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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA 10.<br />

OCTUBRE<br />

<strong>de</strong> San José, don<strong>de</strong> fué muy bien recibido <strong>de</strong> sus frailes.<br />

Y no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir en pocas palabras el fruto que bizo en<br />

el nuevo reino <strong>de</strong> Granada. Envióle la obediencia á muchos<br />

lugares para doctrinar los indios, en los cuales hizo muchas<br />

maravillas y convirtió muchas almas. Luego que llegó al<br />

primer pueblo <strong>de</strong>sús doctrinas, vino á él un indio idólatra<br />

con un niño en las manos, pidiendo que se le bautizase.<br />

Preguntóle el santo, porqué, siendo él gentil, qucria que<br />

su hijo fuese crisliano. Y respondió el indio: Porque este<br />

niño se muere, y me ha dicho en el monte un buen espíritu<br />

que tú has venido aquí; y si le bautizas se salvará.<br />

Bautizóle poniéndole por nombre Miguel, y luego murió,<br />

quedando el siervo <strong>de</strong> Dios muy consolado <strong>de</strong> que el primero<br />

que bautizaba se iba <strong>de</strong>recho al cielo. Predicando en<br />

otro pueblo, no pudo hacer fruto sino en dos indios que<br />

recibieron el santo bautismo, lo cual sintió tanto el <strong>de</strong>monio,<br />

que estando los indios en una borrachera <strong>de</strong> las que<br />

acostumbran, en las cuales invocan al <strong>de</strong>monio, se les apa •<br />

recio cu forma horrible y espantosa, y les dijo: ¿Cómo me<br />

invocáis ahora estando aquí dos cristianos? Quitádmelos <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>lante. Y luego vieron todos á su lado un hombre vestido<br />

como cristiano, el cual les dijo que Fr. Luis Bertrán le enviaba<br />

para <strong>de</strong>cirles que les engañaba el <strong>de</strong>monio, que no le<br />

creyesen. Quedaron tan admirados y movidos con esta visión,<br />

que todos los indios, que pasaban <strong>de</strong> mil y quinientos,<br />

se pusieron en camino juntos, y fuéron al pueblo don<strong>de</strong><br />

estaba el santo y le pidieron el bautismo; y el sanio,<br />

informado <strong>de</strong>l caso, habiéndolos catequizado é instruido<br />

en los misterios <strong>de</strong> nuestra santa fé, los bautizó á todos<br />

con increiblc gozo <strong>de</strong> su espíritu. En Turbara estuvo<br />

por espacio <strong>de</strong> tres años, y convirtió y bautizó por<br />

sus propias manos cuantos infieles halló, que pasaban <strong>de</strong><br />

tres mil. Daba eficacia á sus fervorosos sermones su vida<br />

verda<strong>de</strong>ramente apostólica, porque su casilla era muy pobre<br />

y <strong>de</strong>sacomodada: su comida se pue<strong>de</strong> llamar ayuno: su<br />

cama se componía <strong>de</strong> unos palos, sin colchón ni almohada:<br />

disciplinábase con ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> hierro, y ofrecía penitencias,<br />

oraciones y lágrimas por la conversión <strong>de</strong> las almas.<br />

Tanto era su celo, que dos años hizo penitencia y ofreció sacrificios<br />

por la conversión <strong>de</strong> un sacerdote <strong>de</strong> los ídolos,<br />

por enten<strong>de</strong>r que seria <strong>de</strong> consecuencia para la conversión<br />

<strong>de</strong> muchos; y al fin <strong>de</strong> los dos años le envió á llamar el<br />

sacerdote, que estaba muy enfermo, y le pidió el santo<br />

bautismo. Diósolc, y luego empezó el sacerdote á temblar:<br />

y preguntando la causa, respondió, que los <strong>de</strong>monios en<br />

figura <strong>de</strong> bestias fieras, le amenazaban que le habían <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>spedazar; porque habiéndole ellos honrado tanto en<br />

vida, y héchole el mas principal <strong>de</strong> lodos sus sacerdotes,<br />

en la muerte los <strong>de</strong>jaba. Hizo el santo una cruz <strong>de</strong> juncos,<br />

T poniéndola á la cabecera <strong>de</strong>l enfermo, se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> él,<br />

esforzándole á que no temiese al <strong>de</strong>monio, que teme á la<br />

cruz, por haberle vencido en ella Cristo nuestro Señor.<br />

Solviendo <strong>de</strong>spués á la casa, le contó el sacerdote, que<br />

siemprc había estado á la puerta un <strong>de</strong>monio aullando;<br />

"Ws que nunca se habia atrevido á entrar por temor <strong>de</strong> la<br />

santa cruz. En otro pueblo, habiendo bautizado á un indio,<br />

pnso una cruz <strong>de</strong> caña á su puerta : vino un <strong>de</strong>monio que<br />

wlia aparecérsele, y con gran<strong>de</strong>s gemidos le pidió que le<br />

abriese la puerta ; y respondiendo el indio, que abierta esreplicóle<br />

que uo estaba sino cerrada, con la cruz que<br />

taba<br />

allí tenia. Quemaba las chozas <strong>de</strong> los ídolos que eran sus<br />

templos, y se valia <strong>de</strong> los niños para <strong>de</strong>scubrir los ídolos<br />

