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12 LA LEYENDA DE ORO<br />
disposición divina para que campease para la virtud <strong>de</strong><br />
Uosa) no la quisieron recibir, ó por muy niña ó muy pohre;<br />
ella hizo (como ya dijimos) convento <strong>de</strong> su casa, eligiendo<br />
por celda un aposentillo tan oscuro y estrecho, que<br />
solo cabia la santa, y una tabla que tenia por cama , sin<br />
mas a<strong>de</strong>rezo ni ropa : allí continuamente estaba en oración<br />
: allí se le pasaban las semanas enteras, sin comer<br />
ni beber viviendo <strong>de</strong> milagro: allí se daba tan crueles disciplinas<br />
con unas ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong> hierro, cuyos remates eran<br />
unos agudos garfios, que bafiaba en sangre las pare<strong>de</strong>s,<br />
(echo y Mielo <strong>de</strong> su cueva , que no era otra cosa su habitación<br />
, quedando algunas veces <strong>de</strong>smayada y sin fuerzas,<br />
caida en (ierra revolcada en su misma sangre, que <strong>de</strong>rramaba<br />
con muchas lágrimas por la conversión délos pecadores,<br />
vesüda siempre <strong>de</strong> un áspero cilicio, lodo á fin <strong>de</strong><br />
aplacarla divina justicia. Viéndose confundido el dragón<br />
infernal, y vencido <strong>de</strong> una inocente y purísima Rosa , escogida<br />
<strong>de</strong> Dios y guardada <strong>de</strong> los ángeles , no se atrevía<br />
á mirarla ; pero pensó que si Rosa llegase á tocar y pa<strong>de</strong>cer<br />
el castigo <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Dios, que la impaciencia<br />
obraría y daría materia áque con su induslria y engaños,<br />
obrasen sus insidias; pero quedó engañado al doble y confuso<br />
, porque la virtud <strong>de</strong> Rosa se perfeccionó mas, y adquirió<br />
quilates <strong>de</strong> mayor valor en la enfermedad, y regalo<br />
divino. Fuó, pues, visitada <strong>de</strong>l Señor con una gravísima<br />
enfermedad, <strong>de</strong>bilitada y afligida con susrigurosisimas penitencias<br />
y abstinencias; mas con una singular paciencia,<br />
bendiciendo y alabando siempre á Dios, no cesaba <strong>de</strong><br />
persistir en sus continuas oraciones, y en los mas ardientes<br />
ejercicios espirituales que le permiiia su indisposición.<br />
Aunque mas la afligian sus padres procurando disuadirla<br />
<strong>de</strong> semejantes ejercicios, por consi<strong>de</strong>rarla moribunda; solo<br />
permit ió (por obe<strong>de</strong>cerlos) la sacasen <strong>de</strong> su cueva y cárcel,<br />
y pusiesen en una <strong>de</strong>cente cama.<br />
Duró su enfermedad mas <strong>de</strong> un año, y locó el nono <strong>de</strong><br />
su edad, bailándose tan empeorada en el achaque, que<br />
postrada totalmente, muerto el color, quedó sin sentido<br />
y sin habla, juzgándola todos por muerta; pero lo que<br />
pareció muerte, fué un éxtasis que le duró fres dias continuos,<br />
en que le mostró Dios la gloria, prenda que había<br />
<strong>de</strong> gozar, y asimismo las miserias <strong>de</strong>l lóbrego calabozo<br />
<strong>de</strong>l infierno. Volvió en sf: y abriendo los ojos, adviiiió á<br />
los circunstantes (que eran muchas y <strong>de</strong>votas personas)<br />
que hiciesen penitencia <strong>de</strong> sus pecados; porque había visto<br />
el estado <strong>de</strong> los justos y el <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>nados, nombrando<br />
y dando señas <strong>de</strong> diferentes personas que ni había visto ni<br />
podido ver en este mundo, por haber mas <strong>de</strong> veinte años<br />
que eran muertas ántes que ella naciese : délo cual quedaron<br />
todos maravillados y compungidos. Gastó lodo este<br />
día en que volvió <strong>de</strong>l éxtasis, en predicar divinamente sin<br />
comer ni beber cosa alguna , dando á enten<strong>de</strong>r en cuanto<br />
<strong>de</strong>cia y obraba que su conversación y pensamientos no<br />
moraban en la tierra eníre los mortales, sino en el cielo<br />
con los bienaventurados; y así pasó toda aquella noche<br />
sin dormir un inslanfe. Estaba en este punto san Luis IX,<br />
rey <strong>de</strong> l'ranciit, en la provincia <strong>de</strong> Sora , á vista <strong>de</strong> Dami'eta<br />
, dudoso y con poca esperanza <strong>de</strong> victoria : vio Rosa<br />
por virtud divina el estado <strong>de</strong> aquel ejército cristiano ; y<br />
dijo en alta voz a los que la asistían : Roguemos <strong>de</strong>votamente<br />
á Dios , que conceda fanlo po<strong>de</strong>r y lanío valor al<br />
rey <strong>de</strong> Francia , que pueda <strong>de</strong>shacer y <strong>de</strong>sunir aquella<br />
gente enemiga. Con esto ge quedó en oración Ion fervorosa<br />
