Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DÍA i). OCTÜliM ron d luarllriudespucs de varios tormentos. Ensebio, Queloinon y Lucio, después que su inot-stro fué enviado al dtólierro , ayudados por divina virlud , so ocupaion en visitar con fret uencia á los cristianos que se hallaban encarcelados, les consolaban, les proporcionaban el alimento necesario, y daban sepultura á los cuerpos de los que eran marlirizados. Nada Ies arredraba , y á pesar de los grandes peligros que coman, continuaban predicando libremente el Evangelio en los parajes mas públicos de la ciudad. Por esto fueron presos y llevados delante del prefecto de Alejandría, por cuyo mandato fueron puestos en el ecúlco y escarnificados ó despedazados basta que dieron su espíritu á Dios, glorificándole y cantando sus divinas alabanzas. Sucedió este martirio por los anos de 2J}6, reinando el emperador Valeriano. SA\ HIEROTEO, CONFESOR,—Fné de Atenas, y discípulo del apóstol san Tablo, que le administró e! bautismo cuando estuvo en aquella ciudad. Galesinio dice que fué consagrado obispo de su patria Atenas, por los apóstoles , y que en su vida les imitó en todas las virludes. Ilierotco estuvo encargado por san Pablo , de instruir en los misterios de la religión cristiana á Dionisio el Areopagita , que el Apóstol habia convertido. Escribió varios libros de ciencias eclesiásticas, los cuales se han perdido, y sublimado á la eminencia de las mas puras virludes; durmió santamente en el Señor por los últimos atlos del siglo l de la Iglesia. SAN PF.ÜUO, ODISPO T MÁRTIII. — Griego de nacimiento, y muy instruido en los estudios sagrados,fue elevado á la silla episcopal de Damasco, por el voto unánime del clero y puesto cristiano de la misma ciudad. Con su predicacií n y sus santos ejemplos estendió en gran manera el rebaño de Jrsücnsio.Anles de ser protm vido al sacerdocio habia sido casado, y dcsn matrimnniü tenia (res hijos, que se retiraron con él á hacer vida eremítica en un desierto, del oual salió para ser consagrado obispo. En medio de sus trabajos, fué interrumpido por haberle acusado de blasfemo delante de un príncipe de los árabes. En castigo fué cende- , nado á que le cortasen la lengua ; pero á pesar de esto Pedro conlinuaba hablando mejor y con mas velocidad: entonces le arrancaron los ojos, le corfaron la mano dei echa y los piés , !c clavaron en una cruz, lo degollaron , y lo echaron al fuego, y no contentos aun con todo esto, arrojaron sus cenizas al rio. Su martirio fué en el año 713. DIA S. SAN PLÁCIDO, T srs COMPASUROS , MÁRTIRES. —En e] tiempo -que el glorioso patriarca san iíeuilo resplandecia en el mundo, y le alumbraba con su santísima vida y milagros, y con la institución de su religión , vivía en liorna Terfulo, caballero y señor ilustrisimo y riquísimo ; y después de los emperadores, de muy alta dignidad. Tuvo este caballero por hijos á Plácido, Eutiquio, Victorino y Fiavia : y como era no menos piadoso que poderoso, entendiendo las grandezas y obras maravillosas que Dios obraba por san Benito, y deseando que su hijo Plácido ( que era el mayor) se criase en toda virtud , y en eJ sanio temor del Señor, le ofreció, siendo de siete años á san Benita, suplicándole que le instruyese de su mano, y íe enseñase «1 camino derecho de la bienaventuranza. Quedó Plácido con su santo maestro ; y era tan dócil y tan bien inclina- 103 do, que comenzó luego en aquella lierna edad á aprove^ cbar mucho en la virtud. Amaba la abstinencia ; abrazaba las vigilias , los ayunos y asperezas: era muy humilde y muy puntual en la obediencia, modesto, callado, vergonzoso ; y en el seso y compostura parecía viejo. Tomóle parlicular amor san Benito, por su nobleza y buena condición, y mucho mas, porque en tan pequeños años se aventajaba tanto en toda perfección. No se contentó Tertulo de haber ofrecido su hijo al santo; mas habiendo entendido que fundaba un monasterio en Monte Casino, le hizo donación de muchas tierras , pagos y heredades , que allí cerca tenia, y á mas de estas le dró diez y ocho vil'aí 6 cortijos en Sicilia, con puertos, bosques, rios, pesquerías y molinos : tanta fué la piedad de este caballero , y tan persuadido estaba que aquella donación tan liberal, hecha para fundar monasterios y sustentar á ios siervos de Dios, era acepta al Señor , que le había dado á éi aquellos bienes. Luego qne en Sicilia se supo lo que Terluio habia dado á los mongos , no falló quien por codicia procuró apoderarse de aquellas heredades, y tiranizar las con fuerza y violencia : como si por haberse dado á la religión, fueran mal dadas, ó Dios nuestro Señor no tuviese cuenta con los agravios que se hacen á sus siervos. Cuando tuvo noticia el padre san Benito de lo que pasaba en Sicilia, determinó enviar á ella á Plácido: porque, aunque era mozo de veinte y un afios, por su gran religión y cordura , y por ser hijo de Teriulo, juzgó que podía mejor que otro amparar aquellos bienes y sacarlos de Jas uñas de los que ya so habían entrado en ellos. El santo mozo, como lujo de obediencia, aceptó la ida, y acompañado de dos familiares , Gordiano y Donato, salió de Monte Casino en 20 dias de mayo, alio del Señor de 336: Llegó á Capua, donde fué recibido con mueba caridad de san Germán, obispo de la misma ciudad y de allí siguió su camino por Canosa (que es en la provincia de Apulla) , y por Rijoles hasta ¡legar á Sicilia. Por todo el camino bizo grandes milagros : sanó á un sacerdote de la Iglesia de Capua ¡ llamado Zofas, que estaba imty enfermo de la cabeza : á un ciego, haciendo la seña de la cruz sobre sus ojos : á un niño que estaba á pn»to do espirar; y á.una doncella , ciega, sorda y muda. Lanzó muclios demonios de los cuerpos ; y á otros muchos que estaban dolientes de varias enfermedades, y sin esperanza de salud, se la resliUiy6 el santo mozo con sus oraciones, de manera que la fama de san Plácido se divulgó por donde quiera que iba ; y así, cuando llegó á Sicilia, fué recibidocon grande reverencia y admiración, y como un ángel venido del cielo ; y en la misma isla de Sicilia, obró también muchos y grandes milagros, en beneficio délos moradores de aquella tierra. Llegó á la ciudad de Mecina: y queriéndole tener en su casa un caballero principal, y muy grande amigo de su padre, que se llamaba Mesalino, no quiso estar mas de solo un dia en ella , diciendo , quo los monges no han de estar aposentados en casa de seglares; poi que el trato de los unos y de los otros es diferente- Concertóse con los que habían usurpado las villas y tierras de su padre y eran ya de su órden, de manera que ellos estuviesen con buena conciencia , y su religión no fuese agraviada. Comenzó allí cerca del puerto de Mecina á edificar un monasterio para sus religiosos, y un oratorio á san Juan Bautista , el cual fué consagrado por el obispo de Mecina, y la obra de! monaslerio se acabó al cuarto año después de su venida á Sicilia. Fue tan períecla la vida de

