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DIA 10<br />
dos, y comenzó oíros muclios con flacos fandamentos, los<br />
cuales <strong>de</strong>spués han crecida y hecho gran fruto en la santa<br />
Iglesia. Ninguna cosa mas procuraba qna el aprovechamienloespiritual<br />
<strong>de</strong> sus subditos: y para esto hacia continua<br />
y afectuosa oración por ellos, y con su ejemplo iba<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su ganado, como cuidadoso y vigilante pastor.<br />
Visitaba por sí mismo los colegios para cumplir con la obligación<br />
<strong>de</strong> su oficio y tener mas ocasión <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer; y era<br />
cosa maravillosa ver á un hombre criado con tanta gran<strong>de</strong>za<br />
y regalo, andar tantos caminos con soles y lluvias en<br />
el invierno y en verano, <strong>de</strong> noche y <strong>de</strong> dia, con tanta incomodidad,<br />
durmiendo muchas veces en el suelo, y no teniendo<br />
qué comer, por visitar á unos pobres religiosos y<br />
pobres hermanos , y consi<strong>de</strong>rar la alegría y contento con<br />
que lo hacia, como quien tenia <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ojos las fatigas<br />
y caminos <strong>de</strong> Cristo nuestro Re<strong>de</strong>ntor, y lo que le había<br />
costado cada una <strong>de</strong> las almas que con su preciosa sangre<br />
redimió. Era tan gran<strong>de</strong> este contento que llevaba en<br />
su áuirna, que en entrando en cualquiera colegio, parece<br />
que entraba en él el consuelo, la <strong>de</strong>voción, el espíritu y<br />
<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer por Cristo. Hablaba á cada uno <strong>de</strong> por si,<br />
y animábale á la'perfección: hacia pláticas á lodos juntos,<br />
exhorlándolos á la perseverancia, y á reconocer y agra<strong>de</strong>cer<br />
al Señor el mcomparable beneíicio <strong>de</strong> su vocación.<br />
Arordaba á los superiores que mirasen la cuenta que hablan<br />
<strong>de</strong> dar á Dios, <strong>de</strong> lodos los que lenian á su cargo, y<br />
que eran padres y siervos, y nó amos y señores <strong>de</strong> sus<br />
subditos, y que como á hijos los regalasen y castigasen,<br />
mezclando con la suavidad el rigor, y con la severidad la<br />
blandura, y procurasen ganarles para Dios los corazones,<br />
porque con esto se ganaba lo <strong>de</strong>más: y si alguno como<br />
hombre fallaba, aquí se mostraba mas la caridad <strong>de</strong>l padre<br />
Francisco, procurando que el tal conociese su culpa y<br />
la cisiigase, y él se ofrecía á hacer penitencia por ella,<br />
como si fuera culpa propia suya. Y porque la visita <strong>de</strong> los<br />
colegios no fuese solameiile <strong>de</strong> palabras, él servia á la mesa<br />
á los liormanos, y Ies besaba los piés, y tes servia en<br />
la cocina. Iba á predicar á las iglesias : visitaba los hospitales<br />
y las cárceles: hacia pláticas á los esludiantes y era<br />
0 pntucro á (odas las obras <strong>de</strong> humildad, mortificación y<br />
caridad. Con esto quedaban los colegios regalados y aprovechados<br />
en espíritu, y también proveídos en lo temporal:<br />
Pp^ué muchas veces, cuando el entraba en el colegio ha-<br />
Ma gran falla délas cosas necesarias para el suslenlo; y<br />
entrando el padre, parece que entraba juntamente la<br />
>ettdicbn <strong>de</strong>l Señor y todo lo que había menester.<br />
oseó don Gutiérrez <strong>de</strong> Carvajal, obispo <strong>de</strong> Placencia,<br />
fundar en aquella ciudad un colegio para la Compañía, y<br />
^Jl' le Fl"ancÍsco á su instancia fué allá con algunos pa-<br />
1 ^ para dar principio al colegio. Fueron muy bien reci-<br />
H os y agasajados <strong>de</strong>l obispo, que era tenido por magnámq<br />
caballero, mas que por <strong>de</strong>voto sacerdote. Tomó muy<br />
« pecbos el padre Francisco el hacer mucha oración y peníencia<br />
por aquel prelado, y pagarle l?s buenas obras v Inmcind8,00"<br />
qile(>l,liS;iba á la Compañía; y or<strong>de</strong>nó á todos los<br />
SefiorV1'10 l0lliasen muy á Pechos el pedir á Dios nuestro<br />
sus ni .Sa!vac'0n <strong>de</strong>l 0^ispo, y á esta inlencíon ofrivcrle<br />
»ueslrosa.flaS, saci'itici0s i Penitencias; y así se hizo ; y<br />
dó en ol ^ ^ SUS 9Fac'0lieS5 P01'(iu« el obispo se mu-<br />
.-, . , var(m: reformó su vida y su casa: <strong>de</strong>sagravió<br />
Uídsn (IUe Cl0 él eSlaban a»raviados: Il¡zo Son<strong>de</strong>s fe-<br />
8 > i en una gran carestía mandó dar <strong>de</strong> comer á in-<br />
OCTÜimiL 199<br />
numerables pobres, curarlos cr<strong>de</strong>rmos; y Onalmente, estando<br />
