Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-
DIA 10. OCTÜBIUÍ. 201 Francisco habló con grande hinnildad á los padres , rogándoles que le ayudasen con sus oraciones, consejos, avisos y reprensiones, y
202 LA LEYENDA DE ORO. DIA 10. congregiicioo generQ], para renunciar el cargo que la misma Compañía le habia encomendado. No vinieron los padres asistentes en ello: antes le dijeron que su zelo era bueno; pero que la ejecución seria dificultosa y contraria á la voluntad de Dios, que lo habia puesto en aquel lugar y favorecídole maravillosamente con el acrecentamiento y fruto de la Compañía, y provecho y gusto de sus subditos y satisfacción y edificación de los de fuera: que no era su trabajo monos meritorio y acepto á Dios nuestro Señor, que le seria su oración retirada y su propia quietud : ni mejor aparejo para morir en el mirar por sí y su descanso, que el emplearse en hacer perfectamente el oQcio que Dios le habia encargado. Con esto por entonces se sosegó, viendo cerrados las puertas á su pretensión, y que no podtia salir con lo que su humilde espíritu con tantas ansias deseaba. Al mismo tiempo que el padre trataba de retirarse y dejar el cargo de prepósito general, el Señor queria que llevase aquella carga, y añadirle otra sobrecarga de una larga y trabajosa peregrinación; porque la santidad de Pió Y para resistir á Selim, gran turco, que se habia apoderado del reino de Chipre, y con esta victoria estaba muy insolente, y amenazaba gran ruina á la cristiandad, á suplicación de la república de Venecia, procuró que se hiciese una liga entre su santidad, el rey católico de España don Felipe II, y la misma república de Venecia, para resistir al común y fiero enemigo: y para confirmar mas la liga, y acrecentarla con nuevas fuerzas de otros reyes y príncipes cristianos, envió al cardenal Alejandrino, su sobrino, por legado a los reyes de Espafia, Francia y Portugal ; y quiso que el padre Francisco acompañase en esta jornada al Jegado , y le sirviese con su autoridad y prudencia , y ayudase á tratar con los royes los negocios de que iba encargado. Envió el rey católico á la entrada de Cataluña á recibir al legado á don FernaiKlG de-Borja, hijo del mismo padre Francisco, con quien le escribió el rey el gusto y contentamiento grande que tenia de su venida. Vinieron por Barcelona á Valencia, donde salió á recibir á su padre el duque de Gandía don Carlos de Borja , y después su hijo don Francisco, marqués de Lombay, y heredero de su casa, acompañado déla flor de la caballería de Valencia : el ciial, en vrendo desde lejos á su abuelo, se apeó con toda su genio, ó hincadas las rodillas , le besó la mano y pidió su santa bendición: y de la misma manera llegaron los otros caballeros y criados antiguos de su casa. Pero el padre Francisco, con la honra que le hacían, se halló-tan atajado y confuso, que no viólahora de escabullirse de ellos y de la otra gente que también le venia h recibir; y así con solos los padres que traia en-SU compañía, se desvió del camino real, y por sendas secretas se entró en Valencia, y se vino á su colegio de la Compañía, donde los de ella le estaban aguardando. Fué tan grande la instancia que el patriarca arzobispo don Juan de Ribera y la ciudad de Valencia le hicieron que predicase en la iglesia mayor, que no lo pudo excusar; y fué tan extraordinario el concurso de la geote de dentro y fuera de la ciudad al sermón, que el mismo padre apenas pudo subir al púlpito : y quedaron todos admirados de lo que oyeron y vieron. Nunca pudieron acabar con él que se llegase á Gandía , con no estar mas de nueve leguas de Valencia: pero de ella y de lodo su estado vinieron muchos á ver á su antiguo señor. En la córte de/ rey don Felipe fué muy bien recibido, regalado y favorecido de su majestad, con quien trató el padre Francisco algunos otros negocios de mucho servicio de nuestro Señor, que su santidad particularmente á él le habia encomendado. Fué muy visitado de lodos los grandes y señores, y tuvo tantas ocupaciones, que no le dejaban respirar. Acudieron también los superiores de las provincias y colegios de la Compañía , que pudieron, de España, para ver al que tanto amaban y reverenciaban, y tratar con él los negocios desús casas y provincias. Y aunque el tiempo era corto y ocupado, todavía el padre los oyó y despachó con mucha consolación de sus almas, y provecho de sus subditos. Habiendo concluido con el rey católico, partieron para Portugal, y de allí (después de haber sido recibido el legado del rey don Sebastian con grande aparato y magnificencia v y