Tomo Tres Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DIA 25. sinil;i madro, que ya pisando el mar, ya apareciendo en ej aii c, ya con sola la invocación de su nombre, desde el teliro de su oración los sacó contra loda esperanza de lo mas profundo de los peligros; y por los mismos medios libró repetidas veces deejiemigos y corsarios á los padres icdenlores, cuando navegaban. Ba el ejercicio de las virtudes referidas, y operaciones de estos y oíros milagros, pasó nuestra gloriosa madre el curso de su vida, llegando á una sania ancianidad, venerable por los méritos y los dias ; y queriendo nuestro Señor darle el merecido premio á sus fatigas, trató de disponerla con una enfermedad, para que con su (olerancia diese nuevo verdor á la palma, de que presto se le babia de labrar la corona. IS'o ignoraba la prudente virgen el fm (pie habia de tener el mal, que era el fin de su peregrinación: abrazó conforme y resignada el decroloquc adoraba y feconocia en lo ejecutivo déla enfermedad, no pudiendo ser- ter rible la muerte-, á quien con Iodos sus afectos y deseos suspir aba por- otra vida; y mir ábala como vencida y desarmada por su Redentor. Agravóse err breves dias la tuer za del mal, y al mismo paso que los médicos perdían la esperanza de su salud, se encendía la sania madre en mayores deseos de la eterna. Recibió con diligentísima pr eparación y muestras singular es de espir ilu ios santos .sicramenlos; y al administrarla el mayor de lodos, la sanlísima comunión, el fervor y lágr imas con (¡ue mostraba recibir de mano de la Iglesia aquel viático celestial, intemimpieron mas de una voz los oficios del sacerdote. Asislian présenles las religiosas de aquella bumilde con- «ri'gacion: exhor tólas á la observancia religiosa, á la conservación y aumento de las virtudes, singularmente « aquellas que eran propias de su inslitulo. Concluyó «on pedirlas encarecidamenle, mostrasen su car idad con los pobres, y tuviesen muy presente, como carácter de su mslitulo, el ayudar con sus oraciones á las necesidades espirrtuales y temporales de los cautivos: cofrespondieron á la exhortación las religiosas con públicas lágrimas, considerando cada una la madre, maestra, hermana, amiga y compañera que perdía. Pidió la santa la exlrcmauncion, viendo que cada pimío sé le iban postrando las fuerzas: recibióla con grande espíritu y devoción, respondiendo por sí misma á las oraciones de la Iglesia. Después pidiendo una imagen de su Redentor crucificado, se abrazó MII él, y mandó que la leyesen cntrclanlo su pasión santísima, como la escriben los cuatro evangelistas. Final- 'f'imle, habiéndola fallado por breve espacio el habla, fijando los ojos en su amado crucifijo, y exhalando un suspiro afectuoso, enlre tiernas lágrimas de todas sus religiosas y de todos los que la asistían, entre gemidos de, muehos pobres y personas devolas, que ya senlian anlicipadamenfe su ausencia, entre piadosas 01 aciones de los religiosos; con admirable quietud y serenidad, la sagrada virgen y santa madre entregó su espír itu en manos de su Dios. Sucedió el feliz tnánailo de nuestra santa, márles 19 de setiembre del año 1290, habiendo vivido cincuenta y nueve, nueve meses y diez y ocho dias. Ouedó el cuerpo déla gloriosa madre como en teslimonio de su purísima mlegridad , suave y flexible, el rostro decente y sereno como en ademan de dormida; respiraba y exhalaba de sí una fragancia celestial; y adornóse de • cpenlc de un género do resplandor que se llevaba tras sí, junto con el respeto y la devoción, la misma atención de SETIEMBRE. 