Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

SETIEMBRE. 411
m 25.
déla MOITIHI, como Qá la mnjeslad del rey calólieo el señor
don Cíuios 11, el afio de 1692 , de la snnlidad de Inocencio
XII la aprobación y declaración del culto inmetnorifll
de sania María de Socos ; coníirmando y asegurando
con la autoridad apostólica, como vicario de Cristo, la canonización
antiquísima que hasta aquí habia gozado en
el culto y veneración pública de los pueblos. Guárdase su
sanio cuerpo en el real convento de Sania Eulalia, virgen
y mártir, de la misma sagrada y militar ordenen la ciudad
de Barcelona , en la magnífica y suntuosa CÉfSll qmí
mandó fabricar el excelentisimo señor marqués de Aylona,
don Guillen llamón de Moneada y Cen ellon , su pariente;
poniendo el mismo marqués por su singular devoción
á la santa en 21 de enero de 1699, la primera fundamental
piedra en dicha capilla, donde á los 12 de agosto
del ano nOS fué con grande y pomposa solemnidad
y hará siempre glorioso el nombre de santa Maria de
Socós.
Escribieron la vida de esta sania los padres maestros
mercenarios Fr. Alonso Rcmon, Er. Bernardo de Vargas,
Fr. Inlerian de Ajala y Fr. Manuel Mariano Ribera ; y Eslévan
dcCorbera, ciudadano honrado de Barcelona. Hicieron
memoria de ella los padres maestros Fr. Francisco
Zumel, en un Iratado De vilis palrum, eí mogislrorum generulium;
Fr. Felipe deGuimerá, en la Historia de suórden;
Fr. Marcos Salmerón, en sus Recuerdos históricos;
Fr. Melchor Uodiiguez de Torres, en su Agricullura del
alma; Fr. Gabriel Gómez de Losada, en su Escuela de
U-abajos, lodos mercenarios; y el doctor Juan Dámelo, en
la Crónica del reino de Mallorca; el abad SilvestroMarulo,
en el Océano de lodas las religiones; el abad Marlin Carrillo,
en sus Anales del mundo, y otros muchos. Celébrase
trasladado el sagrado cuerpo , siendo en ella muy frecuentado
su fiesta á los 2S de setiembre.
de la piedad délos líeles, con quienes por la
poderosa intercesión de la santa, derrama el Señor sus
divinas misericordias, y se venera dentro de la caja antigua
guarnecida con otra riquísima de piala que mandó labrarle
la misma ciudad, afio 1693, siendo tal, aunque debida
siempre la estimación y el cuidado con que se aprecia
y conserva este prodigioso tesoro, que sobre la religión
y autorizada decencia del culto, tiene y está ya de
tiempo antiguo resguardado con muchas llaves; de las cuales
la una tiene la misma ciudad, otra el muy ilustre cabildo
de la sania iglesia catedral, dos el reverendo prior
y convento de la Merced , y otra la excelentísima casa de
Moneada.
Alabemos, pues, todos á DÍJS en su santa: y si en sentencia
de san Juan Crisostomo, es ociosa la alabanza de los
santos, cuando no se acompaña de la imitación ; procuremos,
ayudados de la gracia divina, hacer con la imitación,
digna y fructuosa la alabanza. No nos pide él, nó, que
la imitemos en aquellas müs admirables (pie imilables prerogalivas,
con que la enriqueció para gloria suya, sino en
aquellas virtudes eximias, en que ella se señaló para ejemplo
nuestro. Quiere , pues, y nos manda que imitemos
aquella tolerancia en las adversidades, aquella paciencia
en los trabajos, aquella piirexa angélica, incontraslablé á
todas las baterías y ardides de la carne, aquella humildad
siempre profunda, aun cu medio de las honras y favores
del mundo, aquella pobreza desasida de (odas las cosas
de la tierra, aquella oración continua, aquella fé constante,
•'•quella caridad, y aquel negarse siempre toda a sí, por
hacerse toda á Dios. Pero si es eficaz para nuestra reformación
y enmienda su ejemplo, no es mónos eficaz para
•meslro remedio su patrocinio. En él, pues, y sus méritos
je hallarán, nó una, sino todas las necesidades ; porque
^como ha ensenado la experiencia) todos los males la letttü(,
y lodos los clemenlos la respetan. Con su devoción é
invocación, experimentan los navegantes favor en las borrascas
: los caminantes, seguridad en los peligros : los ciegos,-ojos:
los mancos, manos : pies y movimiento, los tullidos
: salud, en medio de los mayores males los enfer­
* S.V.NCLEOFÁS, MÁUTIR.—Este fué uno de los dos discípulos,
que dirigiéndose desde Jerusalen, á la aldea ó castillo
de Emaús, encontraron por el camino al Salvador, el dia
mismo de su resurrección, y se reunieron á él, contándole
sin conocerle, la historia de su vida y pasión. Según el
cardenal Raronio san Cleofás, murió después mártir á
manos de los judíos en la misma casa en que habia convidado
al Señor, y dice que fué sepultado en ella, habiendo
obrado muchos milagros.
S\N LOPE, OBISPO V CONFESOR.—Pasó los primeros anos
de su juventud en un monasterio de solitarios, establecido
á corta distancia de Lyon. Era abad de aquella casa, cuando
habiendo quedado vacante la silla arzobispal de la misma
ciudad de Lyon, fué elegido Lope para ocuparla. Su
reputación de eminente santidad, no desmereció en lan
elevado puesto, sino que por el brillante desempeño de
sus funciones pastorales, creció mas cada dia su fama y
su virtud. Asistió y presidió en 338, al lercer concilio do
Orleans, y después de haber trabajado incesantemente en
el arreglo y restablecimiento de la disciplina, murió sanlameuleeldia
i'ó de setiembre del año 5if, siendo sepultado
como habia dispueslo, en el mismo monaslerio en
que habla vivido tantos años.
Sw AMC.UUO, OBISPO Y CONFESOU.—Nació de una familia
principal de Orleans, y pasó sltá primeros años en la
córtede Gonlrando, rey de Borgoña. Después renunció al
mundo, vivió algunos años bajo la dirección del obispo Siagrio,
célebre per su sabiduría y piedad,y el año 510, fué
elegido y consagrado obispo de Auxerre. Las virtudes que
desplegó Anacarto durante su pontificado fiteron lan grandes,
que t>or lodos los países de Europa se le cilaba como
modelo y espejo de prelados. Asistió al cuarto Concilio de
París y á los dos de Macón, y reunió un sínodo en su diócesis,
parn regularizar la disciplina eclesláslica en su rebaño.
Veló con un zelo infatigable por la pureza de las costumbres,
instruyó conlinuamenle á los pueblos en sus deberes,
socorrió á los pobres con extraordinaria largueza,
dió decencia y pompa al culto divino, y murió en el Señor
el dia 25 de setiembre del año GOS.
mos; y hasta los muertos, vida. Al poder de su nombre, 6 SAN SOLENIO, OBISPO Y CONFESOR.—A fines del siglo V,
á la presencia de sus lellijuias, cesan los incendios , se fué este santo elegido obispo de Charlrcs; pero, espantado
¡x vista del enorme peso de ios deberes de! episcopado,
purilica el aire, se refrena el mar, se fecunda la tierra
para que lodo el mundo, y en él sus clemenlos, confiesen huyó y se escondió tanto, que no fué posible enconlrarlc.
y publiquen, con la universal experiencia de estos socorros
, la excelencia maravillosa que ha hecho, hace plazarle, y Solenio, creyendo entonces que ya nada
Algún tiempo después, san Aventinofué elegido para reem­
debía