Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DJA 13. OCTUBRE. 22I do morir por Crislo, quesin ser llamados (á lo que parece), se presentaron aljuez y le reprendieron, porque con crueldad trataba á los siervos del Dios verdadero: y habiéndoles respondido con ¡ra Eugenio, y pasado entre ellos algunas pláticas, en las cuales los santos con gran libertad y constancia dieron á entender al inicuo juez la ceguedad en que estaba, y su determinación y la alegría que tenían de morir por Cristo; fueron atormentados y despedazados con penas rigurosas. Despedazaron á Fausto poco á poco, para que durase mas el tormento: corláronle las orejas y las narices: rayéronle cruelmente los cabellos y las cejas : arrancáronle los dientes de las encías de arriba; y el santo mártir todo lo sufria con gozo y júbilo de su corazón, haciendo gracias al Señor. Quiso el tirano espantar á Januario, mostrándole á Fausto tan maltratado y hecho un retablo de dolores: pero viendo que aquel espectáculo no le movía, antes le encendía mas en amor de Dios; le hizo pasar por el mismo tormento, y herir y afear de la misma manera que Fausto lo había sido. Finalmente acometió á Marcial; pero en vano: y desesperado de vencer á los santos, y temeroso de verse mas á la clara vencido de ellos, los mandó quemar. Estando atados al palo, no dejaron los bienaventurados y esforzados caballeros de Crislo de amonestar á los cristianos que se hallaron presentes, que perseverasen en la confesión de la fé, y que no temiesen los tormentos, porque no eran tan lerribk'!,, como parecían, y se acababan presto, y la corona que por ellos se daba, era eterna é inmortal. Diciendo esto, el fuego Ies quitó la habla, y sus purísimas almas volaron al cielo, dejando sus cuerpos abrasados y ofrecidos al Señor en sacrificio. En el mártir san Eulogio muchas veces hay mención de la iglesia de estos sanios de Córdoba, donde se conservan y eran reverenciados sus cuerpos, llamándola algunas veces: «Los tres mártires,» De ellos hace mención el Martirologio romano á 13 de octubre; aunque san Isidoro, Beda y Usuardo ponen su fiesta á 28 de setiembre. El año de lo15, á 21 de noviembre, cavando un cimiento de la iglesia de San Pedro de Córdoba (que fué anliguamenfe catedral), se descubrió un sepulcro do piedra tosca con ciertas letras, que leídas señalaban estar allí los santos mártires de Jesucristo, Fausto, Januario y Marcial, Zoilo y Acíelo, y otros; y habiéndose consultado el negocio con el papa Gregorio XIII, su santidad lo remitió ^1 concilio provincial, que se celebró en Toledo el año de 15Í82, presidiendo en él don Gaspar de Quiroga, cardenal y arzobispo de Toledo; y á los 23 de enero de 1583, declaró el concilio, que las tales reliquias debían ser reverenciadas de lodos los fieles crislianos, como reliquias de sanios, que reinan con Dios en el cielo. El martirio de estos santos sacó Marineo Sículo de los libros y memorias imitador de San Pablo por su zelo en la propagación del Evangelio: Según Galesino, era tal la suavidad de sus costumbres que sus contemporáneos le dieron el título de Mdalica , san Dionisio el Areopagila hace de él estraordinario elogio en su 'carta á Demófilo , y dice un escritor antiguo que murió en santa paz, á últimos del siglo primero. SAN FLOUENCIO, MÁRTIH.