Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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cslos priiieipi's seis liijos, y ilcspnesIrs iiirnmlin un ¡imorJo
rastidíid tan grande, qno con la bcndifinn dol obispo proincliiTori
ile guardarla perpcIiiaiDonlc, y tralarsc como
lii'rmano y hermana; y asi \¡vieron casi Ircinla añoscon
inaravilloso ejemplo, y rrtra modestia y recalo entre sí,
por huir las ocasiones de perder aquella pree¡osajo>a, que
tanto deseaban y babian promelido : y sania Ijlnvigis,
como futa] (an bien eonocia el valor de esla virtud celestial,
exhortaba á lodos cuantos podia que la amaseny procurasen
y se abrazasen con ella. Para es!o hizo labrar un
monasterio de monjas del Cisler, al cual ella j su marido
dieron grandísimas posesiones, y lanías rentas que se
podían sustentar mil personas de las que vivían en él, ó
de su limosna. Kn este monasterio recogió muchas doncelas
y dueñas, y á su misma hija (que se llamada Gerlrudes,
y después vino á ser abadesa; ofreció al Sefíor entre
ellas: y no contenta con esto, tomó una casa junto al monasterio,
viviendo aun su marido, á quien ella con su
ejemplo y santas costumbres babia hecho casi religioso: y
aunque ella no hizo profesión de monja vivió con lanía perfección,
y resplandeció con tan excelentes y señaladas virtudes,
que todas las monjas la podían tener por dechado y
espejo de santidad. Toda su vida, y aun en su mocedad y
estando con su marido, fue modestísima en el traje yenemiga
de galas y vestidos curiosos; mas después quesc recogió,
fué cxlrafia su bumiklad y la llaneza que usó en el
veslir; porque nunca se quiso vestir ropa nueva ni la mudaba
basta que fuese muy vieja: y esla humildad la mostraba
en todas las otras cosas, teniéndose por pecadora y
deseando que la tuviesen por tal, y honrando y reverenciando
á los siervos y siervas de Dios; de manera que besaba
y lamía el suelo, en qne ellos babian hecho oración,
ü otra buena obra. Esto hacia en el coro y en el dormitorio,
y las disciplinas, con que se disciplinaban las monjas,
secrelamenle las besaba, suplicando áDiosque por los meiTcímíentosde
acuellas siervas suyas la perdonase a ella
sus pecados, y lo mismo hacia con las toallas con que se
limpiaban, y lavaba sus ojos con el agua con que ellas se
babian lavado las manos por su gran devoción y humildad,
y por la opinión y estima que tenia de la santidad de ellas.
La causa principal porquedel todo nose hizo monja,fué para
hacer mavor bien á los pobres de su estado, y remediar
mejor sus necesidades. Muchas veces lavaba los piés á los
pobres de rodillas, y se los limpiaba y besaba y después
le.s daba limosna; y esto hacia el jueves de la Cena, mas
particularmente con los leprosos, vistiéndolos después y
liegalándolos con extremada caridad. Siempre que comía,
había de tener consigo algunos pobres, á los cuales, ántes
de sentarse á la mesa, ella misma servia de rodillas: y
cuando'eomia, no queria beber hasta que el pobre mas asqueroso
y *vü, que allí estaba, hubiese bebido en el mismo
vaso que ella hahia de beber; y muchas veces, cuando pódia
hacerlo sin ser vista., besaba la tierra, donde los pobres
habian estado reverenciando en ellos á Jesucristo, que
siendo Rey de gloria se hizo pobre por nosotros; y era tan
grande p tan tierno su afecto y amor á los pobres y á la pobreza,
que íolia ,com|>í-ar de ellos los mendrugos y pedazos
de pan que les dahaude limosna los religiosos, para comerlos
ella, y muchas veces los besaba como cosa sagrada y
pan de ángeles; y si acaso convidaba á comer á algunos
inonges y siervos de Dios, recogía las sobras que dejaban
ftQnw reliquias, f ella las comia por gran regalo. Knlrelos
m, oso. DÍA 17.
