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210 LA LEYENO \ DE OílO. DÍA 11.<br />
y movido ú compasión, con el palo que llevaba en la mano<br />
cavó un poco en la tierra, y luego salió una fnenle <strong>de</strong><br />
agua copiosísima, <strong>de</strong> la cual bebieron todos y alabaron al<br />
Señor, y <strong>de</strong>spués quedó aquella fuente por memoria y<br />
testimonio <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Gumaro: y la pobre mujer,<br />
volviendo á su casa, encendida <strong>de</strong>l ardor <strong>de</strong>l sol, cayó<br />
mala, y sintió tan gran fuego en su cuerpo, que no podiur<br />
apagarle, y cuanta mas agua bebia, mas 8e abrasaba; y<br />
conociendo su pecado y que era castigo <strong>de</strong> Dios, y viendo<br />
la muerte alojo, envió á suplicar á san (¡uinaro que se<br />
compa<strong>de</strong>ciese <strong>de</strong> ella, y que con sus oraciones la restituyese<br />
la sanidad. El santo, como era benigna y piadoso, no<br />
la quiso dar mal por mal, ni pagarla en la misma moneda<br />
con que ella había tratado á los segadores, y suplicó á<br />
nuestro Señor que la sanase; y viéndola tan al cabo, que<br />
solo la faltaba espirar, hizo la señal <strong>de</strong> la cruz sobre ella,<br />
y dióla <strong>de</strong> su mano á beber y luego quedó sana.<br />
Otra vez, también al tiempo <strong>de</strong> la siega, una mujer <strong>de</strong><br />
uno <strong>de</strong> los que segaban, llevó á un niño suyo y echóle<br />
sobre una haz para que durmiese, y fuese ella á segar.<br />
Estando el niño durmiendo con la boquila abierta, se le<br />
entró por ella una serpiente hasta el estómago, <strong>de</strong>jando<br />
toda la cola fuera <strong>de</strong> la boca: vió esto san Gumaro, y<br />
asiendo la cola, sacó la serpiente <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong>l niño; y<br />
<strong>de</strong> esta manera le dió la vida: y túvose por milagro. Al<br />
mismo tiempo que floreció san Gumaro, floreció también<br />
san Rumoldo, que vivia no lejos el uno <strong>de</strong>l olro: y movidos<br />
<strong>de</strong>l Espírilu Santo, vinieron á verse, y se comunicaron<br />
y trataron, y dieron or<strong>de</strong>n que cada a tío se hiciese<br />
una procesión solemne en aquel lugar, y en ella se trajesen<br />
las sagradas reliquias <strong>de</strong> los santos, y se dijese misa<br />
pidiendo á nuestro Sefior misericordia, y que echase su<br />
bendición sobre los moradores <strong>de</strong> toda aquella tierra.<br />
Traía el uno y el otro una vara en la mano: echáronlas; y<br />
súbitamente rever<strong>de</strong>cieron y produjeron hojas y flores. Finalmente,<br />
sobrevino asan Gumaro una grave enfermedad,<br />
yentendióque Dios le quería librar <strong>de</strong>l saco corruplible <strong>de</strong><br />
nuestra mortalidad; y haciendo gracias por ello, le dió su<br />
espíritu á los 11 <strong>de</strong> octubre, en su al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Emblechen, y<br />
allí le sepultaron. Pero <strong>de</strong>spués el mismo santo apareció á<br />
nna santa virgen llamada Vurachíl<strong>de</strong>, y le mandó que<br />
avisase á los clérigos y á los <strong>de</strong>más, que la voluntad <strong>de</strong>l<br />
Señor era que su cuerpo se trasladase á la iglesia <strong>de</strong> San<br />
Pedro que el mismo santo había edificado; y por divina<br />
revelación tomaron su cuerpo, y poniéndole en una barca<br />
sin remos, ni piloto, ni persona que la gobernase, ella<br />
misma navegó <strong>de</strong>rechamente hacía aquel lugar, y allí paró<br />
la barca, y le enterraron con mucha reverencia, y estuvo<br />
cuarenta anos, hasta que se edificó en el mismo lugar<br />
un monasterio, y fué trasladado á él, haciendo nuestro Sefior<br />
muchos y gran<strong>de</strong>s milagros por su intercesión, dando<br />
salud y consuelo á los que se encomendaban á él.<br />
Entre los otros milagros, un mancebo que era sordo y<br />
mudo <strong>de</strong> nacimiento, sirviendo en aquel monasterio, cobró<br />
oídos y lengua.<br />
Entraron <strong>de</strong>spués los norlmannos por aquella tierra,<br />
arruinándola y dcslruyéndola: pegaron fuego al monoslerio.,<br />
y el sanio milagrosamente le apagó: <strong>de</strong> lo cual<br />
quedaron aquellos bárbaros mas bravos y furiosos, y entraron<br />
en el templo, y mataron á un sacerdote que <strong>de</strong>cía<br />
misa, robando todas las cosas sagradas y ricas que cu él<br />
había; mas llevándolas á sus naves, Dios visiblemente los<br />
castigó: porque dos, los mas principales capitanes ó reyes<br />
<strong>de</strong> los norlmannos, que estaban allí, iijin ieron repentina<br />
y miserablemente: el uno , que se llamaba Reolfo,<br />
