Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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DE CUAMSMA. do hoinhrw sabios, quiS do gramlos prolados, rosiiolnhlos por su saltLT, por una oslorior rogularidad do cosluiuljivs, por la dignidad do sus sillas, se han sublevado desdólos primeros siglos conlra la Iglesia : su Irania, su rebelión engrosada por un pueblo infinilo se han hecho tanto mas temihl^'s, cuanlo (¡uc sus preleslos ban sido siempre mas especiosos y sus mulivos mas plausibles. Ellos acusaban á la Iglo.-ia do que habia caido en el error. Ellos no atacaban, á noorlos, mas que al error y á la relajación; no clamaban todos mas quo por la reforma. Amanos, nestorianos, eutiquianos, pelagianos, luteranos, calvinistas, l qué no se promotia osla nube de enemigos de la Iglesia? ¿qué maquinas no han movido? ¿qué artificios no han puesto por obra ? Todo el infierno se ha sublevado, se ha ^ armado conlra la Iglesia en su favor; esta pobre navecivlla agitada en medio de las olas, batida por vientos feroces, parecía quodobia sumergirse á cada paso. Se hubiese aun dicho que el Salvador la habia abandonado al furor do los vientos y de las olas, ó al menos que dormia durante la mayor tempestad: «Confiad, no temáis.» Las puertas del infierno no prevalecerán jamás conlra ella. En efecto, lodos estos vientos impetuosos han calmado, todas estas nubes ban estallado y se han disipado. Las sectas heréticas y cismáticas se han levantado con gran ruido, se han estondido como torrentes, y después de un número do dias han sido destruidas, sin que la Iglesia de Jesucristo haya recibido la menor mancha. Ninguna ha dejado de ser enemiga de la Sania Sede, porque del Vaticano es do donde pai ten los rayos conlra todos los errores. Poro ¿qué han producido después de diez y ocbo siglos tantos partidos y laníos errores? la Iglesia no ha perdido nada de su primer brillo; ella conserva la misma vordad do sus dogmas, la misma pureza de su moral, la misma santidad desús prácticas, la misma perseverancia do su unidad, la misma invariabilidad en la fe, la misma integridad en su doctrina. Tantos enemigos no han hecho ni harán otra cosa que demostrar mas su infalibilidad. Jesucrislo so ha obligado solemnemente á defenderla; lautas viclorias conseguidas sobre todo el infierno, prueban invonoihlomenle su santidad, su unidad, su universalidad, Y no sirven mas que para su triunfo. Gracias infinitas os sean dadas. Señor, por haberme colocado en vuestra Iglesia, en esta barca sin la que y fuera de la quo no se puede llegar al puerto de salvación. doclaro, Señor, que quiero vivir y morir verdadero ^'jo de osla sola verdadera Iglesia: quo detesto todas las s«c(as rebeldes al p ipa, vuestro vicario en la tierra, y quo estoy porsuadido y croo firmomonle quo fuera do ta santa ^'esia católica, apostólica, romana, no puede haber salvación. ^CUUTOHUS.