Vlacido, y sus palabras tan encendidas en el divino amor, que acompañadas con loa milagros que Dios obraba por él, inflamaba los corazones de mucbos para que, aborreciendo los estados vanos del mundo, y los deleiles y regalos dañosos de la carne, libremente se diesen á Dios. Empleábase san Plácido en conlínua oración y medilacion , y regalaba su espíritu en el SeOor derramando muchas lágrimas. Kn la cuaresniii, los domingos, mártes y jueves ayunaba á pan y agua : los demás dias no comia cosa alguna; y en lodo el año no bebia vino: traía un cilicio á raiz de sus carnes: su sueño era breve y ligero , y mas sentado que echado: era manso, grave y benigno; y nunca se vió airado : no hablaba sino cuando la necesidad lo pedia, ó para consolar á los monges, ó los pobres, ó para negocio íorzoso y de caridad. Con esta vida tan áspera y tan perfecta, trajo mucbos á la religión, y en breve tiempo se juntaron con el otros treinta religiosos, que ílórecian con grande ejemplo de santidad; y la religión del padre san Benito se iba propagando en el mundo. Tubiicose en Roma como estaba san Plácido en Sicilia : la vida que hacia : el monasterio que babia fundado; y los milagros que Dios obraba por él: y sus hermanos Eutiquio, Victorino y Flavia su hermana, con deseo de verle ( porque'no le hablan visto desde que su padre Tertulo le entregó á san Benito) navegaron á Sicilia , donde le hallaron , y fueron de,61 recibidos con singular gozo y alegría, alabando al Señor porque les habia dado tal hermano ((ue tan de veras le servia. Deluvicronse en aquel monasterio algunos dias, y para que se entiendan los caminos que toma Dios para llevar los bombres al cielo y coronarles do gloria, permitió que un moro, capitán de Abdala , rey africano, que se llamaba Mamicha, saliese á este tiempo á infestarla costa de Sicilia, y hacer guerra á los cristianos. Traian una armada de cien navios , y cu ellos diez y seis mil y ochocientos hombres de pelea. Llegaron al puerto de Mecina : y como el monasterio de san Juan Baulisla estaba cerca de la marina, dieron de repente en él, y con ímpetu de bárbaros quebraron las puertas, y pusieron prision»ros á cuantos en él estaban. San Plácido, con sus hermanos Kutiquio, Yiclorino y Flavia, con Donato, Fauslo y Firmato, diácono, y con los treinta monges, fueron llevados en cadenas delante de Manucha, hombre feroz y bárbaro, y mas Gero que un tigre : el cual, después que con amenazas y espantos no pudo persuadirles que renegasen de nuestro Seilor Jesucristo, los mandó crudamente azotar y encerrarlos en una cárcel, y que allí no les diesen de comer y les diesen de palos y azotes, y los colgasen en nlto de los piés, y les diesen humo en los rostros. Después de este tormento mandó dar á cada uno un poco de cebada y agua, para que se sustentasen ; y no muriendo, durase mas el tormento. Todos estaban con gran paciencia, constancia y alegría en sus penas, confesando y alabando al Señor, por ver que padecían por su amor, y por la confesión de su fé, siendo san Plácido, el que, como capilan esforzado, iba delante, y con su ejemplo los animaba. También la sania doncella Flavia, su hermana, entre los otros mostró gran fortaleza y valor del cielo; porque teniéndola desnuda y levantada en alto, y despedazando sus carnes, y preguntándole el bárbaro tirano, como, siendo persona tan ilustre y romana, podía sufrir aquella ignominia y desnudez ; ella le respondió, que por amor de Jesucristo lodos los tormentos le serian dultee. y la muerte, vida Y LA LEYENDA DE ORO. DIA 5. visto que