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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m<br />

tralo <strong>de</strong> su santo tio y padre espirilnal, y imiriócon gran<strong>de</strong><br />

fama <strong>de</strong> santidad : algunas sobrinas suyas Irocaron<br />

KI siglo por ia religión , y rc's[iIan<strong>de</strong>cÍLTon en virín<strong>de</strong>s y<br />

jnilagros; y los parientes que (piedaron en el siglo, vivían<br />

como religiosos, con hidjiío <strong>de</strong> seglares : tanto fué el<br />

fruto que sacó con sus ejemplos y palaliras. Volaba su fama<br />

por todas pai tes, y no cabiendo en Castilla, llenó también<br />

á Portugal , adon<strong>de</strong> fué llamado <strong>de</strong>l rey y la reina,<br />

que <strong>de</strong>seaban verle y bablarle : y fué tanto el provecho<br />

que experimentaron con su trato y conversación, que <strong>de</strong>searon<br />

se quedase en su corle y palacio ; mas no se lo<br />

pudieron persuadir, porque le parecía, según el diebo <strong>de</strong><br />

Cristo, bablando <strong>de</strong>l Bautista, que no se dice bien el vestido<br />

áspero con las corles y palacios <strong>de</strong> los reyes , don<strong>de</strong><br />

viven los que visten <strong>de</strong>licadamente; y así se volvió á Caslilla<br />

á su provincia, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> solia ir una vez cada año á<br />

Lisboa, á ruegos <strong>de</strong>l rey <strong>de</strong> Portugal y <strong>de</strong> la ¡ufanía doña<br />

María, su hija, y la princesa dofia Isabel.<br />

Habiendo sido guardián do algunos convenío.5 <strong>de</strong> su<br />

provincia, fué elegido provincial; y aunque el postrado<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l capítulo procuro con lágrimas, razones y súplicas<br />

excusarse , no pudo ; porque todos á una voz dijeron<br />

que no se le admitiese ninguna excusa; y á él que no<br />

resistiese á la voluntad <strong>de</strong> Dios. Luego empezó á ejercitar<br />

su oficio como se podia <strong>de</strong>sear; era consigo riguroso y<br />

severo; con los <strong>de</strong>más blando y amoroso : á lodos lenia<br />

por buenos y sanios ; á sí solo por malo y pecador: para<br />

sí no buscaba nada; y atendía ú las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> todos:<br />

á los ancianos trataba como á padres, á los mancebos<br />

como á hijos, y á ninguno miraba como á inferior; y con<br />

eso no se <strong>de</strong>jaba servir <strong>de</strong> ninguno; parecíale que ser primoro<br />

en una comunidad religiosa es tener obligación <strong>de</strong><br />

ser primero en la humildad, caridad, mortiücacion y<br />

en las otras virtu<strong>de</strong>s, y que la cabeza en este cuerpo no<br />

tiene mas diferencia <strong>de</strong> los otros miembros, que estar en<br />

lugar mas eminente, para ver y aten<strong>de</strong>r con solicitud á<br />

las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lodos. Visitaba á pié y <strong>de</strong>scalzo los<br />

convenios <strong>de</strong> su provincia , para alentar á sus subditos en<br />

la observancia y alentarlos en la perfección, para lo cual<br />

los ejercitaba y probaba con caridad y pru<strong>de</strong>ncia , según<br />

la capacidad <strong>de</strong> cada uno; á los fervorosos mandaba cosas<br />

arduas para hacerlos correr á largos pasos en la virtud,<br />

y á los flacos cosas fáciles para sacar <strong>de</strong> cada uno lo que<br />

podia. Tenia muy particular cuidado <strong>de</strong> los enfermos , y<br />

se informaba si los guardianes cuidaban <strong>de</strong> proveerlos <strong>de</strong><br />

lodo lo necesario; y si hallaba á algún guardián remiso<br />

en esto, le castigaba con severidad diciendo ; No puedo<br />

hallar excusa ninguna en un prelado que falta á á la cariridad.<br />

Las medicinas que el médico or<strong>de</strong>naba, por exquisitas<br />

y preciosas que fuesen, queria que so trajesen;<br />

aunque para ello fuese necesario empeñar los ornamentos<br />

<strong>de</strong> la iglesia; que es muy digno <strong>de</strong> notar en un santo tan<br />

pobre ; para que se vea como no se oponen entre sí las<br />

virtu<strong>de</strong>s, ni contradice la caridad á la pobreza. No se<br />

contentaba con velar sobre ¡os superiores y enfermeros,<br />

para que cuidasen <strong>de</strong> los enfermes: él mismo les hacia<br />

las camas, harria la enfermería, limpiaba los vasos inmundos,<br />

y ejercitaba los <strong>de</strong>más oficios con singular amor<br />

y cdiíicacion. Exhortaba á sus religiosos á lodas las virtu<strong>de</strong>s<br />

, y especialmenle á que tuviesen paz y amor entre sí;<br />

y <strong>de</strong>cíales muchas veces: Paz y amor, hijos mios, son los<br />

brazos fuertes <strong>de</strong>l alma, con que granjea las virtu<strong>de</strong>s y se |<br />

