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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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m<br />

yo mismo, y rtti mi propia voluntad, por temor <strong>de</strong>l infierno<br />

me habia con<strong>de</strong>nado, no teniendo otra compañía, sino<br />

<strong>de</strong> escorpiones y bestias fieras, muchas veces me hallaba<br />

con la memoria entre las danzas <strong>de</strong> las doncellas romanas.<br />

Tenia el rostro amarillo por los muchos ayunos; y la voluntad<br />

ardía en malos <strong>de</strong>seos. En el cuerpo frió, y en<br />

la carne soca y antes <strong>de</strong> la mueríe muerta, solamonle<br />

vivian los incendios <strong>de</strong>l apetito <strong>de</strong>shonesto: y aunque yo<br />

los reprimía, siempre porfiaban por crecer y echar mas<br />

vivas y peligrosas llamas. Y hallándome <strong>de</strong>samparado<br />

y sin socorro alguno, me <strong>de</strong>rribaba a los pies <strong>de</strong> Jesús,<br />

y los regaba con lágrimas, y los limpiaba con mis<br />

cabellos, y sujetaba mi carne rebel<strong>de</strong> con los ayunos <strong>de</strong><br />

las semanas culeras. Nomo avergüenzo <strong>de</strong> contar mi.s<br />

tentaciones y luchas; ántes lloro, porque no soy ahora lo<br />

que entonces fui. Acuerdóme haber juntado el (lia con la<br />

noche, clamando y suspirando, é hiriendo sin cesar mis<br />

pechos, hasla que por mandato <strong>de</strong> mi Señor se amansaba<br />

aquella tempestad, y volvía la bonanza <strong>de</strong>seada. A la misma<br />

celda cu que habitaba, temia como á testigo que sabia<br />

mis pensamientos: y enojado y severo contra mi, me<br />

entraha solo por las parles mas secretas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierlo, y á<br />

lo mas llano <strong>de</strong> los valles, á lo mas áspero <strong>de</strong> los monles<br />

y mas alio délas peñas y riscos, escogía por lugar <strong>de</strong> mi<br />

corazón, y en él arrojaba este saco <strong>de</strong> mi miserable cuerpo.<br />

El mismo Señor me es testigo, qne <strong>de</strong> tantos sollozos<br />

y lágrimas, y <strong>de</strong> haber mirado alenlamentc con tanto <strong>de</strong>sconsuelo<br />

al cielo, sentía unos gustos y regalos, y unas ansias<br />

tan amorosas, (pie, trasportado, absorto y fuera <strong>de</strong> mí,<br />

me parecía hallarme, entre los coros <strong>de</strong> los ángeles ; y alegre<br />

gozoso cantaba : Scuor. en pos <strong>de</strong> vos correremos con<br />

fragrancia <strong>de</strong> vuestros celesliales iini;iien(os. rúes A tañía<br />

guerra hace la carne á quien la aflige y atormenta, /,qné<br />

piensas que pa<strong>de</strong>cerá, el que con <strong>de</strong>leites la enlretíene y<br />

regala? Posible es, que esle no tenga lan vehementes (enlíiciones;<br />

mas en tal caso no pienso que pueda halier mayor<br />

tentación, que no ser tentado.» Todas estas son palabras<br />

<strong>de</strong> san Gerónimo, para <strong>de</strong>clararlas peleas que luvo<br />

con su carne, y la penitencia rigurosa con (|iie la domó, y<br />

el consuelo que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la victoria le daba el Señor.<br />

Pero no solamente se armó con la oración y penitencia<br />

para esla peligrosa guerra, sino también con el estudio <strong>de</strong><br />

las sagradas Letras, ocupándose <strong>de</strong> día y <strong>de</strong> noche en él,<br />

para que hallándole el enemigo tan bien ocupado, no le<br />

pudiese tan fácilmente <strong>de</strong>rribar: y para mejor enten<strong>de</strong>rlas,<br />

quiso apren<strong>de</strong>r la lengua hebrea, en que fué escrito<br />

el ViejoTeslamenlo, y se hizo discípulo <strong>de</strong> un mongo, que<br />

<strong>de</strong> judío se habia hecho crisüano , y con gran trahajo<br />

aprendió perfeclamente aquella lengua, que le aprovechó<br />

en gran manera para enten<strong>de</strong>r la Escrüura sagrada, como<br />

el mismo santo, escribiendo á Uúslico, mongo, lo dice<br />

con eslas palabras : «Siendo mozo y estando cercado <strong>de</strong><br />

soledad en el <strong>de</strong>sierto, no podia sufrir los estímulos <strong>de</strong> los<br />

vicios, y el ardor y fuego <strong>de</strong> mi carne: y aunque yo la<br />

quebrantaba con ayunos continuos; todavía el alma con<br />

malos ponsamionios so abrasaba. Pues para domar bien<br />

mi carne y sujetarla al espíritu, me entregue á un hermano<br />

mongo (que <strong>de</strong> judío, se habia convertido), para<br />

íipron<strong>de</strong>r el abecé, y pronunciar las palabras duras y ásperas<br />

<strong>de</strong> los hebreos, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber estudiado con<br />

tanto cuidado los libros <strong>de</strong>l agudo Quintiliano, y <strong>de</strong>l copioso<br />

y elocuentísimo Giseron, y <strong>de</strong>l grave Frontón, y <strong>de</strong>l<br />