109 los ojos. Observóse haber falido del sanio cadáver-uno como ungüento ó licor odor ífero, por cuyo medio obró Dios en cuantos le usaron con viva fé, diversas maravillas. Vistieron las religiosas á su difunta madre del hábito de nuestra Seilora de la Merced , con sus locas y velo, y llevaron el cuerpo las religiosas á su iglesia, para darle después délas exequias eclesiásticas, decente sepultura: pero la fama do su muerte habia traido á la iglesia tan extraordinario concurso, así de la ciudad como de toda la comarca, que el tumulto atropellado de la gente que en piadosa porfía se arrojaba á ver y venerar el sanio cuerpo, no dió lugar en lodo aquel dia, ni en olí os dos á los oficios funerales: cumplidos los cuales , aunque fué preciso atropellar de una vez por la devola impaciencia del pueblo, para dar al santo cuerpo sepultura , que se ejecutó, depositándole los religiosos con la mayor asislencia de ambos concursos, eclesiáslico y secular en la iglesia de Nuestra Señora de la Merced en la parte destinada para entierro de las religiosas. lluslró Dios en este tiempo la santidad de su sierva , y acr editó la fé de los que la invocaron con muchas y muy notorias maravillas; fueron innumerables las que se vier on los tres dias en que estuvo el santo cuerpo sin enlerrar. Recibieron salud tos enfermos, manos los mancos, acción y movimiento los tullidos, con solo llegar á ver y reverenciarle desde lejos : y par a que puediesen verle habiendo esforzado los de la fé, recibieron muchos ciegos los ojos. Una señora estaba en la cama sirr esperanza aiguua de salud ; deseó ir á ver el santo cuerpo; y no pudiendo esto, trató de hacer lo que solo pudo, que fué, invocar desde allí su patrocinio; y al punió quedó sana. Otra fué á ver la santa difunta, dejando al mismo tiempo en su casa á un pequeño hijo, á quien la malignidad de un accidente habia baldado del Iodo, impidiéndole el uso de acciones y miembros: vió la devola sefiora el santo cuerpo : adoróle, pidiéndole la salud de su hijo y el consuelo propio i volvió á su casa, en donde se renovó y aumentó su dolor por no hallar en toda ella al hijo que poco antes habia dejado enfermo: per o el no lo estaba ya; y así lo reconoció la madre en breve no acertando con el gozo á encontrar palabras con que alabar á Dios en su santa : porque buscando al nino fuera, le hallaron que sano y bueno jugaba con otros de su edad. Habíase hallado en los oficios de la sepultura de la santa un noble caballero francés, llamado Arnaldo de Ligner: el cual desdesu patria, Marsella, caminaba á visitar el nunca bastantemente celebrado santuario do ¡Nuestra Señora de Monserrate, centro de la piedad y religión, teatro digno de las misericordias de esta gran Sonora : oyó el noble peregrino las alabanzas y grandezas que todos á una vez publicaban de la santa madre María, y que el apellido con que la llamaban de Socos, era título no heredado sino adquirido de los muchos y prontos socorros con que su piedad habia favorecido en sus aflicciones á todos, singularmente á los navegantes. Este, pues, so embarcó para Marsella en un navio de muy buen porte , en que navegaron él y los que con él iban con felicidad algún tiempo; pero apenas tocaron el golfo de Narbona, cuando les sobrevino una cruel borrasca. Acordóse Arnaldo en lo mas urgentede ella, de lo que habia oido en Barcelona ; y esforzando la devoción con el fervor que ensenan los peligros, imploró con grande eficacia su favor ; y fue con tanto y tan seguro fruto que cnlre los mismos