el padre Francisco con extraordinario amor y favor), despachados los negocios comunes y particulares que el padre Francisco llevaba á su cargo, volvieron de Lisboa á Madrid, y habiendo estado pocos días en «Ha, tomaron su camino para Francia, acompañándolos hasta la raya don Femando de Borja, por órden del rey católico , que quiso que á la entrada y á la salida de sus reinos, acompañase y sirviese el hijo á su padre. En Francia hallaron en Bles al rey Carlos IX y á la reina Catalina , su madre, bien fatigados y afligidos; porque á sazón en aquel reino no habia sino armas, latrocinios, rebeliones y desobediencias á sus reyes, causadas de la desobediencia que los herejes tienen á Dios. Estaban en muchas partes las iglesias desiertas y arruinadas, y los católicos oprimidos y perseguidos délos herejes. Exiorló el padre Francisco á los reyes con vivas razones á conservar en su reino la fé católica, mostrándoles que si ella se perdía, también se perdería el mismo reino, y dándoles otros avisos y santos consejos, todos enderezados al mismo fin, los cuales oyeron los reyes con mucha atención , rogándole que los encomendase á nuestro Señor en sus oraciones, y que le suplicase que alzase la mano del castigo de aquel reino,
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congregiicioo generQ], para renunciar el cargo que la misma<br />
Compañía le habia encomendado. No vinieron los padres<br />
asistentes en ello: antes le dijeron que su zelo era<br />
bueno; pero que la ejecución seria dificultosa y contraria<br />
á la voluntad <strong>de</strong> Dios, que lo habia puesto en aquel lugar<br />
y favorecídole maravillosamente con el acrecentamiento y<br />
fruto <strong>de</strong> la Compañía, y provecho y gusto <strong>de</strong> sus subditos<br />
y satisfacción y edificación <strong>de</strong> los <strong>de</strong> fuera: que no era su<br />
trabajo monos meritorio y acepto á Dios nuestro Señor,<br />
que le seria su oración retirada y su propia quietud : ni<br />
mejor aparejo para morir en el mirar por sí y su <strong>de</strong>scanso,<br />
que el emplearse en hacer perfectamente el oQcio que Dios<br />
le habia encargado. Con esto por entonces se sosegó, viendo<br />
cerrados las puertas á su pretensión, y que no podtia<br />
salir con lo que su humil<strong>de</strong> espíritu con tantas ansias<br />
<strong>de</strong>seaba.<br />
Al mismo tiempo que el padre trataba <strong>de</strong> retirarse y <strong>de</strong>jar<br />
el cargo <strong>de</strong> prepósito general, el Señor queria que<br />
llevase aquella carga, y añadirle otra sobrecarga <strong>de</strong> una<br />
larga y trabajosa peregrinación; porque la santidad <strong>de</strong><br />
Pió Y para resistir á Selim, gran turco, que se habia apo<strong>de</strong>rado<br />
<strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Chipre, y con esta victoria estaba<br />
muy insolente, y amenazaba gran ruina á la cristiandad,<br />
á suplicación <strong>de</strong> la república <strong>de</strong> Venecia, procuró que se<br />
hiciese una liga entre su santidad, el rey católico <strong>de</strong> España<br />
don Felipe II, y la misma república <strong>de</strong> Venecia, para<br />
resistir al común y fiero enemigo: y para confirmar mas<br />
la liga, y acrecentarla con nuevas fuerzas <strong>de</strong> otros reyes<br />
y príncipes cristianos, envió al car<strong>de</strong>nal Alejandrino, su<br />
sobrino, por legado a los reyes <strong>de</strong> Espafia, Francia y Portugal<br />
; y quiso que el padre Francisco acompañase en esta<br />
jornada al Jegado , y le sirviese con su autoridad y pru<strong>de</strong>ncia<br />
, y ayudase á tratar con los royes los negocios <strong>de</strong><br />
que iba encargado. Envió el rey católico á la entrada <strong>de</strong><br />
Cataluña á recibir al legado á don FernaiKlG <strong>de</strong>-Borja, hijo<br />
<strong>de</strong>l mismo padre Francisco, con quien le escribió el rey el<br />
gusto y contentamiento gran<strong>de</strong> que tenia <strong>de</strong> su venida.<br />
Vinieron por Barcelona á Valencia, don<strong>de</strong> salió á recibir á<br />
su padre el duque <strong>de</strong> Gandía don Carlos <strong>de</strong> Borja , y <strong>de</strong>spués<br />
su hijo don Francisco, marqués <strong>de</strong> Lombay, y here<strong>de</strong>ro<br />
<strong>de</strong> su casa, acompañado déla flor <strong>de</strong> la caballería<br />
<strong>de</strong> Valencia : el ciial, en vrendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos á su abuelo,<br />
