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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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1)1 A 10* OCTLBUE. 187"<br />

mto; porque no todos gustaban <strong>de</strong>l rigor con que zclaba<br />

IÍÍ observancia: pero ya Dios se lo lialjia manifestado antes<br />

que sucediese; porque al principio <strong>de</strong> su gobierno se le<br />

aparecieron (res Verónicas juntas, y entendió que por ellas<br />

le significaba Dios los trabajos que por él hubia <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer<br />

en su trienio; aunque Dios, que permilia la aflicción do<br />

su siervo, le consolaba en el tiempo do la mayor necesidad.<br />

Estando una vez algo triste, vió caer <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su<br />

celda un pájaro con un pió quebrado, que ni podía volar<br />

ni andar; y luego oyó una voz que .<strong>de</strong>cía lo que dijo Cristo<br />

á sus discípulos: El lamen mus ex eis non cadilia ierra<br />

s'm Paire vcslro: dándole á enten<strong>de</strong>r que no sucedia nada<br />

sin la voluntad <strong>de</strong> Dios: con lo cual quedó muy consolado-<br />

Otra vez vió en el cielo una gran<strong>de</strong> luz, y oyó una voz que<br />

<strong>de</strong>cía , que aunque cnlonces vivía en tinieblas, vendría<br />

tiempo eri que se le diese gran luz y resplandor. Día <strong>de</strong><br />

la Resurrección <strong>de</strong> Cristo, vio al Señor con tanta majestad<br />

y resplandor, que en su comparación todo el mundo y el<br />

cíelo le parecía oscuro y feo ; y esta vista le trajo gran<strong>de</strong><br />

gozo y alegría. Volviendo en otra ocasión <strong>de</strong> maitines á su<br />

celda, oyó una voz sobrenalural, que <strong>de</strong>cía: Mas agrada á<br />

Dios la aflicción <strong>de</strong> corazón, la coutricion y tribulación,<br />

que la dulzura, <strong>de</strong>scanso y consolación; y el siervo <strong>de</strong><br />

Dios la recibió entonces muy gran<strong>de</strong>. Oirás muchas cosas<br />

notables le sucedieron en su priorato, que fuera largo contar.<br />

Había (ralado un religioso a' santo <strong>de</strong> ignorante antes<br />

<strong>de</strong> ser prior: y estando una noche en oración en el coro,<br />

se le apareció cercado <strong>de</strong> fuego, y le dijo: Padre, perdóname<br />

lo que le dije tal día, y dime una misa, poique no<br />

quiere Dios que salga <strong>de</strong>l purgatorio y suba al cielo, hasta<br />

que me perdones y hagas por mí lo que te pido. Perdoluego<br />

el santo: dijole por la mañana la misa; y<br />

nóle<br />

a la noche se 1c apareció glorioso, y le dió las gracias.<br />

Acabó san Luis su oficio con gran<strong>de</strong> gozo <strong>de</strong> su espíritu<br />

; porque <strong>de</strong>seaba verse <strong>de</strong>sembarazado <strong>de</strong> gobierno; y<br />

solía <strong>de</strong>cir á los religiosos, que rogasen^ Dios no muriese<br />

mientras era prior, sino <strong>de</strong>spués que no tuviese cargo dé<br />

almas. No salió mas <strong>de</strong> este convenio hasta que murió, y<br />

su vida en este tiempo fué una preparación para la muerte,<br />

dándose á mas oración, y uniéndose eslrechísimamenle<br />

con Dios, por medio <strong>de</strong> la contemplación. En este tiempo<br />

parece que crecieron los favores <strong>de</strong> Dios para con este<br />

su fiel siervo, y que como él se iba acercando al cielo, el<br />

cielo le trataba como mas familiar. Saliendo <strong>de</strong> maitines<br />

san Miguel <strong>de</strong> setiembre, al punto que los religiosos<br />

empezaban en el coro el Te Deum laudamus, encontró en<br />

el claustro á santo Domingo y san Francisco. En viéndolos,.<br />

se echó á los piés <strong>de</strong>l seráfico padre, y besándole el pié<br />

<strong>de</strong>recho y la llaga <strong>de</strong>l costado, se estuvo un ralo <strong>de</strong>leitándose<br />

espíritualmenle, y san Francisco le sostenía la ca-<br />

^cza con Jas dos manos, y se las pasaba suavemente por<br />

'a cabeza y rostro, con señales <strong>de</strong> mucho amor, dándole<br />

Son<strong>de</strong>s esperanzas <strong>de</strong> su salvación. Luego quiso besar los<br />

pies ásu padre santo Domingo; mas el santo patriarca no<br />

'0 permitió y solo le dió la mano para que se la besase.<br />

Otra vez, estando en su celda, le apareció Cristo nuestro<br />

Señor en la cruz, como estaba en el monte Calvario: otra,<br />

oyó una voz que le <strong>de</strong>cia: Fr. Luis, ya te son perdonados<br />

tos pecados. Con estos y semejantes favores, fortalecía<br />

Dios á su siervo contra las persecuciones <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, las<br />

cuales eran tantas, que hablando <strong>de</strong> ellas con un compañero<br />

suyo, le dijo : Espanlárasle, hermano, si supieras los<br />

trabajos que me dan los <strong>de</strong>monios.<br />

Un año antes <strong>de</strong> morir, dijo el día en que había <strong>de</strong> pasar<br />