—Natural de Tesalónica, y convertido á la religión cristiana milagrosamente, se encendió en tan grande fervor, que dedicó toda su vida á Jesucristo. Empezó á predicar públicamente la falsedad de IQÍ dioses del paganismo y excelencia de los misterios de la fé católica, por cuyo motivo le prendieron y llevaron al prefecto. Por mandato de éste fué afligido con varios tormentos, y perseverando siempre mas constante en su primera resolución, le pusieron en el potro , y después de haberle descoyuntado, lo metieron en un horno encendido, donde cantando divinas alabanzas, entregó su espíritu á Dios. SAN COLMANO, MÁRTIR.—Al principio del siglo XI, los pueblos vecinos del Austria, de la Moravia y de la Bohemia, divididos por un' ódío implacable, so hacían entre si una guerra cruel. Por esta época, Colmano, escocés de nación, y de sangre real, llegóá la ciudad de Stockenuv, situada á seis leguas decena de paso para Jerusalen, adonde se dirigía en peregrinación. Como el siervo de Dois, había atravesado un país enemigo, lo tomaron por un espía, y á pesar de sus protestas de inocencia, lo prendieron, le hicieron sufrir una porción de crueldades, y después le colgaron de un árbol, donde murió el día 13 de octubre del ano 1012. La santidad de su vida, y su invencible constancia en medio de los sufrimientos, junto á los muchos milagros que obró el Señor por su intercesión, lo hicieron mirar desde luego con particular veneración, siendo después colocado en el número de los santos. La Alemania lo lomó por patrón, y dedicó muchas iglesias en su honor. Los SANTOS DANIEL, SAMÜEL, ANGEL, DOMNO, LEÓN, NI- COLAS, Y IIÜGOLIMO, MÁRTIRES—Estos siete santos eran sacerdotes y religiosos del órden de Menores franciscanos., que desde Italia fueron á Marruecos para predicar el Evangelio á los mahometanos. Habiendo llegado á la ciudad de Ceuta, y empezando á ejercer en ella su ministerio, fueron cojídos'por los infieles, de quienes recibieron multitud de ultrajes. Presentáronlos á un príncipe llamado Mahometo, que teniéndolos por locos, los remitió al gobernador de la ciudad para'que los castigase, y éste, después de un largo interrogatorio los condenó á ser decapitados, cuya sentencia se ejecutó el día 10 de octubre del año 1221. El papa León X instituyó su fiesta en este día. antiguas, y se refiere en el séptimo tomo de Surío; y en SAN TEÓFILO, OBISPO y CONFESOR.— Nació en Asía, fué el breviario toledano hay un himno, en que se cantan sus educado en la religión cristiana, y por su eminente .virilidad y singular sabiduría fué consagrado obispo el ano n6. alabanzas y vioiorias. /SAN CARro, OBISPO.-FUÓ co/vertído á la religión cristiana por el apóstol San Pablo. fkmBtm apóstol en atencon Fué el séplimo patriarca de Antioquía, cuya Iglesia gobernó por espacio de diez años. Escribió varios tcalados en á las virtudes de Carpo, Ú nombró consagró á(,s_ favor y defensa de la religión, en los cuales vemos cuán pues obispo de Troas cmdad del Asia menor, de cuyo punto era natural. Estuvo san Pablo hospedado en casa de Carpo como se infiere de las palabras de la segunda carta á Timoteo cap. i v. 13. «A la venida tráete conti"Éo el capote que dejé en Troas en casa de Carpo y los libros y mayormente los pergaminos.» Fué Carpo un verdadero elevada era su ciencia y su celo, y murió el año sexto del emperador Cómodo, el 186 de Jesucristo. SAN VENANCIO, ABAD Y CONFESOR.—Nació en las Gallas, y siendo aun muy joven, sus padres, que eran ricosy pia^ dosos, le obligaron á casarse. Entregóse casi con exceso á- los placeres de su estado; pero habiendo ido dentro de poca