se apeó con toda su genio, ó hincadas las rodillas , le besó<br />
la mano y pidió su santa bendición: y <strong>de</strong> la misma manera<br />
llegaron los otros caballeros y criados antiguos <strong>de</strong><br />
su casa. Pero el padre Francisco, con la honra que le hacían,<br />
se halló-tan atajado y confuso, que no viólahora<br />
<strong>de</strong> escabullirse <strong>de</strong> ellos y <strong>de</strong> la otra gente que también le<br />
venia h recibir; y así con solos los padres que traia en-SU<br />
compañía, se <strong>de</strong>svió <strong>de</strong>l camino real, y por sendas secretas<br />
se entró en Valencia, y se vino á su colegio <strong>de</strong> la Compañía,<br />
don<strong>de</strong> los <strong>de</strong> ella le estaban aguardando. Fué tan<br />
gran<strong>de</strong> la instancia que el patriarca arzobispo don Juan<br />
<strong>de</strong> Ribera y la ciudad <strong>de</strong> Valencia le hicieron que predicase<br />
en la iglesia mayor, que no lo pudo excusar; y fué<br />
tan extraordinario el concurso <strong>de</strong> la geote <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro<br />
y fuera <strong>de</strong> la ciudad al sermón, que el mismo padre apenas<br />
pudo subir al púlpito : y quedaron todos admirados <strong>de</strong><br />
lo que oyeron y vieron. Nunca pudieron acabar con él que<br />
se llegase á Gandía , con no estar mas <strong>de</strong> nueve leguas <strong>de</strong><br />
Valencia: pero <strong>de</strong> ella y <strong>de</strong> lodo su estado vinieron muchos<br />
á ver á su antiguo señor.<br />
En la córte <strong>de</strong>/ rey don Felipe fué muy bien recibido,<br />
regalado y favorecido <strong>de</strong> su majestad, con quien trató el<br />
padre Francisco algunos otros negocios <strong>de</strong> mucho servicio<br />
<strong>de</strong> nuestro Señor, que su santidad particularmente á él le<br />
habia encomendado. Fué muy visitado <strong>de</strong> lodos los gran<strong>de</strong>s<br />
y señores, y tuvo tantas ocupaciones, que no le <strong>de</strong>jaban<br />
respirar. Acudieron también los superiores <strong>de</strong> las<br />
provincias y colegios <strong>de</strong> la Compañía , que pudieron, <strong>de</strong><br />
España, para ver al que tanto amaban y reverenciaban,<br />
y tratar con él los negocios <strong>de</strong>sús casas y provincias. Y<br />
aunque el tiempo era corto y ocupado, todavía el padre los<br />
oyó y <strong>de</strong>spachó con mucha consolación <strong>de</strong> sus almas, y<br />
provecho <strong>de</strong> sus subditos. Habiendo concluido con el rey<br />
católico, partieron para Portugal, y <strong>de</strong> allí (<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
sido recibido el legado <strong>de</strong>l rey don Sebastian con gran<strong>de</strong><br />
aparato y magnificencia v y el padre Francisco con extraordinario<br />
amor y favor), <strong>de</strong>spachados los negocios comunes<br />
y particulares que el padre Francisco llevaba á su<br />
cargo, volvieron <strong>de</strong> Lisboa á Madrid, y habiendo estado<br />
pocos días en «Ha, tomaron su camino para Francia,<br />
acompañándolos hasta la raya don Femando <strong>de</strong> Borja, por<br />
ór<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l rey católico , que quiso que á la entrada y á la<br />
salida <strong>de</strong> sus reinos, acompañase y sirviese el hijo á su<br />
padre.<br />
En Francia hallaron en Bles al rey Carlos IX y á la reina<br />
Catalina , su madre, bien fatigados y afligidos; porque á<br />
sazón en aquel reino no habia sino armas, latrocinios, rebeliones<br />
y <strong>de</strong>sobediencias á sus reyes, causadas <strong>de</strong> la<br />
<strong>de</strong>sobediencia que los herejes tienen á Dios. Estaban en<br />
muchas partes las iglesias <strong>de</strong>siertas y arruinadas, y los<br />
católicos oprimidos y perseguidos délos herejes. Exiorló<br />
el padre Francisco á los reyes con vivas razones á conservar<br />
en su reino la fé católica, mostrándoles que si ella se<br />
perdía, también se per<strong>de</strong>ría el mismo reino, y dándoles<br />
otros avisos y santos consejos, todos en<strong>de</strong>rezados al mismo<br />
fin, los cuales oyeron los reyes con mucha atención , rogándole<br />
que los encomendase á nuestro Señor en sus oraciones,<br />
y que le suplicase que alzase la mano <strong>de</strong>l castigo<br />
<strong>de</strong> aquel reino,