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RJ<br />
56<br />
qué no ge han <strong>de</strong> reparar las faifas con dulzura ? Un tostm<br />
<strong>de</strong>be repren<strong>de</strong>r como padre que corrige, y nó como enemigo<br />
que se venga ; si es el amor <strong>de</strong> la virtud el que nos<br />
hace lan zclosos <strong>de</strong> la perfección <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más , es preciso<br />
que nuestro zelo comience por nosotros: el medio <strong>de</strong> tener<br />
una ira justa 6 inocente, dice el Profeta, es no encolerizarso<br />
sino contra sí mismo, contra sus propios <strong>de</strong>fectos. ¡Qué<br />
ilusión la <strong>de</strong> preten<strong>de</strong>r lisonjearnos que tenemoá piedad,<br />
mientras que se alimenta la pasión que viola las leyes<br />
mas sanias, y <strong>de</strong>struye las máximas mas puras! Cualquiera<br />
quo se irrita contra su hermano, dice el Salvador <strong>de</strong>l<br />
mundo, merece ser con<strong>de</strong>nado. La dulzura, la afabilidad,<br />
la paciencia son virtu<strong>de</strong>s ordinarias en las gentes <strong>de</strong><br />
bien. Es menester siempre mezclar el aceite con el vino<br />
para curar las llagas.<br />
El Evangelio <strong>de</strong> la misa <strong>de</strong> este dia eslá tomado <strong>de</strong>l <strong>de</strong> san<br />
Maleo, cap. 22.<br />
7)i i//o tempere : Loquebalttr<br />
Jems principibus<br />
sacerdolum et pharisaíis<br />
in parabolis, dicens ; Simile<br />
fadum cstregmmccelonm<br />
homini regi, qui fecit<br />
nuplias filio suo. El misil<br />
servas suos tocare invitatos<br />
ad mptias, et nolebanl<br />
venire. Iterum misil altos<br />
seruos, dicens : Dicite t'ni'íírtíts<br />
: Ecce prandium<br />
meum paravi , í«un mei,<br />
et allilia occisa stmt, et<br />
omnia parala : venile ad<br />
nuplias. lili autem neglexerunt:<br />
el abierunt, aims<br />
i/t villamsuam, aliusvero<br />
ad negoliationem suam :<br />
reliquivero tenuerunt servas<br />
ejus , et conlumelns<br />
a(Jeclos occi<strong>de</strong>runt. ¡lex autem<br />
cum audisset, ir alus<br />
est: el missis exercilibus<br />
suis , perdidit homicidas<br />
illas, et civiialem illorum<br />
succendit. Tune ail servis<br />
suis : Nuptim qui<strong>de</strong>m parata;<br />
sunt, sed qui invitatierant,<br />
nonfuerunt dig~<br />
ni: ile ergo ad exilus viarum<br />
: et quoscumque invenerilis,<br />
vocatc ad nuplias.<br />
Elegressi seni ejus<br />
in vias, congregaverunt<br />
omnes, quos hmnerunt,<br />
malos etbonos : el impletce<br />
sunl nuplice discwnbenlium.<br />
Jnlravit autem rex<br />
vi vi<strong>de</strong>retdiscumhcnles, et<br />
vidil ibi hominem nonvestilum<br />
vesle mpliali. El<br />
ait illi : Amicc, quomodo<br />
huc inlrasti, non habens<br />
DOMINGO DECIMONONO<br />
En aquel tiempo: Hablando<br />
Jesús á los príncipes délos sacerdotes<br />
y álos fariseos en parábolas,<br />
les dijo: El reino <strong>de</strong><br />
los cielos es semejante á un<br />
rey que celebraba las bodas <strong>de</strong>.<br />
su hijo, el cual envió á sus<br />
criados para que hiciesen venir<br />
á los que estaban convidados<br />
aellas; mas estos no<br />
quisieron ir. Envió <strong>de</strong> nuevo<br />
otros criados, y les dijo: Decid<br />
á losque están convidados:<br />
lié aquí que está ya preparado<br />
mi feslin; mis bueyes y las<br />
aves que be cebado están<br />
muertos; lodo eslá pronto; venid,<br />
pues, á la boda. Mas estos<br />
no hicieron aprecio, y se marcharon,<br />
el uno á su quintería,<br />
el otro á su tráfico. <strong>Los</strong> otros<br />
se apo<strong>de</strong>raron <strong>de</strong> los siervos,<br />
y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberles hecho<br />
mil ultrajes les mataron. Guando<br />
el rey supo esto se irritó, y<br />
enviando sus tropas hizo perecer<br />
á los asesinos, y quemó<br />
su ciudad. Entonces dijo á sus<br />
ciervos: Todo eslá preparado<br />
para la boda; mas los que estaban<br />
convidados no fueron<br />
dignos. Id, pues, á las encrucijadas<br />
<strong>de</strong> los caminos, y á<br />
lodos los que encontrareis en<br />
ellasconvidadlos para la boda.<br />
Salieron en efecto los criados<br />
á los caminos, y reunieron lodos<br />
los que encontraron, buenos<br />
y malos,.<strong>de</strong> suerte que los<br />
asientos <strong>de</strong>l feslin quedaron<br />
llenos. Habiendo el rey entrado<br />