222 LA LEYENDA DE ORO. DIA I*' tiempo á la ciudad de Tours, donde había un monasterio tífice romano estaba á su cargo, llamó de Inglaterra y de de religiosos muy edificantes y ejemplares, se enamoró de su método de vida y do la santidad que practicaban; y obteniendo el consentimiento de su esposa, lomó el hábito é hizo los votos. Desde luego aventajó á lodos sus hermanos en perfección, de modo que en las primeras elecciones fué nomhrado abad y ordenado sacerdote. Era muy fervoroso en el sanio sacrificio de la misa, y muchas veces se le vió durante la celebración rodeado de una luz celestial, y se lo oyó profetizar lo venidero. Poseyó particular gracia para curar las enfermedades, librar á los poseidos y conciliar los ánimos irritados. Murió santamente á fines del siglo IV, memorable en toda clase de prodigios. SANTA CELIDONIA, VIRGEN.—Por haberse perdido las actas de esta santa solo sahemos por las adiciones puestas en el Martirologio romano por el cardenal Baronio, que vivió y murió en Subiaco, en la campaña de Roma, donde se halla su cuerpo colocado en la iglesia de Santa Escoláslica. SAN EDUARDO, REY Y CONFESOR.—Véase el dia 5 de enero, donde se halla su vida. DIA li. SAN BURCARDO, OBISPO Y CONFESOR.—Después que nuestro Señor miró conejos de piedad á la isla de la Gran Bretaña (que ahora llamamos Inglaterra), y por medio del gran doctor y pontífice san Gregorio alumbró á los infieles que vivían en ella con los rayos de la predicación evangélica, y los sacó de las tinieblas de la gentilidad ; toda aquella tierra, que ánles estaba inculta y llena de malezas y espinas, con el riego y lluvia del ciclo comenzó., á manera de un jardín bien plantado y deleitoso, á producir nuevas y generosas plantas y unos varones divinos, que no solamente cultivaron á ella, sino también á otras provincias apartadas, y con su vida, doctrina y predicación las ilustraron. De estos santos varones fué uno san Burcardo, obispo de Ilervipoli, cuya vida escribió Egilvardo, monje del monasterio del mismo santo y de la misma ciudad de Ilervipoli, y la trae el P. Fr. Lorenzo Surio en su quinto tomo; y nosotros brevemente la referiremos. Eué san Burcardo (como dijimos) de nación inglés , do pudivs nobles y de sangre ilustre, y no ménos piadosos, los cuales inclinaron á su hijo al estudio de la virtud y de las buenas letras í y él era tan dócil y tan hábil, que tuvo poco que hacer en aprenderlas y en dar de mano á las liviandades y entretenimientos que son propios de la tierna edad; ánles con una madurez y fortaleza de ánimo comenzó á tener en poco y menospreciarlos gustos y deleites de la carne, y el resplandor vano de las honras y las riquezas perecederas, y darse de veras al amor y temor santo del Señor; y creció tanto en este afecto y deseo de servirle, que dejando su patria, sus amigos y parientes, se partió de ella, y pasó el mar y llegó á Francia, donde estuvo, algunos años en hábito de peregrino, escondido al mundo, pero conocido y amado de Dios, Al mismo tiempo, ó poco ánles, había salido también do Inglaterra san Bonifacio, arzobispo de Maguncia, predicador apostólico y apóstol de Germanía, que algunos dicen era deudo de san Burcardo. Descando, pues, san Bonifacio tener obreros que le ayudasen á planiar en Germanía la viña de la santa Iglesia, que por comisión del sanio pon- otras provincias varones santos y doctos para tan gloriosa empresa. Entre los otros que vinieron fué uno Burcardo, que ya era sacerdote, el cual fué recibido de san Bonifu-io con grande humildad y alegría, y después con el trato y familiaridad tan eslimado, que le llevó consigo á Roma y- procuró que el papa, (que á la sazón era san Zacarías) instituyese nuevo obispado en la ciudad de Ilervipoli y le consagrase obispo de él, por su gran sanlidad y letras, y que le mandase predicaren las provincias de Francia, para conveiiír con su vida y elocuencia aquellos pueblos (¡toe estaban en la ceguedad de su idolatría. No pudo san Burcardo resistirá la voluntad del vicario de Cristo, teniéndola (como lo es) por voluntad y obediencia del mismo Cristo. Volvió á Alemania: señaláronse los limites de la nueva Iglesia y diócesis de Ilervipoli; y san Bonifacio repartió líberalmente con esta de las rentas de su Iglesia; y nuestro Burcardo, entendiendo la excelencia de su dignidad, y el peso de la carga que Dios había puesto sobre sus hombros, pidió humildemente fuerzas al Señor para llevarla: atendió, como solícito y vigilante pastor, á apacentar y curar el ganado que Dios le había encomendado, alumbrando á los gentiles y reformando las costumbres de los que ya eran cristianos, y procurando con gran cuidado que los unos y los otros sirviesen de veras al Se'ior. Era blando en sus palabras, afable y venerable en su semblante, muy dado á las vigilíasyá la lección de los libros sagrados, yon sus coslumbres tan compuesto y de tan rara humildad, que su báculo pastoral nunca quiso que fuese sino de saúco, y en testimonio y memoria de su humildad, so lo pusieron en su sepulcro. Pero cuando él era mas humilde , tanto era mas amado y respetado de todos ; y así , cuando san Zacarías , papa, quitando el reino de Francia á Childcríco, le dio á Pipíno, padre de Cario Magno , fué nombrado de lodo el reino Burcardo, para que en nombre de él fuése á Roma á fratás con el papa aquel negocio tan grave é impórtame, del cual dependía el buen gobierno, asiento y felicidad de todo el reino de Francia. Fué devotísimo de reliquias de santos, y el segundo año después que le ordenaron obispo, trasladó las de san Kiliano y de sus santos compañeros, mártires, con gran gozo suyo y fiesla de lodo el pueblo, y las adornó ricamente y edificó un monasterio en el mismo lugar. Mas para juntar á Mat ía con María , y tener algún refugio y como puerto seguro, adonde recogerse de las ondas y alteraciones de la vida activa , edificó otro convenio cerca del rio Meno á honra de la santísima Virgen María y de san Andrés apóstol, y dióle posesiones y tierras, para que en élsc pudiesen sustentar docecanónigos. Y siendo ya viejo , y conocido y estimado en el mundo por sus raras virtudes, y habiendo gobernado cuarenta años santamente su Iglesia, y recibido eoneslraordinaria devoción los sanios sacramentos , dió su espírilu al Señor, el año de 791 , en un puelilo que se llama Iloemburgo, de donde después se trasladó á Ilervipoli, y de allí otra vez al monasterio do la Virgen y san Andrés, que él mismo había edificado. De san Burcardo hace mención el Martirologio romano á los 14 de octubre; y Tritemio en el libro de los Varones ilustres de la órden de San Benito. Adviértase que ha habido olro Burcardo, monge de San Benito y obispo do Vormacia , que fué varón erudito, y escribió una obra grande é insigne , como recopilación de los'decretos y recolección de-las sen-

