Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DÍA 19. OGTUimE. 249
quien le llevaba, y se bailó á la otra orilla con los piés enjiilos,
dando.gracias á Dios portan singular favor. Envistiendo
el hábito de san Francisco, se vistió del espíritu
bnmilde, pobre y penitente de la seráfica religión : y no
es fácil decir la vida angélica y celestial que comenzó á
hacer, adelantándose, al empezar el camino do la perfección,
á muebos que lo acababan. Echó un profundo cimiento
de humildad, para levantar sobro él un alio y firme
cdiíicio de santidad: atligia su cuerpo con tantas penilencias
como si castigara graves culpas, el que no habia perdido,
según so cree, la gracia bautismal: mortificaba sus
sentidos, sin pcrmilirles jamás el menor alivio: olvidábase
de sus padres, hermanos y parienles como si fuera otro
Melquisedech, sin padre, ni madre, ni genealogía: su pureza
era de ángel: su fervor de novicio, como lo era : su
aprovechamiento de muy antiguo: su rendimiento de un
nifío de poco años: su prudencia de un anciano de muchas
canas y experiencias; y linalineulc su vida un ejemplar
de toda virtud y un espejo de toda santidad, en que los
religiosos tenian mucho (pie aprender y que admirar.
En profesando le pareció que hasta allí no habia comenzado
á servir á Dios y que era menester empezar de
nuevo, y se decia muchas veces á sí mismo lo de san Bernardo:
¿ \ qué he venido á la religión? i'Qúé es lo que
bago? ¿Cómo se me pasan los dias y los años sin d.ir ufl
paso adelante &a el camino de la perfección, debiendo cada
dia y cada hora adelanlaruie eu este camino cuque me
ha puesto el Señor? De esta manera, considerando cada
Jia, como si fuera el primero de su conversión, '(;orria y se
nl>resuraba para adquirir alguna virtud, el que en su concepto
no tenia ninguna, y en la eslim¡icion de los demás
las tenia todas en alio grado. Parecióles á los religiosos
(pie Dios habia traido á Pedro á su casa para grande aumento
de la nueva recolección que enlonces se empezaba
á plantar; y así, después quo se hubo ejei cilado por algún
tiempo con maravilloso ejemplo de bmiuldad y caridad en
los oficios humildes del convento, le fueron ocupando sus
prelados en cosas mayores, para que lograse como buen
SÍBÍVO con lo> muchos talentos que el Señor le habia en-
'''í'gado. Vivían los frailes con grande rigor de observancia
Y fervor de, vida, y con la entrada del santo empezó á resplandecer
mas su virtud y á echar mayores rayos su sanidad,
de que atraídos muchos religiosos venían de varias
Provincias de la órden seráfica á la nueva custodia , donde
ei'an recibidos, por virtud de un breve de León X: con quo
^ poco tiempo se llenaron cuatro conventos que entonces
l(}nia la custodia, y se fundaron otros muchos, debiéndose
l11'" ipalmenle todo este aumento á la santidad, celo ydi-
''gencia de san Pedro de Alcántara.
Siendo de solos veinte años, le enviaron sus prelados
con otros religiosos á fundar el convento de Hadajoz, y le
bicieron superior de los demás: prueba grande de su mu-
(;,>a santidad ; pues no repararon en su poca edad ni en
(iue no era sacerdote, para hacerle prelado y fundador de
Uo nuevo convento; ánles les pareció el mas á propósito
Iraquese fundase en fervor y espíritu verdadero. Los años
gunMUes le mandaron sus superiores recibirlos sacros
.t"nes llasll> el sacerdocio, con mucha repugnancia suj a;
porque como tenia tan bajo concepto de sí, y tan alto de la
"'gmdad sacerdotal, deseaba no subir a ella, y admitióla
obligado do la obediencia. Decia la misa con tanta devoción
y Jgnmas, que las hacia derramar á sus oyentes, y muchós
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se compungían de solo verlo celebrar; de manera que hacia
mas fruto con una misa, que otros predicadores con un
sermón fervoroso. Deseaba el provincial de su custodia,
que era el siervo de Dios Er. Francisco Frenegal, hacerle
predicador, esperando que se habia de seguir á Dios mucha
gloria y á las almas mucho provecho; mas deteníase,
juzgando (pie no pedia ejercilar esto ministerio con
fundamento, por no haber osludiado la sagrada teología.
Sucedió que estando juntos los religiosos con el provincial,
tratando do mafeiias espirituales; llegando á un
punto delicado, y habiendo dicho los domas lo que les
parecía, mandó el provincial al santo que él también dijeso
su sentir en aquella materia, Excusóse el santo con su
falta de letras escolásticas, que (Man necesarias para explicar
aquel punto; mas por voluntad de Dios, quo quería
descubrir la sabiduría de san Pedro, como antiguamente
la de san Antonio de Padua, para ponerle en el candelero
de la predicadeoi le obligó el prelado á que hablase;
y el lo hizo con tanto acierto, agudeza, espíritu , propiedad
de términos y palabras, quo el prelado le mandó
(pie sin falla predicase, y no sepultase el talento que Dios
le había dado para bien de muchas almas. Eu lo restante,
de su vida corrió por muchas ciudades , villas y lugares,
especiahnenle de la provincia de Extremadura , haciendo
grande fruto por su predicación, sacando innumerables
pecadores de las garras del demonio , y haciendo rarísimas
conversiones y mudanzas en las personas con quienes
trataba : porque sos palabras eran muy eficaces, pero
mas eficaces sus obras, y solo verle hecho un retrato
de la penitencia bastaba por sermón , cuanto mas mudo,
mas elocuente para ablandar los mas endurecidos pecadores.
Al entrar en las ciudades, apareció tal vez un astro
resplandeciente, como avisando al pueblo de la nueva luz
que venia á alumbrarle, y estando predicando, se vieron
estrellas sobre su cabeza.
Eu las parles donde predicaba, hacia fabricar cruces de
madera, y llevándolas él sobre sus hombros, acompañado
de mucha gente en forma de procesión , las colocaba por
sí mismo en lugares eminentes y cumbres de los montes,
para qué fuesen vislas de muy lejos , y adorado el Señor
en ellas. En Sierra do Gatas fabricaron una cruz tan grande,
para que pudiese ser visla en aquella altura, que doce
hombres de muchas fuerzas apenas la podían levantar;
pero el santo, sin permitir (pie nadie le ayudase , la lomó
en sus hombros y subió por la sierra , parle del camino
hincado de rodillas , hasta que la colocó en la eminencia,
dando el espíritu mas que de gigante prodigiosas fuerzas
al cuerpo flaco y debilitado con los ayunos y penitencias.
En Sierra Morena llevó y colocó de la misma manera otra
cruz, compuesta de dos pinos, que veinte hombres no pudieran
subir veinte pasos ; y el santo la subió solo , por
un despeñadero en que un hombre sin embarazo sube con
mucha dificultad y peligro. Predicando por los confínes de
Extremadura , llegó á Alcántara : y aunque dice Cristo,
quo ninguno es profeta acepto en su patria , quiso que
san Pedro fuese excepción de esta regla ; porque fué en
ella muy venerado , y cogió no menos frulo que en las
demás parles donde sembró la palabra de Dios : y muchos
de sus pal íenles se hicieron religiosos y tomaron su mismohábilo,y
particularmente un sobrino suyo llamado
Antonio Baldonado* filtrando en la provincia de San Gabriel,
fue en la penitencia y demás virtudes un vivo re-
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