110 LA LKYEN clamores con que la llamaron, viero» cuantos iban en la navo con caro asombro venir cuminando por las aguas una mujer vestida con hábito blanco, que, llegando mas cerca reconocieron ser la misma que en Barcelona dejaban muerta: con cuya presencia al mismo punto calmaron los vientos y se serenaron los mares. La santa desapareció, y el navio reslituida la bonanza prosiguió felizmente su viaje, y dió fondo en el puerto de Marsella. El año siguiente de 1293, caminando á Túnez al ministerio sagrado de la religión , la Uedcncion de los cautivos, los padres redentores Fr. Vicente de Prats y Fr. Dionisio Roneo, padecieron tan grave tormenta , que ya se trataba de aligerar del todo la nave, arrojando ó sacrificando á la voracidad del mar las riquezas sin reservar las arcas , en que con el dinero de la redención iba encerrada la liberlad de los miserables cautivos: implorando con vivas ansias el favor de la santa madre, representando su tribulación, y pidiéndole mirase como cansa común y propia su peligro. Ni fué menester mas diligencia; porque al mismo punto se los apareció en el aire, y se vió que con un azote en la mano ahuyentaba la tempestad , obligando á los vientos á encerrarse en sus mas profundas cavernas, de donde los habia sacado, ó la furia del temporal ó acaso la malignidad del común enemigo que poresle medio trataba de impedir la santa y heroica obra de la redención, que él tan declaradamente aborrece. La frecuencia de estos y otros prodigios aumentó PUCOsivamenle la devoción de nuestra santa virgen creciendo cada dia la veneración: y así c! año de 1380, el señor rey don Pedro IV en Aragón , de este nombre, pareciéndolo que el arca en (pie estaba allí depositado el sagrado cuerpo á quien su real piedad veneraba con singular afecto, era menos decente de lo que pedia el crédito de su santidad, sobre la calidad de su sér se resolvió á hacerla trasladar en caja mas proporcionada con la riqueza y preciosidad do tan noble deposito. Pata este fm la mandó hacer grande y costosa llena de varios adornos dignes de su cuidado y magnificencia s y llegado el dia señalado á la traslación que fué el 17 de julio, dispuso qutí este solemne acto se ejecutase con el aparato y ostentación á que sobre pedirlo la dignidad de la materia , 1c inclinaba naturalmente la exacta pun'.ualidad de su genio ceremonioso. Previno pues para que asistiese y celebrase de pontifical el obispo, que á la sazón lo era de Barcelona, don Pedro de Planella. Concurrieron también á este acto de orden del rey los consellcres de la misma ciudad y gran número de nobleza que se hallaba en la corte. El obispo celebró de pontiiloal; y concluida la solemnidad del sacrificio, fueron en procesión al lugar donde estaba la caja, y con losconseileres la abrieron en presencia de todos. Hallaron el cuerpo tan sin corrupción después de noventa años, como si entonces acabara de morir, y tan entero como si en lodos ellos no hubiera estado muerta, sino dormida. Celebraron con indecibles júbilos y admiración los ánimos de todos este portento. Habíase levantado un altar en medio del coro bajo, en donde tenian preparada la caja nueva que se habla hecho de órden del rey. Los religiosos de mas autoridad trajeron en ombros la antigua en que estaba el cuerpo de la santa hasta el coro, acompañados de los señores rey y ryina, del obispo , de los conselleres y de lo mas numeroso y escogido del pueblo y nobleza. Colocáronse Jas dos cajas en medio de aquel altar; y el obispo con sus MORO. uUtm propias manos, ayudado dfe sns asistente, sacó el cuerpo de la caja en que estaba , y procuró ponerle en la nueva, superior en calidad y mayor en capacidad de ancho y de largo que la antigua. Mas (¡ó prodigio no imaginable de una humildad verdaderamente pcofimda!: resistióse á este honor el sagrado cadáver, y aun muerto dió documentos de humildad aquel cuerpo que habia sido digna habitación de una alma tan grande como humilde; porque al intentar el obispo poner en la caja nueva el santo cuerpo, creció repentina y milagrosamente , de modo que no fué posible caber, ni acomodarse en ella por muchas y varias diligencias de que se valieron para conseguirlo. Reconocieron todos el prodigio, y venerando en él los juicios divinos que ignoraban, alabaron á Dios. El rey devoto y admirado , mandó volver el c uerpo ásn antigua caja que fácilmente cupo, y se puso como ánles : porque pura ello cobró su estatura y volvió á aquella diminución que solo parecía habia dejado para rcusar y resistir por entonces aquella boma. Con la vista y consideración de estos prodigios, se encendió de nuevo la devoción y fé de lodos , con la cual implorando su favor alcanzaron nuicbos remedio: cobraron salud no pocos tullidos y enfermos que no h esperalian del arte : algunos ciegos se resliluyeron á la vista ; y dos muertos á la vida. Ni hubo menester mas el obispo do Barcelona para que, comprobados con su autoridad estos milagros, la mandase dar pública veneración y culto. Así lo hizo, decretando que se colocase el sanio cuerpo en la capilla de le gloriosa mártir santa Catalina, como se ejecutó. Al otro dia de esta traslación amaneció el cuerpo milagrosamente colocado en ta sacristía, do donde reconociendo los padres de aquella gran casa la volunlad de nuestro Señoreen semejantes maravillas,no sealrevieron á sacarle , hasta que se manifestó y fué hallado también incorrupto, con singular consuelo de todos , el cuerpo del venerable siervo'de Dios Fr. Bernardo de Corbera su confesor : y entonces ambos fueron trasladados al cuerpo de la iglesia y colocados á los dos lados del retablo en donde todo este tiempo han tenido veneración, permaneciendo singularmente el de nuestra santa con nuevos prodigios y maravillas , siendo inmenso océano la materia que ofrece este argumento; pudiendo en él y debiendo ceñirnos ú decir , que no solo en las ocasiones que se ha llevado proccsionalmente el santísimo cuerpo de nuestra aantp á la orilla del mar, cuando con desusada braveza ha sucedido pasar sus límites, y con horror y furia do terribles tormentas ha congojado á la ciudad de Barcelona , ínclita patria suya , han experimentado total alivio los alligidos ciudadanos, sino que llevada la reliquia de la sania virgen á instancias de todo género de enfermos, y obrar por medio de ella nuestro Señor repetidos y prodigiosos favores en sus criaturas; es un milagro tan frecuente, que el mismo uso casi le ha quitado la admiración. Fué, pues, nuestra gloriosa virgen tenida y eslimada por santa en el concepto universal de lodos; y aun envida la honraron con esa voz los pueblos s argumento verdaderameule irrefragable de su gran santidad. Esta inmemorial posesión con que ¡a aclamó siempre el respeto nniversal, sa ha continuado hasta ahora desde el dia su feliz tránsito pm- espacio de mas de cuatro siglos ¡ la cual probada , se obluvo después de varias y repetidas instancias, así de lodo el principado de Ciitaluna y religión