LA LEYliM) A DE ORO. DÍA 19.<br />

<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> <strong>de</strong> los vicios. Encargábales mucho que huyesen<br />

<strong>de</strong> la murmuración, polilla <strong>de</strong> todas las buenas obras, y<br />

y que si tenían mil razones para juzgar mal <strong>de</strong> uno,<br />

buscasen una para juzgar bien ; porque con la caridad<br />

pue<strong>de</strong> mas esta sola que aquellas mil. Finalmente,<br />

en todas las cosas se mostraba el santo provincial<br />

vigilante pastor, cuidadoso prelado y amoroso padre.<br />

Fundó en el tiempo <strong>de</strong> su provinciaiato diversos conventos,<br />

y con nuevos eslatulos que hizo acomodados á la necesidad<br />

presente, redujo la provincia <strong>de</strong> San Gabriel á<br />

mayor observancia y rigor <strong>de</strong> vida <strong>de</strong>l que ántes lenia.<br />

En acabando su gobierno, fué llamado á Portugal con un<br />

compalero, y ayudó al siervo <strong>de</strong> Dios Fr. Marlin <strong>de</strong> Santa<br />

María, religioso observante <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Cartagena,<br />

á la fundación <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> la Arrabida, y en esta<br />

sierra hicieron los tres y otros , que los imitaron, vida<br />

anacorética por algún liempó, resucitándolos ejercicios<br />

<strong>de</strong> la Tebaida y Egipto , y haciendo volver al mundo <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> tantos siglos á los Antonios é Hilariones Luego se<br />

fundaron algunos conventos, y san Pedro fué guardián y<br />

maestro <strong>de</strong> novicios <strong>de</strong>l convenio <strong>de</strong> Pallaes, y plantó su<br />

espíritu en los que fueron <strong>de</strong>spués las columnas <strong>de</strong> aquella<br />

religiosísima provincia, que suslenlaron en sus hombros<br />

la observancia y santidad <strong>de</strong> tdla. Dejando asentada<br />

la provincia <strong>de</strong> la Arrabida, se volvió por mandado <strong>de</strong> su<br />

provincial á la provincia <strong>de</strong> San Gabriel, <strong>de</strong> la cual por<br />

muerte <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong> Dios Fr. Marlin, fué llamado segunda<br />

vez á la Arrabida , para resucitar el primitivo fervor que<br />

él y Fr. Martin habían plantado, y había <strong>de</strong>scaecido algo<br />

con su ausencia y la muerte <strong>de</strong> su primer fundador.<br />

Habiendo estado muchos años san Pedro en la provincia<br />

<strong>de</strong> San Gabriel, y siendo como fundador <strong>de</strong> ella quo<br />

la <strong>de</strong>fendió para que no se <strong>de</strong>shiciese, la aumentó en muchos<br />

conventos, y la dio nuevas leyes para su conservación:<br />

se salió <strong>de</strong> ella con breve <strong>de</strong>l sumo pontífice Julio<br />

III, para hacer vida eremítica, y disponer una nueva<br />

reforma que meditaba. Estuvo algún tiempo con un discípulo<br />

suyo, que nunca le quiso <strong>de</strong>jar , llamado Fr. Miguel<br />

Ce<strong>de</strong>na, en una ermita que le dió el obispo <strong>de</strong> Coria don<br />

Diego Enrique <strong>de</strong> Almansa, cerca <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Santa<br />

Ci uz <strong>de</strong> Cevollas, don<strong>de</strong> hizo vida mas <strong>de</strong>l cielo que<strong>de</strong><br />

lalierra, entregándose todo ala contemplación, viviendo<br />

entre los hombres mortales con el cuerpo, y con el espíritu<br />

entre los bienaventurados; hasta que con propósito<br />

<strong>de</strong> dar cumplimiento á sus <strong>de</strong>seos, se partió á Roma,<br />

don<strong>de</strong> venciendo con la ayuda <strong>de</strong>l Señor gran<strong>de</strong>s contradicciones<br />

, alcanzó finalmente <strong>de</strong>l sumo pontífice facultad<br />

para fundar su nueva reforma. Volvió á España para ponerlo<br />

en ejecución, y en prueba <strong>de</strong> que Dios y san Francisco,<br />

su padre, le guiaban en estos inlenios, dice su<br />

cronista Fr. Juan <strong>de</strong> San Bernardo, quo entrando en la<br />

ciudad <strong>de</strong> Coria en la casa <strong>de</strong> unas siervas <strong>de</strong> Dios, vieron<br />

al lado <strong>de</strong>recho <strong>de</strong>l santo á Cristo nuestro Señor, y al<br />

izquierdo á san Francisco. Cuantas contradicciones, injui<br />

ias, persecuciones y afrentas pa<strong>de</strong>ció el santo en la<br />

ejecución <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos, no hay para qué referirlo. A su<br />

penitencia llamaban temeridad ¡ á su pobreza tentación: á<br />

su humildad bajeza: á su oración ilusión : á su zelo mulabilidad;<br />

y finalmente á todas sus virtu<strong>de</strong>s, invenciones,<br />

y á sa toda santidad, hipocresía ; pero nunca se conoció<br />

mejor su santidad que entre tantas persecuciones, lascualos<br />

venció con paciencia y humildad , y con la confianza en

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