—Señor, ¿á quién iremos? Vos tenéis Palabra, do vida eterna, y solo habláis en la verdadera ^leaia. (Joan. 6.) Acordaos Señor de vuestra Iglesia que habéis formado, ^ a la cual habéis promotido vuoslra asisloncia particular, C011 'a quo os habéis obligado á estar basta el fin do los *8tea. (l'salm. 13.) pnopósrros. ^ No hay salvación fuera do la Iglesia, no hay hijo , o,.?""0 ('e 'a 'gb'sia que no esté on'eramonte sumiso á sus 'aculos y á sus docisiunos. En este redil es donde oslan las ovejas del divino Pastor ;• fuera do él no oyen ya su voz, y tarde ó temprano son infaliblemeule devoradas. Aquellos á quienes siguen no son mas que mercenarios quo se les da muy poco de su triste suerte. Luego que no oye uno ya la voz del Pastor, se estravía ; y ¿qué salud tiene que esperar oslando descarriado? Anles morir, que salir jamás do este rodil. Mantengámonos toda nuestra vida en esta barca, ella no tiene nada que temer, ni fie las olas ni de los vientos. El ilijo de Dios ha prometido su espíritu al piloto que la conduce, esto os, al soberano pontífice su vicario. Habrá vientos contrarios que la agitarán horriblemente; so encontrará alguna vez cubierta por las olas; confiemos: las demás barcas perecerán, pero esta nada tiene quo temer. Atengámonos íirmemonte á esta columna do la vordad; los esfuerzos do todo el infierno armado serán siempre vanos ; puedo hacer gran ruido, puedo gritar, amenazar, nada será capaz de trastoi nar la Iglesia. Crcámonos dichosos porque somos del número de sus hijos, tengamos una sumisión profunda á todas sus decisiones, á lodos sus oráculos. Tengamos toda nuestra vida un respeto humildísimo al soberano pontífice su gefe; sean nuestra ley lodos sus preceptos. No hablemos jamás del papa sino con veneración, cscuchómosle como al mismo Jesucristo do quienes vicario. Esto respeto, esta docilidad, esta profunda sumisión, esta religiosa deferencia han caracterizado en lodos tiempos á los elegidos do Dios. 2 No tengáis comercio con los que están fuera do la Iglesia, á menos que seáis encargado de Dios para tratar do convertirlos y reducirlos. Las conversaciones frecuentes con losxjnemigos de la Iglesia son siempre de temer, porque siempre son contagiosas, evitadlas cuidadosamente si queréis conservar una fé pura. El error y el cisma es un veneno sutil, que so insinúa igualmenle en el entendimiento y en el corazón por mas precavido quouno esló contra la sorpresa. El entendimiento do las personas del otro sexo es mas susceptible de él; y los espíritus vanos, los corazones orgullosos ó dañados por alguna pasión secreta y dominanlo. so defienden de él con dilicullad. Siempre hay algún protesto especioso que impono ó quo seduce. Renovad diariamente los actos defé y do sumisión á la Iglesia. Ateneos al tronco; las ramas so doblan y so rompen, el tronco está siempre firme y resiste á lodos los vientos. ¿Sois ignorante? someteos ciegamente á la Iglesia y decid sin cesar: yo creo todo lo que la Iglesia creo, yo detesto todo lo que la Iglesia condena. ¿Sois sabio? desconfiad do vuestras luces, nada hay mas sujeto al error quo el espíritu particular; someted vuestras lucos y vuestras razones á las decisiones do la Iglesia; ella sola tiene, como propio patrimonio, el espíritu do Dios; siguiendo una guia semejante no podréis ostraviaros; no loáis nunca ningún libro sospechoso. DOMINGO PRUIERO DE CUARESMA. El primor domingo do Cuaresma es celebrado en la Iglesia con una celebridad y veneración singular; es uno de los dias mas privilegiados y mas solemnes. Su oficio no cede al de ninguna otra fiesta ; todo en él es instructivo y misterioso; lodo predica la penitencia , do la cual viene á ser como la fiesla solemne: en la Iglesia latina se