ocupado en semejantes obras <strong>de</strong> piedad, fué el Señor<br />
servido <strong>de</strong> llevarle á gozar <strong>de</strong> sí, como <strong>de</strong> su misericordia<br />
lo confiamos.<br />
En el mismo tiempo que el <strong>de</strong>monio procuraba sembrar<br />
en la ciudad <strong>de</strong> Sevilla su cizaña y mala doctrina, tuvo el<br />
padreFrancisco gran<strong>de</strong>s inspiraciones é impulsos <strong>de</strong>l cielo,<br />
<strong>de</strong> enviar gente <strong>de</strong> la Goiupañía á aquella ciudad, y procuró<br />
(pie so fundase allí un colegio: y para eslo envió<br />
a<strong>de</strong>lmte al padre Juan Suarez, que á la sazón era rector<br />
<strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Salamanca , y <strong>de</strong>spués algunas veces fué<br />
provincia! <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Castilla. Pasados algunos días,<br />
el mismo padre Francisco con otros padres fué á Sevilla,<br />
y se albergó en una casilla pobre y caediza , y llena <strong>de</strong><br />
muchas goteras , que caían aun en el mismo aposento <strong>de</strong>l<br />
padre y le mojaban su pobre cama y la cabeza algunas<br />
veces, con gran<strong>de</strong> alegría y gusto <strong>de</strong>l mismo padre, portille<br />
cí a á la medida <strong>de</strong> su <strong>de</strong>seo. Allí pasaron mucha necesidad<br />
y pobreza ; aunque el Señor no Ies faltaba ni <strong>de</strong>jaba<br />
<strong>de</strong> proveerles y algunas veces milagrosamente. Al<br />
tiempo que hubo <strong>de</strong> partirse <strong>de</strong> Sevilla, <strong>de</strong>spidiéndose <strong>de</strong><br />
los padres, entre otras cosas Ies dijo: Una délas cosas que<br />
me llevan consolado es que os <strong>de</strong>jo sin casa y sin qué co -<br />
mer; pero no tengáis pena, que todo os sobrará. El padre<br />
lo dijo; y Dios lo ha cumplido con las tres casas que la<br />
Compañía (¡ene boy dia en Sevilla.<br />
Supo el padre Francisco que el emperador don Carlos<br />
(que <strong>de</strong>jando el imperio y la monarquía <strong>de</strong> tantos reinos<br />
se había retirado al monasterio <strong>de</strong> Yusle) <strong>de</strong>seaba verle, y<br />
fué á Yuste por hacerle reverencia y cumplir con tan precisa<br />
obligación. Mandóle su majestad aposentar en el mismo<br />
convento (que fué cosa particular), y dió or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> cómo<br />
se había <strong>de</strong> a<strong>de</strong>rezar el aposento; y holgóse por extremo<br />
con él. Dióle el padre cuenta <strong>de</strong> su vida y entrada en la<br />
Compañía, y díjolelas razones que le habían movido á entrar<br />
mas en ella (siendo religión nueva y no tan conocida<br />
ni aprobada en el mundo), que en otras religiones venerables<br />
por su antigüedad : y el emperador quedó muy salísfecho,<br />
y ofreció al padre su imperial favor para la Compañía,<br />
y le dió algunos buenos consejos para que se conservase:<br />
y á la partida le mandó dañina limosna <strong>de</strong> doscientos<br />
ducados, diciendo, que aunque la limosna era poca, mas<br />
que, respecto <strong>de</strong> lo que su majestad ahora tenia, nunca<br />
le había dado tanto en cuantas merce<strong>de</strong>s le había bocho;<br />
y el padre la aceptó con gran<strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimienlo y gusto,<br />
por ser lísmosna que le daba un príncipe tan gran<strong>de</strong> y con<br />
tan buena voluntad, y se la daba como á pobre, por amor<br />
<strong>de</strong> Dios.<br />
Acabada su jornada y visita al emperador, se volvió á<br />
Yalladolid para aten<strong>de</strong>r al gobierno <strong>de</strong> sus subditos y al<br />
acrecentamiento y buen <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> los negocios <strong>de</strong> la<br />
Compañía que en aquella córte se le ofrecían. Pero con<br />
ser estos muchos, eran muchos mas los negocios <strong>de</strong> los<br />
seglares que á él acudían y le importunaban para que ka<br />
favoreciesen en sus pleitos, asientos y pretensiones, los<br />
cuales eran tantos que le embarazaban y ahogaban, y no<br />
le <strong>de</strong>jaban aten<strong>de</strong>r á los que eran propios <strong>de</strong> su religión y<br />
oficio. Pero por mucho que le fatigaban, no se quería encargar<br />
<strong>de</strong> negocios seglares sino con gran<strong>de</strong> mo<strong>de</strong>ración y<br />
precisa obligación, así porque no le faltase tiempo para los<br />
espirituales y mas importantes , como porque lemía que<br />
los jueces por sus ruegos (aunque contra su mlencion) no