la santidad <strong>de</strong> los<br />

'g'osos j ]a pequeñez <strong>de</strong>l edificio, y á unos hombres<br />

mayores que el mundo, que <strong>de</strong>spreciaban al mundo , y<br />

huían <strong>de</strong> él; y por eso el mundo los buscaba y veneraba<br />

como varones celestiales. Cuando oian las dulces y eficaces<br />

palabras <strong>de</strong>l santo padre lodos se compungían: y irnos<br />

OCTUBRE.<br />

Uí<br />

mudaban las vidas, otros renunciaban el mundo, y se<br />

entraban religiosos; y los <strong>de</strong>más teman envidia sania á<br />

aquellos que no podían ó no se ali evían á iniiíar. <strong>Los</strong> séflores<br />

(pie no podían verle , le escribían enrías para recibir<br />

sus respuestas , y entre los <strong>de</strong>más san rrancisco do<br />

Borja, ánles duque <strong>de</strong> Gandía, y entonces comisario general<br />

<strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús en España, no pudiendo<br />

visitarle por sus precisas ocupaciones, le escribió cuán<br />

<strong>de</strong> buena gana fuéra á verle á su pequeño convento, y lo<br />

tendría por un paraíso en la tierra. Jliuhos varones espirituales<br />

iban á consultarle y preguntarle sus dudas, como<br />

á gran maestro <strong>de</strong> espíritu , y un oráculo <strong>de</strong> la sabiduría<br />

qne no se apren<strong>de</strong> en las universida<strong>de</strong>s ni en los libros.<br />

Su convenio era como un santuario <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción, adon<strong>de</strong><br />

acudía todo género <strong>de</strong> personas á buscar consuelo y remedio<br />

en sus necesida<strong>de</strong>s y afiieciones : y aun po<strong>de</strong>mo.?<br />

<strong>de</strong>cir como una córle , por el gran concurso <strong>de</strong> señores y<br />

caballeros que estaba en él, seinamis enteras sin saber<br />

apartarse <strong>de</strong> su conyersacion. Parecerá encarecimiento<br />

esto, á quien no consi<strong>de</strong>rare cuánto honra Dios á los humil<strong>de</strong>s<br />

y pequefios en sus ojos, y que <strong>de</strong> esta manera<br />

quería recompensar aun cu esta vida , los <strong>de</strong>sprecios y<br />

afrentas quo poco ánles había pa<strong>de</strong>cido su Ücl siervo.<br />

Teniendo noticia el etliperador Garlos V <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong>l<br />

siervo <strong>de</strong> Dios, le mandó llamar para hacerle su confesor<br />

; y viniendo á su presencia, le propuso su <strong>de</strong>terminación.<br />

Respondióle el santo con mucha humildad : Señor,<br />

peta esle oficio <strong>de</strong>be V. SI. buscar sujelo mas dígiió y <strong>de</strong><br />

mayores prendas; porque yo no tengo las que son necesarias<br />

para cumplir con las obligaciones <strong>de</strong> cargo lan<br />

grave. No admitió su excusa el emperador: ánles con alguna<br />

severidad le dijo: Haced , padre lo que os mando,<br />

y sed mí confesor; qne yo sé lo que me conviene. No so<br />

turbó el santo; ánles le dijo: Señor, V. K me dé tienq o<br />

para encomendarlo á Dios, y me dé licencia paia volver<br />

á mi convento á consi<strong>de</strong>rarlo: y si no vo!viere, tenga<br />

V. M. por cierlo que no se sirve Dios <strong>de</strong> ello. Admiróse,<br />

el emperador <strong>de</strong> su icsolucion y entereza , y <strong>de</strong>cía <strong>de</strong>spués<br />

i Este santo religioso no es hombre <strong>de</strong> la tierra. En<br />

llegando á su convento empezó á rogar á Dios con gran<strong>de</strong>s<br />

ansias, le ensenase su voluntad , y conoció que el<br />

Señor quería asistiese á su nueva reforma, y no se metiese<br />

en oíros cuidados ; y así le oyeron <strong>de</strong>cir: Yo no vine<br />

á la ór<strong>de</strong>n á buscar honras, sino á ser fraile menor, á<br />

llorar mis culpas y hacer penitencia <strong>de</strong> ellas , y ocupiinuo<br />

en servir á los siervos <strong>de</strong> Dios : no permita la divina Majestad<br />

que yo me vea fuera <strong>de</strong> esle pequeño rincón: esto<br />

escogí: este es el puerto seguro <strong>de</strong> mi salvación; en esto<br />

<strong>de</strong>sprecio y en esta vida tengo <strong>de</strong> perseverar hasla la<br />

muerte. Consoló Dios al santo: porque viendo el emperador<br />

que no volvía, enlendió que no era voluntad <strong>de</strong> Dios;<br />

y con eso le <strong>de</strong>jó en su quielud. Algunos años <strong>de</strong>spués fué<br />

á Valladolid, llamado <strong>de</strong> la princesa doña Juana, hija <strong>de</strong><br />

Cirios Y , qne le escogió también por su confesor ; pero<br />

excusóse con la princesa <strong>de</strong> la misma manera que se habia<br />

excusado con el emperador.<br />

Con esto quedó <strong>de</strong>sembarazado d santo para aten<strong>de</strong>r á<br />

su reforma, qne fué muy apriesa, creciendo con algunos<br />

conventos recien fundados por otros siervos <strong>de</strong> Dios qne se<br />

le agregaron, y oíros que fundó <strong>de</strong> nuevo : los cuales -se<br />

poblaron <strong>de</strong> religiosos <strong>de</strong> varias provincias, aventajados<br />

en lelras y virln<strong>de</strong>s, que venían <strong>de</strong> ser profesos en ellas á

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