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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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206 LA LEYÉNDA DE ORO<br />

como era la <strong>de</strong>l padre Francisco, hubiese puesto tanto olvido<br />

<strong>de</strong> las cosas á que el afecto natural lanío nos inclina.<br />

En una carta , hablando <strong>de</strong> esto <strong>de</strong>sapego que tenia á los<br />

suyos, dice estas palabras : «No <strong>de</strong>jo <strong>de</strong> amarlos y <strong>de</strong> rogar<br />

por ellos, como <strong>de</strong>bo , y quizá es mas acepta la oración,<br />

cuanto ménos tiene <strong>de</strong> carne : muera, muera; que<br />

<strong>de</strong> su muerte sale la vida.»<br />

Murió casi repentinamente doña Isabel <strong>de</strong> Aragón, con<strong>de</strong>sa<br />

<strong>de</strong> Lerma, hija muy querida <strong>de</strong>l padre Francisco: el<br />

cual, estando en Yalladolid, yendo por la calle á palacio,<br />

tuvo nueva <strong>de</strong> su muerte : luego cerró los ojos <strong>de</strong>l cuerpo<br />

y estuvo, como un cor<strong>de</strong>ro, en oración, y siguió su camino.<br />

En palacio trató con mucha serenidad los negocios, que<br />

llevaba, con la princesa, y al cabo la dijo que encomendase<br />

su alteza el alma <strong>de</strong> su sierva doña Isabel, que se había<br />

ido á la otra vida casi <strong>de</strong> repente. Turbóse la princesa,<br />

y díjole : Y cómo, ¿es nueva esa para dármela tan <strong>de</strong><br />

paso , y no hay mas sentimiento en el padre <strong>de</strong> la muerte<br />

<strong>de</strong> tal hija? Respondióle el padre: Como la teníamos prestada,<br />

sefiora , y vino por ella su dueño ; ¿qué po<strong>de</strong>mos<br />

hacer sino volverla alegramente ? Yolvió al colegio, y dijo<br />

misa por ella ; y este fué y no mayor su sentimiento. Y<br />

como el con<strong>de</strong>stable <strong>de</strong> Castilla le viniese á visitar y á darle<br />

el pósame <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> su hija , y se espantase <strong>de</strong><br />

aquella paz y serenidad, y le preguntase como era posible<br />

que no sintiese la falla <strong>de</strong> su hija; le respondió el padre<br />

: Señor, el dia que Dios me llamó á su servicio y me<br />

pidió el corazón, se lo <strong>de</strong>seó entregar tan enteramente, que<br />

ninguna criatura le pudiese turbar, ni viva, ni muerta.<br />

Trayendo el duque don Caries, su hijo , pleito con don<br />

Sancho <strong>de</strong> Córdoba , almirante <strong>de</strong> Aragón , sobre ciertos<br />

lugares que el duque poseia ; nunca el padre Francisco<br />

quiso hablar al emperador don Carlos en favor <strong>de</strong> su hijo;<br />

antes, hablándole el mismo emperador sobre este negocio,,<br />

le suplicó el padre, que no solamente mandase guardar al<br />

almirante su justicia, mas que le hiciese toda la gracia y<br />

merced que cupiese en la misma justicia. Lo mismo le<br />

aconteció con el papa Pió IV en Roma : porque pidiéndose<br />

dispensación á su santidad, para que don Alvaro <strong>de</strong> Rorja,<br />

hijo <strong>de</strong>l padre Francisco, se pudiese casar con su sobrina<br />

, marquesa <strong>de</strong> Alcañizes; el padre Francisco nunca<br />

quiso hablar palabra por él, ni dar á enten<strong>de</strong>r á su santidad<br />

que don Alvaro era cosa suya , hasta que el mismo<br />

papa lo supo, y le mandó llamar, y casi lo reprendió, por<br />

no haberle dado parte <strong>de</strong> cosa que tanto le tocaba. V aunque<br />

el papa le preguntó lo que le parecía que habia do hacer<br />

en aquel caso; el padre estuvo tan en sí, que aconsejó<br />

á su santidad que pues dos lios pretendían casarse con la<br />

marquesa, su sobrina, el wno primo hermano <strong>de</strong>l padre y<br />

el otro hermano <strong>de</strong> la madre (que era don Alvaro), y ambos<br />

pedian la dispensación; que su santidad se Ta concediese<br />

á ella, para que escogiese y tomase por marido á<br />

que quisiese <strong>de</strong> los dos : porque con esto cumpliría su<br />

santidad con ambas partes, y la marquesa se casaría libremente<br />

con el que <strong>de</strong> los dos le diese mas gusto. De lo<br />

cual quedó el papa admirado, aunque no siguió su parecer;<br />

porque no quiso conce<strong>de</strong>r la dispensación sino al hijo <strong>de</strong>l<br />

padre Francisco, para que se casase con su sobrina.<br />

É<br />

Aunque el padre Francisco consigo era riguroso y severo<br />

, y con los que le tocaban en sangre no mostraba cariño<br />

, porque los miraba como parle <strong>de</strong> sí mismo ; pero á<br />

ellos y á todos los <strong>de</strong>más amaba con un tierno y espiriniA<br />

10.<br />

lual amor: y cuando para bien <strong>de</strong> sus almas le habían<br />

menester, hallaban en él entrañas <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ro padre, y<br />

