Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

Si
h\ otra Ann, que con suspiro:*, ayunos y ünnlos 1c parió.
Así eslos santos casados suplicaban conlimiamonU! á nics
con grande instancia que los diese frmo de bendición;
prometiéndole de consagrará su divina Majestad el hijo ó
hija quclcs diese; y con la oración juntaban el ayuno y
la limosna, rerseveraron lanío, y con tan grande confianza
y buenas obras, que el Sefior les envió un ángel (que Pantaleon
dice que fué san Gabriel), y él les reveló que el
Señor habia oido sus plegarias y oraciones, y que tendrian
una bija que la llamarian María, y seria Madre del Mesías
y Salvador del mundo. Y fué muy convememe que el
ángel trajese del cielo esta buena nueva, y anunciase la
que habia de alegrar al cielo y la tierra: pues los nacimientos
de Isaac, de Sansón y de san Juan Bautista
habita sido anunciados á sus padres por ángeles.
Con este favor de Dios quedaron consoladísimos Joaqnin y
Ana, y 1c dieron muchas gracias por tan señalada merced;
y Ana concibió á la Yirgen sanlísima á los 8 diasde diciembre,
en que la santa Iglesia celebra la fiesta de la inmaculada
Concepción: y cumplidos los nueve meses, la parió
á los 8 de setiembre en Nazarelh, en una casa que tenían
sus padres en el campo, entre los balidos de las ovejas y
alegres cantares de los pastores, como lo afuma Damasceno:
y nueve dias después, que fué á los \1 del mismo
mes (según la costumbre de los hebreos), le fué puesto el
nombre de María, que. en la lengua hebrea, ó siríaca,
quiere decir «Señora, alumbrada y alumbradora, y estrella
del mar;» portille ella es Rt que por haber parido al
Hey y Señor del mundo, es verdadcramenle Señora de
todas las cosas criadas; nó de una parte de él, ni de una
provincia ó nación, ni solamente del ciclo, ó de la tierra,
ó del infierno, sino de lodo el universo entero y de cada
parle de él: porque todas las criaturas que reconocen por
su Criador y Hacedor á Dios, reconocen á María por Madre
del mismo Dios, y se sujetan á su imperio, y con una profundísima
humildad y acatamiento la reverencian y veneran
: es asimismo alumbrada de aquella I.uz que nunca
se oscurece, y vestida de aquel Sol que ella cubrió con la
nube de su purísima carne; y^emendo en sí e.-le Sol divino,
alumbra micslro emisferio y el del mío, á los hombres
y á los ángeles, y resplandece con inmensa claridad:
y por eso también es estrella del mar, y norte de lodos los
que navegamos por este océano y siglo tempestuoso; para
(pie mirándola á ella, é invocándola, no perezcamos én
medio de las furiosas ondas y horribles lormentas que
continuariiente nos combaten, hasta llegar (medimite esta
cvlrella) al puerto deseadode nuestra bienavenluran/.a.
Nació esta gloriosa niüa, en el cuerpo la mas linda, la
mas bella y hermosa que ninguna pura ciialura; y en
el alma, tan pura, tan perfecta, tan adornada de gracias
y virtudes, que los serafines y querubines se admiraban
y estaban suspeníos de verla : porque como del cuerpo
de la Yír,rcn se habia de formar el cuerpo de Jesucristo, y
organizarse de su delicada sangre; fué cosa muy conveniente
(pie aquella carne, de la cual se habia de vestir el
Verte? eterno, fuese muy proporcionada á la del Hijo, y
bien compuesta, y en lodos los bienes naturales acabada
con suma perfección; y que el Hijo fuese muy parecido á
la Madre en el ser natural, y la Madre al Hijo muy semejante
en el ser de la gracia: porque en lo primero Cristo
era hijo de María, y ella su Mad- e; y en lo segundo, él era
su Padfe, y ella su Hija I y de aquí vino la plenitud de la
LA LEYENDA DE ORO.
