Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

DU 30.
SlíTIEMBRE.
s!uir6ii¡n)o llama en dignidad padre, ponjio era obispo
y tn ta edad hijo, porque era IIUICIJO menor que él. Y si
san (ierónimo murió de selenla y ocho años, y en el del
Señor de 120, como cree el cardenal Baronio; esle año
lenia san Agustín sesenta y seis, pues murió de setenta y
seis, el alio de 430; y no le llevaba (según esta cuenta)
san Gerónimo sino doce años, que parecen pocos para el
modo con que estos santos hablan de la edad que tenian
entre sí. Tero para la imitación del santo, que yo pretendo,
esta cuestión de la edad es de poca sustancia.
Kl sagrado cuerpo do san Gerónimo se enterró con gran
solemnidad en la cueva de Bden, y después fue trasladado
á Boma y colocado en la iglesia de Santa María la Mayor,
junto á la capilla donde también se trasladó el pesebre en
que el Verbo encarnado y recien nacido fué reclinado; y
de rsta tiaslafioii hace mención el Martirologio romano á
IOÍ 9 de mayo.
Kl haber sido san Gerónimo cardenal, lo dicen muchos
y graves autores, que refieren el padre maestro Fr. Alonso
Chacón, de la orden de Sanio Domingo, en un habido
que hizo para probar que san Gerónimo fué cardenal,
y el r. IV. José de Sigüeoza en su Vida, y la misma
pintura y tradición de la Iglesia tiene fuerza para persuadirlo.
Y sin duda que en Boma tuvo con san Dámaso, papa,
oficio de mayor importancia, que en aquel tiempo era ser
cardenal ó cura de algún título de. Boma. Los cardenales
Baronio y Belarmino lo niegan, fundándose principalmente
el cardenal Baronio en una epislola del mismo san Geró-
'limo, en la cual, escribiendo á l'amaquio, claramente dice
«que cuando Paulino, obispo de Amioquía, le ordenó
de presbítero, él se dejó ordenar, y dió su consentimiento,
con comlicion que no habia de estar atado á alguna Iglesia,
como se dijo arriba ; porque de tal manera queria ser
clérigo, que no dejase de ser monge ni perdiese la libertad,
para estar donde quisiese;» y Belarmino por otra razón,
sacada de la misma epístola, como mas particularmente
lo podrá ver el curioso lector en el cuarto lomo de
los Anales del cardenal Baronio, y en el primero de las
Gontroversias del cardenal Belarmino. Lo que á mí me parece
es, que los que hacen cardenal á san Gerónimo, no
w añaden grandeza alguna, y ni los que lo niegan se la
quitan: porque aunque la dignidad de cardenal es de tanta
reverencia y majestad como vemos, pero es tan grande
sí este gloriosísimo doctor, que ni ella ni otra alguna
puede levantar ni hacer mas ilustre por haberla tenido,
m quitarle un pelo de sus excelencias la falta de ella. Mas
'oca esto al colegio de los ilustrísimos cardenales; porque
«> san Gerónimo lo fué (aunque haya habido tantos cardenales
muy insignes en santidad, letras y prudencia), todos
, se pueden gloriar de haber tenido'lal colega, que fué
luz do ia Iglesia católica, y gloria del siglo en que vivió y
de lodos los que deSpUes han succdid0i serh ornamento
perpetuo de todos los advenideros hasta el fin del mundo.