TOMO ni.<br />

que tenían escondidos sus padres, y los ricoceaba y que<br />

maba, para que viesen los gentiles lo poco que podían susdioses<br />

; pues aun no podían <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> quien los agraviaba,<br />

y así no <strong>de</strong>jasen <strong>de</strong> convertirse por temor <strong>de</strong> ellos:<br />

y en una ocasión, por solo esto, se coflvirtió un cacique<br />

principal.<br />

Habiendo predicado á los indios, que están <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la<br />

sierra <strong>de</strong> Santa Marta, y bautizado mas <strong>de</strong> quince mil,<br />

halló un pueblo don<strong>de</strong> no se convertía ninguno, poi que tenia<br />

D enterrados con gran veneración los huesos <strong>de</strong> un sacerdote<br />

<strong>de</strong> los ídolos, y pensaban que si los quitaban <strong>de</strong><br />

allí, se caería sobre ellos el cielo. Hurló el santo los huesos<br />

secretamente, y los llevó léjos <strong>de</strong> allí. Por esto le quisieron<br />

matar los indios, y le dieron veneno en la comida:<br />

tomólo el santo sin saberlo, y dióle una mortal calentura;<br />

mas Dios, que le guardaba para salud <strong>de</strong> muchos, le dió<br />

remedio, haciéndole echar al quinto dia una serpiente polla<br />

boca. Quejábase <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l veneno, porque no le habia<br />

quitado la vida, y <strong>de</strong>cía: jO bienaventurada muerte,<br />

por la cual podía esperar la palma <strong>de</strong>l martirio! i Cómo<br />

no merecí yo conseguir tal dicha ! ¡O veneno, qué tardo<br />

fuiste, y sin eficacia; pues no pudiste quitar la vida<br />

á quien <strong>de</strong>seaba la muerte! Yiendo los indios que el<br />

siervo <strong>de</strong> Dios convalecía, fuéron mas <strong>de</strong> trescientos armados<br />

con sus flechas para matarle; y lo hubieran ejecutado,<br />

si otro cacique cristiano no le librara <strong>de</strong> sus manos.<br />

De oíros peligros <strong>de</strong> la vida le libró el Señor: y una vez<br />

bebió ponzoña sin recibir daño, en confirmación <strong>de</strong> nuestra<br />

fé. Pues los trabajos que pa<strong>de</strong>ció <strong>de</strong> hambre, sed, <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z,<br />

frío, calor, fatigas y tempesta<strong>de</strong>s, andando á pié<br />

por aquellos caminos ásperos, y navegando aquellos gran<strong>de</strong>s<br />

ríos en flacas embarcaciones, no tienen número, como<br />

ni los <strong>de</strong>sprecios, calumnias, falsos lesiimonios que le levantaron,<br />

<strong>de</strong> los cuales le sacó el Señor con mayor honra.<br />

Hizo muchos milagros en confirmación <strong>de</strong> la fe, que<br />

predicaba especialmente con su rosario: y así, volviendo<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las Indias á Valencia, dió á una persona <strong>de</strong>vola<br />

y confi<strong>de</strong>nte un rosario, diciéndóle que lo tuviese en mucha<br />

estima; porque en Indias con él habia sanado enfermos,<br />

convertido pecadores, y aun (según pensaba) resucitado<br />

muertos.<br />

Un milagro solo <strong>de</strong> los que hizo en las Indias, quiero<br />

contar; porque pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> enseñanza. Beprendia el sanio<br />

muchas veces á unos hombres po<strong>de</strong>rosos, poi que imponían<br />

tributos injustos á los pobres indios: no se enmendaban,<br />

y el santo, comiendo con ellos á la mesa un día, (ornó<br />

unos panes y exprimiólos: salió do ellos sangre, y díjoles:<br />

Mirad bien lo que coméis, porque esta es la sangre<br />

<strong>de</strong> los pobres. Concedióle Dios un don singular y apostólico<br />

para la predicación <strong>de</strong>l Evangelio, que predicando en<br />

español, era entendido <strong>de</strong> los indios, como si hablara en<br />

su propia lengua. Ayudábale mucho para la conversión<br />

<strong>de</strong> los gentiles su gran <strong>de</strong>sinterés; porque no admitía lo<br />

que se da á los ministros y curas <strong>de</strong> los pueblos para su<br />

sustento, sino que se <strong>de</strong>jaba á la provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l mayordomo<br />

<strong>de</strong>l pueblo para que le sustentase: y cuando le pedían<br />

que dijese alguna misa, <strong>de</strong>cíala por quien la pedía;<br />

mas no quería la limosna, sino que so repartiese entre IOÍ<br />

pobres necesitados, y <strong>de</strong> la misma manera no admitía estipendio<br />

por la administración <strong>de</strong>l santo bautismo, ni otras<br />

acciones parroquiales: por lo cual los indios, viéndole tan<br />

<strong>de</strong>sinteresado, le llamaban «el fraile <strong>de</strong> Dios.» Tampoco<br />

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