DIA 25.<br />

sinil;i madro, que ya pisando el mar, ya apareciendo en<br />

ej aii c, ya con sola la invocación <strong>de</strong> su nombre, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

teliro <strong>de</strong> su oración los sacó contra loda esperanza <strong>de</strong> lo<br />

mas profundo <strong>de</strong> los peligros; y por los mismos medios<br />

libró repetidas veces <strong>de</strong>ejiemigos y corsarios á los padres<br />

ic<strong>de</strong>nlores, cuando navegaban.<br />

Ba el ejercicio <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s referidas, y operaciones<br />

<strong>de</strong> estos y oíros milagros, pasó nuestra gloriosa madre el<br />

curso <strong>de</strong> su vida, llegando á una sania ancianidad, venerable<br />

por los méritos y los dias ; y queriendo nuestro Señor<br />

darle el merecido premio á sus fatigas, trató <strong>de</strong> disponerla<br />

con una enfermedad, para que con su (olerancia<br />

diese nuevo verdor á la palma, <strong>de</strong> que presto se le babia<br />

<strong>de</strong> labrar la corona. IS'o ignoraba la pru<strong>de</strong>nte virgen el fm<br />

(pie habia <strong>de</strong> tener el mal, que era el fin <strong>de</strong> su peregrinación:<br />

abrazó conforme y resignada el <strong>de</strong>croloquc adoraba<br />

y feconocia en lo ejecutivo déla enfermedad, no pudiendo<br />

ser- ter rible la muerte-, á quien con Iodos sus afectos y <strong>de</strong>seos<br />

suspir aba por- otra vida; y mir ábala como vencida y<br />

<strong>de</strong>sarmada por su Re<strong>de</strong>ntor. Agravóse err breves dias la<br />

tuer za <strong>de</strong>l mal, y al mismo paso que los médicos perdían<br />

la esperanza <strong>de</strong> su salud, se encendía la sania madre en<br />

mayores <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> la eterna. Recibió con diligentísima<br />

pr eparación y muestras singular es <strong>de</strong> espir ilu ios santos<br />

.sicramenlos; y al administrarla el mayor <strong>de</strong> lodos, la<br />

sanlísima comunión, el fervor y lágr imas con (¡ue mostraba<br />

recibir <strong>de</strong> mano <strong>de</strong> la Iglesia aquel viático celestial,<br />

intemimpieron mas <strong>de</strong> una voz los oficios <strong>de</strong>l sacerdote.<br />

