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Tomo Cuatro Leyenda de Oro -Vidas de Los Martires-

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70 DOMINGO<br />

pi'ójimo, porque la una no puedu iwtar sin la otra; concluye,<br />

digo, que nada ha hecho, que lodo esl-o <strong>de</strong> nada lo<br />

sirve para su salvación. Si yo entregase mi cuerpo hasta<br />

ser abrasado, y me faltase la caridad, todo esto me seria<br />

inútil. Ei <strong>de</strong>monio tiene sus márlires, como tiene sus confesores;<br />

estos sostienen ei error con tenacidad; aquellos<br />

dan hasta su sangre por eierlo atractivo <strong>de</strong> seda, ¿Pero<br />

quién no sabe que el martirio sufrido fuera <strong>de</strong> la Iglesia,<br />

en la herejía, en el cisma, sufrido en odio <strong>de</strong> su prójimo,<br />

on el pecado , sin contrición , sin sentimiento, <strong>de</strong> nada<br />

sirve para la salud á aquel que le sufre? El martirio no<br />

sirve sino mientras es el efecto <strong>de</strong>l amor, do la vertlad y<br />

<strong>de</strong> la justicia, el efecto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l prójimo.<br />

iQué ilusión, Señor, la <strong>de</strong> aquellos que se alimentan con<br />

una i<strong>de</strong>a aparente <strong>de</strong> piedad y <strong>de</strong> religión, mientras que<br />

viven en la frialdad y aun cu la enemistad con sus hermanos!<br />

San Pablo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber referido las cualida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra caridad y los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> que está<br />

exenta, concluye por <strong>de</strong>cir, que lo que es absolutamente<br />

y siempre necesario en esta vida, lo que sobre todas las<br />

cosas <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sear n-o per<strong>de</strong>r jamás, no son los dones<br />

estraordinarios, sino la fé, la esperanza y la caridad. Y<br />

todavía <strong>de</strong> estas tres virtu<strong>de</strong>s la fé y la esperanza no subsistirán<br />

ya en el cielo, á causa déla visión intuitiva y <strong>de</strong> la<br />

presencia <strong>de</strong> Dios; así que en todo sentido á la caridad es<br />

á la que <strong>de</strong>bemos dar el primer lugar.<br />

El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia os <strong>de</strong>l capítulo í 8 <strong>de</strong><br />

san Lucas, en don<strong>de</strong> habiendo llamado aparte el Salvador<br />

á sus doce discípulos les predijo claramente lodo lo que<br />

<strong>de</strong>bía snce<strong>de</strong>rle en esta <strong>de</strong>sgraciada ciudad. Era ya la última<br />

vez que Jesús <strong>de</strong>bia ir á ella. Estaba en Efren, cerca<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, don<strong>de</strong> permaneció algún (ieinpo<br />

con sus discípulos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Lázaro;<br />

<strong>de</strong> don<strong>de</strong> no salió hasta el 22 ó 2í3 <strong>de</strong> marzo para ir á celebrar<br />

la Pascua á Jerusalcn, y en este viaje fué cuando<br />

dijo á sus apóstoles lo que leemos en el Evangelio.<br />

Yendo á Jerusalen, caminaba tan apriesa, dice san Marcos,<br />

que aun cuando consi<strong>de</strong>rase aquella miserable ciudad<br />

como el teatro <strong>de</strong> sus oprobios, el zelo en que ardia, y el<br />

ansioso <strong>de</strong>seo que tenia <strong>de</strong> dar su sangre por la salud <strong>de</strong><br />

los hombres, le hacia correr y a<strong>de</strong>lantarse mucho á lodos<br />

los que le acompañaban. Les <strong>de</strong>claró, pues, que habia llegado<br />

el tiempo en el cual se cumplirla lodo lo que hablan<br />

predicho los profetas acerca <strong>de</strong>sús tormentos y su muerte.<br />

Vosotros veis, les <strong>de</strong>cia, que vamos á Jerusalen. Allí el<br />

Hijo <strong>de</strong>l hombre será vendido y paesto en manos <strong>de</strong> los<br />

príncipes <strong>de</strong> los sacerdotes, <strong>de</strong> los doctores <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong><br />

tos magistrados, que le entregarán á los gentiles. Allí se<br />

le espondrá á la risa <strong>de</strong> un populacho insolente, se le escupirá<br />

en el rostro, se le <strong>de</strong>sgarrará con azotes, y se le<br />

con<strong>de</strong>nará por üu á morir en una cruz; pero su muerte<br />

será seguida <strong>de</strong> una resurrección gloriosa. Todo este discurso<br />

era páralos apóstoles un enigma <strong>de</strong>l cual nadacoraprendian.<br />

Ellos no podían enten<strong>de</strong>r como el Mesías, esperado<br />

¡auto tiempo habia, <strong>de</strong>biese ser tratado <strong>de</strong> un modo<br />

l.'in indigno; ni podían concordar tantas ignominias con<br />

iania dignidad y gran<strong>de</strong>za cu la persona <strong>de</strong> su Maestro.<br />

El misterio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios por la salud <strong>de</strong><br />

los hombres estaba todavía oculto para ellos. Jesucristo no<br />

<strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> tener muchas veces con ellos este discurso, á fin<br />

