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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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132 LA LEYIÍNDA DE ORO. DI A 30.<br />

se oye; ó no siendo tingklo, se procura que lo sea. Antes<br />

que yo conociese á l'auia, loda la criulad <strong>de</strong> Koma me ponia<br />

en las nubes, y me juzgaba por digno <strong>de</strong>l sumo sacerdocio,<br />

y leniaen tanto mis palabras, como si salieran <strong>de</strong><br />

la boca <strong>de</strong> san Dámaso: llamábanme santo, luimil<strong>de</strong> y<br />

eltKiieníe. ¿Por venfnra he yo enírado enrasa <strong>de</strong> alguna<br />

persona ménos honesta? ¿llanme llevado Iras sí KiS ropas<br />

<strong>de</strong> seda, las piedras preciosas y resplan<strong>de</strong>cientes, los ros-<br />

Iros ¡ fcihidos, ó la codicia <strong>de</strong> oro y <strong>de</strong> riquezas? No ha<br />

bahido en Roma matrona que haya podido ablandarme y<br />

hacer que yo mudase mi propósito, sino la que lloraba y<br />

ayunaba, y estaba vestida <strong>de</strong> cilicio y casi ciega por las<br />

continuas lágrimas, la que las noches enteras pasaba en<br />

oración, y cuyas canciones eran los salmos, sus palabras<br />

el Evangelio, sus <strong>de</strong>leites la abslinencia y su vida un perpeluo<br />

ayuno. Ninguna me pudo agradar, sino la que nunca<br />

vi comer. Mas <strong>de</strong>spués que pi r sus gran<strong>de</strong>s merecimienlo.í,<br />

y estremada honestidad, la comencé á reverenfiar,<br />

honrar y admirar, luego todas las virln<strong>de</strong>s me <strong>de</strong>sampararon.»<br />

Todo esto es <strong>de</strong> san Geróiumo, al tiempo<br />

que partió <strong>de</strong> Roma para Jernsalen, adon<strong>de</strong> <strong>de</strong>spués le<br />

siguieron santa'Paula, con su hija Ensloquia, y oirás muchas<br />

vírgenes, que tuvieron mas cuenta con la inspiración<br />

santa c impulso <strong>de</strong>l Señor, que las guiaba, que no con las<br />

voces <strong>de</strong> los hombres mundanos, y con los lazos <strong>de</strong> Satanás,<br />

que las pretendia <strong>de</strong>tener.<br />

Partió, pues, <strong>de</strong> Roma nuestro gran doctor por el mes<br />

<strong>de</strong> agosto, en compañía<strong>de</strong>Pauiiniano, su hermano menor,<br />

y <strong>de</strong> Yincencio, pre.shílero, y do otros monges que iban<br />

con él, con intento <strong>de</strong> ir á Jernsalen, y hacer allí su morada,<br />

I.logó á Chipre, don<strong>de</strong> fué recibido <strong>de</strong> s;m Ép¡f:intó<br />

con gran<strong>de</strong> benevolencia y caridad. De allí pasó á Anlioqu:a,<br />

y fué huésped, y muy acariciado y agasiijado <strong>de</strong>l<br />

obispo Paulino: y acabó la navegación entrando en Jernsalen<br />

en lo recio <strong>de</strong>l invierno con mucho frió. Venia tan<br />

causado délas gran<strong>de</strong>zas, vanida<strong>de</strong>s y murmuraciones <strong>de</strong><br />

la córle romana, y lan <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> ser <strong>de</strong> veras monge, y<br />

darse <strong>de</strong>l todo á Dios, que poco <strong>de</strong>spués se fué á Kgiplo,<br />

por visitar los monasterios que allí habia, y los <strong>de</strong> Nilria,<br />

y consolarse con aquellos santos varones (pie en ellos servian<br />

al Señor, y apren<strong>de</strong>r nuevas virtu<strong>de</strong>s por mas agradarle<br />

; porque con sor san Gerónimo un vivo retrato y espejo<br />

<strong>de</strong> toda santidad, y varón en todas ciencias tan consumado,<br />

era lan humil<strong>de</strong>, que <strong>de</strong> lodos qneria apren<strong>de</strong>r<br />

letras y virtu<strong>de</strong>s. Para esto fué á Egiplo á verse con los<br />

monges, y en Alejandría se hizo discípulo <strong>de</strong> Dídimo : el<br />

cual era ciego, y por su gran<strong>de</strong> ingenio é industria habia<br />

alcanzado fama <strong>de</strong> hombre sapientísimo:y por esloelmismo<br />

san Gerómino le llama en lalin, Vi<strong>de</strong>ns, el que veía, ó<br />

el ciego <strong>de</strong> buena vista ¡ <strong>de</strong> manera, que el que en tiempo<br />

<strong>de</strong>l papa Dámaso habia sido maestro <strong>de</strong> todo e) mundo,<br />

por su liumildad (con su cabeza entrecana, como él misino<br />

lo dice), quiso antes apren<strong>de</strong>r que nó enseñar. Estaba<br />

Dldimo tocado <strong>de</strong> los errores <strong>de</strong> Orígenes, y enseñólos h<br />

Rufino; pero, ó no sealievióá <strong>de</strong>scubrirse á san Gerónimo;<br />

ó si se <strong>de</strong>scubrió, no fueron por el santo sus errores<br />

admitidos: porque como abeja solicita y pru<strong>de</strong>nte, <strong>de</strong> lal<br />

suerte recogía el rocío y jugo (lelas (lores, para labrar<br />

sus panales y henchir sus colmenas <strong>de</strong> la dulce miel, que<br />

se guardaba <strong>de</strong> las yerbas ponzoñosas que le podían inficionar.<br />

