Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DiA H.
OCTUBRE
mñ'nto, huya sido íidmirable. Fue obedientísimo no solíinieiitc
en las cosas que expresamente le mandaban los
stjpei iorcs, sino también en las que él cnlendia que
eran de su voluntad, ó á que los veia inclinados; y esla
obediencia era sencilla, pronta, alegre y puntual, vistiéndose
de la voluntad de su superior, y conformándose con
su parecer y juicio. Yendo un dia el prior del convenio
mostrando la casa á un gran prelada, encontró con Fray
Diego Alemán; y volviéndose al prelado, le dijo la grande
religión y observancia de Fr. Diego, especialmente en
la virtud de la obediencia : y para prueba, dijo á Fr. Diego
: Hijo, partios luego con unas cartas de mucha importancia
para la ciudad de París; que es negocio que no sufre
dilación: y él con grande alegría respondió: Héme
aquí, padre: vamos; y anadió: ¿l'odró llegar á la celda
á tomar el báculo y el sombrero? Era excelente artífice de
pintar imágenes en las vidrieras, y para asentar los colores
y perfeccionarlos mas, era menester ponerlas después
dé pintadas en un hornillo. Una vez, habiendo puesto
en el horno una imagen hermosísima, y siendo necesaria
su presencia para acabarla y darla su perfección,
quiso el prior probar su obediencia, y mandóle que tomase
luego la alforja y la mochila, y fuése á pedir limosna:
y él, sin replicar, ni hacer caso de la ocupación precisa
que tenia, obedeció luego, y pidió limosna ; y volviendo
después do muchas horas con ella al monaslerio, halló su
imágen tan acabada y perfecta como podia desear. Él
mostró la fineza de su obediencia ; y Dios suplió su falta,
de manera, que nunca 1c sucedió tan perfectamente su
arte como aquella vez.
Fué casto por extremo y conservó la virginidad' toda
su vida, y para guardarla trataba y domaba su cuerpo
ásperamente afligiéndole con ayunos, vigilias y oraciones.
Guai-daba sus ojos con gran recalo y cuidado: nunca
estaba ocioso ; y cuando el demonio le representaba algún
pensamiento de cosa fea, luego acudía á la sagrada pasión
del Señoi', y se entraba por sus benditísimas llagas,
y reposaba en ellas como en un puerto seguro, no haciendo
caso de las ondas y alteraciones del mar. ¿Qué diré
de su caridad y compasión , especialmente para con ios
enfermos, á los cuales con gran diligencia y alegría regalaba
y servia de tal manera, que sola su vista los consolaba
y daba esperanza de cobrar salud , y muchos realmente
la cobraban ? ¿Qué de su oración y conlemplacion
tan continua y fervorosa , y del cuidado de rogar á Dios
por todos los vivos y difuntos? Él era el primero que se
levantaba á maitines, y en acabándose se retiraba á algún
rincón apartado secreto, para atender con mas recogimiento
y quietud al Sefior. Cuando amanecía rezaba sus
horas y oia su misa , ó misas, con maravillosa ternura y
devoción. Despnes se ocupaba en algún trabajo de malos
, hasta que la obedienciía le mandaba otra cosa j osando
siempre aparejado para dejar todo lo que tenia enlre
manos, en oyéndola voz del superior, como si fuera
de Dios. Era amiguísimo del silencio, y por maravilla
Oblaba sin necesidad. Tuvo don raro de paciencia y sufrbnienló
: y con haber padecido tres muy graves enferniedades
y dolores intensos, nunca lo quiso descubrir,
dándolos con extraordinaria paciencia. Era afable,
"P^cible, grave , blando y suave en sus palabras y obras,
favorecióle nuestro Señor con muchas gracias y privileí'os.
Fué visto algunas veces orando de noche con el
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rostro resplandeciendo, y lodo MI cuerpo vestido de luz.
Pero cuanto el Sefior mas le fegalfibá y Favbrédá ; tanto
el demonio mas le perseguia (como suele) y atribulaba.
Dióle muchas veces de palos, estando en oración, y en
otras mil formas y maneras le tentó y le afligió; pero
siempre salió de la batalla victorioso nuestro santo fraile
lego, haciendo burla de su enemigo: y con razón; porque
después de la pelea el ángel del Señor le aparecia, y le
consolaba y animaba , proponiéndole la brevedad del
trabajo y la eternidad del galardón que por él se le había
de dar. Orando una vez después de completas delante del
altar de san Vicenta , le apareció el demonio en una figura
horrible y vergonzosa: y haciendo el santo la seiial
déla cruz, desapareció. Otra vez después de maitines vio
venir una cuadrilla de demonics con grande algazara y
regocijo: llamólos, y conjurólos de parle de Jesucristo,
que le dijesen la cansa de aquel regocijo: y respondieron
que la causa era , porque el dia siguiente en una alteración
y revuelta del pueblo habia de haber grandes muertes
y danos. Entonces el santo varón se postró deianlo
del acatamiento del Sefior /suplicándole con muchas lágrimas
que no permitiese aquel mal tan grande, sino que
con su benignidad lo atajase , y apaciguase los ánimos de
ios ciudadanos, y les diese entera paz y quietud; y así
lo alcanzó , y el demonio quedó burlado. Mas en acabando
esta oración , y entrando en su celda para descansar un
poco, vió una gran muchedumbre de molestísimos cuervos
que graznaban , y con los picos y las uflas querían
embestir con él: armóse con la sefial de la cruz; y toda
aquella manada de aves de rapiña desapareció. Una
vez, estando en oración, se arrobó y trasportó, y qiíedó
sin sentidos como muerto, y de esla manera le hallaron
sus frailes, y procuraron hacerle volver en sí: aunque á
él le pesó harto que le hubiesen hallado y privado do
aquella suavísima contemplación y deleite en que estaba,
Habia ya llegado á edad de ochenta y cuatro años , y
dióle una enfermedad: f entendiendo que habia de morir
de ella, se confesó generalmente y se aparejó (aunque
siempre estaba aparejado) para aquella jornada : y habiendo
cottl puesto decentemente sus piés y manos, y todo el
cuerpo, dió su espiritual Señor,quedando el rostro con un
color y alegría maravillosa, y mas del cielo que de la tierra.
Fué su muerte á los H de octubre del año del Señor
de 1491. Luego se oyó por toda la ciudad de Bolonia una
voz que decia que los que quisiesen ver al santo varón,
que habia pasado deesla vida, fuesen á la iglesia de Santo
Domingo. Con esla voz se movió toda la ciudad, y concurrió
innumerable gente á su entierro. Enterráronle en
el capítulo menor de los frailes; mas como Dios nuestro
Sefior obrase por él grandes maravillas y prodigios, y
diese salud á los enfermos do varias y graves dolencias,
que á él se encomendaban , y la gente, especialmente las
mujeres no pudiesen entrar al sepulcro, donde estaba? fmi
necesario trasladarle á la iglesia junto al altar de Santo
Tomás : y así le trasladaron ocho dias después, qué la
primera vez le enterraron, y hallaron su cuerpo tan entero
y sin corrupción , ni mal olor, corno si aqncllfi hora
acabara de espirar. Después de esta traslación crecieron
mas los milagros, y nuestro Señor por los merecimientos
de este bienaventurado religioso lego, hizo innumerables
benéficos y mercedes á todos los que se encomendaban á