con tormentos no la podían vencer , pretendió que algunos de sus sayones mas desvergonzados y atrevidos la forzasen y la diesen el mayor tormento que la santa virgen podía recibir : pero ella hizo oración á Dios; y el Señor, que es tan amigo de la castidad, la defendió de manera, que todos los que querían llegarse á ella , quedaron mancos y tullidos ; y con esto la dejaron. Cada día mandaba iManucha traer á los santos delante de sí y darles nuevos tormentos : y porque una vez vió (pie san Plácido estaba muy regocijado en las penas, y alababa á Dios, le mandó dar muchos golpes en la boca con una piedra : y viendo que no bastaba esto para que el santo cesase en las alabanzas de Dios, le hizo cortar la lengua ; mas después de corlada , hablaba mejor y proseguía los loores del Seftor, haciéndole gracias por lo que en su nombre padecía. Túvolos tuda una noche colgados y alados, cargando sobre sus piernas áncoras y piedras de grande peso , y fmalmente los mandó degollar, declarando en la sentencia que los hacia mor ir porque adoraban y tenían por Dios á Cristo crucificado. Lleváronlos á la marina , é hizo san Plácido oración al Señor, suplicándole por los méritos é intercesión de san Benito, su maestro , que Ies diese constancia para pasar aquel trago de muerte, y llegar al puerto de la bienaventuranza; y respondiendo todos sus compañeros «amen , » rindieron el cuello al cuchillo, y fueron descabezados, y sus cuerpos estuvieron allí cuatro días, sin que se les diese sepultura. Destruyeron los bárbaros el monasterio, sin dejar piedra sobre piedra ; aunque no locaron á la iglesia de San Juan Bautista : y entrando en sus navios, se partieron par a seguir- su viaje : pero el Señor envió luego una tormenta tan brava y horrible, que allí en el faro y estrecho que bay entre Jlecina y Calabria , se hundieron los cien navios y se ahogaron las diez y seis mil y ochocientas personas que en ellos venian. Después Gordiano, que fué uno de los dos compañeros que habían venido con san Plácido del Monte Gasino, y solo-{por ser mozo y estar cerca de uu postigo cuando vinieron tos bárbaro?) se había escapado , sepultó el cuerpo de san Plácido en la iglesia de San Juan Bautista, y los cuerpos de los otros treinta y tres mártires en el lugar donde fueron degollados. En la una parle y en la otra hizo Dios muchos milagros, sanando á los enfermos que de todas pai tes venian á pedir salud, por intercesión de san Plácido y de sus benditos compañer os. Fué su martirio á los í> de octubre , á los trece a Ros del imperio de Jusliníano , y el año del Señor de 541, según Gordiano, que fué el autor de la historia , y según el cardenal Baronio en las anotaciones enmendadas de la postrera impresión, el ano de liíOS. Era san Plácido do veinte y sois años cuando murió; y cuando el glorioso padre san Benito supo el martirio de su hijo querido y de sus santos compañeros, se alegró por eslremo, é hizo gracias al Señor que le habia dado tal hijo ; y á él Je habia coronado con la corona del murlirio, y puéstole por ejemplo y dechado en su religión, y en toda la Iglesia, De san Plácido escriben todos los Martirologios, y León Ostiense, Casiano, Tritemio, y el cardenal Baronio en las anotaciones del Martirologio, y en el lomo vu de srrs Anales; y el sumo pontífice Sixto V, el año del Señor de 1588, que fué el cuarto de su pontilicado, mandó que se celebrase su fiesta en toda la Iglesia católica, con oíicio simple ; y en la Iglesia de Mecina de San Juan Bautista, donde están sus sagradas reliquias, con oficio doble,