<strong>de</strong> (pie cuando viesen que se cumplia lodo lo que se les<br />

liábia predicho tan positivamente, se asegurásen y conw<br />

prendiesen al menos entonces que los tormentos <strong>de</strong>l Salvador<br />

habían sido voluntarios, y que no habia muerto sino<br />

porque habia querido.<br />

Así seentrotenia Jesús con sus apóstoles, cuando acercándose<br />

á Jericó, un ciego que estaba sentado á la orilla<br />

<strong>de</strong>l camino, y pedia limosna, al oir pasar la muchedumbre<br />

que salia <strong>de</strong> la ciudad para ir al encuentro <strong>de</strong>l Salvador,<br />

se informó <strong>de</strong> lo que era. Dijéronle que era Jesús Nazareno<br />

que pasaba, é inmediatameate esclamó: Jesús, Hijo <strong>de</strong><br />

David, tened compasión <strong>de</strong> mí, ¡Qué dichoso fué este<br />

hombre por haber sabido aprovecharse tan bien <strong>de</strong> la presencia<br />

<strong>de</strong>l Salvador! ¡ Ah! si hubiera <strong>de</strong>jado pasar la ocasión<br />

es muy probable que hubiese muerto con su ceguera.<br />

Hay efectivamente momentos en que Jesucristo se acerca<br />

mas á un pecador, haciéndolesentir las mas vivas impresiones<br />

<strong>de</strong> su gracia; estos momentos son preciosos, y muchas<br />

veces no vuelven á presentarse, i Desgraciado aquel que<br />

los <strong>de</strong>ja ir! <strong>Los</strong> que iban <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él, dice el historiador<br />

sagrado, le <strong>de</strong>cían bruscamente que callase; pero él gritaba<br />

con mas fuerza: Jesús, Hijo <strong>de</strong> David, tened compasión<br />

<strong>de</strong> mí, No solo los judíos, sino también losestranjeres<br />

y ios paganos que trataban frecuentemente con los<br />

judíos, estaban persuadidos <strong>de</strong> que el Mesías <strong>de</strong>bia <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> la eslirpe <strong>de</strong> David ; asi esque no se le <strong>de</strong>signaba<br />

mas que bajo <strong>de</strong> esta cualidad. Jesús se <strong>de</strong>tuvo, hizo<br />

que se acercase el ciego, y le preguntó : qué era lo que<br />

<strong>de</strong>seaba. ¡Ahí respondió él, lodo loque yo os pido es quo<br />

me concedáis la vista. Pues vé, le dijo Jesús, y al punto<br />

vió. Este milagro hizo mucho ruido; y el ciego que habia<br />

sido curado, no quiso ya <strong>de</strong>jar á un bienhechor tan insigne:<br />

lo siguió y se hizo uno <strong>de</strong> sus discípulos. Cualquiera,<br />

dice san Gregorio, que reconoce las tinieblas <strong>de</strong> su ceguera,<br />

cualquiera que conoce que está privado <strong>de</strong> la luz eterna,<br />

que clame <strong>de</strong> lo mas profundo <strong>de</strong> su corazón, que haga<br />

resonar la voz <strong>de</strong> su alma, y que diga en alta voz:<br />

Jesús, Hijo <strong>de</strong> David, tened compasión <strong>de</strong> mí.<br />

La oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia e$ como sigue:<br />

Preces nostras, qumumus<br />

Dominc, clemenlcr exaudí:<br />

alque a peccatorum ñncuíis<br />

absolutos, ab omni nos ad~<br />

versüale custodi. Per Dominunt...<br />

Scfior, escuchad favorablemente<br />

nuestros ruegos,<br />

y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habernos <strong>de</strong>salado<br />

<strong>de</strong> los lazos <strong>de</strong> nuestros<br />

pecados, preservadnos<br />

por vuestra bondad <strong>de</strong> lodos<br />

los males. Por nuestro<br />

Señor, etc.<br />

La EpisUla es <strong>de</strong> la primera carta <strong>de</strong>l apóstol san Pablo á<br />

los Corintios, mp. 13.<br />

Fralres, si tiiujuis homimm<br />

loqaar ei angelorum,<br />

charitatem autem non habeom,<br />

factus sum velut ees<br />

sonans, aul ogmMiu» únnicns.<br />

El si habucropropheliam,<br />

el noverim mijsteria<br />

omnia, el omwn scienliam:<br />

el si habuero omnem fukm,<br />

ila ut montes transferam,<br />

charitnlem aulcmnhn habuero,<br />

nihil sim. El si disíribucro<br />

indbosjHmperum om-<br />

Ilermanos míos: si yo<br />

hablase las lenguas que sar<br />

ben los ángeles y los hombres,<br />

y me faltase la caridad,<br />

seria no mas que como<br />

un bronco que suena,<br />

ó como una campana quo<br />

tañe. Si tuviese el don <strong>de</strong><br />

profecía, la inldigencia <strong>de</strong><br />

los misterios y una ciencia<br />

universal; si también tuviese<br />

toda la fé necesaria para<br />

hacer que mudasen <strong>de</strong> lu-

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