DIA 4-<br />
que se vieron caer <strong>de</strong> sus ojos gran<strong>de</strong> abundancia <strong>de</strong> lágrimas<br />
; y en aquel instante , en que la santa oraba ; se<br />
rindió Damieta al santo rey , con fuga <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong>'<br />
nombre <strong>de</strong> Cristo , sin haberse <strong>de</strong>rramado una gota <strong>de</strong><br />
sangre cristiana. Mas <strong>de</strong> un mes <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la revelación<br />
<strong>de</strong> Rosa vinoá Dalia el aviso <strong>de</strong> la victoria , y se halló<br />
ser cierto cuanto había dicho , y en el mismo instante y<br />
hora que la santa niña oraba por la felicidad <strong>de</strong> las armas<br />
cristianas.<br />
Esta misma noche, que era la vigilia <strong>de</strong> san Juan Rautista,<br />
<strong>de</strong> quien era muy <strong>de</strong>vota, se le apareció la Virgen<br />
santísima, acompañada <strong>de</strong>l coro <strong>de</strong> las vírgenes: y<br />
ella como si no hubiera tenido enfermedad alguna, se levantó<br />
<strong>de</strong> la cama para recibirla y adorarla. Tuvo con ella<br />
la soberana Reina <strong>de</strong> los ángeles María santísima, sin pecado<br />
concebida, divinos y varios coloquios, y al (in la<br />
mandó que por la maílana fuése á h iglesia, y allí se hiciese<br />
corlar el cabello y se vistiese el hábito <strong>de</strong> San Francisco.<br />
Fué por la mañana, con asombro y admiración <strong>de</strong><br />
sus padres y <strong>de</strong> tidas las personas que la miraban tan enferma<br />
y <strong>de</strong>scaecida; porque la veían tan sana y buena"<br />
como si nunca hubiera tenido enfermedad. Dljole su madre,<br />
que<strong>de</strong> dón<strong>de</strong> buscaría el hábito, y ella le respondió:<br />
Debajo <strong>de</strong> la cabecera <strong>de</strong> mi cama lo hallaréis. Y así fué,<br />
que sin duda se lo trajo quien tantos favores le hizo aquella<br />
noche, para que aun en la lierra adornase su cuerpo<br />
Rasa <strong>de</strong> prendas celestiales. Y habiéndose <strong>de</strong>snudado las<br />
mas ricas galas que se hallaron en Vilerbo, enviadas á<br />
ROM por las mismas señoras, juzgándose por muy dichosas<br />
en que Rosa las vistiese, cortados los cabellos, vestido<br />
su sanio hábito y cilicio, <strong>de</strong>scalzos los piés, con un crucifijo<br />
en las manos, alabando los santísimos nombres <strong>de</strong> Jesús<br />
y María, predicando penitencia, ablandando los diamantinos<br />
corazones do los pecadores, y causando admiración,<br />
espanto y horror a los enemigos <strong>de</strong> la fé católica, se<br />
volvió á su casa seguida <strong>de</strong> todo el pueblo con admirable<br />
<strong>de</strong>voción. Y aunque no consiguió entraren el monasterio<br />
<strong>de</strong> Sania María <strong>de</strong> las Rosas; con todo se sujetó á los tres<br />
votos <strong>de</strong> castidad, pobreza y obediencia, y á todas las <strong>de</strong>más<br />
obligaciones <strong>de</strong> la religión, é hizo profesión <strong>de</strong> observar<br />
la regla <strong>de</strong> Santa Clara <strong>de</strong>bajo la <strong>de</strong>l seráfico Franci-;-<br />
co: ta cual observan ahora á imitación <strong>de</strong> Rosa, vistiendo<br />
su mismo pobre hábito las religiosas, que ánles no la<br />
quisieron admitir, teniéndose por muy dichosas en tener<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>muerta en su po<strong>de</strong>r la estimable joya <strong>de</strong>l cuerpo<br />
<strong>de</strong> aquella que no quisieron recibir en vida: lodo<br />
lo cual les profetizó la niña llosa cuando la <strong>de</strong>secharon.<br />
Encerrada en su celda ó cueva, continuó su salud, y con<br />
ella sus antiguos rigores y penitencias, sin <strong>de</strong>snudarse jamás<br />
aquel sanio hábito y cilicio. Tuvo por superiores á<br />
sus padres, sin cuya licencia no salía jamás <strong>de</strong> su celda<br />
ni hacia cosa alguna. Las oraciones, abslinencias, disciplinas<br />
y mortiticaciones que allí hacia <strong>de</strong> dia y noche, fueron<br />
innumerables cuanto prodigiosas, ni oidas otras semejantes<br />
á ellas, llegando con esta penitente vida á los diez y<br />
ocho años <strong>de</strong> su edad, con admiración y aclamación <strong>de</strong><br />
aquel siglo. Su casa era frecuentada <strong>de</strong> infinitas almas, que<br />
por las oraciones y pláticas <strong>de</strong> Rosa se convertían á<br />
Dios.<br />
Aparecióle un día visiblemente Cristo nuestro Ríen clavado<br />
en la cruz, lleno <strong>de</strong> sangre y car<strong>de</strong>nales, <strong>de</strong>sfigurado,<br />
mallralado, y las carnes tan rolasy <strong>de</strong>shechas á crue-