96 SABDO PRIMERO llama simplemente domingo de Cuaresma; éntrelos griegos domingo de los santos ayunos ó de la ortodoxia. Antes dei siglo Xde la Iglesia, era costumbre en OccidiMitc llamar á cstedia el domingo délos «blandones» esto es, de las luces, á causa do que era el dia en el que los que se hablan divertido con algún esceso durante el carnaval venian á presentarse en la iglesia con un cirio ó antorcha en la mano, como para dar satisfacción pública de los malos ejemplos que habiau dado, y pedir que les purificasen por la penitencia que se les imponía por los pastores por toda la Cuaresma hasta el jueves sanloen que recibian la absolución ordinaria. Aun cuando esta ceremonia se haya después adelantado al miércoles do ceniza en que se comienza el ayuno de la santa cuarentena, no hu dejado de conservar este primer domingo de Cuaresma el nombro de dia de los blandones, porque siempre se ha supuesto, que en él los verdaderos fieles no dejaban de purificarse de sus manclias por medio de una santa confesión. Aunque la penitencia sea propia de todos los dias de ía vida, puesto que no hay dia en la vida m que no seamos pecadores, con todo la Cuaresma so puedo considerar como la estación de la penitencia, es decir, como el tiempo en que produce mas frutos ; sea á causa de la multiplicidad de las oraciones y de los socorros espirituales , sea por la obligación que la Iglesia ha vinculado á ella de los cuarenta dias de ayuno. Los cuarenta dias de ayuno de Jesucristo no son solo un ejemplo , sino también un precepto para lodos los cristianos. IS'o hay ninguno que no oslé sujeto á esta ley , y la relajación no conslituyó jamás un derecho para dispensarse do ella. El fervor puede entibiarse, lo fé puede debilitarse polla corrupción do las costumbres; pero la doctrina y la moral de Jesucristo jamás se alterarán. Por mas flojos que sean los fieles, la ley del ayuno y déla penitencia no podrá perder nunca nada de su vigor, y la estrecha obligación de ayunar la Cuaresma bajo pena de pecado mortal siempro es la misma. San Epifanio dice (Her. ájfc) que el heresiarca Arrio fué condenado, porque quería que los ayunos de cuaresma fuesen arbitrarios. El concilio de Langres fulmina 61 anatema contra los que sin necesidad se dispensan de ellos. San Cirilo pregunta á su pueblo, si quiere mejor arder eternamente que ayunarla Cuaresma; y san Ambrosio dice que el quebrantar el ayuno un solo dia es un pecado mortal; pero que el no ayunar la Cuaresma es un sacrilegio. (Serm. 37.) La cuaresma, dice el Crisólogo, no es una institución humana, es Dios mismo el que !a ha ordenado; y yo creo, dice san Agustín, que lo que ha obligado al Señor á imponernos una ley espresa del ayuno es, que así como Adán en el paraíso terrenal habia perdido !a gloria do la inmortalidad por la intemperancia, ha querido el segundo Adán que fuese reparada esta pérdida por la abslincnciay el ayuno. (Serm. 77. de temp,) Nada fué mas religiosamenlé observado en toda la Iglesia desde el tiempo de los apóstoles que el ayuno de Cuaresma. Los primeros cristianos de Alejandría del tiempo do san Marcos, según Eusebio, le observaban con un fervor que servia de modelo á todos los fieles. Sozomeno asegura que en la Iliria, en oí Occidente, en toda el Africa, en el Egipto y cu la Palestina, que componían entonces toda la Iglesia, se ayunaba con una rigidez religiosa las seis semanas de la Cuaresma, y muchos aun ayunaban siete. (Lib l.j No hay variación, no hay diversidad de opinión en cuanto á la exacta é indispensable observancia de una penitencia tan marcada. Nosotros ayunamos una Cuaresma, dice san Geróinmo, según !a tradición apostólica, y ayunamos en el tiempo que la Iglesia haju/gado á propósito para esto. (Epist. ad Marc.) Por espiritual, por loable que fuese el sentido de aquellos que se proponían ofrecer á Dios el diezmo do lodo el año con el ayuno de treinta y seis días en las seis semanas, no era sin embargo capaz de asegurarles á vista del ejemplo del Salvador que habia ayunado cuarenta. Y esto fué como se ha dicho ya, que obligó á la Iglesia á añadir cuatro días, fijando el principio de Cuaresma al miércoles de ceniza. Nada condena mas nuestra flojedad y nuestra delicadeza que la religión y el rigor de los ayunos de los primeros cristianos. No solo no se hacia mas quo una sola comida al dia y siempre por la tarde después de la hora de vísperas, sino que lejos de tratar de lisonjear el gusto y la sensualidad, solo se comía lo precisamente necesario para no morir. No solo se ha creído consistir la exactitud de ayuno de Cuaresma en la cercenacion, la disminución, el retraso de la comida, sino también en !a abstinencia de alimentos demasiado crasos y de viandas que lisonjeen el gusto. Muchas personas en ei mundo no hacen mas que una comida al día por puro principio de salud, por gusto, sin que pretendan ayunar por esto. Por comer menos muchas veces, no son ni ménos sensuales ni mas sobrios. La abstinencia es inseparable del ayuno; la mas generalmenlc recibida ha sido siempre la deescluir el uso de la carne, de la leche, do los huevos y del vino. San Agustín constituye el ayuno en esta doble abstinencia, pretendiendo que esta abstinencia comprendía la de toda suerte de delicadeza en la comida. En esto consistía, según parece, todo lo que hacía el común de los fieles, pero ios que deseaban llevar el ayun) hasta la perfección, .se privaban hasta del pescado y del uso del aceite, reduciendo al pan y al agua la única refección del dia, que no so tomaba nunca hasta la'tarde. Este era, al parecer de san Gerónimo, el mayor rigor con qne se ha pulido observar el ayuno legítimo y reglado por la prudencia (Ep. ad NepoL); no aprobando la práctica de aquellos quo pasaban los dos y tros días sin comer ni beber, en razón de que por esta imprudente singularidad, se veian obligados después á buscar alimentos ménos comunes y mas delicados; una mortificación mas constante, no interrumpida y ménos señalada, es siempre de mayor mérito delante de Dios. Y si en la sucesión de los tiempos se ha creído que debía dispensarse en órden á la abstinencia de! vino, nó así en órden á la de la carne , qué siempre ha permanecido en toda especie de ayunos; y son Gerónimo alaba á santa Marcela, porque estando precisada á beber vino á causa de sus grandes enfermedades, lo tornaba en tan poca cantidad que apenas se enrojecía el agua. Los licores y toda especie de bebidas deliciosas, no están ménos proscritos que el vino. Contra este abuso esclama fuertemente san Gerónimo. «Hay también,» dice el santo, «quienes no beben vino ; pero mas por placer que por causa de salud,se procuran sustancias y licores de manzanas y otros.» Condena también la intemperancia, de los que no alimentándose mas que con legumbres, esceden en la cantidad.