Vlacido, y sus palabras tan encendidas en el divino amor,<br />

que acompañadas con loa milagros que Dios obraba por él,<br />

inflamaba los corazones <strong>de</strong> mucbos para que, aborreciendo<br />

los estados vanos <strong>de</strong>l mundo, y los <strong>de</strong>leiles y regalos dañosos<br />

<strong>de</strong> la carne, libremente se diesen á Dios. Empleábase<br />

san Plácido en conlínua oración y medilacion , y regalaba<br />

su espíritu en el SeOor <strong>de</strong>rramando muchas lágrimas.<br />

Kn la cuaresniii, los domingos, mártes y jueves ayunaba<br />

á pan y agua : los <strong>de</strong>más dias no comia cosa alguna;<br />

y en lodo el año no bebia vino: traía un cilicio á raiz <strong>de</strong><br />

sus carnes: su sueño era breve y ligero , y mas sentado<br />

que echado: era manso, grave y benigno; y nunca se vió<br />

airado : no hablaba sino cuando la necesidad lo pedia, ó<br />

para consolar á los monges, ó los pobres, ó para negocio<br />

íorzoso y <strong>de</strong> caridad. Con esta vida tan áspera y tan perfecta,<br />

trajo mucbos á la religión, y en breve tiempo se juntaron<br />

con el otros treinta religiosos, que ílórecian con gran<strong>de</strong><br />

ejemplo <strong>de</strong> santidad; y la religión <strong>de</strong>l padre san Benito<br />

se iba propagando en el mundo.<br />

Tubiicose en Roma como estaba san Plácido en Sicilia :<br />

la vida que hacia : el monasterio que babia fundado; y los<br />

milagros que Dios obraba por él: y sus hermanos Eutiquio,<br />

Victorino y Flavia su hermana, con <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> verle<br />

( porque'no le hablan visto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que su padre Tertulo le<br />

entregó á san Benito) navegaron á Sicilia , don<strong>de</strong> le hallaron<br />