<strong>de</strong> esta vida, al patriarca <strong>de</strong> Valencia don Juan <strong>de</strong> Ribera,<br />

y en el discurso <strong>de</strong>l año repitió otras veces la misma<br />

profecía, señalando el día <strong>de</strong>'su mueric á los 9 <strong>de</strong> oclubte,<br />

día <strong>de</strong> san Dionisio Areopagila. Las enfermeda<strong>de</strong>s que<br />

por toda su vida había pa<strong>de</strong>cido, se le aumentaron mucho<br />

en este último año; poique cayó enfermo muchas veces,<br />

y en mejorando, volvía á recaer; porque Líos quería con<br />

las enfermeda<strong>de</strong>s y dolores pm ííicarle para la vida eterna;<br />

y él llevaba sus dolores, que eran intensísimos, coa<br />

tanta paciencia y conformidad, que preguntado <strong>de</strong>l patriarca<br />

don Juan <strong>de</strong> Ribera si estaba contento con lo que Dios<br />

le enviaba , respondió: En verdad, señor, yo no trocaría<br />

estas penas con cualesquíer bienes <strong>de</strong>l mundo, y estoy<br />

muy confuso que nuestro SeHor me haga laníos favores,<br />

no mereciéndolos yo, que soy un gran pecador. Y <strong>de</strong>cíale<br />

á Dios muchas veces las palabras <strong>de</strong> san Agustín: Domine,<br />

Me ure, hlc seca, h)c non parcas, ul in calernum parcas:<br />

Señor, abrasad aquí, cortad aquí, no perdonéis aquí, para<br />

que perdonéis para siempre. íNi se contcnlaba con el trabajo<br />

y penitencia déla enfermedad, sino que quería hacer<br />

mas penitencia, y afligir su cuerpo tan afligido. Llegando<br />

un religioso á componerle la cama, vió que tenia<br />

un ladrillo entre la iónica y la carne; y dijole, lastimado<br />

y quejoso: ¡O válgameDios! Mi P.Fr. Luis, ¿para qué hace<br />

estas cosas estando enfermo? ¿Quiero quitarse la vida?<br />

Respondió el santo: ¡O hermano! acércase ya la jornada,<br />

y es menester mucho para ir al cielo: y cenjuróle que no<br />

dijese á nadie lo que habia visto. Mientras estaba en la<br />

cama, comulgaba tedas las veces que podia, por la gran<br />

<strong>de</strong>voción que tenia con este soberano Sacramento. Por los<br />

muchos que le visitaban no podia darse laoto á la oraciuu<br />

como quisiera; pero tenia señalada para la orac:op, mía<br />

hora por la manaña y otra por la lar<strong>de</strong>; y rogaba á ios<br />

enfermeros que no <strong>de</strong>jasen entrar á nadie, para que no le<br />

inquietasen.<br />

Cuatro días ántes<strong>de</strong> su muerte pidió la Iónica <strong>de</strong> lan.i,<br />

y se la puso, quitándose la camisa <strong>de</strong> lienzo que traía por<br />

mandado <strong>de</strong> los médicos, para morir con la túnica, <strong>de</strong> su<br />

ór<strong>de</strong>n. La víspera <strong>de</strong> san Dionisio, á las seis <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong>,<br />

pensando los frailes que se moria ya, le dijeron la recomendación<br />

<strong>de</strong>l alma en presencia <strong>de</strong>l patriarca <strong>de</strong> Valencia<br />

y el obispo <strong>de</strong> Marruecos, hasta que abriendo el santo<br />

los ojos, dijo: Vayanse; que liempo tendrán. Pasadas algunas<br />

horas , oyendo al enfermero preguntar al médico<br />

qué habia <strong>de</strong> comer el enfermo al día siguiente, dijo : No<br />

es necesario aparejarme <strong>de</strong> comer para mañana; significando<br />

que moriría ántes <strong>de</strong> comer. Venida la mañana, como<br />

le iban faltando los sentidos, t ensando que la túnica<br />

<strong>de</strong> lana que le habían dado antes, era <strong>de</strong> lienzo, por ser<br />

blanca y <strong>de</strong>lgada, pidió que le quitasen aquella camisa y<br />

le diesen una túnica <strong>de</strong> santo Domingo, con tantas ansias,<br />

que hubieron <strong>de</strong> quitórsela y volvérsela á poner <strong>de</strong>ntro<br />

<strong>de</strong> un rato, diciéndol'?, que aquella era túnica y no camisa.<br />

Vino por la mañanad arzobispo, y á las nueve le dijo<br />

el santo: Señor, <strong>de</strong>spídame, que ya me muero: dígame<br />

un evangelio y écheme su bendición. Luego le dijeron<br />

los religiosos la recomendación <strong>de</strong>l alma, que usa su ór<strong>de</strong>n<br />

; y al acabarla con aquellas palabras: Vi vineulis carnis<br />

exutus penenire mereatur ai gloriatn regni coelesiis;

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