Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DIA 10 OCTUBRE. 191
teólogo , comenzó á enscfinrlc los principios de la gramática,
y el ayo, que era varón cristiano y diécreío, las
costumbres y ejercios de caballero, cuanto á aquella edad
se permitía ; y el uno y el otro tenían poco trabajo, así por
su buen ingenio, como por su blanda condición. Aun no
tenia diez afios cuando comenzó á gustar de los sermones;
y cuando le agradaban mucho , lo que había oído le quedaba
en la memoria, y lo repelía, imitando al predicador
con tan buen donaire, que causaba contento y admiración.
En esta misma edad tenia ya sus devociones ordinarias,
que rezaba vocalmente cada dia, y en ellas senüa
gusto y ternura: y habiendo caido mala la duquesa, su
madre , de la enfermedad que murió , se encerró el bendito
niño en un aposento apartado y se puso en oración,
suplicando con muchas lágrimas á nuestro Setior por la salud
de su buena madre, y acabada su oración, se disciplinó
buen ralo; y esta fué la primera vez que en tan
tierna edad y con tan pía causa usó la disciplina.
, Murió la madre el año del Sefíor de 1520 , siendo ya
nuestro don Francisco de diez , y en el mismo ano, por
el alboroto de las comunidades que sucedió en España
, y por haber los rebeldes alcanzado la victoria ,
y saqueado á Gandía , el duque don Juan sacó de
aquel incendio á su madre y á su hermana, é hijas monjas
que estaban en el monasterio de Santa Clara de Gandía
, y con don Francisco, su hijo, fué á Zaragoza, donde
le dejó en poder de don Juan de Aragón, arzobispo de
aquella ciudad , nielo del rey católico y hermano de ÍU
madre : el cual le puso casa , y le dió maestros que le
Perfeccionasen en la gramática , música , y ejercicio de
fruías , que en Gaudia había comenzado á aprender; y
1>IOS nuestro Señor le ¡ba labrando, y dándole grandes
toques é inspiraciones del cielo, para dejar las grandezas
y esperanzas vanas del mundo. De Zaragoza le llevaron á
liaza adonde había ido á parar su bisabuela doña Magdalena,
mujer de don Enriipie Enrique, lioy mayordomo mayor
del rey católico don Fernando , y comendador mayor
de León y su abuela, fia, y hermana. Allí cayó malo deuna
grave dolencia, que 1c duró seis meses, y al cabo de ella
sucedió un temblor de tierra lan espantable, que estuvo
cuarenta dias en el campo debajo de una tienda, metido
pn una liiora, que le servia de casa y cama. De Baza le
enviaron á Tordesillas: allí sirvió á la infanta dona Cata-
Jma, hasta que, el año de 1522, se partió para Portugal,
Para casarse con elrey don Juan el 111. Volvió á Zaragoza
(l^!0 a^ esludio de la lógica y filosofía por espacio de
jlJS ''rios' C|jn tanta vigilancia y cuidado, como si en aque-
Ha
, a iacu'lad se hubiera de graduar. No por esto se olvida-
f su alma, y de resistir á los asaltos del enemigo , y
^ Ppnmir y los apetitos sensuales , que ya con el calor de
ad , y de su complexión sanguínea y condición amos;í,
comenzaban a brotar: y para esto se confesaba ya
nia.s a menudo y acudía por remedio á su confesor, y seguía
con mucha prontilud los consejos que le daba ; y así
se entiende que el Señor por su bondad le conservó en su
virginal pureza, hasta que lomó el estado del santo matrimonio
: que en mozos nobles, ricos , regalados y libres,
es cosa rara. SÍendo ya de diez y ocho á diez y nueve años
e envió su padre a la corte del emperador Carlos Y coa
buena casa y acompañamiento de criados. En la córle nrocurójuntaren
uno las leyes de cristiano y de caballe
ro. No consentía que hubiese en su casa juegos , ni liviandades
, ni cosa que desdijese d^j?, o'^jad y vida
que él profesaba. Oía 'm¡sa"7y lenia^sus ratos de oración
cada dia: era amigo de oír la palabra de Dios : confesábase
las fiestas principales , trataba de buena gana con
hombres religiosos, cuerdos y graves , dando de mano h
las amistades de gente liviana y libre: era bien criado y
cortés: no murmuraba de nadie ni consentía quesemurmurasc
delante de él. Era amiguísimo porextremode^decir verdad
: ponía su honra en honrar á lodos : holgábase mucho
cuando los reyes hacían mercedes á otros caballeros por
sus buenos servicios, y tenia esperanza de:recíbir semejantes
mercedes por los que él hiciese. Y como no podía
dejar de visitar algunas veces á las señoras^y damas'de
la córle, y temía las ocasiones de caer en tales visitas;
cuando las había de hacer, se ponía un cilicio á raíz de las
carnes, para resistir mas Tácilmenle}á los fieros golpes del
enemigo^: y con esta 'prevención y defensivo se escapó,
por la misericordia del Señor', del contagio de la deshonestidad,
sin notarse en él cosa que oliese á liviandad.
Casáronle el emperador y la emperatriz con una señora
portuguesa, que se llamaba doña Leonor de Castro, dama
y muy favorecida de la misma emperatriz; y don Francisco
hizo este casamiento por obedecer (como buen hijo) á su
padre, y porque deseaba casarse para no ofender á Dios
•en medio de tantos lazos y ocasiones, y porque estaba muy
pagado de las prendas de doña Leonor. Dióle entonces el
emperador título de marqués de Lombay, é hízole caballerizo
mayor de la emperatriz. De este matrimonio tuvo el
márqués cinco hijos varones y tres hijas. En casándose
dejó el gobierno de su casa á la marquesa, y él se ocupaba
en los negocios púb'icos de palacio y en oíros que le mandaba
el emperador, no fallando un punto á lo necesario y
híiuroso, y dejando lo superfluo y vano. Ponía su honra
masen los buenos criados y caballos, lucidas y finas armas,
que en otros gastos que suelen hacer los cortesanos
por su antojo. No era amigo de jugar ni de ver jugar, porque
decía que en el juego se pierden cuatro joyas, el tiempo,
el dinero, la devoción y muchas veces la conciencia;
y para librarse de los que le imporlunaban que jugase, so
dió mucho á la imusica, y aprovechó tanto en ella, que
compuso algunas obras, de que se servían las Iglesias de
España, y llamaban las obras del duque de Gandía. También
se dió á la caza de halcones, al principio por su
cnlrelenimienloy para darguslo al emperador, y después
por el provecho que sentía en el campo para darse mas á
Dios, apartado del bullicio de la gente, con las consideraciones
espirituales que sacaba de la misma caza. Estudió
con cuidado las matemáticas; porque le pareció que eran
útiles para los oficios de un valeroso capitán, y porque el
emperador también las estudiaba y las conferia con él. En
este tiempo le fatigaron mucho unas tercianas; mas el Señor
por medio de ellas le despertó y le hizo conocer do
cuán quebradizo hilo está colgada nuestra vida, y que todos
los bienes do la tierra no la pueden alargar, ni mitigar
el dolor de las enfermedades, si el Señor, que las da, no
pone su mano. Leía libros devotos y de santos, especialmente
los sagrados, y mas los del Nuevo Testamento, que
apenas le dejaba de las manos: y aun cuando en la couvalescencia
se iba al campo, le llevaba consigo y algún
intérprete sobre él; y en hallando alguna sentencia á su
propósito, cerraba el libro, y Dios le abría el entendimiento
y le aficionaba la voluntad para entender y desear cumplir