96 SABDO PRIMERO<br />

llama simplemente domingo <strong>de</strong> Cuaresma; éntrelos griegos<br />

domingo <strong>de</strong> los santos ayunos ó <strong>de</strong> la ortodoxia.<br />

Antes <strong>de</strong>i siglo X<strong>de</strong> la Iglesia, era costumbre en OccidiMitc<br />

llamar á cstedia el domingo délos «blandones» esto<br />

es, <strong>de</strong> las luces, á causa do que era el dia en el que los<br />

que se hablan divertido con algún esceso durante el carnaval<br />

venian á presentarse en la iglesia con un cirio ó<br />

antorcha en la mano, como para dar satisfacción pública<br />

<strong>de</strong> los malos ejemplos que habiau dado, y pedir que les<br />

purificasen por la penitencia que se les imponía por los<br />

pastores por toda la Cuaresma hasta el jueves sanloen que<br />

recibian la absolución ordinaria. Aun cuando esta ceremonia<br />

se haya <strong>de</strong>spués a<strong>de</strong>lantado al miércoles do ceniza<br />

en que se comienza el ayuno <strong>de</strong> la santa cuarentena, no<br />

hu <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> conservar este primer domingo <strong>de</strong> Cuaresma<br />

el nombro <strong>de</strong> dia <strong>de</strong> los blandones, porque siempre se ha<br />

supuesto, que en él los verda<strong>de</strong>ros fieles no <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong><br />

purificarse <strong>de</strong> sus manclias por medio <strong>de</strong> una santa confesión.<br />

Aunque la penitencia sea propia <strong>de</strong> todos los dias <strong>de</strong> ía<br />

vida, puesto que no hay dia en la vida m que no seamos<br />

pecadores, con todo la Cuaresma so puedo consi<strong>de</strong>rar como<br />

la estación <strong>de</strong> la penitencia, es <strong>de</strong>cir, como el tiempo<br />

en que produce mas frutos ; sea á causa <strong>de</strong> la multiplicidad<br />

<strong>de</strong> las oraciones y <strong>de</strong> los socorros espirituales , sea<br />

por la obligación que la Iglesia ha vinculado á ella <strong>de</strong> los<br />

cuarenta dias <strong>de</strong> ayuno. <strong>Los</strong> cuarenta dias <strong>de</strong> ayuno<br />