oíros pobres tenia trece mas necesitados , cu reverencia
de Cristo nuestro Hedenlor y de stis apóstoles: á ellos llevaba
siempre consigo,do quiera que iba, bien acomodados,
y les mandaba proveer de posada; y ella misma tenia cuidado
de ellos, y queria (pie comiesen ánles que ella sirviéndolos
por sí misma; y cuando ella comía, los enviaba
los platos mas regalados: y era lanía su caridad que siempre
repartía con los pobres délo (pie le liaian , aunque
fuese una pera; porque no le sabia bien lo que comia si
los pobres no gustaban de ello. Para los oíros pobres, á
quienes ella no podía servir, tenia su cocina, criados y
ministrosdipulados paraaparejarles lo que habían decon;ei'
y cenar, y proveerles aliundantemente. Nose esiircbaha
la compasión y caridad de esta sania princesa á remediar
los pobres mendicantes; ántes se extendía á consolar cualquiera
persona desconsolada y adigida; ella era proveedora
de todos los religiosos y religiosas que padecian necesidad
: ella madre de los huérfanos, amparo de las viudas
albeiguc de los perefírinos, liberladora de los presos, rescatadora
de los cautivos, remediadora de los adeudados,
refugio y puerto seguro de los que padecían alguna grave
tormenla, ó habían dado al través. No podia su tierno y
amoroso corazón ver llorar á nadie sin derramar muchas
lági imas, ni tener descanso viendo á los otros con amargura
y quebranto. Pero la que para los otros era tan blanda,
benigna y piadosa; para si era rigurosa y de una \ida tan
áspera, que apenas se puede creer. Kn cuarenla añosn;)
comió cosa de carne : los dominaos, martes y jueves comia
algunos peces y cosas de leche: el limes y el sábado, legumbres,
y el miércoles y vieruesavunaba á pan y agua:
bebía de ordinario agua; y losdomiiigos y tiestas un poco
de cerveza, por mandárselo así el obispo y su confesor. KÜ
la cuaresma, adviento y vigilias de muchos santos, y especialmente
délos apóstoles, se coulenlaba con pan yagua.
Dijeron una vez á su marido, que siempre bebia agua, y
enfadóse, creyendo (pie algunos achaques que la santa
padecía, nacían del agua que bebia; j queriendo saber si
era verdad loque le habian dicho lomó el jarro del agua
aparejado, para que sania Kduvígis, que estaba comiendo,
bebiese, y probándolo, halló que era excelentísimo vino, y
se enojó con el criado que le había dicho que siempre bebia
agua, leniémlolc por mentiroso y engañador; pero verdaderamenleeraagua:
mas el Señor nnidú el agua en vino;
y con aquelmílagro mostró que le era agradable lo que ta
sania hacía. A la misma manera le aconteció olra vez, que
andando esta santa princesa con los piés descalzospor hielos
y nieves, y calzándose los zapalos, que siempre traía
consigo, solamente cuando recibía visitas de personas
grandes v de alio estado, ó cuando iba al templo, porhuir
la ostentación; entrando el príncipesu marido, donde ella
estaba á deshora, y tan repeulinameute que no la dió
liempo para calzarse los zapatos, mirándola él á los piés,
los vio calzad, s, y creyó era engañólo que le habían dicho
de su mujer. Es cosa maravillosa lo que se eseribede ella,
que traia los piés llenos de grietas, abiertos y lastimados,
algunas veces corriendo sangre, y (pie pisando la nieve y
los hielos, nose helaban; ántes á una criada sn\a bien
calzada y arropada, eslando una noche con su señora se le
helábanlos piés: mas poniéndolos donde los tenia su señora
(por habérselo ella mandado), se calentó y despidió el
frío (pie padecía; tanto era el fuego de amor divino que
abrasaba su corazón, que redundaba en lodo el cuerpo y