222 LA LEYENDA DE ORO.<br />

DIA I*'<br />

tiempo á la ciudad <strong>de</strong> Tours, don<strong>de</strong> había un monasterio tífice romano estaba á su cargo, llamó <strong>de</strong> Inglaterra y <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> religiosos muy edificantes y ejemplares, se<br />

enamoró<br />

<strong>de</strong> su método <strong>de</strong> vida y do la santidad que practicaban; y<br />

obteniendo el consentimiento <strong>de</strong> su esposa, lomó el hábito<br />

é hizo los votos. Des<strong>de</strong> luego aventajó á lodos sus hermanos<br />

en perfección, <strong>de</strong> modo que en las primeras elecciones<br />

fué nomhrado abad y or<strong>de</strong>nado sacerdote. Era muy<br />

fervoroso en el sanio sacrificio <strong>de</strong> la misa, y muchas veces<br />

se le vió durante la celebración ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una luz celestial,<br />

y se lo oyó profetizar lo veni<strong>de</strong>ro. Poseyó particular<br />

gracia para curar las enfermeda<strong>de</strong>s, librar á los poseidos<br />

y conciliar los ánimos irritados. Murió santamente á fines<br />

<strong>de</strong>l siglo IV, memorable en toda clase <strong>de</strong> prodigios.<br />

SANTA CELIDONIA, VIRGEN.—Por haberse perdido las actas<br />

<strong>de</strong> esta santa solo sahemos por las adiciones puestas<br />

en el Martirologio romano por el car<strong>de</strong>nal Baronio, que vivió<br />

y murió en Subiaco, en la campaña <strong>de</strong> Roma, don<strong>de</strong> se<br />

halla su cuerpo colocado en la iglesia <strong>de</strong> Santa Escoláslica.<br />

SAN EDUARDO, REY Y CONFESOR.—Véase el dia 5 <strong>de</strong> enero,<br />

don<strong>de</strong> se halla su vida.<br />

DIA li.<br />

SAN BURCARDO, OBISPO Y CONFESOR.—Después que nuestro<br />

Señor miró conejos <strong>de</strong> piedad á la isla <strong>de</strong> la Gran Bretaña<br />

