Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

12G LA LEYENDA DE ORO. DIA 30.
turado san Lorenzo Jusliniano, por las palabras que, para
acabar osla malcria, (¡uiovo poner aquí: ((Honremos (rHce)
en el Sefior á nuciros cituladanos y ayudadores fidclísiinos
y capitanes esforzados de nuestra milicia: y pues nos
ayudan, ayudémosles nosotros, para que ellos mejor nos
puedan ayudar y m se pierda el fi nio de sus trabajos;
porque el gozo de ellos es nuestra fortaleza: ellos nos enserian
en nuestras dudas: defienden en nuestros peligros:
siislenlan en nuestras adversidades; bumillan ennuesli as
prosperidades: presentan nuestras oraciones: Iráennos la
gracia: acrecienlan nuestros merecimienlos; y ejercitan,
sin cansarse sus miiiislerios con nosotros. Por tanto, amémoslos
como á nosotros mismos, y cuanto sufre nuestra
í]ai|iirai, imitémoslos y reverenciémoslos de corazón. Y
puesto caso que, debemos honrar á todos los soldados de!
cielo, pero mas parlinilarmente al glorioso san Miguel,
como á caudillo y capitán de todos: reverenciémosle por
la gracia soberana, por la prerogaliva singular, por el
oGcio que le lian encargado, por la fortaleza invencible,
por la benevolencia del Señor qun le crió, y por la constancia
con que le sirvió en aquella tan reñida batalla qno
tuvo con el dragón infernal y con todos sus secuaces;
porque nó sin causa la santa Iglesia le honra, porque conoce
que es su particular y propio defensor y continuo
intercesor, y príncipe de la corle celestial, y el que acoge
y recibe en su seno con gran caridad todas las ánimas de
los escogidos del Señor. Por tanto, cada uno de nosotros y
todos junios reconozcamos á nuestro protector, y alabémosle
á menudo con nuestras oraciones: abracémosle con
nuestros deseos: inclinémosle, para que nos oiga, con
nuestra devoción; y alegrémosle con la enmienda de
nuestra vida. Nodesnreciará á los que oran, ni desechará
á los que confian en él, ni se apartará de los que le aman;
pues (ieíiende á los humildes, anima á los castos, abraza
á los inocentes, guarda nuestra \ida, guíanos eu el camino
y llévanos á nuestra patria, donde Jesucristo Señor
nuestro, verdadero Ksposo de la Iglesia, reina con el Padre
y con el líspírilu Snnloken los siglos de los siglos.»
* LOS SANTOS FüTlQnO, PLAUTO Y HRIUCXEAS, MARTIrtl'.S.
—Eran estos santos cristianos y por la confesión de la fé
murieron degollados en Tracia, en las primeras persecuciones
de la Iglesia.
SANTA (II IU I.IA, MÁsmn.—Habiendo convertido á muchos
inlleles á la fé católica, y no queriendo adorar al sol
ni al fuego, por mandato del rey Sapor fué afligida con
muchos tormentos, entre los cuales se cuenta que le desollaron
h cabeza y la clavaron en un madero, hasta que
al fin mereció el premio de la vida eterna, siendo degollada
en una ciudad de Persia, en el siglo IV.
SAN DADAS, SANTA CASDOA Y SAN GABDELAS, MÁUTIBES.—
Eran de Persia y parientes cercanos del rey Sapor. Dadas
y Casdoa esposos, eran padres de Gabdelas, y los tres
despreciaron las impías amenazas del rey, prefiriendo la
muerte al abandono de su fé. Fueron, pues, degradados
de todos sus honores y despedazados con varios tormentos,
hasta que después de una larga prisión, fueron degollados
en Persia, en el siglo IV, en el mismo sitio que
san'a'Gudelia.
