Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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para irse á stiístado, y conocer y goíjcrnar á sus vasallos,
y cumplir el teslamento de su padre; y el emperador
lo tuvo por bien: y el nuevo duque, el año de JrJi3, dejando
el gobierno de Cataluña, se fué k Gandía, donde
recogió los criados de su padre y los recibió en su servicio,
aunque no tenia de ellos necesidad ; pero ellos la tenían
de aquel amparo y remedio. Jíandó reparar y edificar
el hospital de Gandía, y poner en él camas y todo recado
para albergar los peregrinos, y curar los enfermos,
proveyéndolos de todo lo necesario con mucha liberalidad.
Fortificó la misma villa de Gandía, y proveyóla de
mucha y buena artillería para que los naturales esluviesen
seguros de los moros, y los pueblos comarcanos se
pudiesen guarecer en ella en tiempo de necesidad. Y habiendo
proveído con el hospital á los pobres y enfermos,
y con la fortificación á la seguridad de sus vasallos, labró
en su casa un cuarto para su lucrada, y un convento
de frailes de la orden de Santo Domingo de su villa de
Lombay, con buen edificio, suficiente renta, y ricos vasos
y ornamentos para el culto divino.
Estando, pues, el nuevo duque tan bien ocupado, y viviendo
en santa conformidad con la duquesa, su mujer, y
habiendo convertido ya algunos años ánlcs la licencia del
matrimonio en espiritual amor y hcrmanahle compañía;
dió el Señor á la duquesa una larga y trabajosa enfermedad,
para purgarla y perfeccionarla mas, y después, librándola
de este miserable destierro, llevarla á gozar de
sí alas moradas eternas. Sintió mucho el duque esta enfermedad,
y á mas de las muchas misas, oraciones y limosnas
que mandó hacer por la salud y vida da la duquesa,
él con grande instancia suplicó al Señor que se la
diese. Mas un día, en el mayor fervor de su oración, oyó
una como voz interior que le decia : Si tú quieres que te
deje á la duquesa mas tiempo en esla vida, yo lo dejo en
lus manos; pero avisóte que á tí no te conviene. Quedó
con esla liberal oferta del Señor tan confuso el duque, y
tan abrasado de un amor tierno y dulcísimo del Señor,
que le parecía que se le partía y derretía el corazón: y
volviéndose á él con grandes sollozos y copiosas lágrimas
le dijo: Señor mío y Dios mío, ¿ de dónde á mí, que vos
dejéis en mí mano lo que está en sola la vuestra? ¿Quién
sois vos. Criador mió y Bien mío, siendo yo el que tengo
en todo y por lodo de negar mi voluntad (Wa hacer la
vuestra? Pues desde ahora digo, Señor, que así como yo
»o soy mió, sino vuestro, así no quiero que se haga mi
voluntad, sino ía vuestra, y que yo quiero lo que vos queréis,
y os ofrezco la vida, nó solamente de la duquesa, sino
de todos mis hijos, y la mia y todo lo que de vuestra mano
tengo y poseo en el mundo. Yo os suplico que vos dispongáis
de todo, según vuestro beneplácito. Todo esto dijo el
duque con grande afecto y resignación, y luego se vió el
efeclo de eiia; porque la duquesa comenzó á descaeceré ir
por la posta á la muerte, y e! duque la asistió y la esforzó
t;n aquel tranco con palabras de singular amor y espíritu;
y ella dió el suyo al que la había criado, á los 27 de marzo
de 1546 atlos, dejando al duque viudo en los treinta y
seis años de su edad.
Bien se vió que la muerte de la duquesa había de ser
para dar vida y acrecentamiento de virtudes al alma del
duque; porque quedó mas desembarazado para poner en
ejecución loque había prometido en Granada, y echo voto
de ello á nuestro Señor. Ya en esle licmpo lenb noticia de
LA LIíYEN DA m ÜÜO. DIA 10.
la nueva Compañía de JCÍ US, que Dios nuestro Señor había
plantado en su Iglesia para bien del mundo, y tratado
á algunos padres de ella, y aíicionádose mucho á su buena
vida é instituto : pero creció mas esta afición con la
comunicación del padre maestro Pedro Fabro, el primer
compañero que tuvo el santo padre Ignacio en !a instilucíon
de su religión : e! cual á esla sazón estaba en Espafla,
y pasó por Gandía, de camino á Tiento, adonde le mandaba
ir el papa Paulo 111, para asistir en el sanio concilio
en nombre de su santidad. Con este varón divino y celestial
maeslro comunicó su alma el duque, con gran gusto y
aprovechamiento suyo, y fundó un colegio en Gandía, del
cual puso la primera piedra el mismo padre Pedro Fabro,
acabando de decir misa, á los 3 de mayo del año de 1 ííiC;
cujo primer redor fué el padre Andrés de Oviedo, natural
de Illescas, que después vino á morir patriarca en
Eiiopía. Dióleel padre Fabro al duque los Ejercicios espirituales
del santo padre Ignacio, y él los hizo con mucho
recogimiento y devoción, y quedó tan deseoso que la
doctrina y el fruto de ellos se comunicase á muchos, quo
suplicó á la santidad del papa Paulo III, que mandase
examinar con diligencia el libro de los dichos Ejercicios:
y hallando que era de sana y calóiiea doctrina, y el uso
de ellos para las almas provechoso, fuese servido de aprobarlos
y confirmarlos con sus letras apostólicas; y el papa,
después de haber mandado examinar el dicho libro al
cardenal don Fr. Juan de Toledo, de la órden de Santo
Domingo, que era inquisidor general, y á Felipe Archinlo,
su vicario general en Boma, y al maestro de su sacro
palacio que asimismo era fraile do Santo Domingo, y todos
tres varones doctísimos, hallando que los dichos Ejercicios
eran llenos de piedad, y muy provechosos para la
ediíicacion y fruto espiritual do los fieles, los aprobó y
confirmó, exhortando á todos, asi hombres, como mujeres,
que usen de ellos, por un breve apostólico despachado
en Roma el postrero dia de julio del año de 1548, que
anda impreso con el mismo libro délos Ejercicios.
Pero lo que mas deseaba el duque era cumplir su voló;
pues se hallaba en edad y con fuerzas para poderlo hacer,
y dejar su estado y vestirse de la desnudez de Cristo, y
morir con él, pobre en la cruz de la santa religión. Hizo
mugías limosnas, y mucha oración y penitencia, para que
nuestro Señor le alumbrase á escoger la religión en que
él quería que le sirviese, y para que le diese fuerzas y
perseverancia en ella. Y puesto caso que él de suyo se inclinaba
mas á la soledad y á la contemplación del Sehor;
todavía entendió que le baria mas servicio en entrar en
dguna religión, en la que á mas de procurar su salvación
propia, se emplease en ayudar á los prójimos á alcanzar
aquel bienaventurado fui para el cual fueron criados. Mas
habiendo tantas y tan santas religiones en la Iglesia del
Señor, que se ocupan en cultivar su viña y llevar almas
al cielo, no sabia cuál de ellas habia de escoger; porque
como él había nacido debajo de la protección del seráfico
padre san Francisco, y mamado con la leche la devoción
a este santo, y tenia su nombre, Tleseó en gran manera
abrazar su religión, en la cual le parecía que hallaria buen
aparejo para la pobreza y penitencia que quería seguir.
Pero finalmente entendió que la voluntad del Señor era
que entrase en la Compañía de Jesús; y así se determino á
hacerlo por grandes motivos que tuvo para ello,y por el
parecer y consejo de los mismos padres de San Francisco,