(que ahora llamamos Inglaterra), y por medio <strong>de</strong>l gran<br />

doctor y pontífice san Gregorio alumbró á los infieles que<br />

vivían en ella con los rayos <strong>de</strong> la predicación evangélica,<br />

y los sacó <strong>de</strong> las tinieblas <strong>de</strong> la gentilidad ; toda aquella<br />

tierra, que ánles estaba inculta y llena <strong>de</strong> malezas y espinas,<br />

con el riego y lluvia <strong>de</strong>l ciclo comenzó., á manera <strong>de</strong><br />

un jardín bien plantado y <strong>de</strong>leitoso, á producir nuevas y<br />

generosas plantas y unos varones divinos, que no solamente<br />

cultivaron á ella, sino también á otras provincias<br />

apartadas, y con su vida, doctrina y predicación las ilustraron.<br />

De estos santos varones fué uno san Burcardo,<br />

obispo <strong>de</strong> Ilervipoli, cuya vida escribió Egilvardo, monje<br />

<strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong>l mismo santo y <strong>de</strong> la misma ciudad <strong>de</strong><br />

Ilervipoli, y la trae el P. Fr. Lorenzo Surio en su quinto<br />

tomo; y nosotros brevemente la referiremos.<br />

Eué san Burcardo (como dijimos) <strong>de</strong> nación inglés , do<br />

pudivs nobles y <strong>de</strong> sangre ilustre, y no ménos piadosos, los<br />

cuales inclinaron á su hijo al estudio <strong>de</strong> la virtud y <strong>de</strong> las<br />

buenas letras í y él era tan dócil y tan hábil, que tuvo poco<br />

que hacer en apren<strong>de</strong>rlas y en dar <strong>de</strong> mano á las livianda<strong>de</strong>s<br />

y entretenimientos que son propios <strong>de</strong> la tierna<br />

edad; ánles con una madurez y fortaleza <strong>de</strong> ánimo comenzó<br />

á tener en poco y menospreciarlos gustos y <strong>de</strong>leites <strong>de</strong><br />

la carne, y el resplandor vano <strong>de</strong> las honras y las riquezas<br />

perece<strong>de</strong>ras, y darse <strong>de</strong> veras al amor y temor santo <strong>de</strong>l<br />

Señor; y creció tanto en este afecto y <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> servirle,<br />

que <strong>de</strong>jando su patria, sus amigos y parientes, se partió<br />

<strong>de</strong> ella, y pasó el mar y llegó á Francia, don<strong>de</strong> estuvo, algunos<br />

años en hábito <strong>de</strong> peregrino, escondido al mundo,<br />

pero conocido y amado <strong>de</strong> Dios,<br />

Al mismo tiempo, ó poco ánles, había salido también do<br />

Inglaterra san Bonifacio, arzobispo <strong>de</strong> Maguncia, predicador<br />

apostólico y apóstol <strong>de</strong> Germanía, que algunos dicen<br />

era <strong>de</strong>udo <strong>de</strong> san Burcardo. Descando, pues, san Bonifacio<br />

tener obreros que le ayudasen á planiar en Germanía la<br />

viña <strong>de</strong> la santa Iglesia, que por comisión <strong>de</strong>l sanio pon-<br />

otras provincias varones santos y doctos para tan gloriosa<br />

empresa. Entre los otros que vinieron fué uno Burcardo,<br />

que ya era sacerdote, el cual fué recibido <strong>de</strong> san Bonifu-io<br />

con gran<strong>de</strong> humildad y alegría, y <strong>de</strong>spués con el trato y<br />

familiaridad tan eslimado, que le llevó consigo á Roma y-<br />

procuró que el papa, (que á la sazón era san Zacarías) instituyese<br />

nuevo obispado en la ciudad <strong>de</strong> Ilervipoli y le consagrase<br />

obispo <strong>de</strong> él, por su gran sanlidad y letras, y que<br />

le mandase predicaren las provincias <strong>de</strong> Francia, para<br />

conveiiír con su vida y elocuencia aquellos pueblos (¡toe<br />

estaban en la ceguedad <strong>de</strong> su idolatría. No pudo san Burcardo<br />

resistirá la voluntad <strong>de</strong>l vicario <strong>de</strong> Cristo, teniéndola<br />

(como lo es) por voluntad y obediencia <strong>de</strong>l mismo Cristo.<br />

Volvió á Alemania: señaláronse los limites <strong>de</strong> la nueva<br />

Iglesia y diócesis <strong>de</strong> Ilervipoli; y san Bonifacio repartió<br />

líberalmente con esta <strong>de</strong> las rentas <strong>de</strong> su Iglesia; y nuestro<br />