DIA S.
gracia, que el alma de la Yirgen tuvo, y las inmensas
riipiezas de todas las virtudes y dones, que por un modo
singular el Señor 1c comunicó: porque todas las gracias
que Dios reparlió á todos los otros santos, las amontonó y
juntó en María, con mayor perfección y con medida mas
colmada, y así todas las mujeres que cnel Yiejo Testamento
tuvieron alguna excelencia, fueron cifra y como un dibujo
de la Yirgen santísima, y en todas las hace infinitas venlajas.
Ella es la segunda Eva, nó como la primera, que se
llamó madre de los vivientes que habian de morir, sino
como Madre de los vivientes que vivirán para siempre;
porque tuvo enemislad con la serpiente, y le quebrantó la
cabeza, y con esto mató á la misma muerte. Ella fué mas
dichosa (pie Sara, mas prudeule (pie Rebeca, mas hermosa
que Raquel, mas fecunda que Lia; porque aunque Lia parió
muchos hijos, y María uno; éste uno vale mas que lodo
lo criado. Ella fué mas excelenle que María profetisa, hermana
de Moisés, legislador, y de Aaron, sumo sacerdote,
y la que cantó cánticos de alabanza, cuando vió libre al
pueblo de Israel, y ahogó á Faraón con sus carros y ejércitos
en el mar Rojo: porque nuestra María no fué hermana,
sino Madre del verdadero y único legislador del mundo, y
del sumo poulílice, que con el sacrificio de su sacratísimo
cuerpo y sangre amansó el peclw) airado del Padre eterno,
y venció y ahogó al tirano infernal que perseguía á su
pueblo. Ella fué mas sabia (pie Débora, mas fuerte (pie
Judith, mas graciosa que. Ester, mas humilde que Ahigail,
mas hermosa que Abisag, mas casta que Susana: porque
fue aquella señal grande, que pareció en el cielo y hoy
en la tierra, y aquella gloriosa mujer vestida del sol, coronada
de estrellas, y que liene debajo de sus piés la luna:
es aquel santuario que Dios hizo para habilar en él; y
aquella arca fabricada do madera de Selhiii, y forrada de
dentro y defuera de oro purísimo: es la eslrella que nació
de Jacob: es el templo vivo, y el trono en que el verdadero
Salomón reposa: finalmente es aquella Yirgen purísima,
de la cual dice el sagrado Evangelio, que se lee
en la misa, para solemnizar su nacimiento: De qua nalus
esl Jesús, qui vocalur Clmsnis. Sí, ¿quieres saber quién
es María? Ella es Madre de Dios, y do ella nació Jesucristo.
Todos los títulos y excelencias que le pueden dar á la
Virgen, se comprenden y se resumen y cifran en este nombre
de Madre de Dios. Ella nace hoy, y de aquí á quince
años de ella nacerá el Hijo de Dios, para que desde hoy
la miremos, nó como á Hija de Joaqnin y Ana, sino como
á Madre del Altísimo y unigénito Hijo de Dios: y desde
este dia, que entra en el mundo, concibamos una reverencia
tan profunda, y un acatamiento tan humilde, y una
devoción tan enli añable, como se debe á la Madre de Jesús;
porque para esto nace, y para esto nos la dió el Señor.
¡ O bienaventurada y dichosa Señora ! ¿Qué lengua,
aunque sea de ángeles, podrá explicar, 6 qué mente comprender
lo que se encierra en este nombro de Madre de
Dios? iO Madre de tu Padre, Esposa de tu dulcísimo Hijo,
que mereciste tener un mismo Hijo con Dios: De qua natus
est Jesús! Nació sin madre clernameute de la sustancia del
Padre: y nació lemporalmenU) sin padre de la snst-dricia
de María. Engendró el Padre ai que dió ser á todas las
cosas; y lú engendraste al mismo Hijo, que les da la gracia
y el perfecto ser. El Padre engendró al Criador de todas
las cosas; y tú al Reparador de todas, y al Salvador.
Por Jesucristo fué hecho y formado el mundo: y por el