SWTA RWIMA Y SUS COMPAÑIvIUS, MÁRTIRES.—Rsla t(0M
era una viuda de Armenia que abrazó la fé de Jesucristo
por la predicación del obispo san Gregorb, y después ella
misma convirtió ó sus compañeras á la verdad cristiana.
En (iempo de Tiridales, rey de Arn enia, fué interrogada
sobre su religión, y ella y dos compañeras su\ as confesaron
á Jesucristo, y fueron degolladrs por los años de 328.
SAN FRATEIINO, OBISPO Y MÁRTIR.—Aunque el Martirologk?
romano, arreglado por el cardenal Baronio, da á este
sanio el titulo de mártir, la opinión mas probable es que
fué obispo de Auxerre en el siglo V, y que después do
haber padecido muchos trabajos por la fé, y de haber desplegado
un santo /.elo contra las herejías de su tiempo,
murió en tranquila paz á mediados del mismo siglo.
SAN GaiMOAiJio, PRESBÍTERO Y CONFESOR.—Natural de
Inglaterra y hermano de los sanios Fulco y Eleulerio, en
cuya compañía dejó su patria para ir á Roma á visitar el
sepulcro de los santos apóstoles. Después se separaron los
tres hermanos, aunque lodos quedaron en Italia , si hien
en lugares distintos. Grimoaldo fijó su residencia en Ponto
Corvo, junto á Aquino, por cuyo obispo fué ordenado
presbítero, á vista de su gran sanlidad. El Señor le enriqueció
con el don de milagros, y murió santamente en
setiembre del año 1138.
SAN QÜIUIACO, ANACORETA.—Nació en Corinto en tiempo
de Teodosio el Grande. Abrazó la carrera eclesiástica;
pero cuando iba ya á ser promovido á las órdenes mayores,
dejó el mundo y todos sus encantos y so fué solo á
un desierto. Pero primero quiso visitar los sanios lugares
deJerusalen, y estando orando en la iglesia de! Santo Sepulcro,
tuvo una revelación para qnc se marchase á la
laura de san Eutimio, en la misma Palestina. Tenia entonces
veinte y dos años: entró efectivamente en aquel
monaslerio, y á poco tiempo fué su abad ; porque su sabiduría,
sus virtudes y el don de profecía, con que el cielo
le dotó, le captaron el respeto, la adoración y el amor de
lodos aquellos religiosos. Murió santa y gozosamente, el
dia 29 de setiembre de! ano ülSt!.
DIA 30.
SAN GERÓNIMO, DOCTOR Y FUNDADOR.—Escribiendo el
glorioso san Gerónimo la vida de santa Paula, comienza
de esta manera : ((Si lodos los miembios de mi cuerpo se
hiciesen lenguas, y todos mis artejos formasen voz humana,
no podria yo decir cosa digna é igual á las virtudes de
la santa y venerable Paula.» Con mneba mas razón podemos
nosotros decir estas palabras del mismo san Gerónimo,
á quien la sania Iglesia á boca llena llama ndocior
máximo;» porque verdaderamente fué máximo y admirable
en todas sus cosas. Fué noble, rico, de grande ingenio,
elocuenlísimo, y en las lenguas y ciencias humanas
y divinas sapientísimo: en la vida espejo de penitencia y
santidad, luz de la Iglesia y singular intérprete de la divina
Escritura, martillo de los herejes, amparo de los católicos,
maestro de lodos los estados y condiciones de personas,
y lumbrera del mundo. La vida de este gran doctor,
sacada del obispo Mariano Yictorio, que la recopiló
de sus obras, y del cardenal Baronio y otros autores, es
de esta manera.
Nació san Gorónimo :que en griego quiere decir « nombre
sagrado») en mi lugar en los confines de Dalmacia y de
Parmonia, que antiguamente llamaron Eslridon, y ahora
Sirigm ó Sdrigna, y en su vida (como el mismo san!o
afirma) fué casi destruido de los godos. Nació en tiempo
del emperador rinstanno, hijo de Con-lanfino Magno,