alivio, remedio y consuelo. Todos sus subditos sabían que<br />

era tanta su caridad, que podían seguramente dcscnbrírlc<br />

sus pechos, y <strong>de</strong>scargar en él sus trabajos, allicciones y<br />

cuidados, sin enfadarse ni cansarse; porque su trato con<br />

ellos era muy suave, y mas <strong>de</strong> padre amoroso, que <strong>de</strong> superier<br />

austero, así en el modo que tenia <strong>de</strong> mandar, como<br />

en el cuidado que tomaba en alentar y mejorar en la virtud<br />

á los que veía <strong>de</strong>salentados y caídos, porque <strong>de</strong>cía<br />

que la religión, si se guarda exactamente , es una continua<br />

cruz, y un perpetuo ejercicio <strong>de</strong> morlilicacion ; y qne<br />

los superiores <strong>de</strong>ben mas procurar aliviar esta carga á sus<br />

súbdilos, que hacérseles mas pesada, biiscando nuevos y<br />

particulares modos para mortilisarlos; aunque también <strong>de</strong>ben<br />

probarlos y hacerles mas robustos, conforme á la necesidad<br />

y fuerza <strong>de</strong> cada uno: lo cual <strong>de</strong>be pesar el superior<br />

con el peso <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>nte cal idad. Cuando algún<br />

súbdito suyo caia en alguna falta lijera ó <strong>de</strong>scuido, su<br />

mas áspera reprensión era <strong>de</strong>cirle: Dios os haga sanio,<br />

hermano i ¿cómo hicisteis, ó como dijisteis esto? Pero si<br />

la falta era grave y pedia mas satisfacción, no la <strong>de</strong>jaba<br />

sin castigo ¡ mas para que se llevase mejor, él mismo llamaba<br />

al que habia faltado, para que conociese su culpa,<br />

y para compungirle mas, él mismo se ofrecía á hacer penitencia<br />

por él; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esta satisfacción y enmienda<br />

, no se acordaba ni trataba mas <strong>de</strong> culpas pasadas.<br />

Puesto caso que para todos sus subditos era blando ; pero<br />

con los enfermos usaba <strong>de</strong> particular caridad, visitándolos<br />

y regalándolos y haciéndoles proveer <strong>de</strong> todo lo que habían<br />

menester, conforme al parecer <strong>de</strong>l médico; porque verda<strong>de</strong>ramente<br />

él imitaba al glorioso apóstol san Pablo,<br />

enfermando con el enfermo, y afligiéndose con el afligido.<br />

Mas aunque el padre Francisco tenia para con todos sus<br />

prójimos esta caridad ; pero mas la mostraba y ejercilaba<br />

con los que <strong>de</strong>cían mal <strong>de</strong> él y le perseguían. A los tales<br />

llamaba bienhechures, por el bien que hacen los enemigos<br />

á los que persignen , aunque no lo pretendan hacer. Nunca<br />

se le oyó palabra contra ellos , ni para <strong>de</strong>scargo suyo,<br />

ni consentía que en su presencia se dijese ni se hablase<br />

cosa que pudiese <strong>de</strong>sdorar á los que le calumniaban: y si<br />

no podia <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la obra , excusaba la intención ; y mucho<br />

mas mostraba esta caridad con las obras, que con las<br />

palabras, cuando alguno <strong>de</strong> sus adversarios tenia necesidad<br />

<strong>de</strong> su favor. Pero esta dulzura y caridad <strong>de</strong> este bienaventurado<br />

padre para con sus prójimos, manaba [como <strong>de</strong><br />

su fuente) <strong>de</strong> aquel amor lan divino y perfecto que él tenia<br />

al Señor, en el cual, y por el cual, y para el cual<br />

los amaba: y cuanto era mayor el fuego <strong>de</strong>l amor que ardía<br />

en el pecho <strong>de</strong>l padre para con Dios ; tanto eran mas<br />

vivas y mas encendidas las llamas que salían <strong>de</strong> él para<br />

con sus hermanos. Pues ¿quién podrá explicar la caridad<br />

que tuvo para con Dios? El que se la dió, solólo sabe: por<br />

lo que hizo y pa<strong>de</strong>ció por él , po<strong>de</strong>mos rastrear algo do<br />

ella, y no ménos por el <strong>de</strong>seo afectuoso y abrasado que tenia<br />

<strong>de</strong> morir por su amado, como se ve en ima carta que<br />

el año <strong>de</strong> 1 íi:j9 escribió <strong>de</strong> Yalladolid al padre Diego Lainez,<br />

general déla Compañía, en la cual le dice, que Dios<br />

nuestro Señor le hacia gracia <strong>de</strong> darle muy particular y<br />

entrañable <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> morir <strong>de</strong>rramando la sangre por la<br />

verdad católica , y en servicio <strong>de</strong> la svniix Iglesia : y aflaH

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