De sau Gerommo hicieron mención san León, san Gelasio
y Bonifacio VIH, ponlífices romanos, la séptima sínodo
general, los concilios magunUno y de Aquisgran. Coligió
su vida do sus mismos eseriios (como dijimos) Mariano
Victono, obispo reatino, y refiérela Surio en su quinto
orno. Pero adviértase, que una epístola en que so trata
do la vida y muerte de san Gerónimo, y está en el
nono tomo de sus obras, con nombre de Ensebio Cremonense,
su discípulo, y otras de san Cirilo y de san
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Agusiin, que conlieneu las grandezas y milagros de este
santísimo doctor , los hombres doctos las tienen por apócrifas
y fingidas: y que asi como no tiene necesidad el sol
de la luz del candil para ser visto; asi la grandeza de san
Gerónimo no la tiene de estas alabanzas, para ser conocido
y estimado í porque, ¿qué doctor hay en la Iglesia
católica, entre lodos los griegos y latinos, que con mayor
c'arid.ul la alumbre: con mas copiosas y saludables aguas
la riegue y fecunde: con los ejemplos de su vida santísima
mas la edifique; y con su divina doctrina mas la ilustre,
enseñe y defienda? ¿Quién hizo guerra á la virtud,
que no hallase contra sí á este glorioso doctor? ¿Qué hereje
se levantó en su tiempo contra la Iglesia, que no fuese
luego vencido y derribado, y postrado á sus piés? ¿Quién
leyó sus obras, y no quedó admirado y compungido, y
con nuevos deseos de servir da veras al Señor? ¿Quién
hay, no solamente de los gentiles filósofos, sino también
de los cristianos teólogos, que on la lección de todos los
aulores, en la noticia perfecta de las lenguas, en la ciencia
de la divina Escritura, en el conocimiento de tantas
y tan varias cosas, en el ornato do las palabras y fuerza
de la elocuencia con san Gerónimo se pueda comparar?
¿qué así haya sido en vida por una parto respelado, consultado
y tenido por un oráculo do sabiduría de los buenos,
yipor otra perseguido y maltratado de los malos?
Pero no es la postrera alabanza de esto santísimo doctor el
haburle dado el Señor (autos y tan lucidos hijos, que en su
órden y debajo de tal padre militan en España, con tan
grande religión, ejemplo y observancia do su regla, que
ha movido á los reyes, príncipes y personas ricas, á honrarlos,
estimarlos y darles tan grandes haciendas, y edificarles
tantos y tan suntuosos monasterios: lo cual es grande
indicio do la devoción que lodos estos reinos tienen á
nuestro santísimo doctor, y por él á sus hijos, y que ellos
no desmerecen por sí, lo que su bienaventurado padre les
mereció y ganó con tanta copia y abundancia; porque,
¿qué orden hay en toda la Iglesia de Dios, que se precie
mas del culto divino : que asisla mas de dia y de noche en
el coro, y mas continuamente le alabe? ¿Que viva con
mas recogimiento, clausura y silencio? ¿Quo guarde todas
sus constituciones y reglas con mayor vigor? ¿Que
apartado comunmente del bullicio de los pueblos, los sustente
con sus oraciones, y aplaque la ira del Señor? Acabamos
la vida de este sapientísimo y máximo doctor, con
lo que de ella dice el beato Lorenzo Jusliniano, por estas
palabras: «¿Quién hay en el gremio de la Iglesia, que
no haya sido enseñado con la ciencia de san Gerónimo?
¿Y editicado con el ejemplo do su vida ? ¿Y esforzado con
sus oraciones? Porque él fué padre común do todos, luz
del mundo, predicador del reino, medianero para con Dios
y para con los hombres, espejo de santidad, dechado de
virtudes, y defensor valeroso de la Iglesia y de lodos los
fieles, y sin haber derramado sangre, mártir del Señor.
Él, adornado de caridad, no se dejó vencer de las tentaciones,
ni so turbó por las injurias, ni se rindió á las persecuciones
de sus enemigos, ni se dejó llevar de los blandos
deleites de la carne, ni desvanecer de las honras, ni
levantar de las alabanzas, ni congojar de los trabajos y
adversidades: antes permaneció limpio de corazón, sublime
con la humildad, admirable por su pureza, insigne con
la castidad, invencible por la fortaleza, encumbrado por
su autoridad, devoto en el corazón, y vestido de la ropa
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