<strong>de</strong> Jesucristo no son solo un ejemplo , sino también<br />

un precepto para lodos los cristianos. IS'o hay ninguno<br />

que no oslé sujeto á esta ley , y la relajación no<br />

conslituyó jamás un <strong>de</strong>recho para dispensarse do ella.<br />

El fervor pue<strong>de</strong> entibiarse, lo fé pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>bilitarse polla<br />

corrupción do las costumbres; pero la doctrina y la<br />

moral <strong>de</strong> Jesucristo jamás se alterarán. Por mas flojos que<br />

sean los fieles, la ley <strong>de</strong>l ayuno y déla penitencia no podrá<br />

per<strong>de</strong>r nunca nada <strong>de</strong> su vigor, y la estrecha obligación<br />

<strong>de</strong> ayunar la Cuaresma bajo pena <strong>de</strong> pecado mortal<br />

siempro es la misma.<br />

San Epifanio dice (Her. ájfc) que el heresiarca Arrio fué<br />

con<strong>de</strong>nado, porque quería que los ayunos <strong>de</strong> cuaresma<br />

fuesen arbitrarios. El concilio <strong>de</strong> Langres fulmina 61 anatema<br />

contra los que sin necesidad se dispensan <strong>de</strong> ellos.<br />

San Cirilo pregunta á su pueblo, si quiere mejor ar<strong>de</strong>r<br />

eternamente que ayunarla Cuaresma; y san Ambrosio<br />

dice que el quebrantar el ayuno un solo dia es un pecado<br />

mortal; pero que el no ayunar la Cuaresma es un sacrilegio.<br />

(Serm. 37.) La cuaresma, dice el Crisólogo, no<br />

es una institución humana, es Dios mismo el que !a ha<br />

or<strong>de</strong>nado; y yo creo, dice san Agustín, que lo que ha<br />

obligado al Señor á imponernos una ley espresa <strong>de</strong>l ayuno<br />

es, que así como Adán en el paraíso terrenal habia<br />

perdido !a gloria do la inmortalidad por la intemperancia,<br />

ha querido el segundo Adán que fuese reparada<br />

esta pérdida por la abslincnciay el ayuno. (Serm. 77.<br />

<strong>de</strong> temp,)<br />

Nada fué mas religiosamenlé observado en toda la<br />

Iglesia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el tiempo <strong>de</strong> los apóstoles que el ayuno <strong>de</strong><br />

Cuaresma. <strong>Los</strong> primeros cristianos <strong>de</strong> Alejandría <strong>de</strong>l tiempo<br />

do san Marcos, según Eusebio, le observaban con un<br />

fervor que servia <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>lo á todos los fieles. Sozomeno<br />

asegura que en la Iliria, en oí Occi<strong>de</strong>nte, en toda el Africa,<br />

en el Egipto y cu la Palestina, que componían entonces<br />

toda la Iglesia, se ayunaba con una rigi<strong>de</strong>z religiosa las<br />

seis semanas <strong>de</strong> la Cuaresma, y muchos aun ayunaban<br />

siete. (Lib l.j No hay variación, no hay diversidad <strong>de</strong> opinión<br />

en cuanto á la exacta é indispensable observancia <strong>de</strong><br />

una penitencia tan marcada. Nosotros ayunamos una Cuaresma,<br />

dice san Geróinmo, según !a tradición apostólica, y<br />

ayunamos en el tiempo que la Iglesia haju/gado á propósito<br />

para esto. (Epist. ad Marc.) Por espiritual, por loable<br />

que fuese el sentido <strong>de</strong> aquellos que se proponían ofrecer<br />

á Dios el diezmo do lodo el año con el ayuno <strong>de</strong> treinta<br />

y seis días en las seis semanas, no era sin embargo capaz<br />

<strong>de</strong> asegurarles á vista <strong>de</strong>l ejemplo <strong>de</strong>l Salvador que habia<br />

ayunado cuarenta. Y esto fué como se ha dicho ya,<br />

que obligó á la Iglesia á añadir cuatro días, fijando el<br />

principio <strong>de</strong> Cuaresma al miércoles <strong>de</strong> ceniza.<br />