, y fueron <strong>de</strong>,61 recibidos con singular gozo y alegría,<br />

alabando al Señor porque les habia dado tal hermano<br />

((ue tan <strong>de</strong> veras le servia. Deluvicronse en aquel monasterio<br />

algunos dias, y para que se entiendan los caminos<br />

que toma Dios para llevar los bombres al cielo y coronarles<br />

do gloria, permitió que un moro, capitán <strong>de</strong> Abdala , rey<br />

africano, que se llamaba Mamicha, saliese á este tiempo á<br />

infestarla costa <strong>de</strong> Sicilia, y hacer guerra á los cristianos.<br />

Traian una armada <strong>de</strong> cien navios , y cu ellos diez y seis<br />

mil y ochocientos hombres <strong>de</strong> pelea. Llegaron al puerto <strong>de</strong><br />

Mecina : y como el monasterio <strong>de</strong> san Juan Baulisla estaba<br />

cerca <strong>de</strong> la marina, dieron <strong>de</strong> repente en él, y con ímpetu<br />

<strong>de</strong> bárbaros quebraron las puertas, y pusieron prision»ros<br />

á cuantos en él estaban. San Plácido, con sus hermanos<br />

Kutiquio, Yiclorino y Flavia, con Donato, Fauslo y<br />

Firmato, diácono, y con los treinta monges, fueron llevados<br />

en ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Manucha, hombre feroz y bárbaro,<br />

y mas Gero que un tigre : el cual, <strong>de</strong>spués que con<br />

amenazas y espantos no pudo persuadirles que renegasen<br />

<strong>de</strong> nuestro Seilor Jesucristo, los mandó crudamente azotar<br />

y encerrarlos en una cárcel, y que allí no les diesen <strong>de</strong><br />

comer y les diesen <strong>de</strong> palos y azotes, y los colgasen en<br />

nlto <strong>de</strong> los piés, y les diesen humo en los rostros. Después<br />

<strong>de</strong> este tormento mandó dar á cada uno un poco <strong>de</strong> cebada<br />

y agua, para que se sustentasen ; y no muriendo, durase<br />

mas el tormento. Todos estaban con gran paciencia, constancia<br />

y alegría en sus penas, confesando y alabando al<br />

Señor, por ver que pa<strong>de</strong>cían por su amor, y por la confesión<br />

<strong>de</strong> su fé, siendo san Plácido, el que, como capilan esforzado,<br />

iba <strong>de</strong>lante, y con su ejemplo los animaba. También<br />

la sania doncella Flavia, su hermana, entre los otros<br />

mostró gran fortaleza y valor <strong>de</strong>l cielo; porque teniéndola<br />

<strong>de</strong>snuda y levantada en alto, y <strong>de</strong>spedazando sus carnes,<br />

y preguntándole el bárbaro tirano, como, siendo persona<br />

tan ilustre y romana, podía sufrir aquella ignominia y <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z<br />

; ella le respondió, que por amor <strong>de</strong> Jesucristo lodos<br />

los tormentos le serian dultee. y la muerte, vida Y<br />

LA LEYENDA DE ORO. DIA 5.<br />

visto que con tormentos no la podían vencer , pretendió<br />

que algunos <strong>de</strong> sus sayones mas <strong>de</strong>svergonzados y atrevidos<br />

la forzasen y la diesen el mayor tormento que la santa<br />

virgen podía recibir : pero ella hizo oración á Dios; y el<br />

Señor, que es tan amigo <strong>de</strong> la castidad, la <strong>de</strong>fendió <strong>de</strong> manera,<br />

que todos los que querían llegarse á ella , quedaron<br />

mancos y tullidos ; y con esto la <strong>de</strong>jaron. Cada día mandaba<br />

iManucha traer á los santos <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí y darles<br />

nuevos tormentos : y porque una vez vió (pie san Plácido<br />

estaba muy regocijado en las penas, y alababa á Dios, le<br />

mandó dar muchos golpes en la boca con una piedra : y<br />

viendo que no bastaba esto para que el santo cesase en las<br />

alabanzas <strong>de</strong> Dios, le hizo cortar la lengua ; mas <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> corlada , hablaba mejor y proseguía los loores <strong>de</strong>l Seftor,<br />

