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70 DOMINGO<br />
pi'ójimo, porque la una no puedu iwtar sin la otra; concluye,<br />
digo, que nada ha hecho, que lodo esl-o <strong>de</strong> nada lo<br />
sirve para su salvación. Si yo entregase mi cuerpo hasta<br />
ser abrasado, y me faltase la caridad, todo esto me seria<br />
inútil. Ei <strong>de</strong>monio tiene sus márlires, como tiene sus confesores;<br />
estos sostienen ei error con tenacidad; aquellos<br />
dan hasta su sangre por eierlo atractivo <strong>de</strong> seda, ¿Pero<br />
quién no sabe que el martirio sufrido fuera <strong>de</strong> la Iglesia,<br />
en la herejía, en el cisma, sufrido en odio <strong>de</strong> su prójimo,<br />
on el pecado , sin contrición , sin sentimiento, <strong>de</strong> nada<br />
sirve para la salud á aquel que le sufre? El martirio no<br />
sirve sino mientras es el efecto <strong>de</strong>l amor, do la vertlad y<br />
<strong>de</strong> la justicia, el efecto <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l prójimo.<br />
iQué ilusión, Señor, la <strong>de</strong> aquellos que se alimentan con<br />
una i<strong>de</strong>a aparente <strong>de</strong> piedad y <strong>de</strong> religión, mientras que<br />
viven en la frialdad y aun cu la enemistad con sus hermanos!<br />
San Pablo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber referido las cualida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra caridad y los <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> que está<br />
exenta, concluye por <strong>de</strong>cir, que lo que es absolutamente<br />
y siempre necesario en esta vida, lo que sobre todas las<br />
cosas <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sear n-o per<strong>de</strong>r jamás, no son los dones<br />
estraordinarios, sino la fé, la esperanza y la caridad. Y<br />
todavía <strong>de</strong> estas tres virtu<strong>de</strong>s la fé y la esperanza no subsistirán<br />
ya en el cielo, á causa déla visión intuitiva y <strong>de</strong> la<br />
presencia <strong>de</strong> Dios; así que en todo sentido á la caridad es<br />
á la que <strong>de</strong>bemos dar el primer lugar.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia os <strong>de</strong>l capítulo í 8 <strong>de</strong><br />
san Lucas, en don<strong>de</strong> habiendo llamado aparte el Salvador<br />
á sus doce discípulos les predijo claramente lodo lo que<br />
<strong>de</strong>bía snce<strong>de</strong>rle en esta <strong>de</strong>sgraciada ciudad. Era ya la última<br />
vez que Jesús <strong>de</strong>bia ir á ella. Estaba en Efren, cerca<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a, don<strong>de</strong> permaneció algún (ieinpo<br />
con sus discípulos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la resurrección <strong>de</strong> Lázaro;<br />
<strong>de</strong> don<strong>de</strong> no salió hasta el 22 ó 2í3 <strong>de</strong> marzo para ir á celebrar<br />
la Pascua á Jerusalcn, y en este viaje fué cuando<br />
dijo á sus apóstoles lo que leemos en el Evangelio.<br />
Yendo á Jerusalen, caminaba tan apriesa, dice san Marcos,<br />
que aun cuando consi<strong>de</strong>rase aquella miserable ciudad<br />
como el teatro <strong>de</strong> sus oprobios, el zelo en que ardia, y el<br />
ansioso <strong>de</strong>seo que tenia <strong>de</strong> dar su sangre por la salud <strong>de</strong><br />
los hombres, le hacia correr y a<strong>de</strong>lantarse mucho á lodos<br />
los que le acompañaban. Les <strong>de</strong>claró, pues, que habia llegado<br />
el tiempo en el cual se cumplirla lodo lo que hablan<br />
predicho los profetas acerca <strong>de</strong>sús tormentos y su muerte.<br />
Vosotros veis, les <strong>de</strong>cia, que vamos á Jerusalen. Allí el<br />
Hijo <strong>de</strong>l hombre será vendido y paesto en manos <strong>de</strong> los<br />
príncipes <strong>de</strong> los sacerdotes, <strong>de</strong> los doctores <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong><br />
tos magistrados, que le entregarán á los gentiles. Allí se<br />
le espondrá á la risa <strong>de</strong> un populacho insolente, se le escupirá<br />
en el rostro, se le <strong>de</strong>sgarrará con azotes, y se le<br />
con<strong>de</strong>nará por üu á morir en una cruz; pero su muerte<br />
será seguida <strong>de</strong> una resurrección gloriosa. Todo este discurso<br />
era páralos apóstoles un enigma <strong>de</strong>l cual nadacoraprendian.<br />
Ellos no podían enten<strong>de</strong>r como el Mesías, esperado<br />
¡auto tiempo habia, <strong>de</strong>biese ser tratado <strong>de</strong> un modo<br />
l.'in indigno; ni podían concordar tantas ignominias con<br />
iania dignidad y gran<strong>de</strong>za cu la persona <strong>de</strong> su Maestro.<br />