echando las entrañas en cierta necesidad natural; y el<br />
otro, por nombre Rcginacío, perdió la vista y la vida juntamente.<br />
La vida <strong>de</strong> san Gumaro escribió Teobaldo, y la trae<br />
Surio en su quinto lomo. Hace mención <strong>de</strong> él el Martirologio<br />
romano á los 11 <strong>de</strong> octubre, y Juan Molano en las<br />
anotaciones <strong>de</strong> Usuardo, y en el Indice <strong>de</strong> los santos do<br />
los estados <strong>de</strong> Flan<strong>de</strong>s. Floreció por los años <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong><br />
770, como lo dice el car<strong>de</strong>nal Baronio en sus anclacíones.<br />
SAN DIEGO ALEMÁN, CONFESOR.—Fué san Diego Alemán,<br />
<strong>de</strong> nación alemán, como lo dice el mismo nombre: nació<br />
en la ciudad <strong>de</strong> Ulma, <strong>de</strong> honrados y muy cristianos padres<br />
: su padre se llamó Teodorico, varón <strong>de</strong> muy loables<br />
costumbres, muy mo<strong>de</strong>sto y <strong>de</strong>voto, y que llegó á ciento y<br />
tres años, sin fallarle los dientes, ni las fuerzas, ni tener<br />
necesidad <strong>de</strong> báculo, porque fué muy sobrio y templado<br />
en el comer. Con el ejemplo <strong>de</strong> su padre se crió Diego, su<br />
hijo, en mucha virtud, en <strong>de</strong>voción y temor <strong>de</strong> Dios, frecuentando<br />
las iglesias, oyendo sermones, asistiendo á los<br />
oüeios divinos, y ocupándose en todas las cosas <strong>de</strong> religión,<br />
porque así se lo enseñaba Teodorico, su padre. Cuando<br />
llegó á la edad <strong>de</strong> veinte y cinco años, tuvo <strong>de</strong>voción<br />
<strong>de</strong> visitar los santos lugares <strong>de</strong> Roma, yconbuena licencia<br />
y bendición <strong>de</strong> su padrehizoaquella peregrinación. Estuvo<br />
en Roma <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio <strong>de</strong> la cuaresma hasta la Pascua,<br />
sin <strong>de</strong>jar santuario, templo, ó casa <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción que<br />
no visitase, <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> aquella ciudad. Pasó <strong>de</strong>spués<br />
á Ñápeles, é hízose soldado: y aunque él procuraba<br />
vivir bien y guardar sus buenas costumbres, <strong>de</strong>sagradóle<br />
la vida licenciosa y <strong>de</strong>senfrenada <strong>de</strong> los soldados; y as{<br />
presto la <strong>de</strong>jó, y se retiró á la ciudad <strong>de</strong> Capua, y asentó<br />
con un caballero letr ado, que le amó y trató como si fuera<br />
su hijo. Estuvo cinco años en su casa: y no pudiendo<br />
alcanzar <strong>de</strong> él licencia (por el gran<strong>de</strong> amor que le tenia)<br />
para volver á su patria y ver á su padre, <strong>de</strong>jó los vestidos<br />
y dineros que <strong>de</strong> su amo había recibido, y con los que antes<br />
que entrase á su casa tenia, se partió secretamente<br />
<strong>de</strong> ella, habiendo primero hecho oración <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> un<br />
crucifijo que tenia en su aposento, suplicándole que en<strong>de</strong>rezase<br />
su camino. Llegó á Bolonia con intento <strong>de</strong> pasar<br />
a<strong>de</strong>lante y volver á su tierra; mas allí se <strong>de</strong>tuvo algunos<br />
dras, visitando á menudo el convento <strong>de</strong> Santo Domingo:<br />
y viendo la santidad y celestial vida <strong>de</strong> los religiosos<br />
<strong>de</strong> él, tocóle el Señor al corazón, é inflamóle en su amor<br />
<strong>de</strong> tal manera, que se <strong>de</strong>terminó á seguirlos c imitarlos;<br />
y olvidado ya <strong>de</strong> su padre y <strong>de</strong> su patria, pidió el hábito<br />
<strong>de</strong> religioso en aquel sagrado convento. Y aunque era<br />
persona noble y <strong>de</strong> edad ya <strong>de</strong> treinta y cuatro años, y<br />
había estudiado y sabia medianamente; por su mayor<br />
humildad quiso ser fraile converso y servir al Señor en<br />
los ministerios <strong>de</strong> lego. Con este fundamento <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />
humildad, acabado el año <strong>de</strong>l noviciado, al tiempo que había<br />
<strong>de</strong> hacer profesión, juzgando que era indigno do ella,<br />
y temiendo que por sus culpas le echarían <strong>de</strong>l convento,<br />
se fué á los padres mas graves, y postrándose á sus piés,<br />
les suplicaba humil<strong>de</strong>mente que no le <strong>de</strong>spidiesen, ni<br />
echasen <strong>de</strong> su compañía. Habiendo sido tan gran<strong>de</strong> y<br />
tan profunda su humildad, no es maravilla que el edificio<br />
<strong>de</strong> las otras virtu<strong>de</strong>s, que se edificó sobre tal ci-