Asislian présenles las religiosas <strong>de</strong> aquella bumil<strong>de</strong> con-<br />

«ri'gacion: exhor tólas á la observancia religiosa, á la<br />

conservación y aumento <strong>de</strong> las virtu<strong>de</strong>s, singularmente<br />

« aquellas que eran propias <strong>de</strong> su inslitulo. Concluyó<br />

«on pedirlas encarecidamenle, mostrasen su car idad con<br />

los pobres, y tuviesen muy presente, como carácter <strong>de</strong> su<br />

mslitulo, el ayudar con sus oraciones á las necesida<strong>de</strong>s<br />

espirrtuales y temporales <strong>de</strong> los cautivos: cofrespondieron<br />

á la exhortación las religiosas con públicas lágrimas, consi<strong>de</strong>rando<br />

cada una la madre, maestra, hermana, amiga y<br />

compañera que perdía. Pidió la santa la exlrcmauncion,<br />

viendo que cada pimío sé le iban postrando las fuerzas:<br />

recibióla con gran<strong>de</strong> espíritu y <strong>de</strong>voción, respondiendo<br />

por sí misma á las oraciones <strong>de</strong> la Iglesia. Después pidiendo<br />

una imagen <strong>de</strong> su Re<strong>de</strong>ntor crucificado, se abrazó<br />

MII él, y mandó que la leyesen cntrclanlo su pasión santísima,<br />

como la escriben los cuatro evangelistas. Final-<br />

'f'imle, habiéndola fallado por breve espacio el habla,<br />

fijando los ojos en su amado crucifijo, y exhalando un suspiro<br />

afectuoso, enlre tiernas lágrimas <strong>de</strong> todas sus religiosas<br />

y <strong>de</strong> todos los que la asistían, entre gemidos <strong>de</strong>, muehos<br />

pobres y personas <strong>de</strong>volas, que ya senlian anlicipadamenfe<br />

su ausencia, entre piadosas 01 aciones <strong>de</strong> los religiosos;<br />

con admirable quietud y serenidad, la sagrada<br />

virgen y santa madre entregó su espír itu en manos <strong>de</strong> su<br />

Dios. Sucedió el feliz tnánailo <strong>de</strong> nuestra santa, márles 19<br />

<strong>de</strong> setiembre <strong>de</strong>l año 1290, habiendo vivido cincuenta y<br />

nueve, nueve meses y diez y ocho dias.<br />

Ouedó el cuerpo déla gloriosa madre como en teslimonio<br />

<strong>de</strong> su purísima mlegridad , suave y flexible, el rostro<br />

<strong>de</strong>cente y sereno como en a<strong>de</strong>man <strong>de</strong> dormida; respiraba<br />

y exhalaba <strong>de</strong> sí una fragancia celestial; y adornóse <strong>de</strong><br />

• cpenlc <strong>de</strong> un género do resplandor que se llevaba tras sí,<br />

junto con el respeto y la <strong>de</strong>voción, la misma atención <strong>de</strong><br />

SETIEMBRE. 109<br />

los ojos. Observóse haber falido <strong>de</strong>l sanio cadáver-uno como<br />

ungüento ó licor odor ífero, por cuyo medio obró Dios<br />

en cuantos le usaron con viva fé, diversas maravillas. Vistieron<br />

las religiosas á su difunta madre <strong>de</strong>l hábito <strong>de</strong><br />

nuestra Seilora <strong>de</strong> la Merced , con sus locas y velo, y llevaron<br />

el cuerpo las religiosas á su iglesia, para darle <strong>de</strong>spués<br />

délas exequias eclesiásticas, <strong>de</strong>cente sepultura: pero<br />

la fama do su muerte habia traido á la iglesia tan extraordinario<br />

concurso, así <strong>de</strong> la ciudad como <strong>de</strong> toda la<br />

comarca, que el tumulto atropellado <strong>de</strong> la gente que en<br />

piadosa porfía se arrojaba á ver y venerar el sanio cuerpo,<br />

no dió lugar en lodo aquel dia, ni en olí os dos á los oficios<br />

funerales: cumplidos los cuales , aunque fué preciso atropellar<br />

<strong>de</strong> una vez por la <strong>de</strong>vola impaciencia <strong>de</strong>l pueblo,<br />

para dar al santo cuerpo sepultura , que se ejecutó, <strong>de</strong>positándole<br />

los religiosos con la mayor asislencia <strong>de</strong> ambos<br />

concursos, eclesiáslico y secular en la iglesia <strong>de</strong> Nuestra<br />