El misterio <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios por la salud <strong>de</strong><br />
los hombres estaba todavía oculto para ellos. Jesucristo no<br />
<strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> tener muchas veces con ellos este discurso, á fin<br />
<strong>de</strong> (pie cuando viesen que se cumplia lodo lo que se les<br />
liábia predicho tan positivamente, se asegurásen y conw<br />
prendiesen al menos entonces que los tormentos <strong>de</strong>l Salvador<br />
habían sido voluntarios, y que no habia muerto sino<br />
porque habia querido.<br />
Así seentrotenia Jesús con sus apóstoles, cuando acercándose<br />
á Jericó, un ciego que estaba sentado á la orilla<br />
<strong>de</strong>l camino, y pedia limosna, al oir pasar la muchedumbre<br />
que salia <strong>de</strong> la ciudad para ir al encuentro <strong>de</strong>l Salvador,<br />
se informó <strong>de</strong> lo que era. Dijéronle que era Jesús Nazareno<br />
que pasaba, é inmediatameate esclamó: Jesús, Hijo <strong>de</strong><br />
David, tened compasión <strong>de</strong> mí, ¡Qué dichoso fué este<br />
hombre por haber sabido aprovecharse tan bien <strong>de</strong> la presencia<br />
<strong>de</strong>l Salvador! ¡ Ah! si hubiera <strong>de</strong>jado pasar la ocasión<br />
es muy probable que hubiese muerto con su ceguera.<br />
Hay efectivamente momentos en que Jesucristo se acerca<br />
mas á un pecador, haciéndolesentir las mas vivas impresiones<br />
<strong>de</strong> su gracia; estos momentos son preciosos, y muchas<br />
veces no vuelven á presentarse, i Desgraciado aquel que<br />
los <strong>de</strong>ja ir! <strong>Los</strong> que iban <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él, dice el historiador<br />
sagrado, le <strong>de</strong>cían bruscamente que callase; pero él gritaba<br />
con mas fuerza: Jesús, Hijo <strong>de</strong> David, tened compasión<br />
<strong>de</strong> mí, No solo los judíos, sino también losestranjeres<br />
y ios paganos que trataban frecuentemente con los<br />
judíos, estaban persuadidos <strong>de</strong> que el Mesías <strong>de</strong>bia <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r<br />
<strong>de</strong> la eslirpe <strong>de</strong> David ; asi esque no se le <strong>de</strong>signaba<br />
mas que bajo <strong>de</strong> esta cualidad. Jesús se <strong>de</strong>tuvo, hizo<br />
que se acercase el ciego, y le preguntó : qué era lo que<br />
<strong>de</strong>seaba. ¡Ahí respondió él, lodo loque yo os pido es quo<br />
me concedáis la vista. Pues vé, le dijo Jesús, y al punto<br />
vió. Este milagro hizo mucho ruido; y el ciego que habia<br />
sido curado, no quiso ya <strong>de</strong>jar á un bienhechor tan insigne:<br />
lo siguió y se hizo uno <strong>de</strong> sus discípulos. Cualquiera,<br />
dice san Gregorio, que reconoce las tinieblas <strong>de</strong> su ceguera,<br />
cualquiera que conoce que está privado <strong>de</strong> la luz eterna,<br />
que clame <strong>de</strong> lo mas profundo <strong>de</strong> su corazón, que haga<br />
resonar la voz <strong>de</strong> su alma, y que diga en alta voz:<br />
Jesús, Hijo <strong>de</strong> David, tened compasión <strong>de</strong> mí.<br />
La oración <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia e$ como sigue:<br />
Preces nostras, qumumus<br />
Dominc, clemenlcr exaudí:<br />
alque a peccatorum ñncuíis<br />
absolutos, ab omni nos ad~<br />
versüale custodi. Per Dominunt...<br />
Scfior, escuchad favorablemente<br />
nuestros ruegos,<br />
y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> habernos <strong>de</strong>salado<br />
<strong>de</strong> los lazos <strong>de</strong> nuestros<br />
pecados, preservadnos<br />
por vuestra bondad <strong>de</strong> lodos<br />
los males. Por nuestro<br />
Señor, etc.<br />
La EpisUla es <strong>de</strong> la primera carta <strong>de</strong>l apóstol san Pablo á<br />
los Corintios, mp. 13.<br />
Fralres, si tiiujuis homimm<br />
loqaar ei angelorum,<br />
charitatem autem non habeom,<br />
factus sum velut ees<br />
sonans, aul ogmMiu» únnicns.<br />
El si habucropropheliam,<br />
el noverim mijsteria<br />
omnia, el omwn scienliam:<br />
el si habuero omnem fukm,<br />
ila ut montes transferam,<br />
charitnlem aulcmnhn habuero,<br />
nihil sim. El si disíribucro<br />
indbosjHmperum om-<br />
Ilermanos míos: si yo<br />
hablase las lenguas que sar<br />
ben los ángeles y los hombres,<br />
y me faltase la caridad,<br />
seria no mas que como<br />
un bronco que suena,<br />
ó como una campana quo<br />
tañe. Si tuviese el don <strong>de</strong><br />
profecía, la inldigencia <strong>de</strong><br />
los misterios y una ciencia<br />
universal; si también tuviese<br />
toda la fé necesaria para<br />
hacer que mudasen <strong>de</strong> lu-