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Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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\ v-l LA LEYENDA DE ORO.<br />

1)1 V 20.<br />

lomer, volvió á presentarse en la ciudad. Era tan gran<strong>de</strong> con su paciencia y su zelo, venció muchos obstáculos y<br />

la reputación <strong>de</strong> su santidad, y tanto lo que le querian, adquirió muchas conquistas para Jesucristo. Parece quo<br />

que le obligaron á consagrarse y á tomar el gobierno <strong>de</strong> murió en paz el aílo (JI.<br />

la diócesis <strong>de</strong> Charlres, cuyo cargo renunció voluntariamente<br />

LAS SANTAS HERMANAS AURELIA Y NEOMISIA, VÍRGENES.—<br />

el último elegido. Solenio, llenó ü<strong>de</strong>lísimamente to­<br />

Nacieron en Asia, y habiendo perdido á sus padres, siendo<br />

dos los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> un digno obispo, y murió por los años aun muy jóvenes, vendieron lodo su patrimonio, repartieron<br />

<strong>de</strong> 509.<br />

su producto á los pobres, y se f ueron á vivir en una soledad.<br />

SAN Pfti.xciPio, OBISPO Y CO.VFESOR.—Fué hermano <strong>de</strong>l<br />

Aquí hicieron voto <strong>de</strong> perpetua castidad, y se mar­<br />

obispo san Remigio, y como él instruido en ciencias y virtud<br />

por dos piadosos monges <strong>de</strong>l célebre monasterio <strong>de</strong><br />

í.erins, enel cual vivió algunosafios. San Sidonio Apolinar<br />

habla <strong>de</strong> él con gloria y alabanza. Entre otras cosas,<br />

dice que se observaba en él un fervor increíble, por su santiücacion<br />

por la gloria <strong>de</strong> Dios y por la salvación <strong>de</strong> las<br />

almas. Consagrado obispo <strong>de</strong> Soissons, honró aquella Iglesia<br />

con la práctica <strong>de</strong> todas las virtu<strong>de</strong>s apostólicas, y murió<br />

santamente por los primeros años <strong>de</strong>l siglo VI. En su<br />

largo ponliücado, asistió á varios concilios, promovió los<br />

intereses <strong>de</strong> la religión con laudable zelo, y dió á Clodoveo,<br />

charon á visitar los santos lugares <strong>de</strong> Jerusalen. En seguida<br />

se fuéron á Roma á venerar el sepulcro <strong>de</strong> los apóstoles:<br />

por el camino obraron muchos milagros, y <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haber visitado la capital <strong>de</strong>l cristianismo, se<br />

volvían á Asia, pero fueron prosas por los sacarracenos en<br />

Capua. Las azotaron, las maltrataron, y querian obligarlas<br />

á renegar do su fé, cuando el Señor las libró milagrosamente<br />

<strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> sus enemigos, y las condujo al<br />

territorio <strong>de</strong> Anagni, doíulo fueron hospedadas por un<br />

siervo <strong>de</strong> Dios, en cuya casa murieron <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco,<br />

acompañadas <strong>de</strong> santos ángeles. Su muerte la coloca Baro-<br />

cuya amistad habia cultivado, muy útiles consejos nio á principios <strong>de</strong>l siglo XI.<br />

para la Iglesia y el estado.<br />

M itfrti ekíq^fiiiikiftpii Bitó óOiid/t:nniMé¡<br />

<strong>Los</strong> SANTOS PABLO, TATA, SABINIAXO, MÁXIMO, RLFO V EU­<br />

DIA 26.<br />

GENIO, MÁRTIRES.—Pablo y Tata eran esposos, y los <strong>de</strong>más<br />

eran hijos suyos. Esta santa familia vivia en Damasco,<br />

<strong>Los</strong> SANTOS CIPRIANO Y JUSTINA, MÁRTIRES.—<strong>Los</strong> modos<br />

ocupada y entregada, aunque ocultamente, á prácti­<br />

cas piadosas, cuando un dia fueron lodos <strong>de</strong>latados al juez<br />

pagano. Presentáronse en el tribunal, y confesaron generosamente<br />

que eran cristianos, y que no ofrecerían incienso<br />

á las falsas divinida<strong>de</strong>s, aunque se les quisiese quitar la<br />

que Dios nuestro Señor tiene para salvar las almas, son<br />

muchos y maravillosos; porque <strong>de</strong> nuestros males saca<br />

bienes, <strong>de</strong> la ponzoña hace triaca y <strong>de</strong> la muerte vida.<br />

Vese eslo ser verdad en la vida y martirio <strong>de</strong> san Cipriano<br />

: el cual, siendo mago y nigromántico, armando lazos<br />

vida. En seguida los entregaron á los verdugos para que por mano <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios y ministros <strong>de</strong>l infierno, para<br />

los azotasen inluimanamenle, y les aplicasen otros horribles<br />

suplicios, cu medio <strong>de</strong> los cuales al lin entregaron su<br />

que cayese en pecado la gloriosa virgen santa Justina, fué<br />

preso y enlazado, y se conviilió á Cristo, y <strong>de</strong>spués fué<br />

espíritu á Dios.<br />

con ella mártir <strong>de</strong>l Señor. El martirio <strong>de</strong> estos santos Cipriano<br />