haciéndole gracias por lo que en su nombre pa<strong>de</strong>cía.<br />

Túvolos tuda una noche colgados y alados, cargando sobre<br />

sus piernas áncoras y piedras <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> peso , y fmalmente<br />

los mandó <strong>de</strong>gollar, <strong>de</strong>clarando en la sentencia que<br />

los hacia mor ir porque adoraban y tenían por Dios á Cristo<br />

crucificado. Lleváronlos á la marina , é hizo san Plácido<br />

oración al Señor, suplicándole por los méritos é intercesión<br />

<strong>de</strong> san Benito, su maestro , que Ies diese constancia para<br />

pasar aquel trago <strong>de</strong> muerte, y llegar al puerto <strong>de</strong> la bienaventuranza;<br />

y respondiendo todos sus compañeros<br />

«amen , » rindieron el cuello al cuchillo, y fueron <strong>de</strong>scabezados,<br />

y sus cuerpos estuvieron allí cuatro días, sin que<br />

se les diese sepultura. Destruyeron los bárbaros el monasterio,<br />

sin <strong>de</strong>jar piedra sobre piedra ; aunque no locaron á<br />

la iglesia <strong>de</strong> San Juan Bautista : y entrando en sus navios,<br />

se partieron par a seguir- su viaje : pero el Señor envió luego<br />

una tormenta tan brava y horrible, que allí en el faro y<br />

estrecho que bay entre Jlecina y Calabria , se hundieron<br />

los cien navios y se ahogaron las diez y seis mil y ochocientas<br />

personas que en ellos venian. Después Gordiano,<br />

que fué uno <strong>de</strong> los dos compañeros que habían venido con<br />

san Plácido <strong>de</strong>l Monte Gasino, y solo-{por ser mozo y estar<br />

cerca <strong>de</strong> uu postigo cuando vinieron tos bárbaro?) se había<br />

escapado , sepultó el cuerpo <strong>de</strong> san Plácido en la iglesia<br />

<strong>de</strong> San Juan Bautista, y los cuerpos <strong>de</strong> los otros treinta<br />

y tres mártires en el lugar don<strong>de</strong> fueron <strong>de</strong>gollados. En la<br />

una parle y en la otra hizo Dios muchos milagros, sanando<br />

á los enfermos que <strong>de</strong> todas pai tes venian á pedir salud,<br />

por intercesión <strong>de</strong> san Plácido y <strong>de</strong> sus benditos compañer<br />

os. Fué su martirio á los í> <strong>de</strong> octubre , á los trece a Ros<br />

<strong>de</strong>l imperio <strong>de</strong> Jusliníano , y el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 541, según<br />

Gordiano, que fué el autor <strong>de</strong> la historia , y según el<br />

car<strong>de</strong>nal Baronio en las anotaciones enmendadas <strong>de</strong> la<br />

postrera impresión, el ano <strong>de</strong> liíOS. Era san Plácido do<br />

veinte y sois años cuando murió; y cuando el glorioso padre<br />

san Benito supo el martirio <strong>de</strong> su hijo querido y <strong>de</strong> sus<br />

santos compañeros, se alegró por eslremo, é hizo gracias<br />

al Señor que le habia dado tal hijo ; y á él Je habia coronado<br />

con la corona <strong>de</strong>l murlirio, y puéstole por ejemplo<br />

y <strong>de</strong>chado en su religión, y en toda la Iglesia, De san Plácido<br />

escriben todos los Martirologios, y León Ostiense, Casiano,<br />

Tritemio, y el car<strong>de</strong>nal Baronio en las anotaciones<br />

<strong>de</strong>l Martirologio, y en el lomo vu <strong>de</strong> srrs Anales; y el sumo<br />

pontífice Sixto V, el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 1588, que fué el<br />

cuarto <strong>de</strong> su pontilicado, mandó que se celebrase su fiesta<br />

en toda la Iglesia católica, con oíicio simple ; y en la Iglesia<br />

<strong>de</strong> Mecina <strong>de</strong> San Juan Bautista, don<strong>de</strong> están sus sagradas<br />

reliquias, con oficio doble,

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