LA LEYENDA DE ORO<br />

DIA 30.<br />

suave Plinio. El trabajo que esto me cosió; las dificulla<strong>de</strong>s<br />

que tuve i las veces que perdí la esperanza <strong>de</strong> salir con<br />

ello ; y las que lo <strong>de</strong>jé y torné á comenzar, por el <strong>de</strong>seo<br />

y ansia <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r, yo que lo pasé soy buen testigo, y<br />

los que lo vieron y viven conmigo, lo pue<strong>de</strong>n ser; y hago<br />

gracias á mi Dios, qne me <strong>de</strong>ja coger los frutos dulces <strong>de</strong><br />

las letras <strong>de</strong> raíz lan amarga.» Hasla aquí es <strong>de</strong> esle glorioso<br />

doclor.<br />

Mas no fueron estos trabajos los mayores que tuvo en<br />

aquel dosiorlo do Siria : oli os se lovanlaron mas pesados<br />

y mas dificullosos; porque estando la Iglesia <strong>de</strong> Antioquía<br />

y (oda aquella provincia dividida en lies partes : la<br />

una, que seguía á Paulino : la otra, tino «bo<strong>de</strong>cia á Melecio<br />

(ambos ohispos católicos); y la tercera, que siendo<br />

inliciouada <strong>de</strong> la herejía <strong>de</strong> Apolinar, tenia por su capitm<br />

á Vital, gran caudillo y dorensor do ella : cada una <strong>de</strong> eslas<br />

tres parles procuraba con lodas sus fuerzas hacer á<br />

san Gerónimo do la suya, juzgando que por ser vaion <strong>de</strong><br />

tan gran opinión do sanlídad y doclrína, ganaría mucho<br />

su parcialidad, si el santo se inclínase á ella: y como él<br />

so dolonía para acerlar; los mismos con quienes trataba,<br />

le tenían por sospechoso: oíros le apretaban, para que<br />

(leclarasesiel místorio<strong>de</strong> la sanUsima Trinidad se había <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>cir Iros hipóslases, como se dice li es personas, por sor<br />

aquella palabra «Hyposlasis» en aquel liompo no lan recibida.<br />

Para salir <strong>de</strong> este laherinlo y <strong>de</strong> aquellas peligrosas<br />

ondas y contrarios vientos (jue le combalian, se acogió<br />

al seguro puerto <strong>de</strong> la cátedra <strong>de</strong> san Pedro, y escribió<br />

dos admirables epístolas á san Dámaso, papa, que á<br />

sazón en ella presidía, <strong>de</strong>clarándole sus dificulta<strong>de</strong>s, y suplicándole<br />

que se las solíase, y le mandase con quién <strong>de</strong><br />

los dos, Paulino ó Melecio, habia do comunicar y como<br />

habia <strong>de</strong> hablar en materia lan <strong>de</strong>licada y misloriosa;<br />

porque él oslaba ;dice) unido á la cátedra <strong>de</strong> San Pedro,<br />

como con su cabeza, y sabia que la Iglesia oslaba ediíicada<br />

sobre aquella piodi a, y que era profano el que comia<br />

el cor<strong>de</strong>ro pascual fuera do aquella casa, y perocoría en<br />

el diluvio el que estaba fuera <strong>de</strong>l arca do Noé, y el quo no<br />

cogía con él, <strong>de</strong>rramaba, y el que no era <strong>de</strong> Cristo, era<br />

Anli-Crislo. Lo que san Dámaso respondió á san Gerónimo,<br />

no lo sabemos; poro es <strong>de</strong> creer, que le respondió<br />

que se comunícase con l'aulino y se llegase á él: porque<br />

el santo ponlííioo siempre tuvo por mas sana la parle <strong>de</strong><br />

Paulino, y le favoreció, como se saca <strong>de</strong> san Basilio en<br />

una epístola, y lambien <strong>de</strong> lo que el mismo san Gerónimo<br />

hizo; pues se or<strong>de</strong>nó <strong>de</strong> presbítero por mano <strong>de</strong> Paulino:<br />

lo cual BO hiciera, si san Dámaso no le hubiera escrito que<br />

comunicase con él Estando san Gerónimo en el yermo,<br />

comenzó á <strong>de</strong>splegar las velas y <strong>de</strong>scubrir los tesoros do.<br />

su gran ingenio y sabiduría, y á ilustrar la Iglesia con sus<br />

escritos; porque intcipreló al profeta Abdías : la cual interpretación,<br />

dice él, que <strong>de</strong>spués la enmendó, por parecerle<br />

que era muy mozo cuando la escribió, y no lan sazonado<br />

y maduro como convenía. Trasladó <strong>de</strong> griego en<br />

latín las homilías <strong>de</strong> Orígenes al pueblo, y escribió muchas<br />

epístolas admirables á diversas personas. Pero fué<br />

lan eslraña la guerra que le hicieron, y las molestias que<br />

le dieron los herejes arríanos, y los mongos <strong>de</strong> la parte<br />

<strong>de</strong>Malecio (viniendo cada hora á examinarle en la fé, y á<br />

querer saber curiosamente lo que crcia, y llamándole á<br />

él, y á los que seguían á Paulino, «sabelíanos»^, que el<br />

sanio se dolerminó á salir <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, por librarse <strong>de</strong>

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