Burcardo, entendiendo la excelencia <strong>de</strong> su dignidad, y el<br />

peso <strong>de</strong> la carga que Dios había puesto sobre sus hombros,<br />

pidió humil<strong>de</strong>mente fuerzas al Señor para llevarla: atendió,<br />

como solícito y vigilante pastor, á apacentar y curar el ganado<br />

que Dios le había encomendado, alumbrando á los gentiles<br />

y reformando las costumbres <strong>de</strong> los que ya eran cristianos,<br />

y procurando con gran cuidado que los unos y los<br />

otros sirviesen <strong>de</strong> veras al Se'ior. Era blando en sus palabras,<br />

afable y venerable en su semblante, muy dado á las vigilíasyá<br />

la lección <strong>de</strong> los libros sagrados, yon sus coslumbres<br />

tan compuesto y <strong>de</strong> tan rara humildad, que su báculo<br />

pastoral nunca quiso que fuese sino <strong>de</strong> saúco, y en testimonio<br />

y memoria <strong>de</strong> su humildad, so lo pusieron en su sepulcro.<br />

Pero cuando él era mas humil<strong>de</strong> , tanto era mas amado y<br />

respetado <strong>de</strong> todos ; y así , cuando san Zacarías , papa,<br />

quitando el reino <strong>de</strong> Francia á Childcríco, le dio á Pipíno,<br />

padre <strong>de</strong> Cario Magno , fué nombrado <strong>de</strong> lodo el reino<br />

Burcardo, para que en nombre <strong>de</strong> él fuése á Roma á fratás<br />

con el papa aquel negocio tan grave é impórtame, <strong>de</strong>l<br />

cual <strong>de</strong>pendía el buen gobierno, asiento y felicidad <strong>de</strong> todo<br />

el reino <strong>de</strong> Francia. Fué <strong>de</strong>votísimo <strong>de</strong> reliquias <strong>de</strong> santos,<br />

y el segundo año <strong>de</strong>spués que le or<strong>de</strong>naron obispo,<br />

trasladó las <strong>de</strong> san Kiliano y <strong>de</strong> sus santos compañeros,<br />

mártires, con gran gozo suyo y fiesla <strong>de</strong> lodo el pueblo,<br />

y las adornó ricamente y edificó un monasterio en el mismo<br />

lugar. Mas para juntar á Mat ía con María , y tener algún<br />

refugio y como puerto seguro, adon<strong>de</strong> recogerse <strong>de</strong><br />

las ondas y alteraciones <strong>de</strong> la vida activa , edificó otro<br />

convenio cerca <strong>de</strong>l rio Meno á honra <strong>de</strong> la santísima Virgen<br />

María y <strong>de</strong> san Andrés apóstol, y dióle posesiones<br />

y tierras, para que en élsc pudiesen sustentar docecanónigos.<br />

Y siendo ya viejo , y conocido y estimado en el<br />

mundo por sus raras virtu<strong>de</strong>s, y habiendo gobernado cuarenta<br />

años santamente su Iglesia, y recibido eoneslraordinaria<br />

<strong>de</strong>voción los sanios sacramentos , dió su espírilu al<br />

Señor, el año <strong>de</strong> 791 , en un puelilo que se llama Iloemburgo,<br />

<strong>de</strong> don<strong>de</strong> <strong>de</strong>spués se trasladó á Ilervipoli, y <strong>de</strong><br />

allí otra vez al monasterio do la Virgen<br />

y san Andrés,<br />

que él mismo había edificado. De san Burcardo hace mención<br />

el Martirologio romano á los 14 <strong>de</strong> octubre; y<br />

Tritemio en el libro <strong>de</strong> los Varones ilustres <strong>de</strong> la ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong><br />

San Benito. Adviértase que ha habido olro Burcardo,<br />

monge <strong>de</strong> San Benito y obispo do Vormacia , que fué<br />

varón erudito, y escribió una obra gran<strong>de</strong> é insigne , como<br />

recopilación <strong>de</strong> los'<strong>de</strong>cretos y recolección <strong>de</strong>-las sen-

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