Señora <strong>de</strong> la Merced en la parte <strong>de</strong>stinada para entierro<br />

<strong>de</strong> las religiosas.<br />

lluslró Dios en este tiempo la santidad <strong>de</strong> su sierva , y<br />

acr editó la fé <strong>de</strong> los que la invocaron con muchas y muy<br />

notorias maravillas; fueron innumerables las que se vier on<br />

los tres dias en que estuvo el santo cuerpo sin enlerrar.<br />

Recibieron salud tos enfermos, manos los mancos, acción<br />

y movimiento los tullidos, con solo llegar á ver y reverenciarle<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lejos : y par a que puediesen verle habiendo<br />

esforzado los <strong>de</strong> la fé, recibieron muchos ciegos los ojos.<br />

Una señora estaba en la cama sirr esperanza aiguua <strong>de</strong> salud<br />

; <strong>de</strong>seó ir á ver el santo cuerpo; y no pudiendo esto,<br />

trató <strong>de</strong> hacer lo que solo pudo, que fué, invocar <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

allí su patrocinio; y al punió quedó sana. Otra fué á ver la<br />

santa difunta, <strong>de</strong>jando al mismo tiempo en su casa á un<br />

pequeño hijo, á quien la malignidad <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte habia<br />

baldado <strong>de</strong>l Iodo, impidiéndole el uso <strong>de</strong> acciones y<br />

miembros: vió la <strong>de</strong>vola sefiora el santo cuerpo : adoróle,<br />

pidiéndole la salud <strong>de</strong> su hijo y el consuelo propio i volvió<br />

á su casa, en don<strong>de</strong> se renovó y aumentó su dolor por<br />

no hallar en toda ella al hijo que poco antes habia <strong>de</strong>jado<br />

enfermo: per o el no lo estaba ya; y así lo reconoció la madre<br />

en breve no acertando con el gozo á encontrar palabras<br />

con que alabar á Dios en su santa : porque buscando<br />

al nino fuera, le hallaron que sano y bueno jugaba con<br />

otros <strong>de</strong> su edad. Habíase hallado en los oficios <strong>de</strong> la sepultura<br />

<strong>de</strong> la santa un noble caballero francés, llamado Arnaldo<br />

<strong>de</strong> Ligner: el cual <strong>de</strong>s<strong>de</strong>su patria, Marsella, caminaba<br />

á visitar el nunca bastantemente celebrado santuario do<br />

¡Nuestra Señora <strong>de</strong> Monserrate, centro <strong>de</strong> la piedad y religión,<br />

teatro digno <strong>de</strong> las misericordias <strong>de</strong> esta gran Sonora<br />

: oyó el noble peregrino las alabanzas y gran<strong>de</strong>zas<br />

que todos á una vez publicaban <strong>de</strong> la santa madre María, y<br />

que el apellido con que la llamaban <strong>de</strong> Socos, era título no<br />

heredado sino adquirido <strong>de</strong> los muchos y prontos socorros<br />

con que su piedad habia favorecido en sus aflicciones<br />

á todos, singularmente á los navegantes. Este, pues, so<br />

embarcó para Marsella en un navio <strong>de</strong> muy buen porte ,<br />

en que navegaron él y los que con él iban con felicidad<br />

algún tiempo; pero apenas tocaron el golfo <strong>de</strong> Narbona,<br />

cuando les sobrevino una cruel borrasca. Acordóse Arnaldo<br />

en lo mas urgente<strong>de</strong> ella, <strong>de</strong> lo que habia oido en Barcelona<br />

; y esforzando la <strong>de</strong>voción con el fervor que ensenan<br />

los peligros, imploró con gran<strong>de</strong> eficacia su favor ; y<br />

fue con tanto y tan seguro fruto que cnlre los mismos

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