Volvió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> esto el sanio á líelen, y lomó<br />

por asiento el pesebre y cuna <strong>de</strong>l Salvador, para vivir allí<br />

y regalarse con la meditación y presencia <strong>de</strong> aquel pobre<br />

portal, en que el Verbo eterno salió al mundo vestido <strong>de</strong><br />

la flaqueza <strong>de</strong> nuestra carne. Allí edificó un monasterio en<br />

que vivia con los monges santísimamente, y un albergue<br />

para acoger y recibirá los peregrinos que en aquel tiempo<br />

en gran mimero venían en romei ía á Jernsalen. Para<br />

hacer esto envió á su hermano Pauünianoá su tierra, para<br />

que vendiese lo que quedaba <strong>de</strong> su patrimonio, y socorrer<br />

con ello á las necesida<strong>de</strong>s délos pobres. Vivia el sanio en<br />

este monasterio con gran pobreza, contentándose <strong>de</strong> una<br />

comida y vestido pobre: no tenia dineros, ni los quería<br />

lener: escondiarO y recogíase en sn celda: <strong>de</strong>seaba ser<br />

bueno mas que parecerlo : dábase mucho á los ayunes y<br />

oración: su cama era dura y áspera : <strong>de</strong> su boca no seoian<br />

sino cosas santas y <strong>de</strong>l cielo, y en el mismo silencio hablaba<br />

interiormente con Dios: era muy humil<strong>de</strong> interior y<br />

esteriormenle ; y traía el temor <strong>de</strong>l dia <strong>de</strong>l juicio tan metido<br />

en las entrañas, que él mismo dice <strong>de</strong> sí estas palabras:<br />

«Todas las veces que me pongo á pensar ene!dia <strong>de</strong>l<br />

juicio, estoy como azogado y liembla (odo el cuerpo.»<br />

Recibía á lodos los peregrinos (como no fuesen herejes), y<br />

regalábalos y lavábales los piés, y aun los piés <strong>de</strong> los camellos<br />

que Iraian: y eran tantos los que venían, que el<br />

mismo santo dice, que no habia hora ni momento en que<br />

no recibiesen gran mnllilud <strong>de</strong> hermanos, y que la soledad<br />

<strong>de</strong>l mouasíei io se habia trocado en un continuo bospedají',<br />

tanto, que ó habian <strong>de</strong> cerrar las puertas <strong>de</strong>l monasterio,<br />

ó <strong>de</strong>jar el estudio <strong>de</strong>. la sagrada Escritura, la cual les<br />

mandaba abriesen las puertas á los peregrinos.<br />

Aquí tuvo también el santo gran<strong>de</strong>s trabajos y dificulta<strong>de</strong>s<br />

con los origenislas y especialmente con Juan, obispo<br />

<strong>de</strong> Jernsalen, por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r la pureza <strong>de</strong> nuestra santa ie;<br />

porqué entre las otras gran<strong>de</strong>s alabanzas que meiecc esto<br />

santísimo varón, una es y no la menor, haber sido siempre<br />

martillo <strong>de</strong> los herejes y contraveneno <strong>de</strong> sus errores.<br />

Habia sido Juan Jerosolimitano monge, y hereje macedoniano,<br />

y con esperanza <strong>de</strong> ser obispo, habia abjurado la<br />

bcrejía. Alcanzó el obispado <strong>de</strong> Jernsalen, é hizosc <strong>de</strong>fensor<br />

<strong>de</strong> los errores <strong>de</strong> Orígenes que á la sazón se ventilaban<br />

y como cáncer cundían é iban inficionando á los fieles.<br />

Opúsosele san Gerónimo, teniendo mas cuenta con la verdad<br />

do la fé, que. con la dignidad y potencia <strong>de</strong>l obispo.<br />

Llevólo mal Juan Jerosolimilano, y <strong>de</strong>terminó perseguir á<br />

san Gerónimo y maltratarle con todas sus fuerzas. Para<br />

esto le escomulgó á él y á su hermano Paiiliuiano, y á sus<br />

monges, y vedóles que no entrasen en el Santo Sepulcro,<br />

entrando en él aun los herejes. Quiso probibirle que no<br />

estuviesen en líelen ; pero no se atrevió por respeto <strong>de</strong><br />

sania Paula, á quien como era señora lan principal, lan<br />

Hca y po<strong>de</strong>rosa, lodos procuraban darla contento. Pero<br />

<strong>de</strong>spués, viendo que con los otros remedios no podia rendir<br />

y vencer el invencible pecho <strong>de</strong> san Gerónimo, procuró<br />

que él y su hermano, y los otros menges, fuesen <strong>de</strong>sterrados;<br />

aunque no pudo salir con ello. Hablando <strong>de</strong> esta<br />

violencia, dice el mismo san Gerónimo en una epístola estas<br />

palabras: «Pluguiera á Dios, que así como á él se le<br />

cuenta la voluntad por obra ; así nosotros, no solo con la<br />

voluntad sino con el efecto, alcanzáramos la corona <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>stierro. Derramando sangre, y pa<strong>de</strong>ciendo, y no haciendo<br />

agravios ni afrentas, se fundó la Iglesia <strong>de</strong> Cristo:<br />

con las persecuciones creció; y con los martirios fué coronada.»<br />

Y mas abajo, quejándose que Juan Jerosolimila-

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