para ver Jos que estaban<br />
colocados, advirtió en uno que<br />
no estaba vestido con la ropa<br />
veslcm nuptialem? At Ule<br />
ohmutuil. Tune dixit rex<br />
ministris : Ligalis mnnibus,<br />
tí pedibus ejus, millile<br />
eum in lenebras exteriores<br />
: ibi erit ¡lelus et<br />
stridor <strong>de</strong>ndum. íhilii<br />
enim sunt vocati, pmui<br />
vero elecli.<br />
<strong>de</strong> boda, alenal le dijo: Amigo<br />
mío, ¿cómo has entrado aquí<br />
sin tener puesto el vestido <strong>de</strong><br />
boda? Y el hombrequedómudo.<br />
Entonces el rey dijo á sus<br />
oficiales: atadlo <strong>de</strong> pies y manos,<br />
echadlo fuera en las tinieblas<br />
; allí no habrá mas<br />
que llantos y crujir <strong>de</strong> dientes;<br />
porque son muchos los llamados,<br />
pero pocos los elegidos.<br />
MEDITACION.<br />
Sobre el pequeño número <strong>de</strong> los que se salvan.<br />
PUNTO PRIMEIIO.—Consi<strong>de</strong>ra que no solo es pequeño el<br />
número <strong>de</strong> los quo se salvarán eon respecto á la multitud<br />
cuasi innumerable <strong>de</strong> infieles, <strong>de</strong> herejes y do<br />
cismáticos, sino también con respecto á la muchedumbre<br />
asombrosa <strong>de</strong> fieles que se pier<strong>de</strong>n en el seno mismo <strong>de</strong><br />
la Iglesia. Pocas verda<strong>de</strong>s hay mas terribles, y ninguna<br />
acaso mas clara ni m;is sólidamente establecida que esta.<br />
Entrad por la puerta estrecha, nos dice el Hijo <strong>de</strong> Dios,<br />
porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva<br />
ála perdición, y gran<strong>de</strong> el número <strong>de</strong> los que entran por<br />
ella, i Qué angosta es la puerta, qué estrecho el camino<br />
que conduce á la vida, y qué pocos son los que dan con<br />
la entrada 1<br />
Muchos son los llamados, dice en otra parte (Mallh. 20¡;<br />
pero do eslos mismos llamados son pocos los elegidos.<br />
Habiendo esla terrible verdad, que el Salvador repetía con<br />
tanta frecuencia á sus discípulos, movido á alguno <strong>de</strong> ellus<br />
á hacerle esla pregunta : Señor, ¿lan pequeílo es el número<br />
<strong>de</strong> los que se salvan ? (Luc. 13.) El Hijo <strong>de</strong> Dios para<br />
no espantar á los que le escuchaban , pareció como quo<br />
queria eludir la cuestión, conlenlándose con <strong>de</strong>cirles por<br />
toda respuesta: Hijos mios, la puerta <strong>de</strong>l cielo es estrecha<br />
(ibid.); haced todos los esfuerzos que pudiereis para entrar<br />
por ella.<br />
El apóstol, lleno <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong> su divino Maestro<br />
(l.Cor. 10), compara indifercritemenle á lodos los cristianos<br />
á los que corren en la lid: todos corren, dice, pero<br />
solo uno es el que lleva el premio <strong>de</strong> la carrera; y para<br />
darnos bien á enten<strong>de</strong>r que hablaba <strong>de</strong> los fieles, trae el<br />
ejemplo <strong>de</strong> los israelitas, en cuyo favor habia hecho Dios<br />
un número prodigioso'<strong>de</strong> maravillas. Todos hablan sido<br />
bautizados, dice, por ministerio <strong>de</strong> Moisés en la nube y en<br />
el mar, y <strong>de</strong> mas <strong>de</strong> seiscientos mil hombres capaces do<br />
tomar las armas, sin contar las mujeres y los viejos, (pío<br />
hablan salido <strong>de</strong> Egipto para irá la tierra <strong>de</strong> promisión,<br />
solamente dos, Caleb y Josué, entraron en ella. ¡Espantosa<br />
figura! ¿y son ménos espantosos los ejemplos?<br />
De lodos los habitantes <strong>de</strong>l universo una sola familia so<br />
libró <strong>de</strong> las aguas <strong>de</strong>l diluvio. De cinco gran<strong>de</strong>s ciuda<strong>de</strong>s<br />
que fueran consumidas por el fuego <strong>de</strong>l cielo, solas cuatro<br />
personas se salvaron <strong>de</strong>l incendio. De tantos paralíticos<br />
que esperaban al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la piscina, no era masque<br />
uno el que se curaba cada vez. Isaías compara el númei o<br />
<strong>de</strong> los elegidos al pequeílo número <strong>de</strong> aceitunas que que <br />
dan en los olivos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la recolección, y á los pocos<br />
racimos que se escapan ála vigilancia <strong>de</strong> los vendimiadores.<br />
¡ Uucn Dios! aun cuando fuese verdad que <strong>de</strong> diez mil