SAX HEUCUIANO, MÁRTIR.—Eué soldado romanq y oslaba<br />

y Justina, es <strong>de</strong> esta manera. Fué santa Justina <strong>de</strong><br />

en Roma cuando el martirio <strong>de</strong> san Alejandro, obispo.<br />

Al ver sacar á éste <strong>de</strong> la hoguera, y que iban á <strong>de</strong>gollarle,<br />

la ciudad <strong>de</strong> Antioquía: su padre se llamaba Dusio, 6<br />

(como Melafraste dice) Edosio, y su madre Cledonia. Eran<br />

el jóven Ilerculano se sintió animado por el csplrilu <strong>de</strong> gentiles, y también lo era su hija Justina; mas por la doc­<br />

Dios, y dirigiéndose al emperador Antonino, le reprendió<br />

en alfa voz su obstinación en no querer confesar la divinidad<br />

trina <strong>de</strong> un santo diácono, llamado Praiso ó Proelio, se<br />

convirtió á la fe <strong>de</strong>l Señor, y por su medio y por una repués<br />

<strong>de</strong> Jesucristo. El emperador lo mandó pren<strong>de</strong>r, y <strong>de</strong>svelación<br />

que tuvieron, también se convirtieron y se bautrina<br />

<strong>de</strong> haber pa<strong>de</strong>cido varios suplicios, fué <strong>de</strong>gollado. Su tizaron sus padres. Era Justina hermosa por estremo, y <strong>de</strong><br />

martirio sucedió en Roma, en el siglo II.<br />

muy gran<strong>de</strong>s gracias naturales., y mucho mas hermosa por<br />

<strong>Los</strong> SANTOS BARUOMIANO, ELCAUPO, Y VEINTE Y SEIS COM ­ las virtu<strong>de</strong>s, con que su alma resplan<strong>de</strong>cía en Ice ojos <strong>de</strong>l<br />

PAÑEROS, MÁRTIRES.—Derramaron su sangre por la fé católica<br />

Señor, á quien tomó por Esposo, y consagró su virgim-<br />

en Asia, durante el reinado <strong>de</strong>l emperador Decio.<br />

dad. Tuvo envidia el <strong>de</strong>monio <strong>de</strong> la santidad <strong>de</strong> Justina, y<br />

SAN FORMEIUO, MÁRTIR.—Nació en Gapadocia <strong>de</strong> Cesárea,<br />

el aíio 348. Después <strong>de</strong> una vida santa y llena <strong>de</strong> milagros,<br />

y <strong>de</strong> otros singulares beneücios <strong>de</strong>l cielo, hizo profesión<br />

pública <strong>de</strong> la fé ante el juez Alejandro, por cuyo<br />

mandato y el <strong>de</strong> Sózimo, sacerdote <strong>de</strong> los ¡dolos, fué echado<br />

pretendió <strong>de</strong>rribarla y bacei-la caer <strong>de</strong> aquella perfección<br />

en que estaba. Para esto incitó á un mancebo rico y lascivo,<br />

que se llamaba Agladio, quo pusiese los ojos en Justina<br />

y se enamorase <strong>de</strong> ella, y por lodos los caminos que<br />

saeleel amor ciego, procurase atraerla á su voluntad. Nin­<br />

en una hoguera, en la cual fué visto acompañado <strong>de</strong> gún medio bastó para vencer el propósito do la santa vir­<br />

ángeles, y así entregó su espíritu al Señor, el dia 25 <strong>de</strong><br />

setiembre <strong>de</strong>l año 362. Sus reliquias fueron, no se sabe<br />

cómo, trasladadas á Treviño, pueblo <strong>de</strong>l obispado <strong>de</strong> Calahorra,<br />

en España, don<strong>de</strong> se guardan coa gran <strong>de</strong>vocióngen<br />

; porque estaba fundado sobre la pefla Arme, y no<br />

temía las avenidas <strong>de</strong> los ríos, ni el ímpetu y braveza <strong>de</strong><br />

las tempesta<strong>de</strong>s y vientos. Como Agladio vió que le salían<br />

en vano sus intentos, tomó por postrer remedio el favorecerse<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios que le incitaban, para alcanzar por ellos<br />

SAN ATAUON, OBISPO Y CONFESOR.—Fué natural <strong>de</strong> la isla<br />

lo que por sí no podía. Había en la misma ciudad <strong>de</strong> Antioquía<br />

<strong>de</strong> Chipre, y discípulo <strong>de</strong>l apóstol san Bernabé, sucedióle<br />

en el obispado <strong>de</strong> Milán. Gobernó esta Iglesia por algunos<br />

años, durante el pontificado <strong>de</strong> san Lino, habiendo sido<br />

antes obispo <strong>de</strong> Brescia. Tuvo que sufrir muchas penalida<strong>de</strong>s<br />

y miseria?, y las persecuciones do los paganos ; pero<br />

un gran<strong>de</strong> hechicero y nigromántico por nombre<br />

Cipriano: á este <strong>de</strong>scubrió Agladio lo que pretendía <strong>de</strong> Justina,<br />

y los medios que habia tomado para ablandarle, el<br />

ánimo obstinado y mas duro que el diamante que tenia; y<br />

que si no quería que <strong>de</strong> paro amor <strong>de</strong> aquella doncella el

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