Nada con<strong>de</strong>na mas nuestra flojedad y nuestra <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za<br />

que la religión y el rigor <strong>de</strong> los ayunos <strong>de</strong> los primeros<br />

cristianos. No solo no se hacia mas quo una sola comida<br />

al dia y siempre por la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong><br />

vísperas, sino que lejos <strong>de</strong> tratar <strong>de</strong> lisonjear el gusto y la<br />

sensualidad, solo se comía lo precisamente necesario para<br />

no morir. No solo se ha creído consistir la exactitud <strong>de</strong><br />

ayuno <strong>de</strong> Cuaresma en la cercenacion, la disminución,<br />

el retraso <strong>de</strong> la comida, sino también en !a abstinencia <strong>de</strong><br />

alimentos <strong>de</strong>masiado crasos y <strong>de</strong> viandas que lisonjeen el<br />

gusto. Muchas personas en ei mundo no hacen mas que<br />

una comida al día por puro principio <strong>de</strong> salud, por gusto,<br />

sin que pretendan ayunar por esto. Por comer menos<br />

muchas veces, no son ni ménos sensuales ni mas sobrios.<br />

La abstinencia es inseparable <strong>de</strong>l ayuno; la mas generalmenlc<br />

recibida ha sido siempre la <strong>de</strong>escluir el uso <strong>de</strong> la<br />

carne, <strong>de</strong> la leche, do los huevos y <strong>de</strong>l vino. San Agustín<br />

constituye el ayuno en esta doble abstinencia, pretendiendo<br />

que esta abstinencia comprendía la <strong>de</strong> toda suerte <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za en la comida. En esto consistía, según parece,<br />

todo lo que hacía el común <strong>de</strong> los fieles, pero ios que <strong>de</strong>seaban<br />

llevar el ayun) hasta la perfección, .se privaban<br />

hasta <strong>de</strong>l pescado y <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong>l aceite, reduciendo<br />

al pan y al agua la única refección <strong>de</strong>l dia, que no<br />

so tomaba nunca hasta la'tar<strong>de</strong>. Este era, al parecer<br />

<strong>de</strong> san Gerónimo, el mayor rigor con qne se ha pulido<br />

observar el ayuno legítimo y reglado por la pru<strong>de</strong>ncia<br />

(Ep. ad NepoL); no aprobando la práctica <strong>de</strong> aquellos quo<br />

pasaban los dos y tros días sin comer ni beber, en razón<br />

<strong>de</strong> que por esta impru<strong>de</strong>nte singularidad, se veian obligados<br />

<strong>de</strong>spués á buscar alimentos ménos comunes y mas<br />

<strong>de</strong>licados; una mortificación mas constante, no interrumpida<br />

y ménos señalada, es siempre <strong>de</strong> mayor mérito <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> Dios. Y si en la sucesión <strong>de</strong> los tiempos se ha<br />

creído que <strong>de</strong>bía dispensarse en ór<strong>de</strong>n á la abstinencia <strong>de</strong>!<br />

vino, nó así en ór<strong>de</strong>n á la <strong>de</strong> la carne , qué siempre ha<br />

permanecido en toda especie <strong>de</strong> ayunos; y son Gerónimo<br />

alaba á santa Marcela, porque estando precisada á beber<br />

vino á causa <strong>de</strong> sus gran<strong>de</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s, lo tornaba en<br />

tan poca cantidad que apenas se enrojecía el agua. <strong>Los</strong><br />

licores y toda especie <strong>de</strong> bebidas <strong>de</strong>liciosas, no están ménos<br />

proscritos que el vino. Contra este abuso esclama fuertemente<br />

san Gerónimo. «Hay también,» dice el santo, «quienes<br />

no beben vino ; pero mas por placer que por causa <strong>de</strong><br />

salud,se procuran sustancias y licores <strong>de</strong> manzanas y otros.»<br />

Con<strong>de</strong>na también la intemperancia, <strong>de</strong> los que no alimentándose<br />

mas que con legumbres, esce<strong>de</strong>n en la cantidad.

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